viernes, 24 de agosto de 2018

Asesina de cuento de hadas

JAVIER FERNÁNDEZ
22 Agosto, 2018

'I hate Fairyland, 1: Loca para siempre'. Skottie Young, Jean-François Beaulieu. Panini. 160 pág. 16 euros.

Más conocido por sus versiones de los héroes Marvel en plan bebé, así como de las aventuras de Mapache Cohete, el sin par Skottie Young se desmelena en la serie I Hate Fairyland, un delirante cruce entre Alicia en el País de las Maravillas y el género de acción más violento y alocado. La protagonista es Gertrude (Gert), una mujer de 40 años atrapada en el cuerpo de una niña de seis, que lleva tres décadas en un mundo mágico del que no puede escapar. Quizá el hecho de haberse convertido en una asesina psicópata sea precisamente el motivo por el que no puede volver a casa, pero de momento se las pasa dando hachazos en el País de las Hadas. El primer tomo recopilatorio de Panini contiene los números 1 a 5 de la colección.


Malaga Hoy

Un ejemplo de realismo sucio

JAVIER FERNÁNDEZ
22 Agosto, 2018

'Saint Cole'. Noah Van Sciver. Ediciones La Cúpula. 116 páginas. 13,50 euros.

Siempre atenta a nuevos autores y tendencias, la veterana Ediciones La Cúpula nos trae la interesante novela gráfica Saint Cole, del estadounidense Noah Van Sciver (hermano de Ethan Van Sciver, más conocido por su trabajo en DC Cómics), uno de los nombres que han venido sonando últimamente con fuerza dentro el panorama independiente. Van Sciver se dio a conocer en 2006 con la cabecera autopublicada Blammo, una de cuyas historietas fue seleccionada para la antología Best American Comics de 2012, y ha sido nominado en numerosas ocasiones para el premio Ignatz, que ganó al fin por su mini cómic My Hot Date. Publicada en 2015, Saint Cole valió a su autor una nominación a los premios Ignatz, y es un ejemplo de realismo sucio, cuatro días en la vida del joven protagonista, que pone rumbo a la tragedia, cuestionando las bondades de la institución familiar.


Malaga Hoy


La mujer fatal eterna

JAVIER FERNÁNDEZ
22 Agosto, 2018

'Fatale Integral 1'. Ed Brubaker, Sean Phillips. Panini. 312 páginas. 26 euros.

Si hay un equipo creativo estadounidense que se asocia al género negro en las últimas décadas, este es, sin duda, el formado por el guionista Ed Brubaker (Capitán América, Gotham Central) y el dibujante Sean Phillips (Wildcats). Juntos han firmado títulos tan celebrados como Sleeper, Criminal o Incógnito, haciendo siempre gala de esa química perfecta que se da solo en contadas ocasiones.

Panini recupera ahora en edición integral otra de sus series, Fatale, que mezcla con acierto el género negro con el terror lovecraftiano. Como explica el propio Brubaker en su epílogo: "Fatale comenzó como una parte pequeña de un proyecto mayor que abandoné para hacer Criminal. (...) según pasaban los años, había una parte que seguía incordiándome, la idea de la Mujer Fatal eterna. (...) Nunca había visto a nadie hacer algo así antes, tomar a la Mujer Fatal y convertirla en una protagonista con la que empatizar, hacerla una persona real, no una vagina llena de perdición para algún hombre". La idea terminó de cuajar cuando Brubaker añadió "una capa de horror y de lo sobrenatural". Con el dibujante Sean Phillips en el apartado gráfico y el color de Dave Stewart, el resultado es un tebeo brillante, elegante y adictivo.

Dice también Brubaker: "Cuando lo presenté, no tenía ni idea de que iba a convertirse en la serie con más éxito que hemos hecho hasta ahora, sólo quería hacer algo nuevo y distinto. (...) pude escribir una historia épica que crecía según la contaba, hasta el punto de que acabó siendo el doble de larga de lo que había previsto en un principio". La magnífica edición de Panini ofrece los diez primeros números de la serie, publicados originalmente por Image en 2012, acompañados de una gran cantidad de extras (portadas, artículos, dibujos, bocetos y hasta una especie de tráiler de presentación de la obra en viñetas). Toda una gozada para los amantes del terror, el género negro y para todos los que quieran acercarse al trabajo de una pareja artística fundamental en el tebeo comercial de nuestro tiempo.


