Dandadan
Yukinobu Tatsu
Norma Editorial
Japón
Rústica con sobrecubierta (4 vols. publicados hasta la fecha)
208 págs. (cada vol.)
Blanco y negro
Traducción: Gemma Tarrés Guasch
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Odio este sitio
El cómic (técnicamente, webcómic) de Yukinobu Tatsu llegó avalado por cierto revuelo e impresión de novedad. Fijándonos sólo en el envoltorio, parecía que nos encontrábamos ante otro shōnen de acción y humor al uso. Pero tenía un algo diferente. Un aroma distinto. Tras algunos meses dándole vueltas, mi teoría es la siguiente: Dandadan no es el primer —aunque sí uno de los más llamativos y populares— exponente de una nueva casta de shōnens de acción sobrenatural que no están creados, de entrada, por ni para la «generación Caballeros del Zodíaco». Los códigos están cambiando, las formas de expresión y las narrativas están evolucionando... y la irreverencia está yendo unos cuantos pasos más allá, escapando de costumbres que se habían tornado previsibles y formulaicas. No en vano Yukinobu fue asistente de Fujimoto Tatsuki, tanto en Fire Punch como en Chainsaw Man, ambas obras muestras ejemplares de esta forma nueva e impredecible de entender el shōnen mainstream. Algo de relevo generacional se percibe también en el hecho de que Dandadan se comenzara a publicar originalmente en la revista online Shōnen Jump+ en 2021, no solo en Japón, sino también simultáneamente en la app Manga Plus de Shûeisha en inglés y español (aunque se publicara más adelante en tomo físico, como es habitual). El salto generacional no es solo de contenido, sino que parece ser también de continente. Artyom Topilin y Kyle Starks (ECC Ediciones)En lo que a conceptos y temas se refiere, existe también un diálogo intergeneracional en los temas de esta obra protagonizada por dos alumnos de instituto (una chica popular, fan de lo sobrenatural, y un chico introvertido sin amigos, fan de lo extraterrestre) obligados a formar un dúo cómico/de acción cuando descubren que todo aquello en lo que creían resulta ser cierto a niveles decadentes y estratosféricos. La investigación de lo paranormal en el instituto en clave de humor es un clásico, y nos recuerda a propuestas descatalogadas, como Encrucijada Mágica, de Mukudori Nem (publicada entre 1998 y 1999 por Planeta De Agostini); mientras que las dinámicas de amor/odio entre personas y los gags de violencia física o con picardía y dobles sentidos (en Dandadan encontramos una breve aproximación al ecchi en un momento puntual del primer tomo, pero bien reconducido, apropiado y consecuente con el tono de la obra, no para satisfacer la mirada lasciva) que son puro Takahashi Rumiko. Y sin embargo, aun teniendo en cuenta todo lo anterior, hay una voluntad, quizá inconsciente, de escapar de los típicos relatos protagonizados por alumnos de instituto ataviados de uniforme y circunscritos a normas estéticas y de comportamiento ya añejas, así como un frenetismo dialéctico que se apoya fuertemente en el juego de palabras (la traducción y el ingenio a la hora de acuñar neologismos es un aspecto crucial de la obra, y en su éxito reside el buen funcionamiento de su humor), la verborrea, la hiperactividad y la huída de cualquier tipo de formalidad.
Todo esto viene reforzado por un trazo eléctrico, heredero claro de Fujimoto-sensei, pero con un acabado fino que, en vez de apoyarse en la com- posición surrealista, se apoya en la velocidad y el frenazo para impresionar con despliegues monstruosos (literalmente) de doble página. Diseños de personaje angulosos, choques entre extraterrestres y espíritus —a cada cual más grotesco—, competiciones de ingenio sobrenatural, genitales robados, amigos que podrían ser más que amigos si no primara el pitorreo, protagonistas poco al uso en un shōnen de estas características y, por supuesto, la inolvidable Turbovieja. Corre, corre, que te pilla.
Jot Down 7. Anuario de Comics
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