sábado, 8 de julio de 2023
OTRO MUNDO ES POSIBLE
Jordi Canyissà
Ya hace tiempo que la historieta francobelga ha asumido que quienes dominan el mercado son los personajes y no los autores. Personajes cuyas aventuras se desarrollan en series interminables que se prolongan álbum tras álbum y que sobreviven a sus creadores. Cada año, las grandes cifras de ventas son para sagas clásicas como Astérix, Lucky Luke, Alix o Blake y Mortimer. El llamado cómic de autor y el álbum único rara vez consiguen siquiera hacerles sombra. Asumiendo que así son las cosas, últimamente ha empezado a instaurarse una doble corriente en el cómic francobelga: por una parte, la continuación de series que imitan el modelo original de forma acrítica y mimética intentando reproducir fielmente el aspecto y el tono de las aventuras canónicas pero quedándose siempre un peldaño por debajo, como una copia o, en el peor de los casos, como un triste pastiche; por otra parte, han aparecido álbumes que buscan recrear de manera más o menos libre el universo de una serie histórica a través de la visión particular de un creador que revive los personajes sin mimetismos, imponiendo su voz como autor, haciendo una relectura en clave contemporánea. En este segundo caso tenemos ejemplos tan notables como el Spirou de Émile Bravo, el Tif et Tondu de Blutch, o el Blueberry de Sfar y Blain. Y es también en esta última categoría donde debemos situar El último faraón, una revisión de las aventuras de Blake y Mortimer que se aleja del canon marcado por su creador, Edgar Pierre Jacobs, debido a la gran personalidad que le sabe imprimir François Schuiten.
Jacobs es uno de los grandes nombres de la historieta belga. Amigo y colaborador de Hergé —padre de Tintín— que publicó en 1945 las primeras páginas de Blake y Mortimer, que acabaría contando con pocas pero muy recordadas entregas, caso de la icónica La marca amarilla. El inquietante universo de Jacobs oscila entre la ciencia ficción y el misterio, con escenas subterráneas, mucha oscuridad y una permanente lucha entre el Bien y el Mal —en mayúsculas— que constantemente pone al mundo al borde de su destrucción total. Por su parte, el dibujante y guionista François Schuiten es el cocreador de una de las series más ambiciosas y estimulantes de la historieta francófona: Las Ciudades Oscuras, una saga distópica escrita junto al escritor y ensayista Benoît Peeters.
Schuiten también había pensado apoyarse en Peeters para El último faraón, pero finalmente fueron el cineasta Jaco Van Dormael y el novelista Thomas Gunzig quienes ayudaron a Schuiten en el guion de este álbum firmado por los tres y que muestra una ciudad de Bruselas asombrosamente transformada después de que unos misteriosos rayos emanaran del imponente Palacio de Justicia y los ciudadanos la abandonaran dejando que la naturaleza la tomara de nuevo.
Hay un evidente trasfondo ecologista en estas páginas, una denuncia del daño que provoca la huella humana sobre el planeta y un guiño de complicidad hacia posturas altermundistas que proponen otros modelos de vida políticos, sociales y tecnológicos. Son preocupaciones que no estaban en los episodios clásicos pero que encajan bien. En realidad, El último faraón combina con acierto temas nuevos con otros que son habituales en esta serie, como la amenaza de un apocalipsis o las referencias al episodio de El misterio de la Gran Pirámide. Por su parte, los protagonistas ya no son los de Jacobs: han pasado años y el profesor Mortimer —aquí casi un alter ego de Schuiten— es ahora un viejo al que ven como una rémora del pasado, y además entre él y el capitán Blake se adivina que ha habido un claro distanciamiento.
Hay que preguntarse por qué uno de los máximos representantes del cómic de autor contemporáneo ha querido recrear una serie de hace más de setenta años. La respuesta está en las particulares características de la obra de Jacobs y en la vinculación sentimental que Schuiten confiesa tener. En algunas declaraciones, Schuiten ha hablado de la «persistencia retiniana de las imágenes jacobsianas», es decir, de su capacidad para quedar fijadas en la mente del lector. Y así es. Porque todo en Jacobs, desde su dibujo hasta la composición de la página y los textos, van en la dirección de ralentizar la acción para detenerla y hacerla inolvidable. Schuiten parece querer saldar una deuda de infancia y homenajear al autor que le llevó a amar el medio cuando, sentado en la falda de su hermano, este le leía las aventuras de Blake y Mortimer. A la vez, ha querido aproximarse a esa obra para descubrir «el secreto de su hechizo», como él mismo apunta en estas páginas. Y como queriendo cerrar el círculo que le ha llevado a sus inicios en la historieta, Schuiten ha anunciado que con esta obra se despide del cómic. Ojalá rectifique. Pero por si acaso, nos deja el episodio más jacobsiano de la era post Jacobs, pese a ser el más personal de ellos.
