jueves, 15 de mayo de 2008

El carbón de los sueños




FRANCISCO CALVO SERRALLER 10/05/2008

Robert Longo relaciona técnicas, estilos y mundos dispersos y contradictorios hasta convertir lo real en poesía del enigma. El artista neoyorquino expone en Madrid sus dibujos de niños dormidos, planetas y obras de arte en clave de violencia pura.



Por un lado, inmensas cabezas de niños dormidos de razas diversas, y, por otro, con un formato semejante, representaciones de satélites y planetas, como la Luna o Saturno, y de alguna nebulosa, todo ello dibujado al carboncillo sobre papel con una técnica de tan primoroso fotorrealismo que, en principio, se duda si lo visto es, en efecto, una fotografía retocada. Pero aún hay otro material convergente, aunque, en este caso, de dimensiones mucho más reducidas: sendas reproducciones, realizadas con carboncillo y grafito sobre papel de tres obras maestras: Saturno devorando a su hijo (1819), de Francisco de Goya; la Musa dormida I (1909-1911), de Constantin Brancusi, y One: Number 31 (1951), de Jackson Pollock. Por lo demás, hay que decirlo, el autor de este aparentemente heteróclito conjunto es el estadounidense Robert Longo (Nueva York, 1953), uno de los artistas americanos que se ha hecho notar, durante los últimos 25 años, en los foros internacionales de vanguardia, sean cuales sean las reservas y matices que se quieran adjuntar a estas plataformas promocionales en nuestro presente de la posmodernidad espectacular. En cualquier caso, la trayectoria de Longo ha girado sobre los estados extremos de energía descontrolada y descontroladora, al margen de cuál fuera su causa o medio de producción; en suma: sobre la violencia, que, en absoluto, podemos restringir a una perspectiva antropológica.
Pero, volviendo sobre el tema de la presente muestra, ¿qué relación tienen las imágenes de reposo ensimismado o de materia inerte con la energía desatada? Formando parte de un universo en expansión, cuyo primer origen atisbado fue una formidable explosión, no creo que haya hoy nadie que dude acerca de la naturaleza energética que configura el cosmos, incluso cuando, según y cómo, parezca transitoria y parcialmente estable o aquietado. En realidad, esto es algo que ha percibido el hombre desde siempre y así lo ha manifestado a través de los sucesivos medios que ha tenido a su alcance.

De todas formas, ¿qué tiene de magnética la imagen de una cabeza infantil dormida, en aparente quietud? ¿No será que, a través de ella, de esa plácida cáscara inmutada, adivinamos lo que rebulle en su interior, un hirviente magma orgánico, atizado, en no poca medida, por los chispazos eléctricos de un cerebro, a cuya actividad incontrolada llamamos sueño? ¿No será, aún más, la lírica relajación fisiognómica del infante en estado de reposo la cara oculta del violento potencial entrópico de todo ser orgánico en efervescente desarrollo? ¿No es, en fin, el inexpresivo rostro de un niño encalmado la replicación de la yerta faz exterior de un planeta, debajo de cuya corteza se está produciendo la más formidable ignición? ¿Por qué, si no, la inmemorial voluntad del sabio ha sido y es, en términos existenciales, construirse una coraza búdica respecto a su propio interior? No creo, sin embargo, que haga falta seguir encadenando preguntas que, a la postre, no hacen sino revelar cómo todo está en todo en dinámica interdependencia. De manera que, si nos preguntamos el porqué del fascinante magnetismo de la imagen de un niño dormido, la respuesta es porque allí está todo en estado virginal: o sea: en clave de violencia pura.


Hastiados del racionalismo instrumental contemporáneo, los surrealistas consideraron que los héroes del arte debían ser los niños, los locos y los dormidos, no tan acosados por las fuerzas domesticadoras de una endurecida realidad que no puede ser sino excretada cáscara de contención. Significativamente, tales son los tres ases artísticos o exvotos con que Robert Longo ha armado formal y simbólicamente su exposición: un caníbal devorador de su propia carne y una deyección galáctica de materia bruta, flanqueando ambos una cabeza durmiente con manifiesta forma ovoide. Es verdad que, entre estos iconos de Goya, Pollock y Brancusi, también podría estar el caparazón de nuestro planeta tal y como lo pintó El Bosco en la grisácea tapadera que cubre el Tríptico de las delicias (1503-1504), en cuyo interior descubrimos un cielo, una tierra y un infierno en pareja agitación, pero ¿acaso no está toda la muestra de Longo plagada de huevos con yema, de cascarones ardientes, en alternante estado de explosión o de implosión?


