miércoles, 7 de junio de 2017

Alack Sinner: una joya recuperada del género negro


Salamandra publica el compendio de aventuras de este clásico creado por Muñoz y Sampayo

JUAN CARLOS GALINDO

7 JUN 2017




No soy un gran lector de cómics, novelas gráficas y demás. No tengo nada en contra del género, simplemente no recalo en él lo suficiente. Pero he aquí que llevo meses viendo en mi estantería de pendientes el inmenso ejemplar, en todos los sentidos, en el que Salamandra Graphic ha reunido las historias de Alack Sinner, creadas por José Muñoz (Buenos Aires, 1942) y Carlos Sampaio (Carmen de Patagones, 1943).

¿Y bien? Pues desde la primera historia me pregunté dónde había estado este personaje toda mi vida, cómo me había perdido este homenaje a Chandler imbuido de jazz, mala vida y mala suerte, un tipo honrado y perdido en un mundo que no le acompaña, un hombre herido, atractivo, pendenciero y luchador.

¿Quién es Alack Sinner? Un expolicía que dejó su trabajo porque no aguantaba el fascismo de sus compañeros. Whisky en Joe’s, cigarro en la boca, jazz en Trane’s son sus rituales. Un detective privado que viste traje negro, camisa blanca, todo old school. Es el perfecto antihéroe al estilo Marlowe pero por encima de todo es la excusa de sus creadores para retratar la sociedad de las décadas que les ha tocado vivir. Desde los devastadores efectos de la droga en la población negra de Estados Unidos a los oscuros prolegómenos del 11-S, pasando por el abandono de los veteranos de Vietnam, las miserias de la guerra de Irak y más.

En ocasiones, Sinner se enfrenta a los casos que le proponen oscuras familias de la clase alta, tan desestructuradas ellas, tan cenagosas cuando el foco se apaga. Ahí se parece más a Lew Archer, la creación de Ross Macdonald en los albores del hard boiled. Los finales de las historias son sencillos, directos, en ellos se dispara sin misericordia, sin preámbulos, todo muy punk. En Viet Blues hay un momento en el que unos negros revolucionarios que no entienden nada le preguntan al blanco Sinner por qué se la juega por ayudar a su amigo, genio del jazz y yonqui. Su respuesta es perfecta: “¿Por qué lo hacía? ¿Quién podía explicarlo? Simplemente porque él lo necesitaba. Y menos simplemente porque creo en la amistad”. Para enmarcar.

La vida no es una historieta, baby, es una aventura llena de ironía sobre la creación literaria, sobre el género y sobre los creadores, Muñoz y Sampaio, que se pasean alegremente por los rincones del relato. Hay otro montón de historias reseñables, pequeñas parcelas de una vida en la que vemos como el protagonista se desgasta, en las que sentimos cómo envejecemos con él.

En la última etapa se vuelven más esquemático, pero igual de preocupados por los temas sociales y Sinner no pierde ni una pizca de agudeza. En todo momento, el dibujo de Sinner nos muestra la crueldad de la vida, el paso de los años, el castigo que reciben quienes no se están ni quietos ni callados. El rostro, casi como un paisaje, nos cuenta toda una existencia.

El caso USA, último relato, es el compendio perfecto de todo. Mafia en las calles y en los despachos próximos al poder, un Sinner crepuscular que después de ser taxista vuelve al trabajo de detective más relajado, sin su adicción al tabaco y con otra cara y una historia con ritmo y conclusiones desalentadoras. Como siempre, los que están cerca del antihéroe sufren; el protagonista, busca la redención y, si no, al menos la paz. Y, como la vida, termina como si al día siguiente fuera a seguir todo. Qué buena es, qué pena me da que se me hayan acabado sus 700 páginas.


