lunes, 25 de marzo de 2024

Confesiones dibujadas de un condenado a muerte

Caio Ruvenal

Madrid


Una viñeta de Perpendicular al sol.


Renaldo McGirth (Florida, 33 años) se convirtió en 2008 en el más joven condenado a muerte, tras el asalto por parte de tres hombres a una casa que terminó con la muerte de una mujer. Tenía 18 años. "Necesito apoyo para conservar mi humanidad", dice el reo a EL PAÍS desde el corredor de la muerte en la Institución Correccional Union en Florida, donde lleva 15 años recluido. Ese grito de auxilio aparece también en el cómic Perpendicular al sol (Salamanca Graphic), donde Valentine Cuny-Le Callet (París, 28 años) ilustra la correspondencia que tuvo con McGirth durante casi una década.

A Cuny siempre le atormentó la idea de que la pena capital siga vigente en pleno siglo XXI. "No consigo concebir los horrores por los que condenaron a los hombres que he visto en el corredor de la muerte; esa violencia me supera. Pero la de las instituciones contra ellos me supera también. Se dedican a momificarles el cuerpo y la mente, y luego les inducen a esa muerte, a veces décadas después de los hechos que provocaron la condena, a veces cuando ya ni se parecen en nada a la persona que fueron", escribe la autora en su primera novela gráfica. Sin embargo, no empezó la correspondencia pensando en hacer un libro, sino para acercarse a ese mundo que la indignaba, pero también le provocaba curiosidad. La idea de plasmar en una obra cientos de miles de cartas vino seis meses después de que mandara la solicitud de participación en el programa de correspondencia con un condenado a muerte, a través de la Acción de los Cristianos para la Abolición de la Tortura (Acat). Cuando, con 19 años, visitó por primera vez a McGirth, se sintió sobrecogida.

Desde la introducción, Cuny señala que el libro es una coautoría entre ella y McGirth, pero la ley estadounidense prohíbe que los presos obtengan rédito económico del relato de sus delitos. "Quiero que la gente vea lo que la bendición de una amistad puede significar para dos personas. Quiero que vean la lucha, pero también hacerles entender que ni yo ni ellos nos definimos por las experiencias negativas", explica McGirth. Sus respuestas, al someterse a un detallado escrutinio por parte de las autoridades, tardan varios días en llegar. McGirth espera desde 2016 una nueva audiencia que confirme su pena de muerte o lo sentencie a cadena perpetua sin libertad condicional, después de que el Tribunal Supremo de Florida anulara el fallo, siguiendo la orden de la Corte Suprema de que todas las sentencias de pena capital posteriores a 2002 deben ser unánimes: la de él fue una decisión de cuatro jurados contra uno.

La intención de Perpendicular al sol nunca fue un alegato de la inocencia o culpabilidad de su protagonista, según su creadora, sino inmiscuirse en los pensamientos de un reo que no se sabe cuándo será la última vez que despierte. "Soy rehén, pero no solo del Estado, de la ley, de las apelaciones, sino también de mis propios sueños y de saber que hoy están más lejos que cuando era un crío", se lee en una carta de McGirth. Cuny dedica un par de páginas a reconstruir el asalto y lo que sigue son ilustraciones hiperrrealistas que dan vida a la cabeza de McGirth, cuyas misivas componen la mayoría del libro.

El lector asiste en primera fila a las batallas internas del convicto, que se van agudizando hacia el final del libro: "Sufro los efectos de mi condición. Me destruye, me avergüenza (...) Dios ha hecho de mí un auténtico ser humano y eso nadie me lo arrebatará".

Portada de Perpendicular al sol 

Valentine Cuny-Le Callet

Salamandra Graphics

También están las peleas mentales de Cuny, quien se pregunta si es culpa que Mc Girth entre en depresión al hacerle excavar en su cabeza: "Al principio me causaba mucho conflicto pensar si había hecho algo malo. Pero me di cuenta de que sus cartas eran un mensaje de "continúa", "sigue escribiendo", porque cada una de ellas le costaba dinero, esfuerzo", cuenta la artista.

De hecho, las cartas son su conexión con el exterior, lo que le permite ver la realidad. Ahora McGirth mantiene correspondencia con ocho personas, aunque algunos escriben una vez y otros solo quieren compartir sus pensamientos sobre el libro. "Las cartas me permiten conservar mi humanidad, ser parte del mundo, de sus vidas... vivir fuera de los barrotes, del hormigón y del acero de este infierno hecho por el hombre. Y amar y ser amado", responde por escrito.

"¿Cómo representar los recuerdos, los sueños y los miedos de Renaldo?", se pregunta a sí misma la artista en el tebeo. La respuesta tiene dos vertientes: por un lado, las imágenes que reconstruyen memorias y lugares reales, dibujos hiperrrealistas con muchas escalas de grises; y, por otro, las ilustraciones alegóricas y simbólicas que representan los pensamientos del protagonista, y que Cuny realiza con xilografías.

Al recurrir a un estilo realista, Cuny se apoya en un sinfín de referencias artísticas y documentales, desde el cuadro El jardín de las delicias de El Bosco hasta libros de botánica, pasando por fotos del archivo del Estado de Florida. Su proceso de investigación se incluye en el cómic y revela cómo históricamente se ha utilizado una gramática visual racista para representar a las personas negras: mammys (uso despectivo para las mujeres negras que realizaban trabajo doméstico), pickaninnies (peyorativo para niños afrodescendientes) o el estereotipo de su gusto por las sandías.


El Pais. Cultura. 25 de marzo de 2024

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