Lance Tooks, en el club Jazzbar de Madrid el día 14. Abajo, una viñeta de su novela gráfica Shalom. SANTI BURGOS
El ilustrador vive en Madrid desde hace dos décadas, pero sigue publicando en Estados Unidos y diseñando animaciones para películas, vídeos y publicidad
JACOBO RÍVERO, Madrid A Lance Tooks (Nueva York, 59 años) le gustan los bares porque dice que son el lugar idóneo para trabajar. Si además suena jazz, la combinación es perfecta. La música es una de sus "musas" y la improvisación es parte de su estilo. Cuando dibuja, le gusta arrastrar el lápiz al compás de un disco y tiene una serie de ilustraciones que hizo bajo la inspiración de Prince, además de retratos de músicos como Billie Holiday, Thelonious Monk, Sara Vaughan, Miles Davis o Charles Mingus.
Pero Tooks no es un dibujante cualquiera. Es un artista todoterreno que estuvo en la plantilla de la editorial Marvel Cómics entre 1979 y 1983, cuando se hicieron populares personajes como X-Men o Daredevil. También ha realizado animaciones para más de un centenar de vídeos musicales o películas, entre ellos el Who's That Girl de Madonna; y ha colaborado con sus dibujos en numerosos proyectos sociales a favor de la comunidad afroamericana y en contra de los abusos policiales. En 2006 ganó el premio Glyph, concedido al mejor escritor negro de cómics. Vive en Madrid desde hace 20 años, donde ha encontrado su lugar en el mundo y donde desarrolla otra actividad: es la voz en inglés de las guías de varios museos como el Prado, el Thyssen, la Fundación Mapfre o el del Athletic de Bilbao.
Lleva siempre encima un cuaderno de dibujo de los miles que tiene, y ha donado su archivo a la Universidad de Columbia, en Nueva York. Ahora prepara la animación para un documental dirigido por la productora, escritora y activista LGTBI estadounidense Lola Rocknrolla, sobre la vida y extra¬ña muerte de Dean Johnson, un icono queer (persona que rechaza ser clasificada por sus prácticas sexuales o su sexo biológico) del East Village a finales del siglo XX. El título del filme es The Big Johnson y refleja un Nueva York que conoce bien.
Lance creció en un hogar donde se valoraba la cultura. Su padre, fanático del rock, inculcó a sus hijos la pasión por la música, la pintura y la literatura, siempre con una máxima: muchos artistas pueden contar la misma historia, pero la diferencia está en su punto de vista. Su infancia transcurrió entre los barrios de Brooklyn, Bronx y Queens, en plena efervescencia de las reivindicaciones del Black Power, un movimiento presente en la atmósfera de su casa.
Durante su etapa en Queens, donde estudió en la escuela de arte, era habitual que se cruzara con vecinos como los músicos de jazz Dizzy Gillespie, Marcus Miller o Louis Armstrong. También vivió de cerca la eclosión de la escena hip hop o los primeros punkis que se acercaban al mítico bar CBGB, donde años después —ya convertido en galería de arte— él expondría.
Con 16 años Lance comenzó a trabajar en las oficinas de Marvel en Manhattan. Primero haciendo pequeños recados y más tarde incorporándose como asistente de edición. Compartió ambiente con dibujantes míticos como John Romita, Frank Miller, John Byrne, Jim Starlin o Marie Severin, algunas de las grandes referencias de la llamada edad de bronce de Marvel. Fue su auténtica universidad del cómic. Allí aprendió dos máximas que le han acompañado todo su vida: dibujar cada día y descartar material para aligerar las historias, "menos es más", dice.
Después de Marvel trabajó como ilustrador, y sus imágenes aparecieron en más de cien anuncios de televisión, y en películas y vídeos musicales. Además, durante las décadas de 1980 y 1990, Tooks dibujó para denunciar la brutalidad policial. En 1997 publicó The Black Panthers for Beginners, con texto del escritor y activista Herb Boyd. Un libro que ha recobrado vigencia al hilo del movimiento Black Lives Matter.
Su vida se desvió hacia España a finales de la década de 1990, cuando conoció a su mujer, una malagueña y "madrileña por los cuatro costados". El noviazgo comenzó con un intercambio de visitas regulares, pero decidió trasladarse a vivir a Madrid tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Después de aquella fecha, asegura, Nueva York desapareció tal y como él lo había conocido.
Su flechazo con Madrid fue inmediato, para él cada bar puede ser un estudio donde trabajar y es un habitual de algunos garitos con solera de Huertas, Malasaña y Lavapiés. Es, además, un profundo admirador de algunos de los grandes ilustradores españoles, como Vicente Alcázar o Ramón Torrents, que en los años sesenta y setenta publicaron trabajos en Estados Unidos y de los que aprecia su dominio del blanco y el negro: su combinación favorita.
En 2002 publicó con Random House Narcissa, la historia de una directora de cine afroamericana que llegaba a España escapando del estrés, un reflejo de su propia biografía. En España no ha parado ni un segundo, colaboró en un cómic benéfico sobre el huracán Katrina que asoló Nueva Orleans; en la colección de libros Graphic Classics, adaptando las obras de los escritores Edgar Allan Poe, Mark Twain, Robert Louis Stevenson y Ambrose Bierce; y una serie de volúmenes titulada Lucifer's Garden of Verses para la editorial NBM que incluye un volumen titulado Entre el diablo y Miles Davis.
Lance Tooks muestra un cierto optimismo existencial que plasma en sus ilustraciones, con predilección por el retrato femenino, la danza y la música. Es un tipo sociable, de gesto cálido y amplia sonrisa, que organiza exposiciones en pequeños locales y coordina reuniones de escritores anglo-parlantes en Madrid. Si puede ser, con un lápiz en una mano y un buen whisky en la otra.
Llegar al español gracias a las canciones
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