En todo el mundo, creadores, editores, libreros y lectores están celebrando los cien años del cómic.
Los cómics, tal como los conocemos, son una forma de arte literario que en realidad comenzó en tiempos prehistóricos y que emergió hace cien años como nuestra forma de expresión artística más popular. A lo largo de todo este tiempo, el medio introdujo en una gran comunidad de lectores un elenco de protagonistas familiares. En el proceso, los dibujantes que los crearon también tejieron un entramado mitológico que sirvió para aglutinar las diversas culturas de todo el mundo. Los personajes creados por un dibujante para el público de un país llegaron a ser ampliamente estimados por el público de otros muchos paises. Pronto, los dibujantes se convirtieron en “narradores autóctonos” para el mundo entero. Los cómics evolucionaron hacia un lenguaje gráfico universal, el cual no sólo vehiculó mensajes políticos, sino que también entretuvo e instruyó a generaciones de niños rumbo hacia su etapa de adultos.
En el primer tercio del siglo XX, los dibujos que aparecieron en los periódicos se adaptaron al formato, desarrollando imágenes y texto en una secuencia. De esta forma, no solamente podían narrar chistes complejos, sino que incluso llegaban a articular historias de aventuras. Por aquel entonces, el cine y otras tecnologías comenzaban a cambiar el ritmo de lectura de la audiencia, y los cómics encontraron un público dispuesto ya que en ellos se combinaban imágenes y palabras en una forma acelerada de lectura. Los cómics consiguieron una aceptación indiscutible en el medio impreso.
En 1935, los cómics evolucionaron. A partir de la recopilación de tiras publicadas inicialmente en prensa, los cómics “books” desarrollaron un formato estandarizado, incrementando su coleccionabilidad y uso. El material de los comic-books evolucionó rápidamente hacia historias originales completas, y de ahí hacia las Novelas Gráficas.
Eso supuso un avance en la estandarización del dibujo y la sofisticación de las historias, que continúa madurando y mejorando.
Los años 1965 y 1990 vieron el incremento de las convenciones de cómics por todo el mundo. Esas reuniones internacionales de dibujantes, guionistas, editores y fans abastecieron el crecimiento del medio y aportaron a los creadores una repercusión global. El comic-book, ahora vehículo independiente de las tiras de prensa, ha encontrado un lugar en las librerías y bibliotecas. Lo más importante es que su aceptación popular trajo consigo unos ingresos respetables para sus creadores, lo cual atrajo lógicamente a dibujantes y guionistas de talento muy considerable. La comunidad de creadores que ahora trabajan en el cómic incluye a gente que proviene de las “bellas artes” y del mundo del teatro y la literatura. Ahora los cómics están considerados seriamente como una forma literaria en círculos académicos y en reputados premios nacionales.
Bien, ¿y qué pueden deparar los próximos cien años? La tecnología de la comunicación se expandirá y los vehículos de la comunicación como la imprenta y el celuloide se verán afectados. Pero uno no debe infravalorar el carácter práctico y la manejabilidad de lo impreso. El uno de imágenes (metáforas) se expandirá mientras se incremente la necesidad de la velocidad en las comunicaciones. Lo cierto es que los cómic ya no serán una novedad. Serán utilizados como recurso para narrar una historia. La gente continuará adquiriendo un conocimiento de la vida y vivirá a través de las historias de ficción.
La necesidad de humor y de imaginación no desaparecerá. El medio de difusión de esas ideas con palabras e imágenes será incluso más importante que nunca.
El nivel de los dibujantes, la habilidad de observar la vida y de reducirla a una majestuosa combinación de palabras y dibujos, la estructura esencial que construye un cómic, perdurará.
Catálogo 14º Salón Internacional del Cómic de Barcelona
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