miércoles, 26 de febrero de 2014

La narrativa de V. De la Fuente por Jesús Cuadrado







 (En el año de 1972, el gobierno de EEUU prohibía el uso del insecticida DDT, que ya en 1874 era sintetizado a través de un compuesto orgánico y que no fue utilizado hasta la década de 1930. En 1960 se publicó el libro de la escritora Rachel Carson 'Primavera silenciosa', una investigación y denuncia sobre el uso de insecticidas como el DDT.)


El salto estilístico de Víctor ha sido gigantesco desde aquel guión, aparecido en El Cuco (núms.2-8) titulado La pequeña guerra de Hans. Era un guión al uso, pero no sólo bueno temáticamente sino formalmente. Salvo algunos pequeños problemas en los bocadillos, la historia se desarrollaba con toda fluidez y acertada precisión. Aún Víctor De la Fuente no había experimentado sobre la tercera dimensión de su puesta en escena. El guión data de 1965.

Por eso, la aparición de Haxtur es una sorpresa. Ya en la primera plancha, la planificación es desbordante. Los saltos de tiempos muertos, que median entre la primera viñeta y la segunda, obligan al lector a un trabajo intelectual al que hasta ahora no se le había acostumbrado en la Historieta. La localización del paraje en el que se va a desarrollar la acción debe ser determinada por el propio lector, puesto que el autor no coloca ningún texto de apoyo locativo, no utiliza la cámara muda para redondear el salto, no sitúa al personaje cercano al lector; es más, la quietud, el reposo, la paz del primer encuadre se contrapone con la violencia en la angulación del segundo. El personaje no utiliza las demarcaciones de la izquierda, que son las fáciles en la memoria del lector; el personaje queda colocado en la derecha inamoviblemente y el acercamiento en zoom para terminar en picado lateral es la única concesión al lector. Si la cámara se hubiera acercado por la izquierda, y terminara su viaje sobre la nuca del guerrero, el lector no podría pasar la página alegremente; habría de volver atrás o interrumpir la lectura.

Este ritmo, nada usual en las historietas habituales, puede llegar a ser un peligro, puesto que supone un desprecio absoluto a los cánones establecidos, que están emparentados indefectiblemente con la comercialidad. A pesar de todo, Víctor no se ha detenido ahí; no se ha detenido y ha introducido un nuevo ritmo que en Mathai-Dor llega a su perfección: la simultaneidad en la acción de cada viñeta para salvar los tiempos muertos y la proliferación de momentos narrativos. El haber rodeado al héroe de compañeros obligó al autor a contar varias historias al mismo tiempo y, lo que es más importante y agobiante, perfectamente diferenciadas. Así, la plancha final del capítulo publicado en el número treinta y siete de Trinca, es definitoria de la primera fórmula. Los mismos bocadillos, que aparentemente podrían resultar prolíficos, ceden al lector las posibilidades de que distinga las ausencias de los tiempos muertos. Por su parte, la segunda fórmula está claramente ejemplarizada en el capítulo publicado en el número cuarenta, y en la lucha de Mathai-Dor con los hombres de las estacas y, más concretamente, en las dos últimas viñetas de la penúltima plancha del mismo episodio. ¿Cómo pueden resolverse estos problemas a la hora de concebir el guión? La respuesta no puede ser más elemental: sabiendo el desarrollo de toda la historia con todas las piezas del rompecabezas. El autor no sólo conoce cómo empieza la historieta, cómo acaba, cómo son sus personajes, cómo sus atuendos, sus armas, sus amigos, los parajes en que se desarrolla la acción... El abocetado a lápiz de Víctor no sirve para nada en manos de otro dibujante. Las acotaciones geométricas en que sitúa el tiempo de cada acción son incluso fijadas inicialmente. El escenario de Víctor De La Fuente es tridimensional en cuanto que conoce la historia. Se puede imaginar entonces los esfuerzos agotadores que supone el montar en escena un guión habitual, cuando se posee Ja ambición y la capacidad profesional de Víctor. Un ejemplo perfecto de ello lo tenemos en su historieta Estoy muerto, Egipto, muerto, -realizada sobre guión de Douglas Moench para Warren (en España en el núm.1 de Vampus), historieta que nos muestra, diáfanamente, la incompatibilidad entre guionista y dibujante: todos los encuadres y angulaciones de este guión, son un constante esfuerzo de escape para salvar la historia por parte del dibujante; aun así, ha conseguido maravillas, como en las dos primeras viñetas de la penúltima plancha, al unir tiempos, acción y ritmo.

Todo ello, estas simples notas sobre la estilística narrativa de Víctor De la Fuente, obliga a preguntarse por las irreales relaciones entre guionistas y dibujantes mantenidas hasta ahora a nivel de trabajo. Máxime cuando es, por este camino del trabajo en hecho, como podrá llegarse a una Historieta de calidad, en temas y en narrativa.

publicación Bang! (boletín), núm.36-37 Barcelona, julio-agosto de 1972

Extraido del libro Psicopatología de la viñeta cotidiana (Catecismo neurótico para neoinfantes) por Jesús Cuadrado Colección Parapapel nº1 Ediciones Glenat año 2000



El comic que aparece aquí, pertenece a uno de diversas historietas realizadas en Francia para contar diversas partes de la Historia del pais vecino, por eso esta en frances. Encontrada por un amigo, seguidor del maestro y que gracias a la red podemos disfrutarla. Una obra llena de la plenitud de uno de los más grandes creadores de la Historieta (con mayúsculas).































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