miércoles, 29 de agosto de 2018

Toda una serie de culto

JAVIER FERNÁNDEZ
29 Agosto, 2018

'Marvel Saga. El inmortal Puño de Hierro, 1'. Ed Brubaker, Matt Fraction, David Aja y otros. Panini. 184 pág. 18 euros.

La colección Marvel Saga nos regala ahora la recopilación de una de las series de culto del pasado reciente: El inmortal Puño de Hierro. Con una pareja de guionistas de lujo, Ed Brubaker y Matt Fraction, y los alucinantes dibujos de David Aja (acompañado Travel Foreman, John Severin, Russ Heath y Sal Buscema), la cabecera protagonizada por este maestro de las artes marciales con toques esotéricos es una maravilla que conserva el sabor de los mejores tebeos de superhéroes de la década de 1970, actualizándolo con la sofisticación y la solidez contemporáneas. El primer recopilatorio incluye los números 1 a 6 de The Inmortal Iron Fist (2007), diez páginas del especial Civil War: Choosing Sides (2006) y un apartado de extras.




Malaga Hoy

Un homenaje a Jack Kirby

JAVIER FERNÁNDEZ
29 Agosto, 2018

'Marvel Héroes. El poderoso Thor de DeFalco y Frenz, 2'. Tom DeFalco, Ron Frenz. Panini. 608 pág. 44,95 euros.

Sigue la recuperación dentro de la colección Marvel Héroes de una de las etapas más reclamadas por los fans del Dios del Trueno, la que firmaron el guionista Tom DeFalco y el dibujante Ron Frenz a finales de los 80 y principios de los 90. El homenaje a Jack Kirby es más que patente en estos episodios, pero hay trazas también del trabajo irrepetible de Walter Simonson, toda vez que los autores se atreven a ampliar el universo de Thor con personajes como Eric Materson, que dará mucho que hablar en próximos capítulos de la saga. El segundo volumen de la recopilación emprendida por Panini ofrece los números 409 a 432 de The Mighty Thor (1989-1991), junto con el Annual 15 (1990) y un puñado de extras. Hércules, el Doctor Muerte, Juggernaut, los Nuevos Guerreros, Excalibur y un sinfín de personajes hacen de estas páginas una diversión continua.


Malaga Hoy


Ka-Zar y la diablesa

JAVIER FERNÁNDEZ
29 Agosto, 2018

'Márvel Limited Edition. Ka-Zar: Retorno a la tierra salvaje'. VV. AA. Panini. 376 páginas. 39,95 euros.

Recuerdo que me quejaba hace un par de años de lo poco que se había editado en España de la producción de Steve Gerber, un autor fascinante hasta en sus trabajos puramente alimenticios. Desde entonces hasta ahora, Panini ha puesto al alcance de los lectores sus obras más señeras (El Hombre-Cosa, El pato Howard, Los Defensores), pero también otras menos conocidas, de tal modo que ya se ha traducido el grueso de lo que Gerber escribió para Marvel en la década de los 70. Puede parecer un comienzo raro para hablar de Ka-Zar: Retorno a la Tierra Salvaje, segundo tomo de la reedición de la vieja serie a color del Tarzán marvelita, pero es que casi la mitad de los episodios aquí incluidos llevan la firma del guionista. Gerber tuvo cierta fidelidad a lo largo de su carrera con algunos personajes, y uno fue Shanna la Diablesa, otra heroína salvaje en la tradición de Shenna (ya ven que se comían poco la cabeza en la Casa de las Ideas), que acabaría siendo la pareja ideal de Ka-Zar, y que, en manos de Gerber, alcanzó vuelo y profundidad psicológica.

Retorno a la Tierra Salvaje compila los números 17 a 20 de Astonishing Tales, los 1 a 5 de Shanna the She-Devil, los 1 a 5 de Ka-Zar: Lord of the Hidden Jungle, los 109 a 112 de Daredevil y el 3 de Marvel Two-in-One, todos con fechas de cubierta de 1973 y 1974. Además de Gerber, el apartado literario lo firman Mike Friedrich y Carole Seuling (co-creadora de Shanna) y la parte gráfica cuenta con un montón de artistas: Dan Adkins, George Tuska, Ross Andru, Don Heck, Bob Brown, Gene Colan y Sal Buscema, entre otros. Aunque si tuviera que escoger mis ilustraciones favoritas del tomo, estas serían las dos portadas dibujadas por el siempre genial Jim Steranko para la breve cabecera protagonizada por Shanna en solitario. Confío en que estos tomos tengan suficiente éxito como para que Panini se plantee en algún momento la reedición de la deliciosa serie que protagonizaron esta singular pareja de héroes unos años más tarde, a cargo de Bruce Jones y Brent Anderson.



