LUIS RUIZ PADRÓN
30 octubre 2016Hubo un tiempo en que los reclamos publicitarios de los negocios estaban asociados al arte de la rotulación manual sobre paramento en vez de al neón. Los vestigios de esta tendencia han desaparecido entre los escombros de los edificios que los mostraron o, en el mejor de los casos, bajo capas de pintura. Por eso es muy infrecuente hallar fósiles como este de la calle Miguel de Molina, en Capuchinos. Como aún puede leerse, en su día albergó el taller de mármoles Heredero de la viuda de R. Baeza; de su antigüedad da fe el número de dígitos del teléfono escrito en el anuncio. Sólo cuatro.
Diario Sur
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