El Pais

martes, 6 de junio de 2017

El libro gordo de la humanidad

El historietista Miguel Brieva aborda en La aventura humana (Reservoir Books) un "quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos" en un imaginativo ejercicio de reflexión que invita también a ella

ALEX SERRANO




Aunque en ocasiones
por su comportamiento
pudiera parecerlo,
recuerde,
usted no es
ninguna máquina.

La especialidad de Miguel Brieva pasa por facturar una narrativa gráfica no exenta de humor que plantea, mediante ácidos universos paralelos, una llamada de atención sobre la sociedad de consumo o la condición humana en el mundo moderno. En sus colaboraciones en EL PAÍS, Rolling Stone o Diagonal, y en obras como Dinero o Memorias de la tierra, plasma, por un lado, su compromiso como autor ante el panorama sociopolítico y, por otro, sus propias inquietudes como individuo.

¿Cómo se integra un proyecto compuesto de materiales preexistentes publicados en medios tan distintos?
Casi todos mis libros han sido mezclas de colaboraciones en distintos medios a los que he dado forma. Es como un puzzle cuyas piezas tienen que encajar, y el secreto para que esto ocurra es que, en el fondo, todas están rondando las mismas preocupaciones: tratar de entender o de mostrar cómo funcionamos.

Es casi inevitable utilizar el adjetivo conceptual para hablar de tu obra.
Si tuviera que definir de dónde sale mi trabajo diría que es un poco autoayuda, la necesidad de explicarme el mundo a mí mismo. Traslado esa incertidumbre a los libros, confiando que algunas respuestas a esas incógnitas estén ahí. Parten de una necesidad personal y luego acaban encontrando este formato enciclopédico.

¿Te ha preocupado alguna vez que ese espíritu analítico pueda ser acusado de dogmático? 
Vivimos en un mundo tan dogmático y dictatorial que, en el fondo, lo que hago es bastante naif. En ese sentido, creo que soy honesto. No aspiro ni a predicar desde ningún pedestal académico ni desde ninguna objetividad. De lo que se habla en este libro es de algo delirante y hasta temerario, en el sentido que coge el formato de lo consensuado, de lo académico, y lo usa para darle la vuelta desde el prisma de una persona.

¿Te has planteado la posibilidad de que tu fórmula se agote?
Ahora hay una obsesión con la novedad, y es curioso porque todas las cosas realmente profundas ya se han formulado, la historia de la humanidad es muy larga. Como mucho, lo que vamos haciendo es reformular conceptos adaptados a la idiosincrasia de cada momento. Lo que sí me preocuparía es que el contenido fuese repetitivo, que no hubiese nada nuevo.

¿Hay en tu obra algo de desencanto?
Todo lo contrario. Sí creo que para entender el mundo hay que abrir los ojos y eso es algo doloroso, más en una sociedad como la actual, que probablemente no tiene parangón en cuanto a crueldad y violencia sistémica. Habría que pensar hasta qué punto nuestra sociedad y los medios desvían el foco sobre las cosas realmente importantes. Cuando lo único que importa es pasarlo chupi y tener muchos likes, que te echen un jarro de agua fría no mola nada. Pero para ser optimista y crear esperanza tienes que conocer el entorno que hay.

Unes el undergound americano con la tradición española del esperpento. ¿Cómo sucedió esta conexión?
El mundo ahora es una enorme coctelera. Vas a Albacete y hay un tío que te toca blues de la hostia o a Japón y hay uno tocando por bulerías. Las influencias en el mundo global son una cosa muy loca. Yo soy una víctima o un beneficiario más de esa mezcla.

¿Estamos viviendo un momento de cambio o solo es la resaca de la ilusión de cambio? 
Estamos en un momento de cambio impepinable, lo vamos a ver durante las próximas dos o tres décadas. Hemos entrado de nuevo en la historia, frente a esta fantasía de Francis Fukuyama del fin de la misma. Además, estamos modificando las condiciones de vida en el planeta, lo cual va a poner a la humanidad contra las cuerdas. Hay dos cambios: uno es el colapso de la sociedad occidental y del mundo global, y otro es el que se atisba en España, que es que nos anticipemos a ese cambio para que cuando vaya sucediendo seamos los que llevemos las riendas.