Malaga Hoy

sábado, 25 de agosto de 2018

Fotos que hacen historia


 LA GUERRA DEL VIETNAM / EDDIE ADAMS, ESTADOS UNIDOS / 1968
A Sangre fría
Sobrecogió a medio mundo. La frialdad del jefe de la policía de Vietnam del Sur, Nguyen Ngoc Loan, disparando a bocajarro a un prisionero del Vietcong, hizo que el debate sobre la guerra de Vietnam se recrudeciera. En 1973, las tropas estadounidenses se retiraron de Vietnam. La guerra acabó en 1975. Estados Unidos nunca se repuso '



Hace cincuenta años, un grupo de periodistas holandeses decidió galardonar la mejor foto publicada
en prensa. Nació así uno de los premios más prestigiosos, el World Press Foto. Una exposición en Amsterdam muestra ahora ese medio centenar de imágenes convertidas en iconos de nuestra historia más reciente. Por Javier Reverte.

 ► LA MATANZA DE TIANANMEN, PEKÍN (CHINA) / CHARLIE COLE, ESTADOS UNIDOS / 1989
El estudiante frenó a los tanques
Las protestas de millones de estudiantes en la plaza de Tiananmen de Pekín pidiendo reformas democráticas fueron aplastadas por los tanques del Ejército Popular de Liberación de la República Popular China, pero uno de los manifestantes tuvo el coraje de plantarse ante ellos. En el nuevo siglo, China sigue violando los derechos humanos, pero avanza imparable como una locomotora en crecimiento económico. •



Hace más de un siglo que los seres humanos hemos dejado de ser capaces de concebir nuestra existencia sin la fotografía. ¿Imaginan la propia vida sin imágenes? En nuestros álbumes familiares asoman los rostros severos de los abuelos e, incluso, de los bisabuelos: hombres circunspectos de bigotes puntiagudos, con camisas de cuello duro y alfiler de corbata; mujeres seriotas, peinadas con moño alto, ceñidas por corpinos y vistiendo blusas cerradas con camafeos bajo un cuello estirado que recuerda al de las gallinas. Álbumes en los que luego aparecen nuestros padres y al fin nosotros: niños y más tarde jóvenes y después adultos y ya con hijos, y algunos hasta con nietos. Toda una vida unida a muchas otras vidas anteriores y posteriores.

Pero esas fotos no bastan, sin embargo, para explicarnos el conjunto de nuestra existencia. Y debemos a los fotógrafos de prensa, sobre todo, las imágenes que completan el paisaje global de nuestro recorrido vital, porque lo que ha sucedido alrededor, en la proximidad o en la lejanía del mundo, condiciona sin pausa nuestra forma de sentir y de pensar, nuestra son-risa del álbum familiar y nuestro gesto de desánimo. De modo que esas cincuenta fotografías que completan el catálogo de cincuenta años del World Press Photo, el más prestigioso premio de fotografía periodística del mundo, forman en buena medida el paisaje de nuestra existencia particular. No son un imaginario, sino una suerte de palpito común a los hombres y mujeres de hoy. Todos hemos visto estas fotos, todos sabemos lo que significan, ellas han caminado a nuestro lado durante medio siglo y nos han hecho emocionarnos y con frecuencia estremecernos. Son historia, sí; pero también la historia particular de cada uno de nosotros.

 ► EL GENOCIDIO DE RUANDA / JAMES NACHTWEY, ESTADOS UNIDOS / 1994
Las cicatrices de la guerra
Es el rostro de la guerra, de la barbarie. Este hombre fue marcado por la milicia de los hutus sólo por la sospecha de ser simpatizante de los rebeldes tutsis. Él es una víctima más de una guerra, de la violencia en África, la muestra de una operación de limpieza étnica a machetazos y pedradas en Ruanda. El genocidio de los tutsis causó más de 800.000 muertos, el 11 % de la población total. •


Seguramente, los humanos somos una especie dotada de un unamuniano sentido trágico de la vida. Muy pocas de las fotos de World Press, al menos entre las que aparecen en estas páginas, nos mueven a la sonrisa. Aquí están retratados los conflictos bélicos, el dolor de los civiles pillados en la contienda, la suerte de los adversarios tomados prisioneros, los desastres naturales, las plagas de tintes bíblicos, la miseria, la emigración, la desigualdad, el totalitarismo y la intransigencia religiosa. En el cercano siglo XX y en lo que va del XXI es probable que los seres humanos hayan sufrido en la misma medida que sufrieron los siglos anteriores. Pero no estaban las imágenes que retrataban el dolor. Hoy nos sobran. Y aunque ya sean pasado, no por ello dejan de sobrecogernos.

La II Guerra Mundial concluyó en 1945. Fue el fin de un periodo terrible en el que el genocidio cabalgó sobre los lomos de Europa, de África y de Asia, y la sangre anegó las tierras y los océanos. Se gritó entonces "¡Nunca más!", y en 1948 fue proclamada con orgullo la Carta Universal de los Derechos Humanos. Poco duró la fiesta. Y tan sólo diez años después, World Press Photo comenzó a retratar de nuevo el rostro del espanto.