Malaga Hoy


LA EDAD DEL HOMBRE Javier Mora Bordel


En 1990 los prometedores Neil Gaiman, quien justo un año antes había irrumpido en el mercado norteamericano con su aclamado Sandman, y Mark Buckingham asumen el reto de continuar la saga de Miracleman tras el exitoso paso de Alan Moore. El solo intento ya les honra. Junto con Watchmen, también del genio de Northampton y Dave Gibbons, y Dark Knight, de Miller, hablamos de una de las obras que revolucionaron el panorama superheroico a finales de los ochenta. En sus páginas, Moore descompone minuciosamente la identidad de este mito a través de un análisis naturalista. Asistimos a una auténtica cosmogonía que desgrana paso a paso la psique ambivalente de un hombre hecho dios en la Tierra y la posterior conformación de su panteón de seres excepcionales por encima de las antiguas leyes de los hombres. Como hecho más novedoso, su sola presencia transforma el mundo a su imagen y semejanza. Los dioses sobre las cenizas de un Londres posapocalíptico forjarán esta Edad Dorada.

Pocas veces la elección de un título es tan emblemática. Es cierto que Gaiman y Buckingham nos presentan una sociedad idílica sin guerras, ni enfermedades o hambrunas. Pero esta perfección lo es solo en apariencia. Miracleman vela como un padre protector para conducir a sus hijos por el buen camino, sin embargo, en ningún momento llega a plantearse cómo se sienten. Esa es la única sombra en este paraíso: el conflicto humano. Lo épico se desvanece para revestir de intimismo a la obra. Ya no hay batallas cósmicas por dirimir, sino individuos confundidos por sus demonios internos y que aún no entienden los resortes que mueven esta felicidad regalada. El mismísimo Hesíodo se hubiera sentido orgulloso del regusto lírico que desprende cada viñeta.

Gaiman y Buckingham plasman los dilemas del hombre corriente. Un planteamiento sencillo pero sumamente novedoso (recordemos que se adelanta cuatro años a Marvels de Busiek y Ross) que parece querer darle la vuelta a la célebre cita de Nietzsche con la que Moore abría su particular versión de Miracleman. Ahora su «helo aquí» desnuda el alma humana. El eterno testigo de las hazañas y proezas del héroe se convierte así en el protagonista. Por suerte o por desgracia, el retrato es fidedigno. A modo de haikus modernos, los relatos autoconclusivos que conforman la obra reflejan a la perfección nuestro espíritu contradictorio y desconfiado. Ya sea con la búsqueda infructuosa de consuelo («Oración y esperanza») o cariño («A flor de piel»), ya sea tratando de superar un pasado plagado de mentiras sin cabida en este nuevo orden («Una historia de espías») o un superficial presente cargado de frustración y desidia («El cuento de Winter»), ya sea asumiendo nuestro complejo de inferioridad («El grito») o rebelándonos ante el poder establecido («Tendencias»), o ya sea recibiendo de las manos de la muerte una segunda oportunidad («Recuperación») a riesgo de desaprovecharla («Memorias del inframundo»), el que el ser humano se haya encontrado de bruces con el paraíso terrenal no significa que haya encontrado su lugar en el mismo.

Quizá se les pueda reprochar a ambos autores cierto exceso sentimental en el carnavalesco capítulo final de este primer arco argumental que inauguró su accidentada etapa en Mirademan (recordemos que del siguiente, La Edad de Plata, solo se llegaron a publicar dos números antes del cierre de Eclipse en 1993) pero el conjunto no se resiente. Los diálogos frescos y sugerentes de Gaiman y el estilo camaleónico de Buckingham ofrecen en estos seis números un amplio mosaico de la condición humana. Poco importa que hayan pasado décadas hasta su reedición por Marvel en 2015, una vez resueltos sus contenciosos legales con McFarlane. Ninguna de estas historias ha perdido un ápice de frescura ni de vigencia. Como las grandes obras artísticas resiste los avatares del tiempo sustentada en la legitimidad de un mensaje con el que cualquier lector es capaz de identificarse: encontrar la belleza por encima de todas las cosas.

