martes, 6 de mayo de 2014

Comics Made in Malaga

Revista editada por la Universidad de Málaga con motivo de la exposición Comics Made in Malaga . Málaga, Febrero de 1991


Se ha señalado que el fenómeno más interesante del cómic es su penetración en la sociedad contemporánea. Ello, que es especialmente cierto para la norteamericana, donde desde hace años cuenta con un grado de audiencia comparable al cine y la televisión, y de manera desigual para algunas otras del viejo continente, carece de toda justificación, por el contrario, en el caso español. En nuestro país, salvo en lugares muy concretos como Madrid, Barcelona o Valencia, este medio de expresión, para muchos el más característico, junto al cine, de nuestro tiempo, no concita demasiadas adhesiones. Numerosas revistas, y algunas iniciativas promovidas desde distintas instancias (en gran parte debidas al fervor de unos pocos) para procurar su divulgación ha tenido escaso eco y menos aún continuidad. Ante este panorama, dibujantes de calidad muy notable han optado por dedicar su tiempo y su esfuerzo a otras actividades.

Y no es justo. Se habla de promocionar a jóvenes artistas plásticos y nadie se acuerda de los dibujantes de cómics, que los hay y muy buenos. La exposición CÓMICS MADE IN MALAGA, organizada por iniciativa de la Universidad con la inestimable colaboración del grupo Bocetos, es una muestra del trabajo de siete jóvenes historietistas malagueños y constituye la mejor ocasión para comprobarlo. Pero conscientes de que una cualidad esencial del cómic es la de su reproducción masiva, se ha optado por acompañar la exposición de la publicación de las historias en forma de revista y contribuir así a su mayor difusión y a la proyección de sus autores. Esta es, en definitiva, nuestro mayor interés.

Rafael Sánchez-Lafuente
Vicerrector Adjunto de  Extensión  Universitaria



Como miembro del GRUPO BOCETOS desearía mediante esta exposición hacer un llamamiento a todos los dibujantes de cómics malagueños y a todos aquellos estudiosos y amantes de la narrativa dibujada en general. A todos los que quisieron forjar un rastro de sueños en papel y tinta china y a los que el olvido o la abierta ignorancia de las instituciones obligaron a arrojar la toalla.
No queremos ofreceros quimeras imposibles pero hay un camino que se va, afortunadamente, abriendo en esta cerrazón cultural que nos condenaba al ostracismo. Como buena prueba de ello he aquí el formidable gesto de la UNIVERSIDAD DE MALAGA al hacer realidad un sueño que llevábamos acariciando en secreto desde hace años, tantos como nos separan de la última edición de nuestra querida y perdida SEMANA DE LA HISTORIETA DE  MALAGA.

No están todos los que son, qué duda cabe, esta exposición tal vez muestra sólo la punta del iceberg pero quizás ayude a incitar los ánimos de todos los que no estáis.
Por ello quiero hacer aquí hincapié en el carácter de convocatoria de la exposición CÓMICS MADE IN MALAGA a partir de la cual nos gustaría que se formara un núcleo de artistas y estudiosos del medio que contribuyera a dar el realce que este se merece en el ambiente cultural malagueño y en el andaluz en general.

Manuel Mota Sánchez
Dibujante de Cómics Grupo Bocetos




"Esta es una ciudad de pintores  y poetas  y eso es en lo que hay que trabajar  " Un   notable  de   la   ciudad,   hoy notable  del   país   hacia   1985-86
"Si algo lamento en Arte es no haber dibujado nunca comics"
Pablo   Ruiz  Picasso

