lunes, 1 de diciembre de 2025

Palindrotiras, un cómic espectacular lo mires por dónde lo mires

José Pablo García traslada al mundo del cómic el fascinante mundo de los palíndromos, esos juegos de palabras que, a día de hoy, son de las pocas cosas que no pueden ser recreados por las inteligencias artificiales.

Por Eduardo Bravo

25 de noviembre de 2025

Riña palindrómica.Palindrotiras (Autsaider Cómics)

Se conoce como palíndromo aquella palabra —"anilina"— o frase —"Dábale arroz a la zorra el abad"— que puede leerse igual de izquierda a derecha que en sentido contrario. Aunque todos los idiomas son susceptibles de tener palíndromos, aquellos con tendencia a acumular consonantes, como el alemán, lo tienen más complicado y, en todo caso, difícilmente se podrán traducir al castellano manteniendo esa peculiaridad.

A pesar de su complejidad, este curioso juego de palabras tiene una nutrida comunidad de aficionados que acostumbra a compartir sus hallazgos en foros como el Club Palindromista Internacional, asociación cultural dedicada al estudio y divulgación de estas frases simétricas a través de diferentes iniciativas. Por ejemplo, su propia revista, Semagames, o un encuentro anual donde se leen ponencias, se celebran conciertos y, llegado el caso, se discuten cara a cara las controversias surgidas entre sus miembros, que también las hay.

“Hace seis años se publicó en el suplemento Verne de El País un reportaje dedicado a mi cuenta de Twitter, Palindrotiras. Iba encabezado por una viñeta con el texto: “El asesor de Pedro se sale”, un palíndromo que llevaba años registrado a nombre de Raúl Ortiz Fernández en el recopilatorio de Víctor Carbajo, que es nuestra guía de cabecera para comprobar si existen o no”, recuerda el ilustrador José Pablo García. “Reconozco que fue un descuido por mi parte no citar la autoría y, cuando Raúl leyó el artículo por pura casualidad, pues le pasó el enlace su hermano Emilio, me escribió un poco mosqueado reivindicando su autoría, creyendo que El País me estaba pagando una pasta gansa por todo aquello”.

Lo que en un primer momento parecía un desencuentro insalvable entre palindromistas –que debía poco menos que dirimirse en el campo del honor o en los tribunales–, se reencauzó dando lugar a una amistad entre José Pablo García y Raúl Ortiz Fernández (ROF) que acabó enriqueciendo al universo del palíndromo.

“En realidad, fue una suerte que el periodista Pablo Cantó incluyese esa tira en el artículo, así como que Emilio lo leyera. De no haber ocurrido, Raúl, que no tiene redes sociales, jamás se habría puesto en contacto conmigo, por lo que yo no le habría podido proponer colaborar en la cuenta”, recuerda ahora José Pablo García, alguien que, pese éxito que su perfil de Palindrotiras estaba empezando a adquirir, no conocía todavía a ningún palindromista. “Llevaba cinco años solo al frente de la cuenta de Twitter y estaba un poco hasta las narices, la verdad, así que colaborar con él fue un acicate para seguir adelante con esta chaladura. Al poco tiempo se sumó al equipo Roberto Sánchez, ‘Peramento’, que impulsó más aún nuestro nivel productivo”.

Ahora, estos tres titanes del palíndromo han unido sus fuerzas y talentos para publicar Palindrotiras, un libro editado por Autsaider Cómics que es, a su vez, un repaso de la historia del cómic a través de unas ilustraciones en las que José Pablo García recrea el estilo de grandes autores de la viñeta internacional. En la siguiente entrevista, estos maestros del palíndromo explican (a tres voces) más detalles acerca del proyecto.



Portada de Palindrotiras.

Autsaider Cómics

GQ: ¿Cómo surge su afición a los palíndromos?

Raúl Ortiz Fernández: No recuerdo ningún hecho concreto que me uniera a ellos, pero desde muy pequeñito ya tengo conciencia de jugar sin parar con las letras y con los números. ¡Supongo que porque eran gratis!

José Pablo García: Como cuento en el epílogo de Palindrotiras, en mi caso los descubrí de niño, leyendo uno del maestro Fernando Sáenz Ridruejo en la revista Blanco y Negro: “Si Tito ya muere de reuma, muere de reuma y otitis”. Siempre me hicieron mucha gracia por su sonoridad, pero tardé un montón en aprender a hacerlos.


GQ: ¿Hay alguna técnica o truco a la hora de componerlos?

JPG: Hay que cazarlos al vuelo. Tengo la costumbre de ir leyendo todo al revés, buscando palabras que me den pie a arrancar con uno. Una vez que la tengo, suelo comenzar por el centro de la frase y los hago crecer por los lados hasta que consigo darles un cierre.