Tentaciones, El Pais, número 25- Junio 2017


lunes, 5 de junio de 2017

¡Oh, diabólica ficción! por Max








El Pais Semanal Nº1.992 30 de noviembre de 2014

COMIC BRITÁNICO SEGUNDO SIGLO


UN REPASO A LA PRODUCCIÓN BRITÁNICA DE 1990

Después de décadas de relativo ostracismo y bajo prestigio, los últimos ochenta vieron a los creadores de comic británicos obtener un aclamo sin precedentes y un estatus reconocido en todo el mundo, culminado con el honor de ser el país invitado en el Salón Internacional del Comic de Angouléme en Francia, en enero de 1990. Esto ha llegado como un agradecimiento por las sofisticadas creaciones de los artistas británicos, ampliamente publicadas en USA, como Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons, V de Vendetta, de Alan Moore y David Lloyd y Arkham Asylum, de Grant Morrison y Dave McKean. En los noventa, mientras sus obras americanas sigan ganándose la atención, los nacientes proyectos que estos creadores británicos preparan para su propio público, están también llamados a impactar en el mundo entero.

Los comics británicos alcanzaron su primer siglo de vida el 17 de mayo de 1990. Ese mismo día, cien años antes, salía a la venta el primer comic semanal británico, prometiendo en sus ocho páginas «cien carcajadas por medio penique». Desde su inestable comienzo, basado principalmente en reediciones, generalmente sin permiso, Comic Cuts alcanzó la popularidad, censando a dos millones y medio de lectores en 1942, y manteniéndose durante más de tres mil números. Su éxito consolidó la carrera editorial de Alfred Harmsworth, editor de 24 años, quien más tarde fundaría los diarios Daily Mail y Daily Mirror, y una inmensa cantidad de comics a través de su compañía Amalgamated Press. Fleetway Publications es hoy parte del imperio de Robert Maxwell; pero es, sin duda, descendiente indirecta de Comic Cuts tras un largo historial de fusiones y adquisiciones. Para celebrar este centenario, anunció una inversión de un millón de libras en la promoción de sus títulos. Semanarios con larga trayectoria como Eagle, que cumple cuarenta este año, y Buster, de treinta años de edad, fueron relanzados con el a todo color y con un papel de mayor calidad, mientras que apareció una nueva línea de revistas mensuales de 48 páginas a mayor precio, con la ambiciosa Revolver en cabeza. Muchas esperanzas fueron fijadas en torno a esta antología para lectores maduros. La radical mixtura incluía Purple Daze, una biografía de Jimi Hendrix, Rogan Gosh, una mezcolanza psicodélica entre alegre y mística, y Dare, una sátira revisionista del piloto espacial de las páginas de Eagle. Quizás la mezcla era muy radical. Tal vez estas historias, creadas con la longitud de novela gráfica, no soportaban ser serializadas en entregas mensuales de ocho páginas. Lo cierto es que el bajo índice de ventas, apoyado por la exigua distribución de la revista en quioscos, forzó la cancelación de Revolver tan sólo siete números después de su inicio. No hay posible comparación con Comic Cuts, 62 años de carrera, y difícilmente será mejor el comienzo de la historieta inglesa en su segundo siglo.


Fleetway jugó una segunda partida, esta vez más segura, en octubre con la salida de su segundo nuevo mensual, Judge Dreed: The Magazine, erigido alrededor del policía futurista de las páginas del semanario 2000 AD, que ha visto incrementada su popularidad desde 1971. Las ventas partían como garantizadas, y así ha sido, aunque no con cifras espectaculares. Para sorpresa de muchos, el otro semanario de Fleetway, el deliberadamente controvertido Crisis, ha sobrevivido a las ventas modestas recortando la publicación de historietas de producción propia, las mejores de las cuales eran New Adventures of Hitler, oscura y surreal historia de Grant Morrison y Steve Yeowell, y True Faith, cántico apóstata de Garth Ennis y Warren Pleece, reemplazándolas por traducciones de material destinado al mercado europeo, siempre más baratas, como Sinner, de Muñoz y Sampayo, innecesariamente coloreada. En una afortunada colaboración, Amnistía Internacional, denunció las injusticias surafricanas en un ampliamente distribuido número especial de Crisis.

