domingo, 16 de febrero de 2020

El Joker en risas después de medianoche por John Byrne y Paul Dini












El conflicto generacional

'La hija de Vercingétorix' (2019), de Jean-Yves Ferri y Didier Conrad, es el trigésimo octavo álbum de la serie 'Astérix el Galo', creada por René Goscinny y Albert Uderzo en 1959


GERARDO MACÍAS
12 Febrero, 2020

'Astérix: La hija de Vercingétorix'. Guion: Jean-Yves Ferri. Dibujos: Didier Conrad. Salvat, 2019.

El asedio de Alesia fue un momento clave de la Guerra de las Galias, que les dio la victoria definitiva a los romanos frente a los galos en el año 52 a. C. Se enfrentaban las legiones romanas, dirigidas por Julio César, contra doce tribus galas, aglutinadas por Vercingétorix, rey de la tribu arverna. El escenario fue el Campamento de los Mandubios, situado en la actual Alise-Sainte-Reine. Vercingétorix se ha convertido en Francia en modelo a imitar, por su pasión, por su patriotismo y por su coraje.

Vercingétorix fue recluido en una mazmorra en Roma, y en el año 46 a. C. fue estrangulado. El líder galo ofreció su vida a Julio César a cambio de sus 53.000 soldados que aún seguían con vida. Los galos, desarmados, terminaron siendo capturados por las legiones romanas. También fueron capturados los hijos de Vercingétorix, que fueron criados como ciudadanos romanos.

Aunque los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la cantidad de hijos que tuvo Vercingétorix ni sobre el sexo de los mismos, este álbum de la serie Astérix el Galo toma como punto de partida esta derrota verídica para imaginar una red secreta de guerreros arvernos dedicados a proteger a Adrenalina, la hija de Vercingétorix. Adrenalina, la adolescente que protagoniza La hija de Vercingétorix, el álbum nº 38 de la serie, es rebelde, insumisa e inconformista. Después de unos años consiguiendo ocultarla de Julio César, dos jefes arvernos (que recuerdan a Charles de Gaulle y a Churchill) llegan a aldea de los irreductibles galos en plena noche: se ven obligados a recurrir a Abraracúrcix para proteger a Adrenalina. Mientras, ellos irán a buscar un barco que los lleve a Londinium. Julio César conoce la existencia de la joven, que es portadora del torques de Vercingétorix, un collar que simboliza la lucha de los galos contra los romanos. Abraracúrcix encomienda a Astérix y Obélix su custodia, que se complica no tanto por los planes de Julio César de capturarla y educarla como romana, sino por el deseo de Adrenalina de escaparse, como buena adolescente que huye de la represión de los mayores.

Adrenalina se enfrenta a los clásicos problemas de la adolescencia y al paso a la edad adulta, el auténtico tema del álbum. Las mujeres protagonistas no abundan en la serie, y las pocas que aparecen están ancladas en los años 70 y 80. Adrenalina, en cambio, mueve la trama como ningún otro personaje femenino lo había hecho antes, añadiendo una visión femenina alejada del rol de madre o esposa que siempre tenían las mujeres. Pero si el álbum hubiera planteado una lucha feminista, habría ganado profundidad.

La hija de Vercingétorix muestra cómo los adultos educan a los jóvenes para seguir sus pasos, negándoles la posibilidad de elegir su camino. El debut de Blínix y Surímix (hijos de Ordenalfábetix, el pescadero); y Sélfix (hijo de Esautomátix, el herrero) aporta cierta frescura. Los autores reflejan el choque generacional, tema que ya trataron Goscinny y Uderzo en Astérix y los Normandos y en El regalo del César.

La moraleja es que si Adrenalina y el torques de Vercingétorix hubieran acabado en Roma, los arvernos seguirían teniendo un símbolo para liderar la revolución, como se puede ver en la conclusión del cómic. Lo único que hubiera cambiado sería el destino de Adrenalina.

Éste es el cuarto álbum de Astérix creado por Jean-Yves Ferri y Didier Conrad, tras la muerte de René Goscinny en 1977, y el retiro de Albert Uderzo en 2005. La edición de Salvat en España es muy buena, salvo la decisión de los traductores, que hacen que el pirata que tiene los rasgos de Charles Aznavour cante temas de Raphael.

Jean-Yves Ferri (1959) y Didier Conrad (1959) eran dos autores con una trayectoria consolidada cuando fueron elegidos para sustituir a Uderzo. Ferri había realizado una exitosa colaboración con Manu Larcenet en El retorno a la tierra. Algo que también se podía de decir de Conrad, que junto a Yann había creado Los Innombrables, serie que renueva el espíritu del cómic francobelga humorístico de aventuras.