Peramento (Roberto Sánchez): A mí me puede pasar también durante una conversación u oyendo la radio: escucho una palabra que tiene cabida en un palíndromo, una semilla palindrómica, y no paro hasta completar uno con la técnica que menciona José Pablo. Yo a esta tara mental la llamo “Oí ‘gol!’ en un elogio”.

ROF: Realmente, uno disfruta con los palíndromos cuando los va descubriendo por sí mismo al ponerse a darle vuelta a las palabras. Los trucos se van adquiriendo después, poco a poco, de forma casi inconsciente. De hecho, si hubiera una técnica concreta, dejarían de tener atractivo. Según cuentan por ahí, parece que ni siquiera la IA dispone a día de hoy de algoritmos para hacer palíndromos…

GQ: Habida cuenta de su dificultad y sus reglas, ¿los palíndromos son finitos o infinitos? ¿Qué resulta más complicado, el hecho de encontrar la sucesión de palabras que se lean igual en ambas direcciones o que la frase en cuestión tenga sentido?

PER: Son dos buenas preguntas que nos acabamos haciendo todos los palindromistas…

ROF: Los palíndromos pueden verse como un puzzle hecho de una serie de piezas cuyas formas son finitas, pero que pueden ensamblarse muchas veces hasta formar mosaicos de gran tamaño, teóricamente infinitos. Lo que ocurre es que, como los palíndromos no son una simple sucesión de letras simétricas, sino que deben tener sentido y corrección lingüística, suelen perder frescura a medida que se van alargando, como esta respuesta. En un buen palíndromo, la simetría debe pasar desapercibida: esta es la verdadera dificultad de este juego de palabras.



Palindrotiras (Autsaider Cómics)

GQ: ¿Los palíndromos tienen autoría, como sucede, por ejemplo, con un poema?

PER: A mí me gusta el concepto “incidente de coautoría”, y me parece maravilloso porque es un hilo que puede unir a dos personas hablantes del mismo idioma más allá del tiempo y del espacio. “Allí ves Sevilla” se le ha ocurrido, y se le puede seguir ocurriendo de manera genuina y original, a cientos de castellanoparlantes, y todos ellos son y no son autores de esa genialidad: eso es algo de entidad casi cuántica.

ROF: Hay quienes ven los palíndromos más como creación que como descubrimiento, y viceversa. Lo cierto es que hay un poco de todo. En los palíndromos cortos prima el descubrimiento. Nadie puede atreverse a decir, por ejemplo, que ha creado el palíndromo “Allí ves Sevilla”, pues la relación simétrica entre estas dos palabras es tan evidente que se descubre en cuanto te fijas un poco en ello. Por tanto, es normal que varias personas, de forma independiente, puedan descubrir los mismos palíndromos si son relativamente cortos. Esta coincidencia es más complicada conforme se van haciendo más largos, porque ahí ya entra en juego un poco más la creación. En definitiva, tiene más sentido hablar de autoría en trabajos palindrómicos extensos que de palíndromos tomados individualmente.

GQ: ¿Cómo surge la idea de hacer un libro en el que, a través de los palíndromos, se recorra la historia del cómic?

JPG: Inicialmente, pensé en utilizar un estilo homogéneo, pero no acababa de funcionar la cosa: resultaba algo repetitivo y falto de chispa. Luego comprobé que el propio cambio de registro gráfico, haciéndolo pasar por obra de autores pertenecientes a distintas épocas, le añadía un plus de comicidad y otra capa de significado al texto. Más tarde me di cuenta de que esta artimaña me permitía establecer un orden cronológico a las páginas; de lo contrario, todo sería un indigesto batiburrillo.

GQ: En Palindrotiras no solo hay frases simétricas, sino que incluso se desarrollan historietas con diálogos que tienen sentido narrativo sin dejar de cumplir con esas exigencias que implica este juego de palabras. ¿Es eso habitual en el mundo palindrómico o es una particularidad de Palindrotiras por girar en torno al cómic?

ROF: Los palíndromos unen conceptos que de otro modo sería muy difícil relacionar. Ese carácter onírico y surrealista, cuando se presenta con un sentido creíble y una corrección lingüística aceptable que hacen que la simetría quede en un segundo plano, es lo que consigue que el palíndromo adquiera ese hálito mágico. Así lo decía Markos Gimeno cuando le preguntaban para qué servían los palíndromos: “Pues los palíndromos sirven para... flipar”.

PER: El palíndromo requiere, como la ficción, de una especie de suspensión de la credibilidad. Si entras en esa zona mental, encuentras fascinantes frases que aparentemente carecen de sentido. El cómic, con su secuenciación y su visualidad, consigue que palíndromos que no tienen sentido lo adquieran, y esta creo que es la gran aportación que ha hecho José Pablo al palindromismo.

