A Kyle Baker lo conocí, hace años, en un número de Spiderman Forumniano, donde entintaba los lápices de un mediocre lapicerista. Su aparición en dicho número (nº 115 Forum/13 Web of Spiderman USA), vino precedida de un comentario del responsable del correo, quien aseguraba que Baker le parecía uno de los entintadores mejores y con mayor personalidad llegados a Marvel en esos años.
Evidentemente, el redactor efectuó tal comentario contando con la ventaja de conocer otros trabajos más importantes del autor, puesto que estos episodios de Spiderman, vistos hoy, apenas denotan los rasgos personales de Baker, cargado su entintado con el lastre de los muy pobres lápices de Mike Harris. No era este, sin embargo, el primer trabajo profesional de Baker. Nuestro hombre comenzó en el medio, como entintador, sí, en un número de Transformers, tras haber pasado varios años como ayudante de Joe Rubinstein. Dos años después, cansado de ser considerado tan sólo por sus tintas, decide dar el paso a autor completo. De ahí surge el álbum The Cowboy Wally Show, publicado por Doubleday Books. Se trata de la historia de una ficticia estrella televisiva, narrada en clave humorística. Cowboy Wally, al ser un producto escasamente comercial, pasaría bastante desapercibido entre el público, aunque con el tiempo ganase una sólida reputación entre la crítica más fiable. Pero de reputación no se come, así que tras finalizar esta obra, Baker decide aceptar un trabajo fijo para DC. Comienza así a ilustrar la serie The Shadow, recién relanzada por Chaykin, y continuada por el guionista-editor Andy Helfer. Helfer y Baker forman un equipo admirable: se ajustan a la perfección. El estilo expresionista de Kyle pone en imágenes de forma idónea los singulares guiones de Helfer, repletos de personajes extravagantes y situaciones estrambóticas, superando incluso la labor de Bill Sienkiewicz, su antecesor en la serie. Baker y Sienkiewicz comparten influencias de ilustradores como Ralph Steadman, pero el primero está libre, en cambio, de la carga que para el segundo supone su etapa de clon de Neal Adams. Baker no se parece a nadie dentro del campo de los comic books. Su trabajo en Shadow deja claro que no está interesado en seguir los cánones habituales. Que lo suyo es otra cosa. The Shadow duraría 19 números y un par de anuales. Es una de las obras más infravaloradas de las publicadas por DC en los últimos años. Por esa época, además de trabajar como entintador para series como Haywire o Wolfpack, realiza un segundo trabajo con Helfer, y de nuevo se trata de un personaje proveniente de los Pulps. Son dos números en formato Prestigio, titulados Justice Inc., que presentan a The Avenger, un viejo héroe creado por el mismo autor de The Shadow, K. Robeson. El trabajo a color de Baker es sorprendente. Empleando el óleo, pinta rostros y figuras de rasgos difusos, indefinidos, con manchas transmutables, delimitadas por contornos dibujados con tinta. Puesto que el personaje protagonista es un ser cuyo rostro puede ser moldeado, adoptando cualquier aspecto, y la historia gira en torno a mutaciones y su-plantaciones -no sólo físicas-, la adopción de este estilo por parte de Baker resulta extremadamente acertada y brillante. De nuevo, el dúo Helfer-Baker funciona como un equipo perfectamente compenetrado, e inspirado. Con Justice Inc., Kyle Baker deja claro que es uno de los artistas norte-americanos más relevantes y personales del momento. Sus siguientes trabajos demostrarán que además es un artista en constante evolución.