Desde que tomaron el relevo de Astérix el Galo en 2013, los nuevos autores han ofrecido un álbum cada dos años. Ferri y Conrad dan personalidad propia a su trabajo, conservando el espíritu de Uderzo y Goscinny.


Malaga Hoy

Libertad e individualidad

Afín a la política libertaria estadounidense, Bagge lleva al menos una década expresando sus afinidades en obras como 'Credo' o 'Fire!'


JAVIER FERNÁNDEZ
12 Febrero, 2020

'Credo'. Peter Bagge. La Cúpula. 116 páginas. 17,90 euros.


Mira que hace tiempo que Peter Bagge cambió el palo de sus historietas, pero cada vez que veo su nombre en la mesa de novedades, no sé, sigo pensando que me voy a echar unas risas con Buddy Bradley y compañía. Y bueno, La Cúpula ha reeditado Mundo idiota en unos estupendos integrales, así que los Bradley están siempre al alcance de la mano, porque la oferta actual de Bagge es harina de otro costal. Afín a la política libertaria estadounidense, Bagge lleva al menos una década expresando sus afinidades en obras como Todo el mundo es imbécil menos yo (y otras agudas observaciones) y las biografías La mujer rebelde, Fire! y Credo, de Margaret Sanger, Zora Neale Hurston y Rose Wilder Lane, respectivamente. Sanger (1879-1966) fue una educadora, enfermera, madre y protofeminista que nació a finales del siglo XIX y abogó por el control de la natalidad; Hurston (1891-1960), una escritora folclorista afroamericana que desarrolló una obra valiente en la primera mitad del siglo XX, luchando contra los prejuicios y el racismo beligerante; y Lane (1886-1968) es la coautora de los libros de La casa de la pradera, fundadora del movimiento libertario, feminista y defensora de los derechos de las mujeres.

En palabras del propio Bagge, citadas de la introducción del presente volumen: "Rose Wilder Lane llamó mi atención por primera vez hace ahora unos diez años, a raíz de la lectura de Radicals for Capitalism, una historia global del movimiento libertario moderno en Estados Unidos. Lane destacaba del resto de participantes en el libro no solamente por sus ideas incisivas sobre la materia, sino por su voluntad de predicar con el ejemplo. (...) Yo adoro las verdades de fondo de Lane. Siempre apoyó la libertad y la individualidad por completo, junto a la compasión y la cooperación universales. ¡Todos mis valores predilectos!".

Bagge tiene un estilo narrativo altamente característico y en sus biografías resulta patente la firme implicación personal. El libro incluye un apéndice documental de treinta páginas, tan interesante como la propia novela gráfica, que ayuda a completar la imagen del personaje, pues, como dice Bagge: "en todo momento he tratado de apegarme a los hechos lo máximo posible, pero la vida de Lane fue tal torbellino formado por todo tipo de gente, lugares y sucesos que este libro se hubiera vuelto imposible de realizar de no alterar hasta cierto punto a sus personajes y líneas temporales (modificaciones todas que señalo y explico en las notas finales del libro)".

Y hablando del tebeo independiente norteamericano publicado por La Cúpula, aprovecho para recomendar Cecil y Jordan en Nueva York, de Gabrielle Bell, libro que tiene ya unos años, pero ha sido recientemente reeditado en rústica, con un diseño de portada diferente. Bell es lo más cercano a una poeta contemporánea, intensa y distante, fragmentaria y concreta, limpia, atmosférica, con una forma depuradísima y un imaginario propio, como atestiguan las once historietas cortas aquí reunidas, todas sobresalientes.



Malaga Hoy

Yo, yo otra vez y ¡Ella!

En esta tercera entrega de las peripecias de Zorglub, el villano más famoso de la BD. conoceremos diferentes 'facetas' de su personalidad.

JOSÉ LUIS VIDAL
07 Febrero, 2020

'Zorglub 3. Lady Z'. José Luis Munuera. Cartoné. 64 págs. 18 euros. Dibbuks

Ser un genio del crimen tiene sus beneficios, de eso no hay duda (no hay más que echarle un ojo a la isla en la que se ha construido su base 'secreta'), pero claro, si Zorglub fuera perfecto poco interés tendrían sus vicisitudes. En este caso concreto, un nuevo invento, un clonador, que utiliza para cumplir los deseos de fan de un mafioso ruso, Kostrachov.

Tras un epílogo que nos deja, como es costumbre, alucinados, el protagonista tendrá que enfrentarse a varios frentes abiertos: el enorme cabreo del ruso al comprobar lo fútil de su sueño, que le dura pocos minutos, por lo que coloca la cabeza del inventor en una imaginaria diana.

Pero el hecho que va a trastocar la aparentemente tranquila vida familiar de Zorglub junto a su hija Zandra es la aparición de un nuevo clon, entre otros muchos que definen las diferentes caras de Zorglub. ¡Una mujer!