En lo que respecta a sus semanarios juveniles, Fleetway ha invertido grandes sumas en sus clásicas historietas de producción propia; aunque a pesar de añadir color y convertir a Dan Dare en un supermacho vegetariano en las páginas de Eagle -dibujado por Keith Watson y John Burns- el interés de los chicos no ha sido notable, al menos en lo que se lleva publicado. Los jóvenes prefirieron en el 90 agotar Las Tortugas Ninja, el mayor éxito de Fleetway -importado de USA- No es de extrañar, pues, que Fleetway haya adquirido los derechos de los comics Disney en 1991; siempre es más barato reeditar-como comprobó el viejo Alfred Harmsworth en sus comienzos-.

2000 AD, el abanderado de los semanarios de Fleetway, continuó su estable rumbo cosechando éxitos con Rogue Trooper, un Platoon en clave futurista, escrito por el original Dave Gibbons y dibujado por Will Simpson, y Slaine: The Horned God, fantasía bárbara con cierto feminismo subliminal, de Pat Mills y Simón Bisley, recopilada en el primero de tres volúmenes, este álbum de Slaine resultó ser un hallazgo cualitativo en la inauguración de una nueva línea de novelas gráficas de Fleetway. El pasado año la complementaría Troubled Souls, recopilación del docudrama publicado en Crisis, de Garth Ennis y John McCrea, reflejando sus propias experiencias en los numerosos disturbios de Belfast, Irlanda del Norte. Todos los periódicos y revistas se han hecho eco del rumor de la viabilidad del mercado de álbumes, especialmente ahora que una gran editorial como Penguin Books ha irrumpido en este mercado, inaugurado en su día por Titan Books. Animados por el éxito de Penguin con la edición inglesa del Maus de Art Spiegelman, han publicado su antología del Raw a ambos lados del Atlántico, en esta ocasión en un más grueso aunque más manejable formato que el de Maus. El resto de producción de Penguin oscila desde valores seguros en ventas, como las originales Tortugas Ninja, el gran éxito de las pasadas navidades y Tank Girl, de Jamie Hewlett y Alan Martin, una frenética farsa protagonizada por una heroína Acid House, su tanque y su novio, un canguro, hasta libros más innovadores como Mauretania, un escueto y convicente volumen de misterio. Penguin también ha patrocinado unos nuevos premios, los UK Comic Art Awards, votados, no por los aficionados, sino por los miembros de la industria, y presentados en la primera Comic Art Convention, celebrada en Glasgow, Escocia, convenientemente nombrada capital europea de la cultura en 1990.





 Titan books insistió en su inteligente línea de recopilaciones de 2000 AD y coediciones de álbumes norteamericanos sin olvidar otras empresas. Su producción original en Graphic Novel fueron la autobiográfica Spiral Cage, en la que el dibujante Al Davinson, nacido con una terrible malformación, narra los fracasos y triunfos de su vida y la biografía de Reg Smythe, hoy con 72 años y dibujando Andy Capp cada día en el Daily Mirror. Otros periódicos, incluido el augusto Sunday Times, han incorporado historietas, pero aparte de la desgraciadamente desaparecida Sumo Family, de Woodrow Phoenix en el Independent de los domingos, pocas han llegado a la calidad de Alex, el inútil yuppy de Russell Taylor y Charles Peattie publicada diaria¬mente en las páginas del Independent.