Continuando con DC, realiza un álbum para la línea Piranha, titulado Why I Hate Saturn, que escribe y dibuja en solitario, siendo una pieza clave en su carrera. Poco añadiré a lo ya comentado en el nº 2 de esta revista, donde nuestro compañero Alvaro Pons daba un repaso a la línea Piranha: un relato armado de cinismo y mala leche sirve de vehículo a la vivisección cuidadosa de los yuppies americanos. Why I Hate Saturn ha creado la diversidad de opiniones que caracteriza a las obras más personales. Si hablamos del mercado USA, eso ya es decir suficiente. Su siguiente trabajo importante vería la luz en 1990. Ese año se estrena la película Dick Tracy, dirigida e interpretada por Warren Beatty. Antes aparecerían tres comic books, en formato prestigio, basados en ella. Los dos primeros volúmenes son una precuela del film, escrita por John Moore, mientras que el tercero es la adaptación propiamente dicha de la película, firmada por Len Wein. Por supuesto, las tres están dibujadas por Kyle Baker. La elección de éste como ilustrador no puede ser más acertada: abandonando por completo el componente naturalista de su dibujo, se decanta por la semicaricatura para acercarse así a la estética de Gould y sus colaboradores. Sólo el rostro de Tracy, basado por imposición editorial en el de Beatty, se excluye de lo dicho, destacando de forma anómala en el conjunto. Por lo demás, Baker se muestra como un hijo "bastardo" de Gould. La síntesis gráfica, la economía de trazos, lo grotesco de rostros y cuerpos, la extravagancia de algunos encuadres, el toque naif, todo ello revive en el dibujo de Baker, pero corregido, aumentado y personalizado. Incluso les sigue el juego a los peliculeros, y realiza el coloreado empleando rojos, azules, amarillos y verdes casi siempre puros. El resultado es una obra que Baker, a diferencia de lo que muchos habrían hecho tratándose de un trabajo de encargo, hace suya por completo, dejando patentes de nuevo su calidad y atipicidad. Además, vuelve a tener suerte con el guionista, que cumple con brillantez su cometido.
En este punto quiero reseñar un dato que considero importante en la carrera de Kyle Baker. Desconozco si fue antes, durante o después de estos trabajos citados, Through The Looking Glass pero sé que Baker trabajó durante un tiempo (y antes, eso sí, de realizar su siguiente obra) para el famoso diseñador Milton Glasser. Me gustaría profundizar en este tema, pero mi poco conocimiento sobre la obra de Glasser me lo impide. Espero que alguien con mayores nociones sobre el tema pueda sacar sus conclusiones, si las hubiera.
El siguiente trabajo de Baker es otra vez una recreación. Si nos fijamos, esta es una constante en su carrera, excepto en sus obras como autor completo. Esta vez se trata de una adaptación del libro de Lewis Carroll, Through the looking glass (Alicia a través del espejo), realizada para la colección Classics llustrated, de First y Berkley. Al igual que varios de sus antecesores y sucesores en esta serie de adaptaciones historietísticas de clásicos de la literatura, Baker no utiliza la forma tradicional de la historieta: nos presenta la historia mediante viñetas, pero dejando los textos fuera de ellas. Así, la narración se reparte entre los dibujos y los diálogos originales de Carroll. En cambio, a diferencia de varios de sus antecesores y sucesores, Baker es más un narrador que un ilustrador. No es un artista de espléndidos dibujos en los que recrear la vista y concentrar la atención, como Sienkiewicz o Russell, sino uno al que le importa más contar cosas, y contarlas de forma clara. Through the looking glass es un nuevo caso de extraña adecuación entre la personalidad de Baker y el trabajo que se le encarga. Desde la aparición de esta obra (Febrero 1990) hasta la actualidad, poco se ha sabido de Kyle Baker. Es uno de los muchos "hombres sin patria" del cómic USA. Decididamente, parece haber renunciado a volver a realizar trabajos comerciales (a menos que la necesidad apremie, supongo). Que un artista de su talento debiera verse rebajado a hacer entintados, o super héroes de! montón, sería una vergüenza. También lo es la falta de espacios editoriales para recoger sus proyectos más personales. Nos queda la esperanza, no obstante, de que la renacida Piranha, ahora conducida por el buen amigo de Baker, Andy Helfer, pueda reservarle ese espacio.
ROCCOCOMICS
EMM #9 El Maquinista Mensual Febrero 1993
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