Un álbum elegante, con páginas espléndidamente dibujadas y rubricado con la vibrante paleta cromática del cartelista Laurent Durieux, uno de los grandes aciertos del libro que se convierte, a su vez, en un muy adecuado homenaje a ese uso psicológico y envolvente del color tan característico de la marca Jacobs.
El último faraón. Una aventura de Blake y Mortimer
François Schuiten, Jaco Van Dormael, Thomas Gunzig y Laurent Duriex
Norma Editorial
Bélgica
92 págs.
Color
Obra relacionada
El misterio de la Gran Pirámide
Edgar Pierre Jacobs
(Norma Editorial)
La fiebre de Urbicande
François Schuiten y Benoît Peeters
(Norma Editorial)
Brüssel
François Schuiten y Benoît Peeters
(Norma Editorial)
La esperanza pese a todo
Émile Bravo
(Dibbuks)
Anuario 2019
Jot Down Comics
viernes, 7 de julio de 2023
El volantazo final
Conduciendo su taxi, el protagonista de este cómic recorre una ciudad en la que lo inesperado aguarda en cada semáforo
JOSÉ LUIS VIDAL
06 Julio, 2023
Pasar un buen montón de horas recorriendo unas calles que ya conoces de memoria, atento a la circulación y, a la vez, a este pasajero que en ocasiones te da conversación. Así día tras día, haga frío o calor, aguzando la vista para buscar esa mano que se levanta al ver la luz verde que indica que estás libre…
Taxista
Autor: MartíTapa blanda
Blanco y negro
196 págs.
22,50 euros
Ediciones La Cúpula
Y de esta manera tan monótona podría haber continuado la vida de Taxista Cuatroplazas, un tipo que se toma su trabajo muy en serio, viste de manera sobria y ha convertido su vehículo en algo más que un simple automóvil, ya que sabe muy bien que en su urbe existen ciertas zonas por la que más vale no transitar.
Y justamente uno de los habitantes de esta geografía de chabolas se convierte en un cliente más… O tal vez no, ya que los pensamientos de Juan Pérez, padre de familia que vive en la más total de las pobrezas, entre basura y ratas, es la de robar la recaudación diaria del dedicado protagonista, al que pone una navaja en el cuello, con no muy buenas intenciones.
Es en este momento en el que la existencia de Cuatroplazas da un volantazo, para cambiar irremediablemente, viéndose metido en un imaginario carrusel en el que este tipo, cuya rectitud le convierte en una rara avis, caerá de cabeza en un universo lumpen que hasta ahora no conocía, salpicando de paso a su escaso círculo familiar, formado por Madre Querida, poseedora de un ansiado secreto; Monserrat, esa hermana que se marchó hace tiempo y ahora reaparece, viviendo de la profesión más antigua del mundo… Y finalmente, el cuerpo de un padre que falleció hace tiempo, que contiene más de una sorpresa.
Persecuciones, disparos, golpes a troche y moche, sexo inesperado, fugas carcelarias, el inframundo de las alcantarillas, traiciones, empresarios arruinados, codiciadas fórmulas, locura, herencias, los taxis custodios, ex presidentes a la fuga…
Todo esto y mucho más componen ese alocado y personal collage en el que se convierte la vida de este personaje tan icónico del cómic patrio, cuyas aventuras y desventuras disfrutamos muchos siendo aún chavales en una cabecera tan añorada como fue El Víbora.
Allí Martí, autentico padre de Taxista, volcó en sus páginas en blanco y negro, en una cuadrícula de tres por cuatro viñetas, este pastiche con influencias gráfica de Chester Gould, papá de aquel poli de cuadrar mandíbula que posee una de las galerías de villanos más originales de la historia de los tebeos.
Sazonadas con una ironía a prueba de balas y dentro de un universo muy cercano al noir, Martí nos trae a un personaje que, pese a su apariencia perfecta, estoica y seria, perderá la cordura, lanzándose a un viaje único desquiciado, del que tal vez salga cambiado, ¿quién sabe?
Y ahora, La Cúpula recupera esta obra única y nos la devuelve en un formato espectacular, integral, que recoge las peripecias de Taxista. Incluso la tercera, más actual e inconclusa, que fue adelantada en la revista La Cruda.
A todo esto, sumad una buena cantidad de portadas e ilustraciones que harán las delicias de los seguidores de Martí, que no son pocos.
¿Qué, te atreves a subir a este taxi?