No encontramos en esta selección muchos de los escenarios del drama: Ulster, Ruanda, muro de Berlín, Chernóbil, 11-S y 11-M, Palestina, Irak..., por poner tan sólo unos pocos ejemplos. O sea, que no están todas las imágenes que son. Pero sí que son todas las que están. Todas unidas formarían, ya digo, la biografía de medio siglo. Esa niña, Phan Thi Kim Phuc, que huye desnuda y mordida por el napalm norteamericano en los aledaños de una aldea vietnamita, nos mostró algo que ya sabíamos pero que quizá no habíamos sentido en toda su hondura: que las guerras de hoy procuran a la estadística una cifra abrumadoramente mayor de víctimas civiles que la de los muertos uniformados. Y el tiro disparado por el jefe de la policía sur-vietnamita, un tal Nguyen Ngoc, en la sien de un prisionero del Vietcong sin nombre



 ► VIETNAM DEL SUR / 'NICK' UT CONG HUYNH, VIETNAM/1972
Quemada por la bomba de napalm
Es la imagen que encierra el horror de la generación que vivió la guerra de Vietnam. Esta instantánea cambió la percepción que el mundo tenía de aquella guerra. El 8 de junio de 1972, un avión survietnamita bombardeó con napalm la población de Trang Bang. Kim Phuc tenía nueve años y corrió con su ropa en llamas. Allí estaba con su cámara Nick Ut, que vio cómo la niña gritaba "¡Demasiado calor!" con su vestido ya consumido. Tras pasar 17 operaciones y varios injertos de piel, hoy Kim Phuc ha creado una fundación para ayudar a los niños víctimas de la guerra y ha sido embajadora de buena voluntad de la Unesco. •


 ► LA MASACRE DE ARGELIA / HOCINE, ARGELIA / 1997
Desconsuelo por las muertes inútiles
Desgarrada por el dolor, una mujer llora frente al hospital Zmirli, donde trasladaron a los muertos y heridos de la masacre en el barrio de Bentalha, en Argelia. Los terroristas argelinos asesinaron en 1997 a más de 300 civiles en 12 matanzas. Hocine, el fotógrafo, cuenta que aquel 23 de septiembre vio cómo las mujeres gritaban y "una se deslizaba por la pared, como a punto de desmayarse". •

 ► EL HAMBRE EN UGANDA / MICHAEL WELLS, REINO UNIDO/1980
La mano del hambre
Es tan increíblemente pequeña que no parece una mano humana. Es la extremidad sin vida de un niño muerto de hambre en Uganda. Sin fuerzas, exhausta, se empequeñece aún más entre las manos bien nutridas del misionero. África, un continente azotado por el hambre. Se calcula que cerca de 14 millones de africanos sufren hambre crónica, una epidemia que se recrudece cada año en los distintos países, azotados además por otra plaga, la de la pobreza. •

 ► KOSOVO (YUGOSLAVIA) / GEORGES MERILLON, FRANCIA / 1990
La matanza de los inocentes
Son la familia y los vecinos de Elshani Nasím, de 27 años, asesinado el 28 de enero de 1990 en las protestas de los nacionalistas albaneses contra la decisión del Gobierno de Yugoslavia de abolir la autonomía de Kosovo. Fue uno de los detonantes de la guerra en la que tuvieron que intervenir las tropas de la OTAN para frenar la limpieza étnica de Milosevic, hoy juzgado en el Tribunal de La Haya. •

 ► /ALÓN REININGER, ESTADOS UNIDOS-ISRAEL / 1986
Plaga del siglo XX
Cuando se tomó esta fotografía (septiembre de 1986), la enfermedad del sida era una maldición de la que se hablaba en voz baja. Los muertos se contaban por miles, pero nadie quería confesar públicamente padecer la enfermedad. El estadounidense Ken Meeks tuvo el valor de dejar que Alón Reininger retratara su cuerpo marcado por las lesiones provocadas por el sarcoma de Kaposi. Diecinueve años después, más de 40 millones de personas están infectadas por el virus del sida. •

 EL GOLPE DE TEJERO/ MANUEL PÉREZ BARRIOPEDRO, ESPAÑA / 1981
Todos al suelo
El 23 de febrero de 1981 se volaba en el Congreso de los Diputados la investidura como presidente del Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo. El teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el hemiciclo con varios miembros de la Guardia Civil y comenzaron las horas más trágicas de la joven democracia española. El golpe de Estado se abortó y Tejero fue condenado a 30 años de cárcel. Desde 1996 está en libertad.


