miércoles, 1 de noviembre de 2023

Doble singladura con Patrick O´Brian

 El faro del fin del mundo / Jacinto Antón


Imagen de Master and Commander con la Rose convertida en la Surprise.

La casualidad (o el destino) ha querido que me haya vuelto a embarcar bajo el mando del capitán O´Brian, y por partida doble. Patrick O´Brian (1914-2000) fue el autor de la mejor serie de aventuras navales de todos los tiempos, las 20 novelas (más una inacabada) protagonizadas por el capitán de la Marina Real Británica Jack Aubrey y su amigo el naturalista y espía Stephen Maturin y que transcurren durante las guerras napoleónicas. Esas novelas, en Edhasa, forman parte de la tradición marinera (literaria) de muchísimos lectores y están ancladas en un lugar privilegiado de nuestros corazones y bibliotecas.

Yo no pensaba para nada en O´Brian -al que tuve la fortuna de conocer y entrevistar varias veces (aunque en una ocasión se enfadó conmigo y sopesó colgarme de la verga, en el sentido náutico)-. El caso es que el otro día estaba con unos compañeros periodistas en la librería Daunt Books de Londres cuando uno de ellos, Jesús García Calero, me dijo con una gran sonrisa de autosatisfacción "mira lo que he encontrado" mientras exhibía un pequeño volumen. Era The Uncertain Land and Other Poems (Harper Collins, 2023), la edición de bolsillo de la poesía de O´Brian, publicada en 2019. Diablos, yo no lo tenía. Era el único ejemplar ("oh, qué pena") y Calero me lo restregó ante los ojos de tal manera que lamenté no haberle ahogado en el Nilo una vez que tuve la oportunidad. Su autocomplacencia le impidió ver que yo a mi vez había pillado otro libro, aún mejor, sobre el universo de O´Brian: el apasionante All Hand on Deck, a Modern Day High Seas Adventure to the Far Side of the World, de Will Sofrin (Abram Press, 2023), el relato del aventurero del viaje de la fragata Rose que iba a encargar a la Surprise, el barco más famoso de la serie de Aubrey-Maturin, en la película de Peter Weir de 2003 Master and Commander: la costa más lejana del mundo.

La poesía de Patrick O´Brian (he conseguido finalmente el libro por Amazon) se publicó póstumamente en 2019 tras aparecer los poemas, un centenar, inesperadamente en un sobre de manila en un cajón de su antigua casa. O´Brian fue un poeta secreto y ninguno de sus lectores sabíamos de esa faceta de su creación más allá de la poesía del mar que plasmó en sus novelas. Dicho esto, y que todo fan del escritor debería leerlos para completar su visión sobre él, los poemas de Patrick O´Brian a mi personalmente me han dejado bastante frío.

O´Brian era un hombre muy especial y difícil, con una vena colérica. Sus versos carecen de lirismo y son arduos, duros y secos (cosa rara en un escritor de novelas náuticas), algunos transpiran amargura y una tristeza saturniana marchita.

Mucho más gratificante y desde luego náutico es el segundo libro del que les hablaba. El relato de Wil Sofrin de cómo una muy heterogénea tripulación de 30 marinos (entre ellos el autor y ocho mujeres) llevó la fragata HMS Rose desde Newport, Rhode Island, en el Atlántico, hasta San Diego, California, en el Pacífico, atravesando el canal de Panamá, para el rodaje de Master and Commander. La Rose es una réplica exacta construida en 1970 de la fragata británica de 20 cañones del mismo nombre de 1757. Peter Weir se enamoró de ella al verla y la consideró imprescindible para su película. Así que 20th Century Fox compró la embarcación y la envió al set de rodaje. Desde luego no fue un crucero de placer. Sofrin explica la dificultad de maniobrar, con 30 personas en lugar de las entre 180 y 250 de una fragata británica en su época, un barco de madera de 54,6 metros, tres palos e inmensas velas cuadras.

Las paga y los retretes eran algo mejores (aunque no mucho) que en la Royal Navy de Nelson y lo pasaron igual de mal cuando se encontraron con una galerna. En el otro extremo, la belleza del velamen al navegar a todo trapo, la fosforescencia de la vida marina en torno a la Rose o el paisaje idílico al fondear en Isla Taboga.

Partieron de Newport el 10 de enero de 2002 y llegaron a San Diego el 15 de febrero. Uno de los momentos más excitantes es cuando el capitán comunica que entran en aguas en las que se ha detectado la presencia de piratas modernos. El inventario de armas a bordo arroja sólo dos espadas, un mosquete, cuchillos y bicheros. ¿Y los cañones de la fragata? La Rose lleva sólo cuatro, de seis libras, (al llegar le pondrán los de atrezo) y tienen pólvora, pero no balas, así que sopesan cargarlos con tornillos y clavos...

Finalmente, la fragata llegó a salvo a su cita con Hollywood para vivir la segunda parte de su aventura: el rodaje, con todas sus complicaciones. Pero esa es ya otra historia.


El Pais. Cultura. Sábado 30 de septiembre de 2023


No hay comentarios: