martes, 15 de febrero de 2011
Papel Negro
Creador de sueños
Es una mañana fresca, como casi todas en Galicia. Betanzos es un pulular incesante de gentes de la comarca. Las campanadas del viejo reloj del ayuntamiento parecen invitar a propios y extraños a solazarse unos minutos ante una taza humeante. Franqueo la entrada de un coqueto café a pocos metros del consistorio: es el lugar elegido por MiguelAnxo Prado para la cita. Una turba de funcionarios abarrota el local. Me alzo de puntillas: allí está, enfrascado en el periódico y ajeno al bullicio, al pie de un enorme ventanal.
MiguelAnxo Prado (A Coruña, 1958) ha publicado más de una docena de libros propios, aunténticas referencias en el universo de la historieta:Fragmentos de la enciclopedia délfica, Stratos, Quotidianía delirante I, II, y III, Trazo de tiza, Tangencias...; también ha participado en seis libros colectivos, ha hecho ilustración en prensa, series de animación... y hasta le queda tiempo libre para ocuparse de la dirección del festival de cómic Viñetas desde o Atlántico, de A Coruña.
Prado es para muchos un auténtico santón de la viñeta, y no sólo un autor de culto. Tres de sus libros se han publicado en al menos catorce idiomas. Prado está presente, prácticamente, en todos los países donde existe mercado de cómics.
Su vida, hasta 1993, fue bastante metódica. "Cada dos años el balance era casi siempre el mismo: un libro nuevo, una colección de trabajos y un tiempo de descompresión para oxigenarme". Pero tras la edición de Trazo de tiza entró en una dinámica imparable.
De la tranquilidad al caos
Primera etapa: Laura Esquivel, un año de trabajo y un libro, La ley del amor. Segunda etapa: Una carta encontrada en Lisboa o la aventura de vivir la capital lusa con Eric Sarner, autor del texto, y materializar sus vivencias en un libro de viajes que provocaría la envidia del minmísimo Livingstone. En 1995 se centró en Os vixilantes do Camiño, un proyecto de animación para
Prado no oculta su satisfacción por el trabajo con el hasta ahora rey Midas de Hollywood, Spielberg. Sin embargo, su verdadero mentor ha sido Richard Raynis, responsable de animación de Columbia Pictures y primer productor de Los Simpsons. La experiencia le ha venido al pelo. Prado ha tenido que hacer de todo un poco en la serie de la tele gallega, una comedia de aventuras con el Camino de Santiago de fondo: creación gráfica, guión, producción y dirección artística. Pensada inicialmente para un público adolescente, la serie posee claves de atracción para tramos de edad más adultos.
Aunque Men in black ha supuesto un salto en su trayectoria profesional, Prado sigue apegado al dibujo, a su gente, a Betanzos, a la capital herculina, A Coruña, y a su Festival del Cómic. En agosto volverá a su empeño del año anterior: que los abuelos inicien a sus nietos en la vieja mitología, Mortadelo, Superman..., y que se familiaricen con la nueva, el manga japonés o los héroes americanos de última generación, de la que oyen hablar a sus nietos.
El Pais. Hablemos de tu estilo, de las servidumbres editoriales.
MiguelAnxo Prado. He podido permitirme no hacer series o personajes fijos, o dar bandazos en cuestiones de estilo. No es ningún mérito: lo asumo como una auténtica lotería. Hay muchos autores para los que insistir en un personaje es una postura vocacional.
P. Me imagino que ha sido dificil...
M.P. Así fue. En Francia tuve que salvar, además, esa tentación perpetua del editor de insistir en una fórmula que funciona. Al final acabaron por considerarme un caso perdido. Con el tiempo he conseguido que el enganche de cada trabajo sea mi nombre y no el de un personaje determinado. Tengo mis lectores: un mosaico bastante heterogéneo que responde a la pluralidad de mis libros. Aun así, supongo que habrá una minoría de fanáticos que lean todo cuanto publico.
P. Entre tus lectores se incluyen Spielberg o el alcalde de A Coruña. ¿Forman parte de ese grupo al que apuntas?
M.P. ¡Buf! No lo sé (risas). Me complace llegar a lectores tan diferentes. A quien le guste, por ejemplo, Quotidianía delirante y se ría con sus propuestas, es muy posible que se quede más frío ante Tangencias o Trazo de tiza.