 ► MEXICANOS DE TEJAS /LARA JO REGAN, ESTADOS UNIDOS / 2000
Los otros téjanos
Fue una foto perfecta, la más importante de su carrera como fotógrafa. Lara Jo Regan pasó todo un día en la casa de una familia de inmigrantes mexicanos observando cómo vivían. En el modesto hogar, la madre junto a sus hijos fabricaba piñatas de cumpleaños para sacar a su familia a flote. Regan afirma que nunca imaginó que estas fotos, publicadas en la revista 'Life', pudieran ganar el World Press Photo. "Fue como un sueño". •

 ► LA SEGREGACIÓN RACIAL /DOUGLAS MARTIN, ESTADOS UNIDOS / 1957
Entre los blancos
Aquel día de septiembre de 1957, a Dorothy Counts le cupo el honor de ser una de las primeras estudiantes negras en asistir al instituto Harry Harding de Charlotte, en Carolina del Norte. Se acababa de abolir la segregación racial, y Dorothy hubo de aguantar los insultos y las pedradas de los racistas blancos que le gritaban "¡Vuelve a tu lugar de origen!". Cuatro días después, harta de vejaciones, Dorothy se fue a su casa •

 ► EL GOLPE DE PINOCHET EN CHILE / ANÓNIMO / 1973
Últimas horas del presidente Allende
Las bombas del ejército golpista caen sobre el Palacio de la Moneda en Santiago de Chile. Es el 11 de septiembre de 1973. El presidente Salvador Allende observa los daños sobre el tejado. Es la última fotografía de Allende vivo. Pocas horas antes, en un emocionado discurso por radio, se despidió de los chilenos. El juez Garzón y el chileno Juan Guzmán han procesado a Pinochet hasta ahora sin resultado. •


nos explicaba con sencillez que las guerras de hoy son cualquier cosa menos heroicas, suponiendo que alguna vez lo fueran. Vietnam nos cambió a todos, puso en su sitio al Séptimo de Caballería y a la gallardía de héroes de Hollywood como Errol Flynn. Muchos estadounidenses quemaron entonces su propia bandera sin que nadie en el país pidiera su cabeza, algo que ahora mismo, en la América de Bush, sería impensable, a pesar de Irak y del Katrina.

No es dolor, sino orgullo, lo que nos hizo sentir ese hombre pequeño, entrado en años y tan valeroso como el anónimo fotógrafo que lo retrató. Me refiero a Salvador Allende, en cuya carne todos sufrimos por Chile y cuyo último mensaje nos hizo renovar la fe en el coraje humano. Por eso, como contraste, nos produce cierta risa el rostro feroz del payaso Tejero, cuya cobardía vestida de uniforme captó con tanta certeza mi amigo Manolo Barriopedro en nuestro nefando 23-F de 1981.

Me reconcilia con mi humana condición y sonrío al ver a esa chica negra, marchando orgullosa junto a su padre, en septiembre de 1957, hacia una high school de un Estado del racista y profundo sur de Estados Unidos, Carolina del Norte. Era una de los primeros jóvenes negros que rompieron las barreras de la intransigencia racial entrando en las escuelas. La foto recuerda su nombre y no el de los jóvenes blancos que le hacen burla y que, quizá sin comprenderlo bien, se hundían en las cavernas del pasado para siempre.

Pero a partir de ahí se esfuman de nuevo las sonrisas. Al ver la manita tendida del niño ugandés de Karamoja, la mano del hambre sobre los gruesos dedos de un misionero blanco. O ese gesto de impotencia en el enfermo de sida de San Francisco. O el lamento inconsolable e inútil de la mujer india que ni siquiera parece suplicar la ayuda de un dios, junto al cadáver de una víctima del tsunami, el pasado mes de diciembre.

Un hombre solo, sin chulería, con aire fatalista, desaña a los carros de combate en la plaza de Tiananmen y pensamos en lo inerme del valor individual frente a la fuerza de la tiranía. ¿Por qué ese empeño en seguir gritando libertad? Su gesto nos hace mantener nuestra convicción de que la dignidad humana podrá ser destrozada, asesinada, hechas cenizas..., pero nunca vencida.

Una mujer llora y grita, con el alma hecha pedazos, a la puerta de un hospital en donde se encuentran los heridos y los muertos de la masacre perpetrada por fundamentalistas argelinos, en la aldea de Bentalha, el año 1997. Aterrar a la población civil fue otro de los grandes descubrimientos estratégicos de los guerreros del siglo pasado: en las matanzas campesinas de Argelia o de Perú, en los genocidios de Bosnia o de Ruanda, en las desapariciones de Chile o Argentina.
Otra cámara, en el año 2000, retrata la desolación de una familia expatriada, en este caso mexicanos inmigrados a Tejas, cuya única forma de ganarse la vida es fabricar piñatas. ¿Ha calculado alguien cuántos millones de seres humanos desplazados de su tierra natal viven en los países del llamado Primer Mundo?, ¿cuántos millones de almas, empujados por la miseria, han debido de huir de sus hogares familiares de África, América del Sur, Asia y el este de Europa?

Y en fin, ese colosal y al tiempo patético retrato de Isabel Muñoz, que fotografía en 2004 a un "niño de la guerra", un chaval etíope de la etnia surma. Desnudo y bello como sólo alcanzan a serlo los niños impúberes, sosteniendo una ametralladora que le viene grande, pintado ritualmente de los pies a la cabeza, la criatura mira a la cámara con un gesto de seguridad y tristeza. ¿Es un ángel o un demonio?