El resto de la producción en novelas gráficas incluye: The Complete Alec, la espiritual invocación sobre el amor y las resacas de Eddie Campbell, editada por Acme Press; Seven Ages of Women, prueba del talento que un artista británico puede desplegar dándole una oportunidad; y el serial autoeditado de Alan Moore Big Numbers, un estudio fractal de la vida en (North) Hampton, la localidad donde vive. Todas estas y más fueron exhibidas en Strip Search, la mayor exposición de historieta realizada en Inglaterra, mostrada inicialmente en la Swiss Cottage Library de Londres en 1990, e itinerante a partir del 91.

Marvel UK se introdujo distribuyendo en Gran Bretaña sus novelas gráficas producidas a lo americano, aunque también lo intentó con su propia antología de historietas adulta, Strip, presentando en sus primeros números reimpresiones americanas e importaciones europeas, como Storm o Thorgal, combinadas con las nuevas y atrevidas historias británicas, como la barroca Gengis Grimtoad, de Wagner, Grant y Gibson. Pero la receta no cuajó y una, digamos, recaída hacia la tradicional historieta de ciencia ficción violenta ha sido lo que ha sostenido a la revista durante una veintena de números. Como era de esperar, The Knights of Pendragon, enredando al Capitán Britania en una trama de misterio y horror ecológico e impresa en papel ecológico, ha tenido mucho más éxito. En el frente de las revistas, Deadline, recurrió de nuevo a la modernísima Tank Girl, cambiando editores y añadiendo color, aunque siguen luchando por obtener algo más que una serie de culto. Sólo dos números de la cara antología A1 salieron en el 90, con ocasionales auto-satisfacciones provocadas por algunas piezas excelentes, especialmente la poética Actress and the Bishop de Brian Bolland. Tristemente, el bestseller fugitivo continuó, siendo Viz, que había pasado rápidamente de ser un fanzine de Newcasttle a un superventas nacional. Por alguna razón, su despiadada dieta de desvergonzado humor parece ser el plato favorito de los británicos, lo que ha  hecho que una verdadera legión de imitadores saturaran los quioscos ingleses. El editor de Viz, John Brown, trajo la revista de información sobre comics Speakeasy, con un nuevo estilo, pero fue coartada por el Comics International, un periódico sacado por Dez Skinn tras Warrior en los ochenta. Pero John Brown se prepara para 1991 con un buen contingente de títulos.













Los otros ejecutantes sorprendentes de 1990 han sido Neptune Distributions, con dos maniobras editoriales, Trident Comics y Apocalypse Ltd. Más experimental y modesta, Trident agotó el volumen St. Within's Day de Grant Morrison y Paul Grist, especialmente cuando su historia de un chico inadaptado cuyo máximo anhelo consistía en asesinar a Margaret Thatcher desató las iras de los Tory y consiguió titulares en The Sun. La otra controvertida serie de Trident, Saviour, concibe al anticristo como un superhéroes. Apocalypse, entretanto, ha reunido a varios de los creadores clave de 2000 AD -Pat Mills, John Wagner, Alan Grant, Kevin O'Neill y Mike McMahon- para confeccionar un nuevo y decididamente indecente semanal, Toxic! cuya salida está prevista en marzo de 1991. En un especial de avance de la revista, se presentó Marshall Law, de Mills y O'Neill, originalmente publicada en USA por Epic. Podría ser el primero de unos grandes cambios, destinados a que los autores británicos vuelvan a trabajar, tras haber triunfado en USA, para el recuperado mercado británico. Una razón por la que este retorno se está ya produciendo es que los contratos británicos están comenzando a ser competitivos con los de Epic/Marvel y D.C., a veces incluso superiores, lo que se consigue solamente incrementando el precio por página, royalties y derechos de sus creaciones. Durante décadas los editores no han respetado los derechos de los artistas, a menudo almacenando descuidadamente los originales, muchas veces incluso destruyéndolos, insistiendo en el anonimato de los artistas. Ahora esto ha cambiado, el mercado local es mucho más atractivo, con importantes editoriales de libros como Víctor Gollancz y MacDonald Futura desarrollando proyectos de historieta para este año. Pero el concepto de comic adulto todavía no está aceptado en Gran Bretaña, continuas operaciones policiales en las librerías de comic y la decisión de distribuidores de no importar algunos comics adultos de los Estados Unidos. Cuando uno observa que el que el docudrama gráfico Brought to Light contenga esquemas del proceso de fabricación de un cóctel Molotov puede suponer que todas las copias del libro sean retiradas por la poderosa cadena de librerías de W.H. Smiths, la batalla está lejos de ser ganada. Así, ¿Qué nos deparara este año?. A los historiadores y publicistas podría no gustarle, pero la historia de los comics, como la historia real, nunca se desarrolla en una necesariamente ordenada dirección. Sería mucho más fácil si así fuera, si progresara de acuerdo a un claro desarrollo lineal. Pero sabemos que un paso decisorio hacia adelante puede estar seguido de un retroceso importante. Un título desaparece, otro comienza. Un creador decepciona, y surge un novato prometedor. 1990 ha visto su parte de atrevimientos y decepciones, pero al menos comparada con el desgraciado estado del cine británico este año (o la industria de la música) la historieta británica nunca han estado en una situación tan favorable y a la vez impredecible. Definitivamente To Be Continued...



