sábado, 8 de junio de 2019

Ilustradoras, una larga historia

Una muestra rescata la olvidada labor de 42 mujeres dibujantes de prensa


 'Kay... jeune fille al día, 3º'. Ilustración de a. t. c., publicada en 'Blanco y negro' el 2 de noviembre de 1930.

RUT DE LAS HERAS BRETÍN

Madrid 3 JUN 2019


Una mujer cabizbaja sentada en una cama. En la imagen hay más objetos típicos de una habitación, pero la mirada se centra en el estado de ánimo de la protagonista: triste, pensativa… No, no es una de las reconocidas imágenes de Edward Hopper, Habitación de hotel, pintada por el estadounidense en 1931, aunque el parecido en la composición es incuestionable. Es un dibujo anterior, de la mano de la no tan famosa Viera Sparza publicado el 21 de septiembre de 1930 en el número 2.053 de la revista Blanco y Negro. Esta ilustradora tuvo un papel fundamental en la Unión de Dibujantes Españoles. Fue nombrada vocal en 1931 y expuso en el primer Salón de Dibujantas que organizaba la asociación y que ahora presta el nombre a la exposición Dibujantas en el Museo ABC.


La muestra saca de los cajones y pone sobre el tablero las obras de mujeres que conserva el centro. Se exhiben unos 135 dibujos de 42 artistas que las comisarias, Marta González Orbegozo y Josefina Alix, han rescatado de los 150.000 fondos del museo, los más antiguos de 1891, cuando se fundó Blanco y Negro. “Si ya es desconocido el mundo de los ilustradores, mucho más el de las dibujantas”, explican las responsables de la exposición. Dos años de labor “arqueológica”, de hemeroteca ("fundamentalmente"), de Internet, incluso de redes sociales –a María Gallástegui llegaron a través del LinkedIn de una limeña que fue su alumna– que las han llevado a dibujar la vida de estas ilustradoras. Tanto para González Orbegozo como para Alix era fundamental que el proyecto no quedara solo en mostrar la obra, querían recuperar sus vidas y que estas quedaran registradas, de ahí la importancia que otorgan al catálogo de la muestra.


'Tres hermanas, tres, 5ª', dibujo de Viera Sparza publicado en 'Blanco y Negro' el 21 de septiembre de 1930.

Sciammarella, Eneko, Flavita Banana… son algunos nombres actuales que aparecen junto a ilustraciones de distintas publicaciones periódicas. Solo una firma, nada más. No son casos excepcionales, muchos así se han encontrado las comisarias y, a partir de ahí, han reconstruido biografías de las que no quedaba rastro a pesar de que existía una relación laboral entre las ilustradoras y Abc, Blanco y Negro, Gente Menuda o algunos de los múltiples suplementos que han publicado a lo largo de su más de un siglo de historia. “Mientras el archivo de dibujos y fotografía se ha conservado muy bien, el archivo administrativo, no tanto. Hay varios libros de contabilidad, pero no recogían excesivos detalle de lo que se pagaba ni a quién”, explica Inmaculada Corcho, directora del Museo.

Dibujantas es una constatación más del jugoso caldo de cultivo cultural que era España en los años veinte y treinta. La conocida como Edad de Plata, también lo fue en la ilustración como muestra la exposición. La muestra abarca desde finales del siglo XIX hasta las últimas décadas del XX, pero el grueso, del que más y mejores ejemplos hay, son esas dos décadas: Piedad Aréjula, a. t. c. (Ángeles Torner Cervera), Piti Bartolozzi –durante la Guerra Civil dibujó tremendas pesadillas infantiles ante los bombardeos, después de la contienda continuó dibujando pero firmaba su marido–, Victorina Durán –reconocida figurinista-, María Pilar Gallástegui Badet, Delhy Tejero –que viaja a París y se relaciona y expone con los surrealistas–, Sparza. Mujeres formadas, viajadas, que habían convivido con las vanguardias históricas europeas: las máquinas, los trazos y los coches de clara influencia futurista de a.t. c. ; la modernidad y libertad en el trazo de Spaza, que ilustró dos entregas de Celia de Elena Fortún... Es excepcional, en cuanto a que no era habitual colaboradora, el dibujo de Maruja Mallo que el 9 de noviembre de 1930 ilustró tres poemas de Rafael Alberti.