P. ¿No te complicas la vida intentando satisfacer a públicos tan dispares?
M.P. ¡No te quepa duda! Me meto en demasiados berenjenales... Menos mal que me siento poliédrico. No obstante, siempre he admirado a la gente compacta.
P. ¿No será que gozas de lo lindo dejándote seducir por la dispersión?
M.P. Es cierto que me apunto a un bombardeo. Lo mío es la esquizofrenia múltiple... Un montón de tios se llaman MigeulAnxo Prado: uno más gamberro, otro más concienciado politicamente, otro más esteta...
P.¿De veras consigues soportarlos a todos?
M.P. Todos me caen bien y convivo estupendamente con ellos. A veces se contaminan los unos de los otros. Otros, tienen clara su conciencia de que lanzan mensajes dispares.
La duda eterna
P. Aun así, tus personajes son un claro reflejo de tus dudas.
M.P. Supongo que sí. En general, abundan los carateres cartesianos, no tanto por la certeza científica de método, sino por la duda metódica: no tienen certezas absolutas, y las pocas que tienen las someten a continua revisión.
También afloran obsesiones de las que no soy consciente. Tenía la certeza, tras tantos libros, de que no existía entre ellos nada en común, aparte de mi autoría. Sin embargo, la incapacidad del ser humano para comunicarse.
P. Es la crónica de nuestro tiempo...
M.P.No hay duda de que soy hijo de este gran siglo y de esa gran paradoja: disponemos de los medios de comunicaciòn más sofisticados de la historia y, sin embargo, resulta extraordinariamente dificil comunicarse.
P. Astérix y Obélix entran en el cine y todo el mundo conforme...
M.P. El cine y la banda diseñada: comparten espacios comunes, más allá del lenguaje secuencial o el soporte visual, y son los dos únicos lenguajes que el siglo XX aporta a la historia del arte. Siempre ha habido préstamos o adaptaciones de personajes.
P. Men in black riza el rizo: del dibujo al cine y a la inversa...
M.P. Es un proceso muy a la americana: una serie de dibujos estándar que pasa sin pena ni gloria; años más tarde, dos productores avispados la redescubren y hacen una relectura salpicada de cinismo y autoparodia. Se estrena y bate todos los récords de taquilla. Dentro de su concepción global, Spielberg toca entonces todos los resortes a su disposición.
P. Supongo que tuviste que vencer ciertas reservas para asumir algo que te era ajeno.
M.P. Aquí intervino la inteligencia de Spielberg. La serie mantiene la clave de humor y recoge el entramado básico y las figuras-tipo: un jefe, un agente experimentado, otro novato y un personaje femenino, que en la serie se convierte en toda una woman in black. A partir de ahí, he tenido libertad para elegir el estilo gráfico y definir los personajes.
P. ¿Cómo respira el público norteamericano ante tanto fenómeno masivo relacionado con el mundo de la historieta?
M.P. El clásico público consumidor de cómics está en crisis. Los superheroes han sido desplazados por otros espacios de ocio -videojuegos, ordenador, juegos de rol-. El lector de tiras de autor no entra en estos terrenos.
P. Aun así, es una minoría relativa...
M.P. Los lectores de cómic europeo son una minoría tan inmensa que hace posible que autores al margen del sistema y con códigos diferentes tengamos un sitio incluso en lsa librerías de caracter general. Aun así, el 80% de mis lectores debe de trabajar en cine o en animación. Todas las personas con que me relacioné en Estados Unidos decian conocer mi trabajo. En tres casos la respuesta era veraz: el director artístico de la serie, el productor y el consejero delegado de Sony, el que abre el grifo de los dólares. Texto:Miguel Bertojo.
El Pais de las Tentaciones viernes 14 de mayo de 1999
Una de romanos en el Thyssen. El museo madrileño exhibe por primera vez en España la obra de Jean-Léon Gérôme
Una de romanos en el Thyssen
El museo madrileño exhibe por primera vez en España la obra de Jean-Léon Gérôme
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS - Madrid - 14/02/2011
Edipo, 1886
Jean-Léon Gérôme | 14-02-2011
Napoleón Bonaparte, a solas sobre su caballo, observa la Esfinge de El Cairo mientras las tropas francesas, al fondo, se preparan para la batalla.
