Kit de supervivencia cultural para el encierro (día 39)
Lo del Hombre murciélago tiene su aquél. Estamos acostumbrados a verlo como un personaje circunspecto, tenebroso y gótico a la par, demostrando que toda la concepción moderna de Batman nace desde la mente de Frank Miller y sus decisivas contribuciones en los ochenta, The Dark Knight y Año uno (con un empujoncito de Alan Moore y Brian Bolland por La broma asesina); pero durante décadas las aventuras del encapuchado millonario Bruce Wayne fueron un delirio lisérgico que puede sin duda contarse entre los referentes de la psicodelia y del pop art. Los guiones de Bill Finger, Edmond Hamilton o Gardner Fox, obligados por el crudo control del autoimpuesto Comics Code, evitaban cualquier trama noir al uso que caracterizaba los inicios del personaje para moverse confortablemente por las temáticas más alucinadas: Batman podía tanto encarnarse en un extraterrestre o en una sirena como lidiar con las dificultades de elegir el traje adecuado de una extensa panoplia multicolor. Todo siempre interpretado por dos genios como Sheldon Moldoff o Dick Sprang, que convertían las rocambolescas aventuras en un festival gráfico. Normal que Warhol se fijara en el personaje para hacer una película o que la serie de televisión de los 60 se convirtiese en un referente creativo.
Pero ahí está el señor de la noche, sobreviviendo a todo sin inmutarse, asumiendo su papel como buenamente podía. En estos días de confinamiento, el dibujante Álvaro Ortiz está desarrollando en redes sociales (Instagram, Facebook y Twitter) una personalísima y divertidísima versión del Hombre Murciélago, parodiando –entendemos– la versión hispana que en los 40 hizo nuestro Julio Ribera, Robin y el Murciélago. La vida diaria del superhéroe puede ser agotadora cuando lo único que quiere el pobre es tomarse una cervecita en una ciudad donde todo el mundo se queda en casa, hasta los delincuentes, y todas las tiendas están cerradas. No es fácil. ¡Pero es divertido! Álvaro Pons
El Murciélago sale por birras. Álvaro Ortiz. 2020. El cómic puede leerse en la cuenta de Twitter del dibujante.
El Pais
Lo del Hombre murciélago tiene su aquél. Estamos acostumbrados a verlo como un personaje circunspecto, tenebroso y gótico a la par, demostrando que toda la concepción moderna de Batman nace desde la mente de Frank Miller y sus decisivas contribuciones en los ochenta, The Dark Knight y Año uno (con un empujoncito de Alan Moore y Brian Bolland por La broma asesina); pero durante décadas las aventuras del encapuchado millonario Bruce Wayne fueron un delirio lisérgico que puede sin duda contarse entre los referentes de la psicodelia y del pop art. Los guiones de Bill Finger, Edmond Hamilton o Gardner Fox, obligados por el crudo control del autoimpuesto Comics Code, evitaban cualquier trama noir al uso que caracterizaba los inicios del personaje para moverse confortablemente por las temáticas más alucinadas: Batman podía tanto encarnarse en un extraterrestre o en una sirena como lidiar con las dificultades de elegir el traje adecuado de una extensa panoplia multicolor. Todo siempre interpretado por dos genios como Sheldon Moldoff o Dick Sprang, que convertían las rocambolescas aventuras en un festival gráfico. Normal que Warhol se fijara en el personaje para hacer una película o que la serie de televisión de los 60 se convirtiese en un referente creativo.
Pero ahí está el señor de la noche, sobreviviendo a todo sin inmutarse, asumiendo su papel como buenamente podía. En estos días de confinamiento, el dibujante Álvaro Ortiz está desarrollando en redes sociales (Instagram, Facebook y Twitter) una personalísima y divertidísima versión del Hombre Murciélago, parodiando –entendemos– la versión hispana que en los 40 hizo nuestro Julio Ribera, Robin y el Murciélago. La vida diaria del superhéroe puede ser agotadora cuando lo único que quiere el pobre es tomarse una cervecita en una ciudad donde todo el mundo se queda en casa, hasta los delincuentes, y todas las tiendas están cerradas. No es fácil. ¡Pero es divertido! Álvaro Pons
El Murciélago sale por birras. Álvaro Ortiz. 2020. El cómic puede leerse en la cuenta de Twitter del dibujante.
El Pais
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