■ PaulGravett
Paul Gravett es el autor del New Penquin Book of Comics, de próxima aparición, y el comisario de God Save The Comics!, una exposición que se mostrará en el Salón Internacional del Comic de Barcelona en 1991.



Krazy Comics Nº20. Mayo 1991. Editorial Complot. Barcelona

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Smart Jot Down, El Pais, Nº21. Junio 2017

domingo, 4 de junio de 2017

Transformaciones, literales y de otro tipo

El guionista Straczynski narra cómo Peter Parker ya no es el chico al que picó la araña radiactiva, sino un treintañero que comienza una nueva etapa como Spider-Man.


GERARDO MACÍAS
31 Mayo, 2017




'Marvel Saga 3. El asombroso Spiderman 1'. Guión: Joseph Michael Straczynski. Dibujos: John Romita Jr. Panini Cómics, 2016.


Spider-man/Peter Parker tiene la más completa lista de secundarios: desde su figura materna, la tía May, a Flash Thompson, el abusón de instituto, sin olvidar a Gwen Stacy, primer amor de Peter, que murió trágicamente, ni a la seductora Mary Jane, posteriormente convertida en la esposa del protagonista.

Peter Parker es un icono con el que millones de lectores se han identificado desde su creación en 1962. Sin embargo, desde 1988, los guionistas no acababan de encontrar la manera de hacer que los tebeos de Spider-Man volvieran a aquellos años dorados, en los que había sido el superhéroe incomprendido que cumplía con su deber, aunque tuviera en su contra a las autoridades y al editor del Daily Bugle, J. Jonah Jameson.


Como 1988 había sido el año de la boda del personaje con Mary Jane Watson, la editorial Marvel culpaba erróneamente al enlace matrimonial de la pérdida de popularidad de la colección. Así las cosas, comenzaron a encadenarse argumentos forzados que intentaban deshacer el matrimonio, y sagas interminables sin ningún interés.

Pero realmente, lo que estaba fallando no era el matrimonio, sino el enfoque que se le daba al que había sido el héroe con el que mejor se habían identificado los lectores, pero cuya vida resultaba, desde diez años atrás, artificial.

