Muchas de las tiras de los Peanuts son tratados de filosofía existencial en dibujos. Dos libros recorren la biografía de su autor, Charles M. Schulz, y su mundo creativo en 2.000 historietas.
Por José Manuel Sánchez Ron
CÓMO EVALÚA un crítico algo que le ha acompañado, y que ha querido, desde hace tanto que ha perdido la cuenta del tiempo transcurrido? Éste es el problema al que se enfrenta en la presente ocasión quien escribe estas líneas. Porque ha sido fiel a la pandilla de los Peanuts, los Charlie Brown (Carlitos), Snoopy, Linus, Sally, Lucy, Schroeder, Peppermint Patty o Woodstock, el pajarillo de erráticos vuelos, desde hace tantos años que no puede recordar cuántos.
Antes de pasar a formar parte de la legión de seguidores de la pandilla Peanuts, había seguido a otros cómics legendarios, leyendo con avidez las aventuras del Capitán Trueno y del Hombre Enmascarado, los episodios de Hazañas Bélicas y también las historias de Disney (mis preferidos fueron siempre el pato Donald y el Tío Gilito), sin olvidar los que protagonizaban aquel ya casi prehistórico TBO, pero el grupo de Carlitos y Snoopy siempre tuvo para mí algo que ninguno de todos esos poseía: humanidad, una compleja y con frecuencia atormentada humanidad. Y además condensada en cuatro o cinco viñetas, no como las elaboradas historias de Tintín o de Astérix. Se trataba de un grupo de niños y de un perro, sí, pero ¡Dios mío, cuántos problemas y complejos sufrían!
Aun siendo muchas de sus historias inverosímiles —¿cómo va a ser posible encontrar a un perro que intenta componer una novela tecleando una máquina de escribir sentado encima de su caseta?—, algunas de sus angustias e inseguridades son también las nuestras. ¿Cuántos no se habrán sentido como Carlitos, que buscaba siempre cosas que nunca conseguía? ¿Es acaso difícil entender que Schroeder ame con pasión a Beethoven y que desee convertirse en un gran pianista, practicando sin cesar en su piano de juguete? ¿No hemos soñado cualquiera de nosotros —al menos alguna vez, ¡santo cielo!— ser más de lo que parece nos corresponde? Y el egoísmo inaguantable de Lucy, ¿es raro en el mundo del que formamos parte? Muchas de las tiras de los Peanuts son, como todas las viñetas de El Roto, tratados de filosofía existencial en dibujos.
El creador de ese mundo tan imposible como real, Charles M. Schulz, nació el 26 de noviembre de 1922, publicó su primera tira de los Peanuts el 2 de octubre de 1950 y no dejó de dibujarlas hasta su muerte: falleció el 12 de febrero de 2000, y el día siguiente aparecio la última, en la que, sintiendo ya al lado el final, se despedía de sus lectores. Medio siglo imaginando y dibujando historias, construyendo un mundo social poliédrico que se fue diversificando a lo largo de los años.
Está bien que después de tanto tiempo, alguien, David Michaelis, se haya esforzado por producir una biografía bien documentada y argumentada de Schulz. Más allá de introducirnos en la historia personal del creador de Carlitos y Snoopy, algo que se hace y con bastante detalle (de hecho, con demasiado), el gran interés de este Schulz, Carlitos y Snoopy. Una biografía es que muestra el origen de algunos de los personajes de Peanuts. Así, comprobamos que Carlitos es poco menos que el álter ego del niño Charles Schulz y que el primer perro que éste tuvo se llamaba Snooky. El segundo, Spike, era, como Snoopy, un poco loco y un mucho payaso. La vieja cuestión de si los creadores inventan o se nutren, depurándolas, de sus vivencias, se decanta en el caso de Schulz por la segunda posibilidad.
Para celebrar los sesenta años de vida de los Peanuts se ha publicado otro libro que los homenajea mediante el sencillo procedimiento de reproducir, en gran formato, con una magnífica calidad y organizadas cronológicamente, casi dos mil de sus tiras. Incluido en un buen estuche, el libro pesa tres kilogramos y medio (una de mis hijas —que conoce bien a su padre— lo encontró en una librería de Zúrich y no dudó en emprender la en estos tiempos no tan sencilla tarea de incluirlo en su equipaje cuando vino unos días a Madrid en avión). Pero merece la pena, créanme, cargar con semejante tocho, esforzarse en mantenerlo abierto al ir pasando sus hojas. Junto a las tiras, los seguidores de este grupo encontrarán todo tipo de detalles. ¿Sabían, por ejemplo, que al principio la camiseta de Carlitos era blanca; la clásica con la tira en forma
Schulz, Carlitos y Snoopy: Una biografía. David Michaelis. Traducción de Óscar Palmer Yánez. Es Pop Ediciones. Madrid, 2010. 607 páginas. 28 euros. Celebrating Peanuts by Charles M. Schulz: 60 years. Paige Braddock y Alexis E. Fajardo, editores. Andrews McMeel Publishing, LLC. Kansas City, 2010. 534 páginas, www.schulzmuseum.org.
EL PAÍS Babelia 12.06.2010
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