El World Press Photo no nos pinta un paisaje hedonista y positivo del mundo humano, sino más bien desesperanzado y a menudo trágico. Pero pienso que es preferible conocer el mal que ignorarlo. Ésa es la primera manera de intentar combatirlo. •

El libro 'Las cosas como fueron. Fotoperiodismo desde 1955' ha sido editado por Chris Boot y World Press Photo con ocasión de la exposición en Amsterdam (del 8 de octubre al 7 de diciembre) que celebra los 50 años del premio.


 ► 'TSUNAMI EN EL SURESTE ASIÁTICO / ARKO DATTA, INDIA / 2004
La ola que arrasó un continente
El gigantesco maremoto que devastó el sureste asiático en diciembre de 2004 dejó a su paso miles de desaparecidos, un millón de desplazados y cerca de 250.000 muertos. Indonesia, Tailandia, Malaisia, las islas Maldivas, Birmania, Sri Lanka e India fueron los países más afectados por el 'tsunami'. •



El ojo del mundo
Por Manuel Falces

Un motorista despedido de una moto, tumbado en el suelo entre nubes de polvo, es el punto de partida de los premios de fotografía con los que sueña cualquier fotógrafo. La instantánea, tomada por el danés Mogens von Hagen en 1955, fue el primer premio de una larga serie. Han pasado 50 años y el World Press Photo se ha convertido en un referente para el fotoperiodismo. Durante medio siglo se han alzado con el galardón imágenes que hoy ya se han convertido en iconos de nuestra historia más reciente. Fotografías que nos hablan de guerras, desastres o conquistas humanas. Son retratos de un mundo convulso, y por ello muchos de ellos son a menudo de una crueldad intolerable, algo que en numerosas ocasiones ha provocado controversias acalladas luego ante el hecho de que el World Press Photo es el concurso con mayor credibilidad en el fotoperiodismo. En cualquier
caso, son fotografías tomadas muchas veces anteponiendo el derecho a la información a la integridad física del reportero.

La española Isabel Muñoz logró un WPP en 2004 (tercer premio en el apartado de historias) con su reportaje para EPS sobre los surma de Etiopía.
La Fundación World Press Photo es una organización independiente, sin ánimo de lucro, concebida para difundir la fotografía de prensa a escala internacional. Cada año, desde su creación, otorga una serie de prestigiosos premios, concedidos a diversos apartados fotográficos -en total 16 y con la diversidad temática más potente del fotoperiodismo-. Un jurado independiente, formado por personalidades internacionales, es el encargado de seleccionar las fotografías. En el jurado, formado por nueve miembros, figuran fotógrafos, editores, periodistas, escritores y directores artísticos. Son ellos quienes inician el proceso de evaluación en sus diversos apartados. Clasifican y califican miles de fotos publicadas en prensa, remitidas por reporteros fotográficos.

¿Cuál será su futuro ante una pluralidad de medios absolutamente nuevos y evolutivos, vertiginosamente mutantes? La respuesta se nos escapa de las manos. Lo digital arrasa hoy por hoy. Del mañana no sabemos lo que viene, tan sólo que seguirá existiendo un ojo humano, y este certamen, bajo una fórmula u otra, seguirá existiendo con la misma vitalidad con la que un grupo de fotógrafos en la plenitud del foto-periodismo del pasado siglo lo creó, o mejor, inventó.

El número de participantes ha ido aumentando progresivamente con cada nueva edición. Por ejemplo, en 1992 se presentaron al World Press Photo 18.428 fotógrafos. Fue en esa edición cuando obtuvo el primer premio con un durísimo registro James Nachtwey (de la agencia Magnum). La fotografía de Nachtwey, que publicó el diario francés Liberation, recogía el momento de dolor de una madre con el cadáver de su niño en una sábana -en ningún momento se veía el rostro del pequeño-, en mitad de un desierto. Pero las contradicciones que tiene en su seno este prestigioso premio vienen no de las imágenes duras y desgarradoras, sino de su propia financiación. El World Press se ha sustentado económicamente de empresas multinacionales, cuenta con el patrocinio de las líneas aéreas holandesas KLM o de la firma Kodak -que, dicho sea de paso, cantan las excelencias de sus productos patrocinando las fotos. •


EL PAIS SEMANAL Número 1.513 Domingo 25 de septiembre de 2005


UN GATO CURIOSO, UNOS VECINOS DECONSTRUIDOS y MUCHO JAZZ

Jaume Vilarrubí

Cages es más que una historia, son varias que a su vez esconden otras muchas más en su interior. Y solo si estamos lo suficientemente atentos y tenemos un poco de suerte las podremos deshilvanar por las diferentes habitaciones de este enigmático edificio de vecinos.

Un sinuoso gato negro (alfa y omega del libro) hace las funciones de cicerone y nos presenta los diferentes habitantes de las jaulas de esta finca: el pintor, el escritor y su mujer, el músico, la portera, la vecina del papagayo, la botánica, Jeffrey, el marchante de arte, y los enigmáticos hombres de negro. Todos atienden a su función coral y responden a la importancia de su reparto con tanta vehemencia como misterio.

