Los Thunderbolts se han convertido en una de las franquicias más longevas de Marvel Comics gracias a su capacidad para adaptarse, siendo reinventada constantemente por medio de la dedicación y la inventiva de numerosos artistas. De este modo, mientras la mayoría de las franquicias se ven obligadas a moverse por unas líneas temáticas y personajes muy concretos, la serie creada por Kurt Busiek y Mark Bagley se ha caracterizado por una versatilidad envidiable en la que prácticamente cabía de todo, empezando como un grupo de villanos haciéndose pasar por héroes, hasta terminar convirtiéndose en otro puñado de maleantes emprendiendo una fuga por el contínuo espacio tiempo, pasando por encarnaciones en los que los vimos enfocados como un club clandestino de peleas ilegales, o sirvieron de plataforma de redención para todos aquellos personajes que se movían entre grises.
Edición original: Diciembre 2012.
Guión: Daniel Way.
Dibujo: Max Dillon.
Color: Dean White.
Formato: comic-book.
Precio: $3,99.
A lo largo de su historia, una serie de personajes clave ha servido para definir cada una de estas encarnaciones del grupo, desde la complejidad del Baron Zemo de Busiek y Nicieza, hasta la perniciosidad del Norman Osborn de Ellis y Bendis, pasando por la dedicación de Ojo de Halcón y Luke Cage. En esta ocasión, el relanzamiento de la serie parte de un más que probable empeño para mantener el título en el mercado, así como de una broma tan boba que por narices tienes que reirte.
Creado en el primer número de El Increíble Hulk por Stan Lee y Jack Kirby, el General Thaddeus E. Thunderbolt Ross -Trueno en la versión patria- se convirtió en uno de los más tenaces enemigos del coloso esmeralda, manteniendo una infatigable cruzada para acabar con la amenaza de la monstruosidad creada por Bruce Banner. Esta suerte de Capitán Ahab moderno -que para más inri era el padre de su amada Betty Ross, para vilipendiar todavía más la figura del suegro- se convirtió en un secundario habitual de la serie mostrándose como un hombre de honor con una terquedad sin límites, que en demasiadas ocasiones acababa traspasando la línea entre lo lícito y lo cuestionable a causa de su obsesión con Hulk.
A su manera, Ross ha sido uno de los más infatigables antihéroes del Universo Marvel, una suerte de Sargento de Hierro que encarna tanto las virtudes como las principales flaquezas del mundo marcial con todo su heroísmo hipertrofiado y su estricta obstinación con el “Aquí mis ****** son los que mandan” de la jerarquía espartana. Sin embargo, el personaje estaba relegado a un papel secundario dentro de la franquicia de Hulk, hasta que su vida dio un irónico vuelco cuando accedio a convertirse en una monstruosidad similar a la de su jurado enemigo para acabar con él y salvar la vida de su hija.
También había un plan para acabar con las maquinaciones de los villanos de turno y tomar las riendas de la nación con la pretensión de devolverla a su “antigua gloria” al más puro estilo de Antonio Tejero, pero será mejor no enredarnos en demasiados detalles. Detrás de todo aquello estaba Jeph Loeb, quien ya llevaba tiempo flirteando con la idea de crear un sosias del coloso esmeralda durante su etapa en DC, para dar finalmente con la clave al convertir a
En realidad no dejaba de ser un traslado a Marvel de lo que ya había hecho Morrison con el General Wade Eilling durante su etapa en la JLA, pero el guionista supo sacarle partido y la editorial lo vio suficientemente interesante como para apostar por él, convirtiéndose en uno de los pilares de la Marvel de los últimos cinco años. Siempre rodeado por la polémica, el Hulk rojo se ha convertido en un imán inmediato para los odios de aquellos que no supieron entender la broma a la par que se ganaba las simpatías de los que sabían entrar en el juego, primero como catarsis irreverente contra toda institución establecida, y más tarde por el sólido desarrollo de su camino a la redención.
En este punto de su carrera, Ross podría haber sido un candidato perfecto para haber formado parte de los Thunderbolts, pero la editorial prefirío auparle para aportar algo de vidilla a los Vengadores, protagonizando unos cuantos momentos para el recuerdo durante su estancia en los héroes más poderosos de la Tierra. Quedándoss sin serie a causa de la salida de Bendis de la franquicia, y el traspaso de su serie regular a su hija, probablemente a alguien se le ocurriría que podría tener su gracia crear una nueva encarnación de los Thunderbolts en torno a la figura de Thunderbolt Ross. De hecho, la serie en un principio se iba a llamar Thunderbolt’s para matizar la nueva dirección de este Grupo Salvaje encabezado por el Hulk Rojo, pero la editorial prefirió apostar por mantener el título tradicional.
Fuente y más información:
http://www.zonanegativa.com/?p=58236
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