En 2001, llegó el guionista Joseph Michael Straczynski, que había participado en teleseries como He-Man y los Masters del Universo, She-Ra, La Princesa del Poder, Guerreros sobre ruedas, Los Verdaderos Cazafantasmas, Capitán Power y los Soldados del Futuro, La Nueva Zona Crepuscular, Jake y El Gordo, Se ha escrito un crimen y Walker, Texas Ranger, aunque la fama le llegó por haber creado para la pequeña pantalla en 1993 la serie Babylon 5. En su juventud, había sido lector habitual de Spider-Man, y tenía claro cómo hacer que funcionara: Peter Parker es una persona de carne y hueso a la que hemos visto crecer con nosotros. Era absurdo insistir en que Peter pareciera joven, como hacía la editorial. Si le habíamos visto pasar del instituto a la universidad, y casarse, ¿por qué no dejar atrás esos veintitantos años en los que parecía anquilosado?

Stracynski nos ofrece al Spider-Man de siempre, pero ya no es el chico al que picó la araña radiactiva, sino un treintañero que comienza una nueva etapa. El guionista sabe que la magia de Spider-Man está en su capacidad para acompañar al lector en todos los estadios de su vida. La tía May descubre en estas páginas que su sobrino es Spider-Man, en un símbolo de liberación, gracias al cual Peter afronta por fin quién es realmente. La conversación posterior entre tía y sobrino es sincera, y hace madurar la relación entre los dos personajes, tras quitarse un peso de encima.

¿Cómo se tomaría Mary Jane el salto a la madurez que había dado su marido? Straczynski había dotado de una dimensión increíble a la tía May, y estaba dispuesto a hacer lo mismo con la pelirroja.

La primera aventura de Spider-Man desarrollada por Joseph Michael Straczynski y John Romita Jr. se titula Transformaciones, literales y de otro tipo, ya que narra un paso más en la evolución de Peter Parker y la de Spider-Man. En sus páginas se nos presenta a Ezequiel, un hombre mayor que tiene poderes arácnidos igual que Peter, y plantea una teoría impactante sobre el origen de los mismos; y a un nuevo y espeluznante supervillano: Morlun, un ser sobrenatural que se alimenta de tótems, algo, que según Ezekiel, es Peter Parker.

Spider-Man tiene que encontrar respuestas a las dudas que le crea Ezekiel, ya que serán la clave para vencer a Morlun: ¿La radiación capacitó a la araña para darle esos poderes? ¿O la araña estaba intentando darle los poderes antes de que la radiación la matara? ¿Qué fue antes, la radiación o el poder? Por tanto, paralelamente buscan su camino vital Peter Parker y su alter ego Spider-Man.

Joseph Michael Straczynski se considera uno de los grandes guionistas actuales de Marvel, ha escrito series como El Escuadrón Supremo, Doctor Extraño, Los Cuatro Fantásticos y Thor. John Romita Jr. ha dibujado los cómics más representativos de Marvel como The Amazing Spider-Man, y también el cómic Kick Ass, que ha sido llevado a la gran pantalla.


Malaga Hoy

Corazón de robot

La editorial Astiberri publica la tercera entrega 'Descender', una interesante serie de ciencia-ficción protagonizada por un robot con cuerpo de niño.



JOSÉ LUIS VIDAL
31 Mayo, 2017



Descender 3. Singularidades, Dustin Nguyen, Jeff Lemire 120 páginas. Color, Cartoné. 17 x 26 cm, año 2017. Astiberri


Si le damos un somero repaso (os recomiendo que tengáis alguna noción del idioma inglés) a los cómics que publica la editorial Image, nos daremos cuenta de que entre sus muchas novedades mensuales destacan varias que, gracias a la calidad de su contenido, se han convertido en auténticos bestsellers, tebeos que son nominados y reciben los más prestigiosos premios dentro del mundo de la viñeta.

Esta editorial también se ha convertido en una especie de "catálogo" para productores de cine y televisión, ya que debido a la clara falta de ideas que padece el negocio hollywoodiense, qué mejor que echar un ojo de vez en cuando y adaptar ideas que en el papel funcionan a la perfección (de hecho, muchas de ellas nacen con la única pretensión de ser adaptadas a la gran pantalla, sino que se lo digan a Mark Millar, cuyo sello Millarworld lleva el record de versiones cinematográficas…) o al mega éxito catódico llamado The Walking Dead.