ROF: Su aportación ha sido hacer cómics a partir de palíndromos, no tanto relacionar palíndromos con dibujos, que eso lo ha hecho mucha gente antes... (Risas). José Pablo ha sabido aprovechar su dominio del dibujo para crear este universo palindrotírico.

GQ: Hay gente que se pregunta cómo hizo para convencer a tanto autor para que le dibujara una viñeta, pero lo que no saben es que lo ha ilustrado usted todo. ¿Cómo ha conseguido reproducir tal cantidad de estilos, rotulaciones, trazos…?

JPG: Como a muchos dibujantes —pienso en Miguel Gallardo, Daniel Clowes, Typex, Ricardo Peregrina o Víctor Puchalski—, me divierte imitar estilos. Lo pasé tan bien haciendo Las aventuras de Joselito (Reino de Cordelia, 2015) que necesitaba encontrar otra buena excusa para repetir la experiencia, no quería que se tratara de un ejercicio vacuo sin más. He intentado ofrecer el muestrario de dibujo humorístico más completo que he podido, procurando que las diversas épocas quedaran bien representadas y buscando un equilibrio en el conjunto.

GQ: ¿Se eligieron de alguna forma especial los palíndromos y los diferentes estilos de los dibujantes o se hizo al azar?

JPG: En un principio, mi idea consistía en elegir mis mejores palíndromos e ilustrarlos. Pero, claro, Palindrotiras llevaba años siendo un equipo, y dejar fuera del proyecto a Raúl y Peramento hubiera sido una cretinez por mi parte y un desperdicio de talento: ellos son más prolíficos que yo, han compuesto miles de palíndromos por cabeza. Así que les propuse picotear también de su vastísima producción y aceptaron.

Por tanto, hice una selección de nuestros palíndromos más descacharrantes y los clasifiqué por temáticas: política, drogas, deporte, cine, sexo, escatología, alcohol, violencia, salud… Por correo electrónico, a través de hilos larguísimos, discutimos esta recopilación y seguimos cribando. Quiero llamar la atención sobre el hecho de que Raúl vive ajeno al WhatsApp y las redes sociales, y que Peramento no tiene ordenador. Así que nuestra comunicación es menos fluida de lo deseable.

Sobre la marcha, mientras yo dibujaba, íbamos modificando las secciones temáticas iniciales e incorporando otras nuevas. Los diferentes estilos gráficos me fueron surgiendo de manera intuitiva: había palíndromos que me evocaban a La Codorniz, otros a Hermano Lobo, otros al The New Yorker... Buscaba siempre la adecuación del dibujo con el texto y la mayor comicidad. Un encaje de bolillos, vamos.

GQ: A pesar de toda esa variedad de estilos, y salvo que esté equivocado, se echa a faltar un “José Pablo García” reconocible como el de El 2 de mayo o las ilustraciones para los libros de Paul Preston. ¿Por qué?

JPG: Como dice el dibujante Max, el “estilo” está más relacionado con la visión del mundo de un artista que con su manera de dibujar, y estoy totalmente de acuerdo con eso. A pesar de haber hecho homenajes de lo más variopinto, creo que hay algo de mí reconocible en cada una de las páginas y una extraña conexión entre ellas. También es cierto que la sonoridad de los palíndromos condiciona mucho el tono general del libro.

Pensé en dedicar una sección al auto-homenaje, reciclando imágenes de mis propios cómics, pero enseguida me dio vergüenza y reculé. Para una viñeta de El 2 de mayo (Reino de Cordelia, 2020) teníamos la frase “¡La tropa, la tropa! Tamaña su saña, mata portal a portal”; pero mi palíndromo preferido era este, que hubiera ido acompañado de una escena de El hijo del chófer (Norma, 2022): “Al país ama la yaya y a la masía, Pla”.

Resulta paradójico que en mis dos proyectos más personales, Las aventuras de Joselito y Palindrotiras, haya optado por un grafismo mutante y que en los encargos mi dibujo sea más reconocible. Esto se debe, y ya respondo a tu pregunta, a que me divierte más jugar a ser otro que seguir fiel a mis tics y mis truquitos. Con el cómic biográfico de Franco acabé extenuado, precisamente por haber tenido que mantener la homogeneidad visual a lo largo de doscientas páginas, así que Palindrotiras me lo he tomado como unas vacaciones.

GQ: Para terminar, ¿tienen previsto darle continuidad al proyecto? ¿Habrá una segunda parte de Palindrotiras?

PER: Si tiene éxito, quizá pongamos en marcha un proyecto más oscuro basado en calambures del que de momento solo tenemos el título: “Él te ve osado: el tebeo sado” (Risas).

JPG: Personalmente, me haría mucha ilusión poder colaborar en El Jueves. Una sección mensual de palíndromos, adaptados al tema que toque en cada número, es todo lo que sus lectores necesitan. ¡Tenemos cuerda para rato!




Palindrotiras (Autsaider Cómics)


Revista GC


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