'Mujeres en la tercera edad: una vida de primera, 1ª', publicado en 'Blanco y Negro', el 8 de febrero de 1998. MAR FERRERO

La Guerra Civil fue un eficiente borrador. Aunque Blanco y Negro no se publicó entre 1939 y 1957, Abc sí continuó diariamente, pero no se vuelve a encontrar un dibujo firmado por una ilustradora hasta 1956. Incluso las de ideales afines al régimen como Laura Albéniz o Rosario de Velasco soltaron los lápices. La facilidad y ventaja que desde siempre había tenido esta disciplina artística para las mujeres es que formaba parte de la educación típica de las niñas. Esto les daba unas herramientas que las más inquietas intelectualmente podían desarrollar sin necesitar grandes despliegues. El dibujo tiene un carácter mucho más íntimo que la pintura, que es más pública; no necesita la intendencia que requieren otras artes, por tanto muchas aprovecharon que un minúsculo espacio propio –cual woolfiana habitación– podían crear. Pero esto también fomentó que muchas no tuvieran una carrera prolongada, si no que esta se interrumpiera, en muchos casos, por el matrimonio y la dedicación a la familia.

A finales del siglo pasado la ilustración dio la vuelta al papel y comenzó a dibujar por otra cara totalmente diferente. El sencillo mecanismo de un lápiz dio paso al ordenador y entre estos dos mundos ha desarrollado su carrera Mar Ferrero, de 50 años y una de las protagonistas de la sección más contemporánea de la muestra. La ilustradora ha pasado de trabajar en los noventa en la redacción del Abc con acuarelas y volviendo a empezar desde el principio si algo no valía o salía mal, incluso a transformar, por ejemplo, los azules en verdes o morados para no repetir todo si lo pedía el editor; a trabajar desde su casa para clientes de todo el mundo. Ya no colabora con ese diario, se dedica sobre todo a la ilustración infantil, muy acorde con la ternura de su estilo. Siente algo de nostalgia si piensa en los originales de antes, ahora reutiliza papel, que luego escaneará y trabajará en el ordenador… “Eso, con Internet, ya no lo ve nadie”.



El Pais


Irlanda en mi corazón

El artista galo Pierre Alamy adapta de manera excepcional este relato que nos traslada al conflicto irlandés-británico, y que publica Dibbuks


Portada del cómic de Pierre Alary.

JOSÉ LUIS VIDAL
07 Junio, 2019

Y es que el amor no solamente puede surgir hacia una persona, sea del sexo que sea. Al pisar un nuevo lugar, totalmente ajeno y alejado del que vivimos habitualmente, puede surgir una llama de forma inesperada, un nexo que hasta entonces no existía y que, de pronto, nos unirá de por vida a esa tierra.

Esto es exactamente lo que le ocurre al protagonista de este cómic, que refleja en viñetas lo narrado en la novela autobiográfica de Sorj Chalandon. Antoine, un joven artesano francés, lutier para más señas, viajará a Irlanda, un país del que lo desconoce prácticamente todo. Lo poco que sabe es que lleva años inmerso en una guerra que ha manchado sus calles y casas de sangre, pero ignora totalmente la experiencia que allí vivirá y que lo va a transformar totalmente.

Una vez en el lugar se verá sorprendido por la generosidad de sus habitantes, que lo acogen en su hogar sin preguntar apenas nada. Así será como conocerá a uno de los líderes, activista, miembro del IRA, Tyrone Meehan, un hombre generoso, a la vez que cauto y que, a lo largo de los años de lucha se ha convertido en un auténtico símbolo para sus convecinos.

Contagiado por la pasión de este pueblo, y pese a la recomendación de Tyrone de que no se mezcle en asuntos que no le conciernen, el protagonista comenzará a colaborar con ciertos elementos que visitan la capital parisina de vez en cuando.

Y a lo largo de los años irá conociendo más y más de la historia del país, de la opresión que padece, del sufrimiento de los presos en las cárceles… Sin llegar a serlo, él mismo adaptará las costumbres y aspecto de los irlandeses.