Presentar una selección de los trabajos de los jóvenes (algunos ya no tanto) historietistas malagueños de estos años se antoja una tarea poco fácil. Es socorrido hacer referencia a grupos ar-tísticos, tertulias creativas o ecos de neotendencias. Pero en Málaga, una ciudad donde el individualismo y lo atrabiliario son cartas de naturaleza y en el medio de la historieta feraz en lo que a lobos solitarios se refiere, un intento de esa clase sería ilusorio. La propia esencia del cómic que, al contrario que su Arte hermano el cine, se disfruta a solas, favorece esa dinámica extática de dispersión satisfecha a la que aludíamos. Poco importa que sean legión los aficionados: ni el mercado que lo registra (recordemos la estadística de que cada revista de comics es leida por 3 ó 4 personas, de donde sacó EL VÍBORA su lema comic patipatuprimo, ni los lectores que se agrupan, ni los creadores apenas mantienen  contactos que vaya más allá de los estrictamente lectores. La pasión de este vicio solitario (y cada día más caro) del cómic no ha concitado una unión notable pese a ser nuestra capital una de las plazas donde menos devoluciones hay en los quioscos. Si está en el talante del lector de narrativa gráfica o en la idiosincracia malacitana lo ignoro, pero el hecho está ahí. En el resto de nuestra comunidad el panorama no mejora demasiado, excepción hecha de notables (y escasos) círculos de aficionados en Granada y Sevilla. Desde el llamado Boom del cómic a finales de los setenta y que conoce su esplendor en los primeros años de la década siguiente hasta hoy, el mundo editorial español y el mundillo lector español han vivido sucesivos relevos y cambios de rumbo. Del clásico americano y el cómic adulto europeo se pasó al debate de la línea clara y la historieta histórica francesa para llegar a la actual reivindicación de los superhéroes estadounidenses en su segunda juventud. Esta historia se vivió a dos entre editoriales y lectores con la única intervención del quiosquero. Mientras en otras comunidades como Cataluña o el País Vasco se convocaban salones especializados o cátedras universitarias, las instituciones oficiales prestaron mínima atención al medio hasta que a alguien se le ocurrió asociarlo con diseño moelno y música rock y basar en esta extraña conjunción su política de juventud con fines translúcidos. Este engendro contranatura no se mantuvo mucho tiempo y pronto el público supo a qué César tenía que dar lo suyo. La iniciativa universitaria LA GRANADA DE PAPEL como revista, y el ensayo recopilatorio LOS TEBEOS DE GRANADA, la revista TUBOSCAPE en el Campo de Gibraltar y las actividades del Círculo Andaluz de Tebeos con sede en Sevilla auguraban mejores tiempos que los que luego vinieron.

Los concursos oficiales vinieron a sumarse a esa euforia y no tardaron en aparecer las semanas, jornadas y salones dedicados a presentar novedades y acercar autores y lectores. Las Jornadas del Cómic de Córdoba y la Semana de Málaga fueron las actividades que más repercusión y continuidad tuvieron entre las celebradas en Andalucía. En nuestra ciudad dicho período coincidió con los concursos convocados por José María Vigar desde los micrófonos de Radio Cadena Española y las exposiciones del Colegio de Arquitectos de Málaga. Por otro lado, los menospreciados álbumes se hicieron sitio en un rincón de las librerías serias e incluso se abrió una de plena dedicación (Lunatikos) que vivió tres años y dos locales.

En torno a ella se realizó el primer intento de creación de una publicación indígena de historietas, o sea un tebeo de aquí. Como otros miles de ejemplos la experiencia se saldó con un solo número, desigual artísticamente y desastroso económicamente. Pocos años después dos iniciativas aun más elaboradas coinciden en el tiempo en el mismo ecuador de la década, ambas parten del mismo afán de dar a conocer la producción de (en su mayoría) jóvenes dibujantes. Una de ellas se forja por sus propios medios y la otra está respaldada por la   Diputación  de  Málaga.   Ambas recibirán una acogida igualmente fría fuera del ambiente de aficionados y de los prebostes, a quienes todo esto les parece el colmo de lo exótico y la modernidad y que llegan a señalarlo como un síntoma de la movida cultural malagueña. El resultado es idéntico tanto para CHINITAS (reunión de dibujantes) como para LA HISTORIETA EN MALAGA (resultados de un concurso de RCE, a socaire de la I Semana de la Historieta de Málaga): un solo número aparecido que define intenciones para la posteridad y punto y aparte.

En los años siguientes tuvimos ocasión de ver esporádicos casos de publicaciones en diarios o revistas locales y confirmaron la carrera de humoristas de plumillas tan afiladas como las de Ángel y Patxi Idígoras o Agustín entre otros, pero la historieta como tal no tenía mucho espacio fuera del ámbito lector. En una ciudad que tuvo tiras diarias en prensa en los tiempos de Quintero y más tarde JOHNNY BALAZO no es hoy fácil encontrar constancia del personal que se castiga las pestañas por el simple gusto de ver acabada una página más.

Nos ha costado cinco años cubrir de algún modo la carencia de una librería especializada que hoy empieza a despuntar; la Semana de la Historieta de Málaga tras sus tres años no ha tenido continuidad más allá de las esporádicas conferencias o exposiciones como la de MAKOKI en el Colegio de Arquitectos. Y por fin hay otra selección de dibujantes de nuestros lares publicada y expuesta. ¿Seremos tan tibios de impedir con nuestra inacción que no se repita?
Nos    vemos   dentro   de   cinco años.
Juan  Maldonado







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