El bardo negro, 1888
Jean-Léon Gérôme | 14-02-2011
Óleo sobre fotografía, también llamado El bardo africano
El pintor francés Jean-Léon Gérôme era un profesional, esto es, un artista cada vez más raro en un tiempo en el que, a efectos de historia del arte, importaba más el genio que el oficio. Tal vez por eso se evadió en oriente y se refugió en la historia. Entre su nacimiento (1824) y su muerte (1904) estalló el impresionismo y se gestó la revolución cubista, pero él se mantuvo voluntariamente al margen de toda veleidad revolucionaria, subido al trono de las academias. Dicen que, en 1900, cuando el presidente de la república francesa estaba a punto de entrar en la sala dedicada a los impresionistas en
Adorado por eso que llaman el gran público en un tiempo en el que el público todavía no era grande, Jean-Léon Gérôme pasó hace años al limbo de los pintores de género. Desde mañana y hasta el 22 de mayo, el Museo Thyssen expone casi 60 obras suyas entre pinturas y esculturas. El objetivo de la muestra no es "rehabilitar" al artista de Vesoul "ni hacer un alegato en su defensa, sino ponerlo ante nuestros ojos, ante un público de comienzo del siglo XXI que lo conoce poco y mal". Esa ha sido la pretensión de los comisarios de la exposición: Laurence des Cars (directora científica de
Final de la sesión, 1886
Jean-Léon Gérôme | 14-02-2011
Su taller de pinturas se convirtió a menudo en el tema de sus obras. Aquí se representa a sí mismo como escultor, con la redundancia de la presencia de la modelo y de la estatua que está esculpiendo
El padre y el hijo del artista en una puerta, 1866-67
Jean-Léon Gérôme | 14-02-2011
Esta es una de las 57 obras del pintor y escultor francés incluídas en la presente exposición
Al llegar a las salas subterráneas del Thyssen el visitante se encontrará con una desconcertante bienvenida: La jugadora de bolas (1901), un desnudo de mujer que parece haberse adelantado casi un siglo a la mezcla de pop y kitsch intelectualizado de Jeff Koons. Al menos en sus tiempos de idilio con aquella estrella del porno llamada Cicciolina. La comparación se impone. El universo de Gérôme queda en apariencia tan lejos del gusto moderno que, paradójicamente, la tentación es buscarle referentes contemporáneos. Curioso destino para un "archiacadémico" y "ultrarreaccionario" como él. Las comillas son de Guillermo Solana, director artístico del museo madrileño.
Pese a la tentación, una exposición como esta enseña a valorar en su contexto histórico la obra de un pintor que recorrió todas las estaciones que hasta el siglo XIX recorrían los de su gremio: del trabajo en el taller de un maestro (Paul Delaroche en su caso) a la labor de copia en las salas del Louvre pasando por un viaje a Italia y varios más a Egipto, Argelia o Turquía. Ese viaje termina, ya dijimos que Gérôme fue un profesional, en un lugar muy concreto: el mercado. Lo que no quiere decir que su obra -popularizada en su tiempo por multitud de reproducciones- carezca de esos fogonazos de expresividad que dicen que el dinero no puede comprar. Ahí están obras como La bacante (1853) o el retrato que hizo en una misma tabla de
Todas ellas pueden verse en el Thyssen durante un recorrido en el que tienen especial protagonismo sus cuadros de tema oriental e histórico. Los primeros, troquelados por el exotismo de la época, son fruto de una mezcla entre los viajes del artista y la demanda de sus clientes. Los segundos nacen tanto de la documentación -de la que Gérôme era un obseso- como de la evocación. Sus cuadros de gladiadores tienen, así, un aire teatral y cinematográfico de película de romanos, más de Cecil B. de Mille que de Suetonio.
Recepción del Gran Conde por Luis XVI, 1878
Jean-Léon Gérôme | 14-02-2011
En la gran escalera de los Embajadores, en Versalles, Luis XIV recibiendo al Gran Conde, reciente vencedor de la batalla de Seneffe contra Guillermo de Orange, en 1674
Sarah Bernhardt, 1895
Jean-Léon Gérôme | 14-02-2011
Retrato realizado en mármol policromado
lunes, 14 de febrero de 2011
EL MUNDO A TRAZOS
Un volumen de 2000 páginas dibujadas por 324 autores de todo el mundo. En este canon para historietistas creado en Francia por L´Associatión, participan españoles. Uno de ellos, Javier Olivares, cuenta, en clave de humor, cómo logró publicar en este Comix 2000.