Tal es su implicación que el golpe que recibirá lo deja totalmente aturdido, y es que como su título reza, ésta es la historia de una traición. Tal vez una de las acciones humanas que más duelen. La ruptura de una confianza nos deja sin fuerzas, sordos y mudos ante una situación que nos parece incomprensible.

Esta no es una historia de suspense, las cartas estarán vueltas desde la primera página, y sabremos quién es el personaje que traiciona al protagonista pero su autor, Pierre Alary (Belladona, Aladin, Silas Corey, Moby Dick), maneja tan bien la narración, que nos mantiene atrapados, sin convertir su adaptación en algo farragoso, extrayendo textos de la novela original, sino que hace la historia (tal como le dijo el escritor, autor de la novela) totalmente suya, original para este medio tan distinto a la novela.

Y sale victorioso de la tarea, con una narración que deja un pozo de tristeza, la misma que siente dentro de sí Antoine, este joven que durante años vivirá otra vida en una tierra que, al fin y al cabo, no es la suya, aunque sus habitantes le recibieran con los brazos abiertos, convirtiéndolo en un miembro más de sus familias.

Pero como suele decirse, “Los que más te quieren te harán sufrir”.


Malaga Hoy

Volver a empezar

Regresa a las librerías la más famosa y querida de las creaciones del gran maestro del manga japonés Osamu Tezuka, ¡el valiente Astroboy!


Portada del cómic

JOSÉ LUIS VIDAL
05 Junio, 2019

Y lo hace sumergido en una situación que le va a acarrear no pocos problemas y peripecias. Si en la anterior entrega de sus aventuras lo dejamos en el fondo de un río, sin energía, al principio de este tercer tomo habrán transcurrido veinticuatro largos años.

Tan solo la intervención de su amigo Shingo, que ahora es un poderoso adulto, propietario de una empresa, hará que el muchachito metálico pueda volver a la vida (robótica, eso sí).

Atrapado en un tiempo que no es el suyo, contemplará, atónito, cómo en el pasado se trataba a los robots como meros esclavos, máquinas cuya única función era hacer la vida más fácil a los humanos.

Casi sin quererlo, el protagonista se va a ver involucrado en una multitud de sucesos que reflejan muy bien el sentir de esta sociedad tan racista con respecto a la comunidad robótica, como en el caso de Chil Chil, creado por el profesor Ochanomizu, y que será acusado de haber cometido un robo.

Y es, justo en este momento, cuando podemos apreciar la brillantez de Osamu Tezuka como argumentista. Veréis, el hecho de que Astroboy haya retrocedido en el tiempo lo conduce inexorablemente hacia el momento, el instante, en el que el profesor Tenma, dolido por la pérdida de su hijo Tobio decide recrearlo en forma de robot, naciendo el propio Astroboy. Y he ahí que se originaría un encuentro en el tiempo del protagonista consigo mismo, una peligrosa paradoja temporal, con resultados funestos para la humanidad, por lo que un personajillo que ha estado oculto durante todo este tiempo actuará, tratando de salvar la situación.

A lo largo de los siguientes episodios, Astroboy se va a encontrar con diversos ejemplos que lo van a llevar a tomar una clara resolución, él mismo se va a convertir en el adalid de la unión entre los seres humanos y la comunidad robótica. No va a permitir que se trate a sus “hermanos” como simples objetos que se pueden usar y, una vez averiados, abandonar en cementerios llenos de chatarra.

El trabajo de Osamu Tezuka supuso para el pueblo japonés un soplo de aire fresco, nuevas ideas y conceptos, muchos de ellos influencia de los cómics y dibujos animados (los de Walt Disney, sobre todo) que se estaban realizando en los Estados Unidos. El autor de La princesa Caballero, Adolf y un sinfín de imprescindibles obras, supo quedarse con lo mejor de otra industria, y adaptarlo a la suya propia, cambiando para siempre al tebeo japonés, rompiendo un corsé clásico y demostrando las infinitas posibilidades narrativas con las que este medio contaba.