Miracleman: La Edad de Oro.
Neil Gaiman (guión),
Mark Buckingham (dibujo)
y D´Israeli (color)
Panini Comics
Cartoné
208 págs.
Color

Obra relacionada:

Marvels
Kurk Busiek y Alex Ross
(Panini Comics)

Astro City
Kurt Busiek y Brent anderson
(ECC Ediciones)

Watchmen
Alan Moore y Dave Gibbons
(ECC Ediciones)

Next Men
John Byrne
(Norma Editorial)


COMICS ESENCIALES 2016 Un Anuario de ACDCÓMIC & JOT DOWN



















Misterios de la carne

El protagonista de la obra es un reflejo de la propia infancia del autor, de su crecimiento en una familia de clase media norteamericana


JAVIER FERNÁNDEZ
22 Agosto, 2018

'Big Baby'. Charles Burns. La Cúpula. 108 páginas.


A Charles Burns lo descubrí, como tantas otras cosas, gracias a la revista El Víbora, allá por la década de 1980, y me enamoré de su trabajo desde el principio. La Cúpula editó pronto una recopilación de algunas de sus historietas con el sugestivo título de Misterios de la carne, inquietante desde la propia cubierta. Pero, no recuerdo bien por qué, no lo compré en su momento y no pude encontrarlo cuando quise comprarlo, de modo que se quedó en el listado de deseos durante años y años. (Por fortuna, sí lo pude leer, lo que solo sirvió para renovar mis votos con Burns y aumentar mi ansiedad por encontrarlo.) La sed de Burns siguió creciendo y me lo encontré en algún número de Raw y en la estupenda recopilación estadounidense de Hard-Boiled Defective Stories por parte de Penguin, con las aventuras de El Borbah. Para entonces, el indie americano había estallado en España y esto que nos parecía una rareza comenzó a convertirse en algo casi cotidiano. Daniel Clowes y Peter Bagge eran los nuevos ídolos, pero yo tenía fijación con la generación anterior, con Gary Panter, de quien tan pocas cosas han llegado a España, y, claro está, con Charles Burns.

La Cúpula fue durante lustros la casa de Burns en nuestro país, y el genio tuvo su momento con la salida de una batería de tebeos de grapa y álbumes, pequeñitos y compactos, como Big Baby, El Borbah y Skin Deep, más esa obra maestra del medio que es Agujero negro, quintaesencia de un autor irrepetible. Burns es sencillamente uno de los autores más trascendentales que han surgido de la escena independiente, y su influencia es enorme, tanto en lo puramente estético como en lo que se refiere al contenido. Su obra toma elementos del terror y la ciencia ficción clásica, las viejas películas en blanco y negro de la década de 1950, y la actualiza con una sensibilidad contemporánea, explotando la componente social y cultural de la paranoia y llevando los motivos al terreno de lo psicológico. Su línea es sorprendentemente limpia, y en ella juegan un papel destacado el contraste de negros y blancos y la dulzura y rotundidad del entintado. (También el color, en sus últimos y aún más sorprendentes álbumes, merece el adjetivo de sobresaliente.)

De un tiempo a esta parte, La Cúpula ha venido reeditando las antiguas colecciones en un formato mayor, y no hace tanto que llegó a librerías la nueva edición de Big Baby, cuyo protagonista es Tony, un niño que, según reza en la solapa "está dotado de una imaginación hiperactiva, tiene miedo a la oscuridad, y vive a medio camino entre la luminosa vivienda de una familia de clase media y los oscuros rincones de su calenturienta cabeza". En palabras del propio Burns: "El personaje de Big Baby es en muchos aspectos un retrato abstracto de mi propia infancia, de mi crecimiento en una familia de clase media norteamericana. A ambos nos gustan los mimos programas de tele, los mismos juguetes, y ambos tenemos una febril imaginación que a veces nos mete en problemas". Recomendable es poco, yo diría imprescindible.


Malaga Hoy


El santoral de la viñeta por Max

Un descuido imperdonable. Se me pasó poner este resumen inmenso de la historieta española en una tira de viñetas.


Trampantojo/por Max

El Pais, Babelia Nº 1.377 14 de abril de 2018

domingo, 19 de agosto de 2018

Operación Dragón

Y como Roy Thomas, Gil Kane, Chris Claremont y John Byrne participaron en la serie


GERARDO MACÍAS
15 Agosto, 2018




'Integral Puño de Hierro'. Guion: Chris Claremont, Roy Thomas, Len Wein, Doug Moench, Gerry Conway, Tony Isabella, Marv Wolfman y Ed Hannigan. Dibujos: John Byrne, Gil Kane, Larry Hama, Jim Mooney, Arvell Jones, Pat Broderick, Ron Wilson, Mike Zeck y Sal Buscema. Panini Cómics, 2014.