Pero se dan casos curiosos, como el de Descender, una interesante serie de ciencia-ficción, que antes de ser publicada ya tenía detrás de su historia a varias productoras que, con su fino olfato para detectar obras de calidad, se mostraron interesadas en comprar los derechos del cómic para ser llevado a la gran pantalla. Fue la multinacional Sony la que finalmente se llevó el gato al agua. Pero para su guionista, el canadiense Jeff Lemire, esta situación no era nueva, ya que su aclamada trilogía Essex Country tendrá también su versión catódica.

Pero hablemos de Descender, el cómic, del cual Astiberri publica como novedad de junio su tercer volumen. Para los que no la conozcan, pongámonos un poco en situación. En su primer tomo, titulado Estrellas de hojalata, nos trasladamos a un futuro lejano en el tiempo, el CGU (Consejo Galáctico Unido) gobierna sobre una colación de planetas, en unos mundos muy diferentes entre sí, cada uno con sus propias características.

Los robots y los humanos conviven en perfecta armonía, estas máquinas han venido a cubrir muchos huecos en la sociedad, tanto haciendo labores profesionales, así como ocupando un lugar en la vida de muchas familias.

Todo parece funcionar a la perfección hasta un aciago día en el que el cielo se oscurece. Unos enormes colosos robóticos llamados Cosechadores atacan a los principales planetas de la coalición, sembrado el caos y la muerte… ¿Por qué ha ocurrido esto? Nadie parece saber la respuesta.

Pasan los años y un niño despierta en la más absoluta de las soledades, su nombre es Tim 21 y, bueno, rápidamente descubriremos que las apariencias engañan, ya que se trata de un robot de compañía, único superviviente de la colonia minera Dirishu-6. A partir de aquí, abrochaos los cinturones porque la acción se va a acelerar y multitud de personajes, ya que ésta es una historia coral, van a entrar en escena.

Desde el ataque de los Cosechadores nació un sentimiento de odio hacia los robots, por lo que hay planetas en los que son directamente ajusticiados de la manera más cruel posible. Pero, a la vez, ha nacido un movimiento robótico, liderado por Psius, un robot, en el que ocurre todo lo contrario. Se odia al hombre, tratando de formar una nueva sociedad compuesta solamente por máquinas.

¿Qué, os parece interesante? Pues éste es solo el principio, ya que, desde mi modesta opinión, nos encontramos ante una de las mejores series de ciencia ficción del momento (con el permiso de la también genial Saga, claro está) en la que sus creadores, el prolífico guionista Jeff Lemire (Black Hammer, Moon Knight, Old Man Logan… ) y el dibujante Dustin Nguyen (Authority: Revolución; American Vampire…) nos platean una historia en la que acompañaremos al inocente Tim 21 (recordad que tiene la conciencia de un niño) a través de mil y una peripecias, ya que él sin saberlo se ha convertido en el principal peón de un juego en que tanto la CGU, que envía a uno de sus principales agentes para atraparlo, la expeditiva Telsa Nagoki, como el mercenario Andy Tavers, junto a Reina Intermedia (una humana con implantes robóticos) van detrás del chico. A esta ecuación sumad un sosias malote llamado Tim 22.

En este tercer volumen, titulado Singularidades, Lemire hace un alto en el camino y en cinco geniales retratos (como indican sus portadas) retrocede en el tiempo y nos cuenta, en modo flashback, las historias de los principales protagonistas de esta absorbente trama: Tim 22, Telsa Naoki, el perro robot Bandido, Andy Taverns y Effie (antes de transformarse en una ciborg) y finalmente otro robot trabajador,Taladro, contestando a muchas preguntas y misterios que se han ido diseminando por el camino.

¿Pueden los robots tener sentimientos? En Descender encontrareis la respuesta…


Malaga Hoy