Hombre es la obra maestra del talentoso tándem formado por el dibujante José Ortiz (Gran Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona 2012, reconocido internacionalmente gracias a su trabajo en Tarzán, Sigur el Vikingo y esta misma obra) y el recientemente fallecido guionista Antonio Segura.
Escrito por: Raúl Silvestre el día 17 abril, 2013
EDT ha tenido a bien reeditar una de las sagas más recordadas del llorado Cimoc, Hombre, parida en los ochenta, suponemos que con dolor, sudor y sangre, como casi todo lo honesto en España, por Antonio Segura y José Ortiz, ninguno de los dos suficientemente aplaudidos. Este primer integral, en blanco y negro y a un precio ajustadísimo. Tapa dura de 288 páginas en tamaño álbum por 24 euros, tal y como están los precios de la competencia, es una de las mejores noticias que tu bolsillo va a recibir este año en cuestión calidad/precio. Después no digáis que no compráis europeo por sus precios abusivos…
Abrir las páginas de Hombre supone dos tipos de viaje en el tiempo. El primero, uno hacia aquellos años en los que las revistas tipo Zona 84 florecían en los quioscos, tentándonos con sus coloristas portadas preñadas de seres mutantes, criaturas extraordinarias y féminas voluptuosas. Citar la cantidad de autores míticos que salieron de aquellas páginas llenaría cada renglón de esta reseña. Y si bien aquellos títulos fueron el trampolín de la fama para muchos autores que daban sus primeros pasos en el medio, no todo fueron novatos confirmando su talento o autores consagrados experimentando estilos y narrativas. También hubo espacio para la consolidación y el oficio. Y es ahí donde entran Antonio Segura y José Ortiz, quienes cayeron primero en Cimoc y luego en K.O. Comics trayendo consigo la sabiduría de años de creación de historietas. Por supuesto, eso se nota solo con abrir el volumen. La calidad de las ilustraciones de Ortiz es evidente. Su estilo bebe desde Hal Foster hasta Alberto Breccia, configurando un trazo que aúna así la soltura de la mejor ilustración del boom del tebeo de los setenta con el respeto por el dibujo y el clasicismo de los pioneros de los años cuarenta. Pero este cierto academicismo no sería efectivo si no fuera por ese deje espontáneo que parece tener su trazo. Esa agilidad con la que cierra sus figuras, esos pliegues de la ropa, que de tan precisos nos hacen escuchar el sonido del cuero al moverse. Sus personajes gozan además de facciones no sólo únicas y reconocibles en las posturas y perspectivas más diversas, sino que la cantera de expresiones que logra sacarles, potencia la calidad de los guiones de Segura. A mayor expresividad, mayor humanidad, con lo que el universo de Hombre se vuelve más efectivo. Por si fuera poco, Ortiz tiene talento para usar la tinta desde un punto de vista expresivo, llenando de negros un mundo aún más negro. Ortiz es un dibujante superlativo, uno de esos cuya calidad no se basa en el gusto de unos u otros. Y posee la virtud de ser tan clásico como moderno, tan vanguardista como académico. Un monstruo del lápiz, no cabe duda.
Terrible es el futuro mundo post-apocalíptico en el que se desenvuelve Hombre. Y éste es el segundo viaje en el tiempo al que hacía mención al comienzo del párrafo anterior. No esperéis locuras de ciencia ficción. No esperéis artefactos del armagedon o cataclismos terrestres en espectacular scope. No, aquí, el principio del fin de la civilización viene causado por las malas gestiones de los políticos. Y por eso, esta obra no podría ser más actual. El futuro que presenta no es algo descabellado, sino uno muy plausible si la reciente y larguísima crisis que estamos padeciendo los de siempre, continúa su camino hacia la sima. Y con esta excusa de velados tintes políticos, Segura crea una saga seca, cruel y desalmada que bebe no sólo de la ciencia ficción especulativa, sino también del western.
Con esta premisa, Ortiz nos regala estampas de auténtico horror a través de una ciudad que no le queda más remedio que volver al medievo, donde la pobreza y la miseria se apoderan del paisaje, convirtiendo las ruinas de la sociedad en el hogar de muertos en vida, que deben luchar y matar para sobrevivir. En medio de todo esto Hombre, epítome del antihéroe. Reservado, hosco, duro, pero duro de verdad, no un cliché cinematográfico de mueca amohinada, el hombre llamado Hombre, se desenvuelve con rudeza por un mundo al que no le ha quedado más remedio que devorarse a sí mismo. Y él, conocedor de esto, sobrevive sin ataduras morales, pero tratando de respetar un particular sentido del honor. Así, al principio a través de relatos cortos -el formato revista prestaba a ello- Segura presenta historias de digestión clásica, que van al grano, pero que tratan al lector con enjundia adulta. Y no porque Ortiz enseñe glándulas mamarias, sino porque la narración se desarrolla con total respeto y coherencia con el mundo que han creado. Es decir, todo está justificado por su entorno y la actitud de los personajes evita beber de los clichés blanquinegros de la fantasía más común y apocada. Esto no es una historia de buenos contra malos –que algo hay también-, sino de seres grises o negrísimos, de gente sin futuro ni esperanza, gente que no supo levantarse a tiempo para guillotinar a quienes les oprimían. Y por eso, repito, Hombre es tan actual. Tan actual que estamos a un paso de llegar a la situación que plantea. A lo mejor, leer este tebeo te da un par de ideas para enfrentarte a la que se avecina. Y si no, cuanto menos, te llevas a casa uno de los cómics más estimulantes de la historia del medio que se ha dado en este país.
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