La película hongkonesa de artes marciales Operación Dragón (1973), protagonizada por Bruce Lee, fue estrenada el 26 de julio de 1973, seis días después del fallecimiento del protagonista.

Había nacido la moda de las artes marciales, propiciada por las películas de Bruce Lee. Esto hizo que Marvel crease Puño de Hierro, un tebeo de artes marciales y superhéroes.

Roy Thomas y Gil Kane presentaron a Puño de Hierro en Marvel Premiere nº 15 (mayo 1974). En su debut, Daniel Rand recuerda acontecimientos de su infancia que lo convirtieron en maestro del kung fu: con su madre, su padre y el socio de éste, Harold Meachum, viajó al Himalaya para buscar la mítica ciudad de K'un Lun. Al llegar a un barranco, Meachum despeña a su socio para quedarse con la empresa. Daniel llega a solo hasta K'un Lun, cuyos monjes lo adiestran.

Daniel viaja a Nueva York para vengarse de Meachum, no sin antes luchar contra el dragón Shou Lao para obtener el Puño de Hierro que le permite canalizar su energía, convirtiéndolo en un arma viviente. Tras Thomas y Kane, hubo un baile de autores. Los siguientes ocho números de Marvel Premiere aportaron a Colleen Wing y su padre; Joy Meachum, heredera del imperio industrial que en parte debería ser de Daniel... Rand pasa de sediento de venganza a fugitivo de la justicia por un equívoco.

Entonces, llega quien supo entender al héroe: Chris Claremont (Inglaterra, 1950), que se hizo cargo de los guiones desde el nº 23 (agosto de 1975). Claremont vivió en USA desde niño. Nunca había contemplado el cómic profesionalmente, pero no rechazó la oferta de Marvel.

Característicos de la serie eran los textos en segunda persona, que Roy Thomas había introducido en lugar de los globos de pensamiento y que fueron continuados por los siguientes guionistas, Claremont incluido.

Con la llegada de John Byrne (Inglaterra, 1950) como dibujante, la serie experimenta un salto cualitativo. Byrne es fan de los superhéroes desde que de niño vio las televisivas Aventuras de Superman, lo que le llevó a buscar cómics de DC. Se muda con su familia a Canadá, donde conoció los cómics de Marvel.

Los novatos Claremont y Byrne dieron comienzo a su asociación y se editó Puño de Hierro nº 1 (noviembre de 1975). Byrne demostró facilidad para coreografiar escenas de acción. Además, sus personajes eran creíbles cuando charlaban o paseaban, una naturalidad que muchos eran incapaces de transmitir.

Chris Claremont y John Byrne fueron los autores que más hicieron por los personajes femeninos. En Puño de Hierro, equipara la capacidad de mujeres y hombres, cuidando a Colleen Wing y Misty Knight, socias de la agencia de detectives Las Hijas del Tigre.

Colleen Wing, de padre japonés y madre caucásica, fue creada por Doug Moench en Marvel Premiere nº 19, como la chica asiática atractiva que aparecía en las películas de kung fu. Claremont la convierte, en Marvel Premiere nº 24, en Cinturón Negro Tercer Dan, que entrena a Puño de Hierro.

Su socia, Misty Knight, es una expolicía negra a la que un atentado arranca un brazo, que reemplaza por uno biónico que le da superfuerza. Aunque Colleen era candidata a interés romántico de Danny, Byrne sugirió para ese papel a Misty, algo que por su carácter interracial supuso toda una apuesta.

Puño de Hierro nº 15 fue el de la cancelación, pero Claremont y Byrne cerraron las líneas argumentales pendientes en Marvel Team-Up nº 63 y 64 (noviembre y diciembre de 1977). En este título, Spider-Man unía fuerzas con diferentes personajes.

La editorial unió a Puño de Hierro con un héroe surgido de otra moda setentera: la Blaxploitation. La serie Luke Cage: Power Man trataba sobre un ex convicto negro al que un experimento dotaba de fuerza e invulnerabilidad. A partir del nº 50 (abril de 1978), la serie se llamó Power Man & Puño de Hierro y los héroes formaron una asociación profesional, dando lugar a una de las series más populares de los ochenta.

Puño de Hierro, junto a Powerman, formó el grupo Héroes de Alquiler y posteriormente militó en los Defensores y en los Vengadores.

En 2017, el personaje estrena la teleserie Iron Fist de Marvel/ Netflix, interpretado por el actor Finn Jones, que le vuelve a dar vida en la teleserie Los Defensores, del mismo canal.



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