Malaga Hoy
jueves, 6 de julio de 2023
Un buen amigo
Diego Matos Agudo
«[...] Si toda esta loca odisea... y el psicoanálisis regular... me han enseñado algo, es que ciertos patrones en mi vida se repiten, sobre todo que... o persigo la rareza... o la rareza me persigue a mí». Ésa es la historia de su vida, y el bueno de Jimmy Olsen lo sabe (lo explica, textualmente, en uno de los últimos números de la nueva mini-serie que protagoniza). Un día igual se convierte en tortuga gigante antropomórfica (en una más parecida a Gamera que a Raphael o Michelangelo), que se hace pasar por mujer, se cambia de nombre o de ciudad, incluso hasta obtiene los poderes de Metaformo. Todo puede pasarle al pelirrojo fotógrafo del Daily Planet, siempre «armado» con su cámara y vestido con su chaqueta verdosa (o su chaleco, también verdoso, en su defecto) y su pajarita rojiza.
Ciudad Gorila, Gotham, la nave de los Scrubb o el pueblo de Elmond... además de Metrópolis, claro... Jimmy puede saber dónde se levanta, pero no dónde se va a acostar. Y allá donde va, el caos le acompaña, aunque también aprovechará su encanto Olsen para hacer amigos. Pero entonces, si suele caer bien a la gente, a pesar de todos los líos que monta, ¿quién le querría ver muerto? Bajo esta premisa, intentando responder a esta pregunta, Matt Fraction y Steve Lieber montan una historieta brillantemente fragmentada, con idas y venidas por toda la historia familiar del protagonista (desde las de sus antepasados, en los albores de la ciudad del mañana, donde Lex Luthor y Superman medirán sus fuerzas una y otra vez), algo confusa, por momentos (sobre todo al principio), pero de un carisma tremendo gracias a los guiones del primero y, sobre todo, al buen hacer de los dibujos del segundo, con un estilo caricaturesco, slapstick a ratos, muy superheroico y, a la vez, costumbrista (algo que ya había aprovechado en The Fix, con la que este cómic está unido, al menos, en espíritu).
Jimmy Olsen, el amigo de Superman no es la primera serie protagonizada por el pecoso reportero. James Bartholomew Olsen ya tuvo cabecera propia de corte humorístico (Superman’s Pal Jimmy Olsen) entre 1954 y 1974 (con un total de 163 números), además de ser uno de los secundarios más carismáticos de las colecciones del Hombre de Acero.
Ahora, Fraction (Sex Criminals, El Inmortal Puño de Hierro, Ojo de Halcón) y Lieber (Whiteout, The Fix) se unen para preparar la nueva y disparatada versión de aquella, en forma de miniserie de doce números (en España la ha publicado ECC en seis números dobles), manteniendo la esencia de entonces (y multitud de guiños, por supuesto), con las más absurdas desventuras del joven fotoperiodista en forma de historias cortas dentro de cada número, «jugando» con los géneros y las expectativas de los lectores y en las que se nota que tanto el guionista como el dibujante han disfrutado muchísimo. Esto se nota en las múltiples referencias a otras obras del noveno arte que se cuelan en estas páginas, siendo especialmente destacable la versión de Jimmy y sus hermanos, Julie y Julian, de niños, al más puro estilo Charlie Brown, de Charles M. Schulz.
«Eh, tengo una historia disparatada que contaros...», asegura el propio Jimmy en la portada del primer número, tumbado, mirando al lector (y de alguna forma rompiendo la cuarta pared) en una mesa que alberga un plano de una ciudad, con sus edificios, sus zonas verdes y sus masas de agua. En las paredes, cortadas y enfrentadas entre sí, en dos hileras, cuatro cabezas extrañas de cada lado, todas de versiones diferentes de él mismo. Ése es el tono en una cabecera en la que la sorpresa lucha (y gana) contra las expectativas.
Este fotógrafo de prensa desvergonzado y amigo íntimo de Superman (o eso cree él) no para de recorrer el Universo DC haciendo de las suyas, dejándolo todo destruido y con algunas muertes por el camino. Una vorágine incontrolable, con romance, drama, aventura y mucha diversión en la que, al final, su vida puede correr peligro (o quizá no; o puede que sí; no, seguro que no; o sí... ¿quién sabe?).
Se trata de una serie de culto instantánea, permeable y simpática, completamente inesperada, que conjuga muy bien con la otra nueva cabe- cera del universo de Superman, la dedicada a Lois Lane, que es más seria y con un toque noir. Caracteres opuestos, pero complementarios, capaces de demostrar que hay vida más allá de los superhéroes principales, sobre todo en aquellos casos donde sus compañeros de vida en papel son tan redondos como los del último hijo de Krypton. Para eso están los amigos, ¿no? Para acompañar, escuchar, contar anécdotas, vivir aventuras con ellos y hacernos sonreír. Entonces, Jimmy Olsen es buen amigo y, además, él también tiene los mejores.
Matt Fraction y Steve Lieber
ECC Ediciones
Color
Obra relacionada
Superman
Brian Michael Bendis y varios autores
(ECC Ediciones)
Lois Lane
Greg Rucka y Mike Perkins
(ECC Ediciones)
The Fix
Nick Spencer, Steve Lieber, Ryan Hill
(Norma Editorial)
Anuario 2020
Jot Down Comics
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