Uno de los símbolos esenciales de la tradición. Algunos pueblos eligen un árbol determinado como si concentrase las cualidades genéricas de modo insuperable. Entre los celtas, era la encina. Asociaciones entre árboles y dioses son muy frecuentes en las mitologías; Attis y el abeto; Osiris y el cedro; Júpiter y la encina. El árbol representa, en el sentido más amplio, la vida del cosmos, su densidad, crecimiento, proliferación, generación y regeneración. Equivale a inmortalidad. Desde antes del período neolítico era el "eje del mundo", el lugar central. Y también, custodiado, como lo estaba el Jardín de la Hespérides con sus manzanas de oro.
Por ese motivo y otros, un árbol de imponente tamaño marcará el centro del campamento de la reunión anual de los druidas, de la festividad del solsticio de verano en la historia del "Ojo de Melkart". Los druidas a su vez estarán acompañados por los guerreros lusitanos, que liderados por Viriato luchan contra Roma. Y será en este lugar donde nuestros personajes principales y sus antagonistas se encuentren, y como sus vidas se entremezclarán, cruzándose, en el fuego, la leyenda y su historia.
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