Lo que, por tanto, nos quiere transmitir Longo es el latido cósmico de lo íntimo, cada una de cuyas ínfimas partículas replica el universo. Admirablemente lo hace encima con carboncillo, que es en sí mismo atomizado polvo, que él logra convertir en esmiralada forma. Esta paciente y virtuosa labor se focaliza icónicamente en sus extremos, espacial y temporalmente, opuestos, para que la conjunción visual de los mismos nos produzca una iluminadora descarga. En este purulento dripping de carbonilla, un Pollock se convierte en un Brancusi, tal y como sólo se le puede ocurrir a un Goya, ese heraldo máximo de la melancolía, porque, al fin y al cabo, pase lo que pase, esa nimiedad es la destilación humana frente al terrorífico silencio de las estrellas.

Siempre me ha gustado Robert Longo porque tengo debilidad por los artistas fronterizos, de naturaleza mestiza. Aquí, por ejemplo, hace fotos con la técnica de un monje iluminador o, si se quiere, pop como un amanuense. Pone en relación técnicas, estilos y mundos contradictorios, buscando siempre el precipitado alquímico inesperado. Me han interesado sus cuerpos contorsionados por la violencia interior y exterior: imágenes hiperrealistas de cuerpos que se convulsionan como el cuerpo de un expresionista abstracto al pintar. Su fulgurante capacidad para interconectar lo más disperso. Su manera para atravesar superficies y obligarlas a mostrar sus dos caras, que es lo mismo que descarar lo real...


Ya sé que muchas de estas actitudes son hoy caracterizadas como típicas del artista posmoderno, un eufemismo que no hace sino señalar que la modernidad se ha convertido en una consolidada tradición. Pero los artistas siempre se han tenido que perfilar frente a una época, que no es, a su vez, sino la última capa o cara del pasado. Lo que importa, ayer y hoy, es, digámoslo así, su radioactividad poética, que es tanto más potente por buscar lo inesperado a través de lo inesperado. Por ejemplo: la inmensidad a través de lo íntimo; la violencia a través de la quietud; la infancia a través de la noche de los tiempos; el interior a través del exterior; la instantánea a través de la paciencia; la realidad a través de la abstracción; la poesía a través de la prosa; la iluminación a través de la oscuridad; la refulgente belleza a través del carbón...

Robert Longo. Intimate Inmensity. Galería Soledad Lorenzo. Orfila, 5. Madrid. Hasta el 7 de junio.

El Pais

Los lápices se afilan de nuevo

Dibujo de Juan Francisco Casas con boli Bic










Las galerías de Swab, feria barcelonesa de arte, se vuelcan con el dibujo
MARÍA OVELAR - Madrid - 15/05/2008

"Dibujo desde niña. No recuerdo cuándo cogí el lápiz por primera vez, pero siempre que pienso en mi infancia, me veo garabateando". La canadiense Erica Eyres, de 28 años, está de moda. Como el dibujo, la disciplina en la que destaca. Junto a ella, una nueva oleada de ilustradores demuestra que el dibujo se lleva.
Dicen que la ocasión la pintan calva, pero en este caso más bien la dibujan. "No me compensa comprar y vender piezas caras como vídeos, esculturas o lienzos en ferias europeas", opina Leo Koenig, responsable de la galería neoyorquina Leo Koenig INC, una de las mejores del mundo según el diario The New York Times. La razón: la debilidad del dólar frente al euro. "A los galeristas estadounidenses nos sale más rentable vender dibujos en Europa".
Y de este lado del Atlántico, la canadiense Erica Eyres, afincada en Glasgow, aprovecha el filón. Sus inquietantes retratos a tinta o a lápiz se imponen. "Grabo vídeos, pero los dibujos se venden mejor", apunta. Sus creaciones se exhibirán en la segunda edición de la feria internacional de arte Swab. El evento se celebra en las Reales Atarazanas entre hoy y el 18 de mayo.
La apuesta de sus organizadores, Joaquín Díez-Gascón y su hija Marina es clara: "Cerca del 40% de la obra exhibida serán dibujos. Dos galerías, Fette's de Los Ángeles y Fruehsorge de Berlín, sólo traen acuarelas, dibujos o grabados", detalla Joaquín Díez-Gascón. Según este responsable, el regreso del lápiz ha sido escalonado.
Antes de éste, ya se vivió un revival de la pintura. El regreso viene avalado por ferias de arte como la londinense Frieze, que en 2005 inundó el Regent's Park, donde se celebra cada año, de óleos. Un renacimiento reflejado por el reconocido galerista británico Saatchi en la muestra El triunfo de la pintura. Swab demostró la buena salud del lienzo en la pasada edición. Ahora se llena de gouaches, acuarelas y dibujos. Le Salon de Dessin de Paris (el Salón de Dibujo de París), celebrado hace un mes en la capital francesa, recogió también la tendencia. Marina Díez-Gascón, de 29 años, comparte la teoría de su padre pero matiza: "Muchos creadores empiezan con el boli o el lápiz porque son más baratos". La tendencia del biro-art, o arte con bolígrafo arrasa en Internet a través de páginas como Biro-art.com donde el inglés Phillip Blackman vende sus obras. Una corriente desenfadada que reflejan artistas como Juan Francisco Casas, un dibujante sevillano que renueva el género con sus retratos con tinta de bolis Bic. Y de la que se hacen eco galerías como la londinense Fred, donde se exhiben las obras de Rebecca Chamberlain.




