martes, 4 de junio de 2024

Conversaciones a la contra: Moderna de pueblo. Ilustradora y autora de comics

 

Moderna de Pueblo, en su casa de Madrid el día 13. Álvaro García


Mónica Ceberio Belaza

Madrid

Raquel Córcoles (Reus, Tarragona, 37 años) es Moderna de Pueblo, ilustradora y autora de cómics que acaba de reeditar su libro Los capullos no regalan flores (Editorial Zenith), publicado por primera vez hace diez años. La idea era hacerlo tal cual, pero cuando lo leyó se dio cuenta de que las viñetas no pasaban su propio filtro, de que había muchos planteamientos que le parecían obsoletos y que su visión de la sociedad, de las relaciones de pareja y del papel de la mujer había cambiado tanto que no podía publicarlo tal cual. Así que lo ha hecho añadiendo comentarios (y críticas) a aquello que dibujó en 2013. Empezando por el título, en el que ha tachado el "no".

Pregunta. ¿Cómo ha cambiado su manera de ver el mundo?

Respuesta. Mi intención cuando publiqué el libro por primera vez era hacer un género que me fascinaba y que me servía de lexatín: una comedia romántica. Me parece que estaba bien enfocado y que tenía mucha parte de realidad, pero todo el protagonismo de mi vida se lo llevaba la búsqueda de una pareja, el adaptarme al chico de turno para gustarle. Eso es lo que ha quedado totalmente desfasado.

P. ¿Esperaba ser tan crítica con su propio cómic?

R. Yo no suelo releerme una vez que un libro ya está publicado, pero tenía la intuición de que no había envejecido bien. Por ejemplo, publiqué en redes una viñeta en la que Moderna y su compañera de piso se abrazan por haber conseguido instalar un programa en el ordenador, y me llovieron las críticas. Con razón. El cliché de "ay, qué patosas somos, que poco nos orientamos", nos perjudica.

P. Internet apenas aparece en su libro, pero ahora dibuja a los "capullos" de Instagram.

R. Todo ha cambiado mucho. Ahora tenemos, por ejemplo, al likeador. Antes había hombres que te llamaban guapa por la calle. Sus parejas, claro, no lo presenciaban. Ahora está ese tipo de hombre que da un like a cada publicación de cada mujer guapa en las redes sociales. Esto es mucho más público que el piropo callejero, y genera problemas. Cuando las parejas se quejan, el likeador le da la vuelta y se queja de un exceso de control. Hemos pasado del baboso callejero al baboso digital.

P. ¿En qué ha cambiado la masculinidad en estos 10 años?

R. La masculinidad sana existe, y hay muchos hombres reflexionando sobre los roles de género y cómo quieren que sean sus relaciones. Pero por otro lado también veo otros que por reacción al feminismo se van a un lugar muy oscuro, muy misógino, como esos hombres que he sacado de conversaciones reales en Internet en una viñeta y que concluyen que tiene que ir a buscar extranjeras para tener novias sumisas.

P. Usted usa el humor y la parodia en sus reflexiones, pero muchas veces recibe críticas por generalizar.

R. Muchos se sienten atacados, pero yo no estoy hablando de los hombres, estoy hablando de los capullos. Y no digo para nada que todos los hombres lo sean ni quiero hacer una pelea de bandos.

P. ¿Y que pasa con las capullas?

R. Claro que las hay, yo no defiendo la perfección en las mujeres. Pero, como autora, pongo el foco en otro sitio: en los hombres que me he encontrado y en sus comportamientos.

P. Habla también en el libro de otro fenómeno: de hombres a los que les cuesta mantener relaciones con mujeres con más éxito, con más poder, con más dinero.

R. A mí, mi pareja me ha empujado siempre a mejorar, aunque esto haya supuesto  dedicarle mucho tiempo a mi carrera. Pero hay quien empuja justo en la otra dirección, quien pretende que quieras conseguir menos porque no le haces casito.

P. En qué quedamos entonces, ¿los capullos regalan o no regalan flores?

R. Desde luego, no es un signo con el que puedas identificar el amor y el romanticismo. Hay que dejar de fijarse en los detalles equivocados.

El Pais. Sábado 25 de mayo de 2024


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