lunes, 30 de agosto de 2021

Obras y maestras

'Monstruos' es el final de un camino, el culmen de entender el comic de un artista, Barry Windsor-Smith, que es irredento e irrepetible


JAVIER FERNÁNDEZ

25 Agosto, 2021 


'Monstruos'. Barry Windsor-Smith. Dolmen. 384 páginas. 34,95 euros.


Por un lado, pienso que lo que hace que una obra maestra sea una obra maestra es su capacidad de trascender su tiempo y ser apreciada en cualquier época y lugar. O sea, que posee una serie de cualidades intrínsecas que la hacen imperecedera.

Por otra parte, también pienso que hay obras que resultan muy significativas en su tiempo, en el que son consideradas obras maestras, y luego van envejeciendo o alejándose de la forma en que se desarrolla el gusto con las épocas y acaban perdiendo su lustre y su capacidad de impresionar al público.

Estas últimas, ¿también son obras maestras? Supongo que sí, en cierto sentido. No sé, pienso en los tebeos de Steve Gerber para Marvel en la década de 1970. Sé que leídos hoy, con las papilas adaptadas a las nuevas tecnologías, a la velocidad informativa y a las estéticas del nuevo siglo, resultarán anticuados a muchos lectores, pero a mí me siguen pareciendo fenomenales.

Pero claro, tienen un código formal de hace cinco décadas y se aplica cierta hermenéutica al leer a Gerber. Se dice uno: "esto se hacía así antes", y entonces se le ponen más ganas. Porque mentalmente lo estamos comparando con lo que se podía esperar en aquella época y, claro, en la comparación nos parece aún mejor. ¿Pensaríamos lo mismo si The Defenders o Man-Thing estuvieran serializándose, por primera vez, hoy día?

Viene esta larga digresión al hilo de la publicación por parte de Dolmen de Monstruos, la dilatada novela gráfica de Barry Windsor-Smith (dilatada en el tiempo, porque tenía que haber visto la luz hace un ciento, y dilatada en el espacio, porque es un tocho de tomo y lomo). Si esto se hubiera publicado en su día, o sea, cuando al dibujante, allá por la década de 1980, le dio por imaginar una historia perversa alrededor de Hulk, mi impresión particular habría sido que se trata de una obra maestra, tal como reza la publicidad. Pero leído hoy, después de que el medio se haya enriquecido con según qué cosas (aquí cada uno puede poner lo que más le haya impresionado en las últimas cuatro décadas), pues, qué quieren que les diga, se me cae de las manos. Me parece un libro moroso, pesado y pretencioso, evidente en sus presupuestos y de una simpleza moral y argumental que deja insatisfecho. Dicho esto, y perdonen que me contradiga, ¿compraría yo Monstruos? Pues seguramente sí. Por un lado, está el arte de Windsor-Smith, que es, en un noventa por ciento, apabullante. Hay diversos tonos, porque la cosa, ya les digo ha tardado mucho en completarse, pero se nota el esfuerzo impresionante del autor de Clavos rojos, y un alarde de este tipo no es frecuente.

Por otro lado, con lo bueno y lo malo, Monstruos es el final de un camino, el culmen de la forma de entender el cómic de este artista irredento e irrepetible. Y si quiere repetir mil veces una escena, él sabrá por qué. O sea, que lo hace porque quiere. Por último, tiene la capacidad de retrotraerme a otra época, es una especie de obra maestra inversa, y visto desde allí, pues sí, hubiese sido un tebeo de la hostia. No sé, son claves para disfrutarlo.


Malaga Hoy


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