Cages no es un bocado fácil, es un plato complejo con diversidad de sabores que se sobreponen de manera sorprendente y arriesgada. No espere de Cages un bocadillo, ni un plato de macarrones, sin desmerecerlos espere alta cocina a riesgo de no corresponder pero con la esperanza de satisfacer a un exigente gourmet. Dicho esto interpelo al lector para que le permita alguna pequeña licencia o algún cabo suelto, que seguramente no dejarán a nadie indiferente pero que permite una complejidad necesaria.

McKean es talentoso, de eso no hay duda, forma parte de esa clase de autores inconformistas a los que no se puede atar y que gustan de galopar a su libre albedrío: como Bill Sienkiewicz, Moebius, o Bill Plympton, por citar solo a algunos de diferentes escuelas que conviven con la constante de tantear sus límites sin temor.

El autor, conocido habitualmente por combinar diferentes estilos gráficos, nos muestra aquí todo su repertorio, empezando por las portadas, continuando por los textos introductorios y acabando
por definir el propio Corpus Christi del libro con collages, retoques fotográficos, y dibujos a tinta. Un dibujo a tinta plano, figurativo y bicolor (negro y gris azulado) con generosas manchas negras que recuerdan al argentino José Muñoz, sobre todo en la última etapa de Alack Sinner (Salamandra, 2017), pero que también decide dotar de volumen cuando lo considera oportuno combinando diferentes técnicas que conforman un amplio abanico de recursos: Desde aplicar rugosas pinceladas de óleo hasta directamente desenfocar las imágenes.

La estructura de la página se mantiene en 3 × 3 en la mayor parte del libro, pero cuando necesita explotar, la explota literalmente y se descompone con naturalidad y absoluta libertad jazzística al servicio del orden narrativo, igual que los bitonos, o los márgenes que bailan frenéticos al son de la batuta de McKean.

El autor es natural de Maidenhead (Reino Unido), un pequeño pueblo cercano a Londres desde donde su pasión por el dibujo y la ilustración le condujo a estudiar en el Berkshire College of Art and Design. Es en esta escuela donde conoce al joven guionista Neil Gaiman, con el que fragua una celebradísima amistad que le llevará a ilustrar una serie de magníficas obras: La trágica comedia o cómica tragedia de Mr. Punch (Norma, 2002); Violent cases (Planeta, 2003); Los lobos de la pared (Astiberri, 2003); El día que cambié a mi padre por dos peces de colores (Norma, 2003); Señal y ruido (Astiberri, 2008); Cabello loco (Astiberri, 2010). Mención aparte merecen sus aclamadísimas portadas para la serie Sandman (ECC Ediciones, 2013) recopiladas en un solo volumen, The Sandman Dustcovers (Norma, 2002), y las portadas de la miniserie Muerte: el alto coste de la vida (Norma, 2005).

La bibliografía de McKean se completa con la exitosa y personal reinterpretación de Batman por parte de Grant Morrison en Asilo Arkham (ECC Ediciones, 2014); y la reciente Black Dog: Los sueños de Paul Nash (ECC Ediciones, 2017), con guion propio.

Cages fue publicada originalmente entre 1990 y 1996, en diez números por parte de Tundra y Kitcken Sink Press. La esperadísima edición española llegó de parte de Norma Editorial en un majestuoso volumen recopilatorio en 1998. En 2017 nos llega una nueva y cuidada edición por parte de ECC Ediciones, con un prólogo del maravilloso Terry Gilliam, a quién podría imaginar como una proyección en el mundo del celuloide de la capacidad creativa y onírica del propio autor británico. Paralelamente McKean ha tenido diversas incursiones en el mundo del celuloide, siendo lo más reseñable un par de películas: Máscara de Cristal (Sony, 2006), y Luna (2014). Parece difícil de superar pero la capacidad creativa del autor no se acaba aquí, su profundo humanismo también se expresa mediante la música, hasta el punto de ser un notable pianista de jazz e incluso de cofundar un sello discográfico: Feral Records.

Como verán no estamos ante un creador que se aburra, más bien lo contrario, hiperactivo hasta la médula, siendo este Cages que nos ocupa su obra más personal y, me atrevería a decir, su cima. Una obra tan resplandeciente como exigente, coral y diversa, onírica y terrenal. Y en medio de todo, como siempre, el amor. Un amor reluciente y necesario que ayuda a equilibrar el torrente de emociones que se pasea por las páginas y las viñetas de este castillo, y por supuesto por sus jaulas.

Recuerdo cuando leí por primera vez Cages: en cuanto lo acabé, sentí la necesidad de volverlo a leer, y lo hice. No sé si me habrá pasado esto alguna vez más... pero recuerdo aún hasta la música que escuché mientras tanto. Y sí, era negra, muy negra, y también muy bonita.