Y lo hizo de la mano de un robot, un jovencito valiente, siempre dispuesto a ayudar a los demás, ya fueran humanos o robots, y que a lo largo de su existencia se enfrentó a los peores villanos, a seres extraterrestres, fenómenos de la naturaleza y siempre, siempre, salió victorioso.

Un manga este que hará las delicias de todo tipo de lector de manga, sin importar su edad.


Malaga Hoy


jueves, 6 de junio de 2019

Mujer en tiempo de guerra

'Irmina', de Barbara Yelin, narra la historia de una joven alemana que se marcha a Londres en la década de 1930 y se ve forzada a volver a su país en pleno nazismo


JAVIER FERNÁNDEZ
05 Junio, 2019

'Irmina'. Barbara Yelin. Astiberri. 288 páginas. 27 euros.

De las últimas propuestas de Astiberri, les traigo hoy tres interesantes álbumes protagonizados por mujeres, bien distintos en temática y tono. El primero es Irmina, una magnífica novela gráfica escrita y dibujada por la alemana Barbara Yelin, de quien todavía se recuerda el álbum Veneno, escrito por Peer Meter y traducido en su día por Sins Entido. Irmina nos transporta a la década de 1930 para narrar la historia de una joven alemana que se marcha a trabajar a Londres y que, más tarde, se ve obligada a regresar a su país, en pleno auge del nazismo.Allí, la libertad y la apertura halladas en Inglaterra se desmoronan cuando la protagonista asume que para poder progresar en la escala social debe traicionar sus ideales. En palabras de Yelin: "Quise contar la vida de mi abuela tras encontrar cartas, diarios íntimos y fotos que le pertenecían. Descubrí a una persona a la que no conocía y me pregunté cómo una mujer joven e independiente de diecinueve años, que se había ido a estudiar a Inglaterra, pudo volver a Alemania y apartar la mirada de lo que ocurría allí en aquel entonces. Lo que me llevó a preguntarme cómo tantos alemanes pudieron mirar para otro lado y aparentar que no sabían nada de los crímenes nazis". Firmes y expresivos, completados por un estupendo coloreado, los trazos de Yelin dan vida a este doloroso conflicto interior que ha ganado diversos premios en Europa y fue nominada a los premios Eisner e Ignatz, en el otro lado del Atlántico.



Intisar en el exilio, por su parte, recupera a la heroína de El coche de Intisar, el cómic de Pedro Riera y Nacho Casanova, inspirado por los testimonios recopilados por el primero durante sus viajes a Yemen y Jordania. En esta ocasión, Riera colabora con el dibujante Sagar, y juntos narran los años de exilio en Jordania de la protagonista, una joven yemení que no se pliega a la falta de libertad y el yugo masculino. "Emocionante, revelador... Indispensable", dice de Intisar en el exilio Jean-Michel Baclet en Planète BD, y no se me ocurren mejores adjetivos para un libro que nos permite adentrarnos y tomar conciencia del terrible día a día de las mujeres yemenís, ejemplo de tantas otras sometidas a lo largo y ancho del mundo. El álbum se completa con un interesantísimo apéndice que permite entender mejor el contexto en que se desarrolla la historia.



Por último, Heathen, de la estadounidense Natasha Alterici, puede parecer un tebeo frívolo en comparación, protagonizado como está por guerreros y vikingos. Pero que nadie se piense que esta es una típica saga nórdica de aventuras; es decir, es un cómic de aventuras, sí, pero no típico. La propia autora lo define como un "cómic feminista lesbiano vikingo", y es que aquí se subvierten los tópicos del género para construir una obra original, alabada por su valentía y su carácter queer. El amor entre mujeres, fuertes y contestatarias, enfrentadas al sistema, es la almendra de una serie que se inicia con este primer volumen, Pagana, recopilación de los números 1 a 4 de una saga nórdica diferente a todas las demás.