Dibujo a bolígrafo Twins, de Erica Eyres

El dibujo como eje de composición y pensamiento


Tres exposiciones de pintura, fotografía y fotomontaje se muestran en el Museo Valencià de la Illustració i de la Modernitat
EFE - Valencia - 15/05/2008

El dibujo como eje de la composición y también del pensamiento desde una perspectiva Iberoamericana es el tema central de tres exposiciones de pintura, fotografía y fotomontaje que hoy se han inaugurado en el Museo Valencià de la Illustració i de la Modernitat de Valencia.
El MUVIM presenta las muestras Forma, línea, gesto, escritura. Aspectos del dibujo en América del Sur; Iconografía moderna 1980-1985. Fotomontajes de America Sánchez y Joaquín Torres-García. Una vida en papel, con un mismo hilo conductor: el dibujo.
El diputado de Cultura de la Diputación de Valencia, Salvador Enguix en la presentación de las tres nuevas exposiciones ha destacado la relevancia del dibujo.
Marianne Manley, comisaria de Joaquín Torres-Garcia, ha destacado que "de las diferentes etapas del artista, la primera es la menos conocida, ya que nunca ha sido exhibida y, sin embargo, recibe la influencia de artistas reconocidos como Toulouse- Lautrec". Su muestra consta de 90 dibujos de los más de 5.000 dibujos que abarca su obra completa.
No es sin motivo que Torres-García sea una de las grandes figuras del arte del siglo XX, además de ser el pintor que formuló y planteó la necesaria relación entre el arte moderno de Europa y el de América del Sur, subrayando las semejanzas y los aspectos diferenciales.
La última exposición presentada en esta rueda de prensa ha sido Iconografía moderna 1980-1985. Fotomontajes de América Sánchez. Se ha contado con la presencia del propio artista, America Sánchez como comisario de una muestra en la que, tal y como ha calificado Román de la Calle, "el dibujo se inclina hacia la fotografía a través de las tijeras, ya que juega con el corte como dibujo".

Introducción

El mundo del Arte siempre me ha parecido un Olimpo dedicado al dinero. Se mueven, aparentemente con indiferencia, toda clase de elementos, de valoraciones, de pinturas, en general. Por eso, hoy, al leer en el periodico El Pais, en su edición digital tres articulos relacionados con el dibujo (que aunque cueste creerlo, ahora parece estar mejor visto) no he podido resistirme a cortar y copiar los susodichos articulos. ¿Se nota mucho que me encanta el dibujo?

martes, 13 de mayo de 2008

Reunion fanzinera




Mañana hay reunión del Ojo para preparar uno de esos pequeños entretenimientos dibujeros, los fanzines. Como han cambiado las cosas, es asombrosa la cantidad de material que circula por la red con las mismas premisas que el antiguo fanzine: fotocopiado, mal montado y grapado por cuatro amigos. Los amigos no han cambiado, tan solo el formato. Pero nosotros, ateniendonos al clasicismo formal, (estamos haciendo un comic del pasado!?) mantendremos formatos, estilos y materiales.
Ya veremos a ver que sale. Tan solo es una pequeña pausa para el proyecto del Ojo.

domingo, 11 de mayo de 2008

SEGUNDO ASALTO






















































Ahora le toca el turno a Venantius. Comienza una semana de trabajo infernal y tengo las dos impresoras muertas. Ya apañaremos algo. Mañana otra cosa. Seguro.
























DIAS EXTRAÑOS

Aunque este blog nació con la intención de relatar la creación de una historieta, unida al grupo que formamos, este grupo también tiene otros objetivos, y tambien descansamos y nos tomamos las cosas con tranquilidad. Aqui, unas muestras de páginas. Más adelante otras cosas. Ya explicaremos de que va todo esto. Estamos en la brecha.