Sumergido en un trabajo que parece no acabar nunca, una mañana salgo a la superficie para realizar alguna labor burocrática y escribo la fecha: 24 de abril.
El estómago se me encoge, el sudor frío y todos los demás síntomas tópicos desfilan ante mí cogidos de la mano, y el último escalofrío lleva un cartelito: "Ya no llego". Nerviosamente, busco entre una montaña de papel los bosquejos que hice. Los observo. Parece una historia complicada, si tuviese historia. Eso es lo peor: no tengo guión, tan solo unas pocas palabras y un personaje que me observa impaciente. Desesperado, barajo varias posibilidades. Puedo intentar escribir otra cosa, algo sencillo. Una secuencia con siluetas. Algo con dos personajes. Un mismo personaje que repite alguna acción. Ningún personaje. Ninguna historieta.
Quedan sólo unos días para la fecha límite. No me siento con ganas de improvisar, y menos para un proyecto tan especial como éste. Resignado a no formar parte de él me zambullo de nuevo en el trabajo interminable. Mientras buceo hacia el fondo me cruzo con un buscador de perlas manganesio, que nada hacia la superficie. Debe ser cosa de la presión, pero me pareció que se iba descojonado de risa.
Como todos los años, y siguiendo una especie de ritual (cada vez más parecido a una fiesta de ex alumnos) me acerco al Salón del Cómic de Barcelona, que se celebra a principios de mayo. Allí, casi todo el mundo ha oído hablar del Comix 2000 y mientras escucho de algunos amigos un envidiable "yo lo mandé hace algún tiempo", Max (como un druida que espanta el maleficio) pronuncia la frase mágica: "Han ampliado el plazo unos meses más".
Aliviado, vuelvo a casa lleno de ideas, descarto la historia anterior y me propongo pensar algo con calma, ya que tengo mucho tiempo por delante. Por supuesto, Umatac no se ha dado por vencido y me aleja durante algunos meses de ese trabajo con uno de sus más infames hechizos, el temible "mañana empieza".
Pero aunque es un espíritu poderoso, a veces es posible alejarse de él. Durante el mes de agosto, dejo de ir por el estudio y así, lejos de su venenoso cubil, logro escribir y dibujar una historia de cuatro páginas cuyo protagonista es un demonio llamado Hop. La termino y la envío cuatro días antes de la fecha.
Debido a la gran cantidad de participantes la gente de L´Associatión te mandan un bonito cuadernillo que, además de informarte del estado del proyecto, te notifica que has sido seleccionado para participar. Una mañana, en mi buzón asoma una pequeña carta. En su interior, el esperado folleto. Y en la casilla "Sí", una marca roja hecha con un rotulador francés. Después de esto, viene el alivio, la alegría, la satisfacción. En fin, una mezcla demasiado empalagosa para un cínico como Umatac, así que durante un tiempo, decide desaparecer.
¡Hoy por fin he recibido el voluminoso libro! Lo hojeo emocionado. Me detengo en el prólogo y leo una frase reveladora. A modo de disculpa, confiesan haber engañado en las fechas de entrega, ya que siendo ellos mismos dibujantes, conocen de sobra la tensa relación que dicho colectivo mantiene con los plazos.
¡Claro, debí suponérmelo! También ellos conocen la existencia del Diablo de
Texto: Javier Olivares.
domingo, 13 de febrero de 2011
Tintoretto. El Cautivo de Venecia
"Autorretrato". Esta visión deTintoretto sobre sí mismo cuelga habitualmente en el Louvre. Sartre vio en la imagen de este hombre de pelo blanco y ojos como "dos soles negros", la figura deteriorada de un insumiso.
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Con motivo del 50 aniversario del Hombre de Acero, la cadena norteamericana CBS presentó en las pantallas de todo el mundo una s...
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INTRODUCCIÓN El Taller de manga de Akira Toriyama y Akira Sakuma es un trabajo original. En sentido estricto, no se trata de una hist...
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A modo de recapitulación, vamos a revisar los aspectos más importantes de lo que hemos aprendido hasta ahora, concentrándonos en el estudi...