Malaga Hoy

Monstruos y pesadillas

JAVIER FERNÁNDEZ
05 Junio, 2019






Cáscara inmortal es el título de la tercera entrega de Rumble, la interesante serie de Image Comics publicada aquí por Astiberri. Con guion de John Arcudi (más conocido por su fenomenal trabajo en AIDP) y dibujos de James Harren (fogueado en títulos como Abe Sapien, AIDP o Conan), Rumble es un tebeo de acción y fantasía protagonizado por un dios guerrero milenario que despierta en el mundo contemporáneo convertido en una especie de espantapájaros monstruoso. Espada en mano, Rathraq, que es como se llama, se lanza a buscar a sus antiguos enemigos, hoy convertidos en monstruos de diversas formas y clases, y la batalla entre uno y otros deja un reguero de destrucción por doquier. Con un ritmo vertiginoso y un tono de lo más divertido, Rumble es una lectura adictiva, "un viaje loco y emocionante", como señala el sitio web Comic Book Resources. El presente volumen recopila los números 11 a 15 y aquí se cierra el primer arco argumental de la serie, cuyo apartado gráfico pasará a manos del solicitadísimo David Rubín en sus siguientes compases. Como es habitual, la edición se completa con un nutrido material extra compuesto por notas, ilustraciones, bocetos y portadas alternativas.
'Gideon Falls, 1: El granero negro'. Jeff Lemire, Andrea Sorrentino. Astiberri. 160 páginas. 18 euros.

Siguiendo con el cómic estadounidense publicado por Astiberri, se acaba de estrenar la serie Gideon Falls, del escritor Jeff Lemire y el artista Andrea Sorrentino, dúo que ya nos deslumbró en las páginas de Green Arrow y El viejo Logan. En esta ocasión, y también para Image Comics, Lemire y Sorrentino se adentran en el género de terror, con una historia asfixiante, ambientada en el mundo rural y centrada en un edificio sobrenatural que aparece y desparece a lo largo del tiempo, fuente de locura y muerte. El buen hacer habitual de Lemire, uno de los guionistas más destacados del momento actual, con su talento para la caracterización psicológica de los personajes, se potencia, y de qué manera, con las espectaculares imágenes de Sorrentino, del que no se puede hablar sin destacar su habilidad para la composición de página.


Malaga Hoy


Un tebeo de lo más picante

JAVIER FERNÁNDEZ
05 Junio, 2019



'Dolores y Lolo'. Mamen Moreu, Ivan Batty. Astiberri. 112 páginas. 16 euros.

El bilbaíno Ivan Batty y la oscense afincada en Bilbao Mamen Moreu (autora de Resaca y Desastre, ambos en Astiberri) firman Dolores y Lolo, recopilación de la primera entrega de la serie publicada originalmente en la célebre revista humorística El Jueves desde el 20 de abril de 2016. La joven Lolo pierde su trabajo por culpa de la crisis y se muda a casa de su abuela Dolores. Esta última es una viejecita entrañable, sencilla y tradicional, pero la nieta es cualquier cosa menos convencional: bisexual, poliamorosa, vegana, con un grupo de amigos tan acelerados y desinhibidos como ella, siempre dispuestos a correrse una juerga y siempre con ganas de follar. La contraposición, o mejor dicho, la colisión entre estos dos mundos genera las mil situaciones cómicas que pueblan el presente álbum de la colección Kili Kili, un tebeo divertido y de lo más picante.

Malaga Hoy


Un viaje por el Ártico

JAVIER FERNÁNDEZ
05 Junio, 2019


'Wáluk, 3: La ruta de Can Mayor'. Emilio Ruiz, Ana Miralles. Astiberri. 64 páginas. 15 euros.

Con una larga trayectoria a sus espaldas, tanto en el mundo del cómic como en el de la ilustración, la madrileña Ana Miralles puede presumir de ser la primera mujer a la que se le concedió el Gran Premio del Salón de Barcelona, así como de tener entre sus obras una serie superventas como Djinn (escrita por Jean Dufaux). Con el guionista Emilio Ruiz ha firmado un puñado de álbumes, entre ellos, los tres de Wáluk, protagonizados por el entrañable oso polar homónimo. En esta tercera entrega, La ruta del Can Mayor, los osos Wáluk y Esquimo continúan viaje por el Ártico y se topan con una extraña criatura llamada Loki, un búho sabio que responde al nombre Uhuapeu, un grupo de perros de tiro y, claro está, los temibles seres humanos.


Malaga Hoy