EL FARO DEL FIN DEL MUNDO / JACINTO ANTÓN
Tanques Sherman del regimiento británico Sherwood Rangers pasan en 1944 junto a un Tiger destruido.
Tiger!". La palabra gritada resuena en la sala entre una cacofonía de ametralladoras y provoca la natural alarma en las dos únicas personas (un anciano veterano de guerra y el autor de estas lineas) que se encuentran en un mediodía londinense visitando la exposición temporal Brothers in Arms en el National Army Museum (NAM). El NAM no tiene pérdida porque es el único museo en Chelsea que tiene un tanque en la puerta (un Challenger 2 de 70 toneladas y cañón de 120mm). Y precisamente de tanques va Brothers in Arms: una pequeña pero emocionante exposición (hasta el 6 de mayo) sobre uno de los regimientos blindados más legendarios de la historia, el Sherwood Rangers Yeomanry, que peleó bravamente en la Segunda Guerra Mundial, y se hizo acreedor a un número de honores de batalla superior a los de cualquier otra unidad del ejército británico.
La cruz de ese éxito fue una espantosa cantidad de bajas. Hubo un momento, en el corazón de la lucha contra los nazis en Europa, en que la posibilidad de un tanquista del Sherwood Rangers de salir indemne era literalmente cero. Curiosamente, la mayoría de los que cayeron fueron alcanzados fuera del tanque, generalmente, —y no es broma— mientras tomaban el té.
La exposición, con objetos originales, armas, uniformes, fotos, mapas, cartas, filmaciones y un audio en el que se puede escuchar una intensa conversación por radio entre blindados en pleno combate (Tiger!, Tiger!", se oye chillar a un comandante al descubrir uno de esos temibles carros alemanes emboscado; y a un artillero: "Give me more ammo!"), resigue las experiencias de ocho destacados miembros del regimiento y da testimonio de lo que era luchar en tanques en la segunda contienda. Destaca la muestra, que cobra inesperada actualidad con la nueva guerra en Europa (aunque aquí no hay carros rusos T-90), el valor que hacía falta para estar ahí, metido en un claustrofóbico espacio metálico lleno de municiones de alto poder explosivo, esperando recibir en cualquier momento el impacto de un proyectil enemigo que convertiría tu carro en un horno y a ti te abrasaría o te reduciría a pedazos. Terrible trabajo ir recogiendo trozos en los tanques aún calientes y humeantes, juntándolos para la identificación y poniéndolos en mantas para enterrarlos", escribe conmocionado un tanquista en la exposición.
Combatir en tanques, se recalca en una atmósfera digna de Corazones de acero, la película con Brad Pitt (el Sherwood Rangers usó en Europa especialmente carros Shermans estadounidenses), era (es) una manera brutal de luchar en una guerra.
La gracia de la exposición —si se puede decir así, visto el tema-es que está basada en un libro, el último del historiador James Holland, del mismo título, tan Dire Straits, Brothers in Arms (Bantam Press, 2021). La exhibición sigue el planteamiento del libro e incluye objetos del propio Holland, notable coleccionista de material de la Segunda Guerra Mundial, entre ellos chaquetas y monos originales de los tanquistas británicos. El museo ofrece la posibilidad de realizar visitas virtuales guiadas por el historiador.
La verdad, cuando, antes de saber que había una exposición, vi el libro en la edición original (lo publicará Ático de los libros en castellano el año que viene), tuve mis dudas de si comprarlo. Acababa de leer el extraordinario Sicilia 1943 del propio Holland, tenía el eco de las bombas aún en los oídos y otro libro del historiador me parecía un exceso; llámenle fatiga de combate.
Pero cuando iba a dejarlo pasar se me ocurrió abrirlo al azar y me salió un capítulo titulado Tiger, Tiger, burning bright (Blake nunca hubiera imaginado que lo mezclarían con un tanque alemán). ¿Cómo no vas a comprarte un libro con un capítulo así? El Sherwood Ranger era además, claro, el regimiento de Keith Douglas, el poeta tanquista, autor de las memorias De El Alamein a Zem Zem que publicó Javier Marías en Reino de Redonda en 2012. Douglas murió al bajar de su Sherman en Normandía.
Brothers in Arms es una combinación de investigación, información de primera mano (entrevistas con veteranos supervivientes) y una prosa emocionante centrada en el período 44-45, desde el Día D al armisticio.
En la exposición, un viejo tanquista, Bill Wharton, aporta estas sabias palabras: "Mi experiencia me ha enseñado que todo el mundo está asustado en el combate y es solo el orgullo y la renuencia a mostrar el miedo que sientes lo que te mantiene en marcha".
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