Cages
Dave McKean
ECC Ediciones Estados Unidos 
Cartoné
504 págs.
Color

Obra relacionada:

Sandman
Neil Gaiman con varios dibujantes
(ECC Ediciones)

Mr. Punch
Neil Gaiman y Dave Mckean
(Norma Editorial)

Sin título
Cameron Stewart
(Astiberri Ediciones)

Castillo de arena
Frederick Peeters y Pierre Oscar Lévy
(Astiberri Ediciones)

El edificio
Will Eisner
(Norma Editorial)


COMICS ESENCIALES 2017 Un Anuario de ACDCOMIC & JOT DOWN


UNA VIÑETISTA DE CUIDADO

Marc Charles

La vida de la gente, con más, no es mejor. Necesitamos una economía del cuidado. Simple: producir menos y centrarnos más en cuidarnos.
Joan Tronto, politóloga, responde a Yeray S. Iborra en eldiario.es el 30 de septiembre de 2016


Este 2017 que hemos dejado atrás ha sido un año importante para Flavia Álvarez-Pedrosa (Barcelona, 1987), más conocida como Flavita Banana. En febrero, Lumen publicaba Las cosas del querer, libro en el que las mujeres se expresan con absoluta naturalidad, más allá de la condición de género, sin obviar que los roles femenino y masculino no tienen sentido alguno para su visión de la realidad. En otoño, ¡Caramba!, la editorial de Alba Diethelm y Manuel Bartual, le editaba el libro que nos ocupa, este Archivos Estelares, antología de 200 viñetas de la autora barcelonesa, que nace a propósito de la autoedición del agotadísimo y más breve Archivos Imperiales, publicado en diciembre de 2016.
Y para rematar el año, Flavita Banana participaba, junto a sus colegas Carla Berrocal, Raquel Gu, Susanna Martín, Paulapé y Ana Belén Rivero, en la reducida pero muy interesante exposición Dones Dibuixades, reinterpretación de la obra de Núria Pompeia, pionera de la viñeta feminista en nuestra tierra, por parte de estas seis autoras. La exposición, comisariada por Pepe Gálvez y Alfons López, se pudo visitar hasta el pasado 4 de febrero en la biblioteca Ignasi Iglésias-Can Fabra de Barcelona, antes de iniciar un periplo a lo largo y ancho del territorio catalán. Flavita se encargó de la reinterpretación de tres viñetas de Mujercitas (Punch, 1975).

Han pasado más de 40 años desde la publicación del libro, pero, como refleja la dibujante en su revisión, el problema de fondo persiste. Inteligentemente, la autora barcelonesa cambia el conflicto entre niño y niña por las preferencias gay o trans de los progenitores actuales, le da una vuelta de tuerca a la condición laboral de la mujer y certifica que persisten los sometimientos que las mujeres tienen que aguantar aun ahora. En las tres viñetas, el problema de fondo se mantiene, ya que en cuatro décadas no han cambiado ni las proyecciones de nuestros deseos y frustraciones sobre nuestros retoños ni las actitudes machistas, ni la discriminación por motivos de género. En este anclaje evolutivo insiste la selección de momentos estelares recopilados en el volumen que nos ocupa.
Para lograrlo, se sirve de lo justo y necesario. El dibujante y humorista gráfico Darío Adanti cree que los chistes de Flavita Banana tienen algo de haiku por esa depuración de texto y dibujo y por su invitación a la reflexión. Solo dibuja y escribe lo imprescindible para noquear al lector con esas reflexiones a veces cínicas, otras absurdas, que, no obstante, destilan un verdadero amor por el género humano, una reivindicación del cuidado propio y del prójimo.

Al leer estas páginas se infiere un ingente trabajo para encontrar la frase exacta, la palabra apropiada. El contraste con el dibujo, apenas esbozado, sin rostros ni filigranas, potencia el mensaje, sea un absurdo de la vida moderna, las crisis en las relaciones de pareja o el humor disparatado a lo Monty Phyton. Porque Flavia se mueve bien en el nonsense depurado, aquel que aparece en viñetas como la de la contraportada de Archivos Imperiales (2016): «Ricardo soñó que era anoche un espía, pero al despertar sigue siendo una patata frita».

Cuando a Flavia le preguntan si es feminista, responde con tino que en estos tiempos no hay otro remedio que ser feminista, sin importar el género. Poco amiga de las etiquetas, sus dibujos beben tanto del humor negro de Chaval como de la filantropía de Sempé o la gestualidad de Blutch. Una titán del Pentel que también desciende de la tradición arrancada por Pompeia, el fallecido Forges o El Roto.



