[En la página de Jot Down, entrevista a María Hesse]
Maria Hesse nos invita a abrazar y a comprender la desazón a través de su último libro, una obra que exorciza las heridas a través de un vocabulario plástico y un léxico honesto y vibrante.
Texto: María Ovelar Fotos: Antártica
Aunque dibuja desde los seis años. Hesse no estudió Bellas Artes, sino Magisterio: en medio de unas oposiciones, decidió abandonar la carrera docente para cursar un ciclo superior de ilustración. Autora de varias biografías gráficas (Frida Kahlo, David Bowie, Marilyn Monroe), de la renovación de clásicos a través del dibujo como Mujercitas (de Louisa May Alcott) y Orgullo y prejuicio (de Jane Austen), y de libros ilustrados que reflexionan sobre arquetipos como el de la femme fatale (Malas mujeres), Hesse ha desarrollado un estilo reconocible por los tonos vibrantes y el trazo curvilineo y acuoso. Un efecto al que contribuye no solo su técnica -basada en el gouche y la tinta china-, sino también un vocabulario plástico altamente sensitivo y feminista.
Algunas experiencias, razona la autora, son tan traumáticas que las confinamos en una guarida para que no campen a sus anchas por nuestra memoria. "Cuando los miedos se escapan, hablo mucho con mi pareja [Boris, con quien lleva seis años y a quien dedica el libro] y con mis amigas, un refugio. Si no soy capaz de controlarlos, recurro a la psicóloga. Cualquier preocupación se refleja en el cuerpo. He aprendido técnicas de relajación para parar el flujo del pensamiento. Pero confieso que ahora no las practico mucho". A la falta de tiempo, ha contribuido la maternidad. Hesse es madre de un bebé de un año. "He aprendido a decir que no, a que no pasa nada por rechazar proyectos. No quiero renunciar a la crianza. Durante el embarazo, noté que mi cabeza funcionaba lentamente. No podía abarcar tanto trabajo y en el posparto he preferido dedicarme a mi bebé".
La protagonista de El miedo sucumbe a varias metamorfosis, al principio es la chica-pelícano, en referencia al poema de Adrienne Rich, incluido, junto a otras poesías, en la obra, aunque no son los únicos versos en los que se ha refugiado: Anne Sexton, Alejandra Pizarnik, Raymond Carver, Piedad Bonet y Lara Moreno también están presentes. Enseñanzas sobre la desazón que conviven con las sugerentes letras de canciones de Tulsa y de Lorena Álvarez, y con citas de Marie Curie, quien nos recuerda que "no hay que temer nada en la vida, solo comprenderlo", y que "es el momento de comprender más para temer menos".
En medio de una relación tóxica, a la protagonista le falta el aire, el corazón y las pulsaciones se le aceleran y la habitación le da vueltas... En urgencias, la tranquilizan; "Es un simple ataque de ansiedad", le dicen, y el médico de cabecera le receta tranquilizantes. "Mucha gente sufre depresión y ansiedad. Vivimos en una sociedad que nos genera la necesidad de hacer un millón de cosas, de encontrar un oficio que nos apasione. Una sociedad que mercantiliza nuestras aspiraciones y nuestro estilo de vida", argumenta en alusión a la cultura del esfuerzo, el capitalismo hiperconsumista y a la sociedad del cansancio de Byung-Chul Han. "Todo esto genera frustración. Sé lo que es agotarse física y mentalmente de tanto trabajar; te anula". Hesse sigue escribiendo y pintando sobre la maternidad, un tema presente en El miedo: "Mis amigas madres solteras son muy valientes. Aunque, mucho mejor ser madre monoparental que con una pareja disfuncional".
Revista Smoda Nº 313- Septiembre 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario