Gustave Guillaumet nacido en 1840 en Puteaux, en el departamento de Hauts-de-Seine. Marcó un punto de inflexión en el Orientalismo del siglo XIX.
Tanto en sus pinturas como en sus escritos, describe la dura vida en el desierto de Argelia.
Guillaumet acababa de ganar el segundo Premio de Roma en
Muere en Paris en 1887
El Sahara, también llamado El desierto
1867
Óleo sobre lienzo
Alt. 110; Anch.
© RMN (Musée d'Orsay) / Hervé Lewandowski
Le Sahara dit aussi Le désert [El Sahara, también llamado El desierto]
Muy destacada en el Salón de 1868, esta obra de Guillaumet rompe con la producción orientalista de la época. Mientras que muchos de sus contemporáneos dan una representación obviamente idealizada o anecdótica de África del Norte, aquí estamos en presencia de una visión desgarradora, que se concentra en lo esencial. "Jamás el infinito del desierto fue pintado de manera más sencilla, más grandiosa y emocionante", escribe en este respecto Théophile Gautier.
Aspereza del paisaje, sentimiento de soledad y desolación, están subrayados por la división en amplias bandas horizontales del cuadro, implacable monotonía que tan sólo puntualiza la presencia de hombres y de bestias en lo lejano. Del esqueleto del primer plano, fijado en tonalidades frías, pasamos insensiblemente a la luz de la improbable caravana, que aparece en el horizonte.
Con una notable economía de recursos, una sutil graduación de los planos, que combina con el cielo nublado, la superficie polvorienta de la amplia llanura, Guillaumet logra traducir la quintaesencia del desierto. Preocupado por el detalle naturalista, logra no obstante conservar el carácter onírico e intemporal que el público de entonces relaciona con el Oriente.
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