domingo, 8 de julio de 2018

Steve Ditko: El genio extraño


Fue un mito del cómic, capaz de crear un personaje complejo como Spiderman, inspirado en él mismo

ÁLVARO PONS
Madrid 7 JUL 2018


Steve Ditko en una foto de archivo. EL PAÍS

Si la construcción de la mitología Marvel requiere del establecimiento de una trinidad propia, la elección de los nombres es fácil: Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko. Lee fue el genio de la mercadotecnia que supo crear un concepto editorial nuevo, apoyado en un dibujante como Kirby capaz de idear una épica gráfica de alcance cósmico, pero también en un artista como Ditko, que supo compensar el poder infinito de los dibujos de su compañero con una humanización inexplorada del superhéroe. Mientras Lee creaba con Kirby a Los Cuatro Fantásticos, enfrentados a imponentes peligros galácticos, con Ditko creó a Spiderman, el héroe que luchaba contra sus monstruos personales y lo cotidiano. Un contraste que permitió a la compañía escribir una nueva forma de hacer superhéroes y que tendría finalmente en el personaje dibujado por Ditko a su icono más reconocible. Una excelsa trinidad en la que la figura de Ditko destaca especialmente por lo atípico de su evolución: el dibujante eludió la fama y los medios para construirse una hermética armadura ante la sociedad que lo presentaba como el nuevo Salinger, un autor huraño y solitario, apartado de todos. Su muerte solo ha hecho que consolidar esta fama de autor maldito: fue encontrado muerto en su casa de Nueva York el 29 de junio, solo, con indicios de haber fallecido un par de días antes por causas naturales.

Un final que casa difícilmente con el entusiasmo del joven aprendiz que llegó a la escuela de Jerry Robinson, uno de los primeros dibujantes de Batman, a aprender a hacer cómics. Su rápida progresión le llevó a trabajar a principios de los años 50 en el famoso estudio de Joe Simon y Jack Kirby, convirtiéndose en discípulo de Mort Meskin, uno de los grandes maestros de la economía de trazo. Tras pasar por Charlton Comics, recaló en 1955 en Atlas, la editorial que más tarde se convertiría en Marvel y en la que conocería a un jovencísimo Stan Lee. Ditko se especializó en las historietas de fantasía y terror, creando un catálogo inimaginable de monstruos extraños a medio camino entre la pesadilla psicodélica y el kaiju (no en vano fue responsable de la adaptación al cómic de Gorgo, la versión británica de Godzilla) que llenaban las páginas de revistas como Strange Tales, Tales to Astonish o Strange Worlds. El peculiar estilo de Ditko se convierte en aliado perfecto de unas historias donde la expresividad de los personajes es decisiva: las caras que dibujaba reflejan la ansiedad y el horror como pocas, con esas manos desencajadas inhumanamente ante la desesperación.


Uno de los cómics de Spiderman de Steve Ditko. EL PAÍS

Pero el gran éxito le llegaría cuando Lee le ofrece la responsabilidad de diseñar al nuevo héroe de Marvel Cómics, Spiderman. Tras no quedar contento con las propuestas de Kirby, próximas a su poderosa concepción del superhéroe, Ditko planteó un personaje completamente diferente, un joven debilucho y apagado, inspirado en su propia imagen juvenil, más preocupado por sus problemas de instituto que por salvar al mundo. El empollón Peter Parker le daba la vuelta a la idea original del personaje y, de paso, revolucionaba el concepto de superhéroe, alejándolo del panteón mítico para hacerlo urbano y cotidiano. Ditko trabajó también en series como Hulk, pero su otra gran creación para Marvel sería Dr. Extraño, un personaje mágico que le permitía dar rienda suelta a una concepción de la puesta en escena deudora del surrealismo daliniano, en la que plasmaría un extraño cóctel de influencias que iban de la psicodelia al esoterismo, de la generación beat al underground, en el que su dibujo se muestra en todo su potencial.

Sin embargo, la compleja personalidad de Ditko comienza a aflorar ya en esta época: en apenas tres años, los desencuentros se hacen continuos con Lee, que se arroga la creación completa de los personajes y lo ningunea. Ditko abandonaría la editorial para deambular por DC Cómics, creando personajes tan sugerentes como Shade the Changing Man o Halcón y Paloma, o volver después a Charlton, donde crearía otros personajes llamados a ser famosos: Blue Bettle, The Question y Captain Atom, inspiración de Alan Moore para su famosa serie Watchmen. Tras unos años publicando de nuevo sus características historias de terror para Warren en la revista Creepy, Ditko se retiraría de la vida pública para recluirse por completo, pero sin abandonar la creación. Comenzó a autopublicarse y trabajar para editoriales independientes, donde podía expresar su adoración por Ayn Rand y hacer proselitismo de la filosofía objetivista con el personaje Mr. A, toda una celebración del individualismo éticamente recto e intachable como su traje de blanco impoluto. Sus fanzines, financiados por crowfunding, siguieron siendo hasta el final de sus días el único contacto con su legión de fans, que le permitían tanto desahogarse contra Stan Lee como profundizar en su ideología.

Con Ditko desaparece un mito del cómic, capaz de crear un personaje tan complejo como extraño como él mismo.


El Pais


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