LUIS RUIZ PADRÓN
16 octubre 2016
Dicen los persas que la granada es un cofre que guarda un tesoro en el interior de su austero envoltorio. De la misma forma, el Palacio de la Aduana esconde un formidable contenido que al fin va a ser desvelado. Nos hemos acostumbrado a entender ese edificio como un simple volumen situado en el mejor lugar de la ciudad, y del cual solamente su piel es relevante; casi un simple decorado para realzar el grupo de palmeras washingtonias de su fachada sur. Pero pronto estaremos como niños con zapatos nuevos, cuando abramos la cáscara y contemplemos los fondos del flamante Museo de Málaga.
Diario Sur
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