Archivos estelares
Flavita Banana
Astiberri Ediciones España
Cartoné
208 págs.
Blanco y negro


Obra relacionada:

Mujercitas
Núria Pompeia
(Punch)
El Senyor Lambert
Jean Jacques Sempé
(Blackie Books)
Los traviesos
Liv Strömquist
(Reservoir Books)
El fruto prohibido
Marion Fayolle
(Nórdica Libros)
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viernes, 24 de agosto de 2018

El final de la Guerra Fría

El periodo de cambios que vivía DC Comics desencadenó el nacimiento de 'Liga de la Justicia', sin la coletilla "de América". La serie se hace "internacional" en 1987

GERARDO MACÍAS
22 Agosto, 2018

'Liga de la Justicia Internacional'. Guion: Jean Marc DeMatteis y Keith Giffen. Dibujos: Kevin Maguire. ECC Ediciones, 2017.

En los años finales de la Guerra Fría, DC Comics vivía un período de cambios que comenzaron con la serie Crisis en Tierras Infinitas (1985), en el que Marv Wolfman y George Pérez simplificaron el Universo DC, que se reinició, entre otros autores, con John Byrne en Superman y George Pérez en Wonder Woman.

En Liga de la Justicia de América nº 261, el grupo se disolvió y su líder, Detective Marciano, saltó a Leyendas nº 6, abriendo paso, un mes después, a Liga de la Justicia nº 1 (mayo de 1987), por vez primera sin la coletilla "de América", impropia del género, vendido en todo el mundo.

De Leyendas surgen los miembros de esta etapa, casi todos segundones, al estar los principales en renovación: un siniestro Batman, reflejo de El retorno del Caballero Oscuro de Miller; Dr. Destino, que reúne la alineación; el Green Lantern Guy Gardner, fan de Stallone y Reagan; la feminista Canario Negro; Capitán Marvel, un niño en el cuerpo de un adulto más poderoso que Superman; Blue Beetle, que DC compró a otra editorial; y Detective Marciano.Mención aparte merecen los no procedentes de Leyendas: el escapista Mister Milagro con su ayudante, Oberón; y la japonesa Doctora Luz, reclutada por un empresario, Maxwell Lord, con contactos en altas esferas, y del que no se conocen sus intenciones. El rasgo diferenciador de la nueva Liga de la Justicia es el tono humorístico de los guionistas Keith Giffen y J. M. DeMatteis, un humor basado en la interacción entre personajes, que deja regusto a sitcom y a buddy movie. No se sacrifica en pos del humor la esencia de los protagonistas, la personalidad de cada uno sigue siendo reconocible.

Destaca Kevin Maguire, un novato que dibuja expresiones y poses cuya naturalidad añade comicidad al conjunto.En el nº 1, la primera misión del equipo consistió en detener un ataque terrorista contra la sede de la ONU, organizado por Maxwell Lord desde las sombras para poner a prueba a la Liga.

En junio de 1987, coincidiendo con Liga de la Justicia nº 2, Gorbachov anuncia la Glásnost y la Perestroika, y en el mismo número, debuta Bialya, país ficticio del Golfo Pérsico, gobernado por el dictador Rumaan Harjavti, que trata de aprovechar contra la URSS a los Campeones de Angor, parodia de los Vengadores de Marvel. El objetivo del grupo formado por Wandjina (Thor), Hechicera Plateada (Bruja Escarlata) y Blue Jay (Yellow Jacket), es destruir el armamento nuclear de la Tierra. El accidente de la central nuclear de Chernobil tuvo lugar un año antes, como recuerda el propio Gorbachov en su cameo del nº 3, en el que Maxwell Lord le telefonea para que permita a la Liga ayudar en un incidente similar, solucionado por Wandjina. La brigada de Rocket Red, superhéroes militares soviéticos, expulsa a la Liga de suelo ruso al final del caso.

En el nº 4 llega Booster Gold, un nuevo miembro del grupo, impuesto por Maxwell Lord, y se marcha la Doctora Luz, también llegada a través del empresario. En el nº 7 (noviembre de 1987), la cabecera se rebautiza Liga de la Justicia Internacional, a raíz de que el grupo incapacitó un satélite (enviado por alguien que manipula a Maxwell Lord) que atacó la Tierra, consiguiendo el reconocimiento de Naciones Unidas, que autorizó al grupo para actuar como fuerza pacificadora, con embajadas por todo el mundo.

En dicho número, Superman hace dos intervenciones para apoyar el estatus internacional del grupo: la primera, ante Ronald Reagan; la segunda, ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

En el nº 7 vemos que Oberon, ayudante de Mister Milagro, es socio de Maxwell Lord, algo que desconocía el escapista, convencido por su ayudante para ingresar en el grupo en el nº 1.

A cambio de conceder el estatus internacional para el grupo, la ONU propuso dos miembros nuevos, concretamente dos superhéroes militares: el estadounidense Capitán Átomo; y Rocket Red 7, de la brigada de supersoldados soviéticos. Todo ello, cuando estaban cerca el final de la Guerra Fría y la caída de la URSS.

Liga de la Justicia Internacional es una serie imprescindible desde 1987 hasta 1992, los años que sus responsables estuvieron al frente, y dio lugar a varios spin-off, entre los que destaca Liga de la Justicia Europa, tan divertida como la original.


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