Pues sí, amigos, resulta que un tipo tan pagado de sí mismo como el protagonista tiene un lado femenino. Y no van a ser pocos los roces que la pareja tenga, ya que tras el bello rostro (y cuerpo) de Lady Z tal vez se esconda un plan secreto que va a hacer que Zorglub se tenga que poner las pilas al cien por cien si quiere librarse de lo que se le viene encima.

Poco a poco, el corazoncito (sí, lo tiene) del villano se irá ablandando y dará una oportunidad a tener una relación amorosa. ¿Y qué mejor sitio que la romántica Venecia? No hay nada mejor que navegar a bordo de una góndola por sus canales, mirar a los ojos a tu amada y, en este particular caso, tratar de evitar infructuosamente los repetidos ataques de dos matones que Kostrachov ha enviado tras de ti.

José Luis Munuera es un gran, soberbio dibujante. Pero sobre todo esto es digna de admiración su increíble capacidad para, por una parte, dotar de un ritmo endiablado a esta historia, que nos va a divertir tanto o más que sus predecesoras, y crear un argumento super divertido en el que, en esta ocasión, se lo pasa pipa jugando con los grandes iconos de la música rock y pop (no voy a nombrar ninguno, pero me gustaría destacar un momento especialmente logrado que se seguro se os ablanda el corazón a los amantes de estos géneros musicales).

Pura narración gráfica, como en los anteriores albumes, el autor se guarda un momento 'Widescreen' en el que, una vez más, nos deja boquiabiertos ante su arte, en un momento 'Clonación Máxima'.

Un cómic que pueden, y diría más, deben disfrutar todos los miembros de la familia. Desde los talluditos que hemos crecido con las desventuras de este villano que no lo es tanto, hasta los más jóvenes, que encontrarán en sus páginas una muestra de lo mejor que se publica en la BD actual.



Malaga Hoy

¡Y nada más que la verdad!

Concluye 'Black Hammer', la serie de Jeff Lemire y Dean Ormston que nos ha tenido pegados a sus páginas, y nos desvela por fin el gran secreto



JOSÉ LUIS VIDAL
05 Febrero, 2020

El mercado de la grapa norteamericana, bautizada como comic-book, lleva años inmersa en una silenciosa guerra. Las estanterías de las librerías yanquis están repletas de coloridos títulos, con brillantes portadas, que tratan de llamar la atención de los indecisos compradores. Las dos grandes editoriales que copan el mercado, Marvel y DC, lanzan todos los meses infinidad de títulos, colecciones, regulares, miniseries, eventos especiales, etc…

Es por ello que, pese a la calidad media de la mayoría de estos títulos, casi todos pasan a mejor vida, debido a la brutal competencia o simplemente porque el comprador medio carece de los recursos económicos para llevarse más de un título (el precio de un comic-book va de los 3.99 a los 4.99$).

Entonces la situación de las editoriales independientes se recrudece, enfrentadas a dos colosos respaldados por sendas megacorporaciones del ocio, por lo que se intenta es que los títulos que salen a la calle tengan la mayor calidad, para así poder atraer a nuevos lectores.

Es por ello que cuando nace una serie como Black Hammer, de la que todos hablan en los últimos tiempos, no queda otra que elogiar el talento de sus creadores, el guionista canadiense Jeff Lemire, un artista con una capacidad de trabajo brutal, que hace que lleve adelante varias miniseries (Royal City, Gideon Falls, Ascender, Family Tree) sino que escriba obras para Marvel o DC…

Junto a él, un dibujante, Dean Ormston, con una sólida carrera a sus espaldas, que ha desarrollado gran parte de su producción en el tristemente desaparecido sello Vertigo Comics (Los libros de la magia, Lucifer…).

Pues bien, del talento de estos dos nombres nace Black Hammer que, en resumidas cuentas, para aquellos que aún no se hayan dejado seducir por su argumento, voy a resumir: encontramos a sus protagonistas, Abraham, Gail, Barbalien, el coronel Weird y la robot Walky Talky viviendo en una granja. No tiene rejas, pero se ha convertido en una prisión para estos, los que fueran los mayores héroes de Spiral City, ciudad a la que salvaron de la aniquilación cuando fue atacada por el todopoderoso Anti Dios y tan sólo la valentía de Martillo Negro decantó la balanza hacia la esperanza, dejando al resto de sus compañeros en este lugar de que quieren salir por todos los medios…

Pues bien, a lo largo de los tres volúmenes anteriores hemos sido testigos de la angustia que padece la niña Gail, una adulta atrapada dentro de un pequeño cuerpo, el amor otoñal de Abraham, la encubierta sexualidad de Barbie y el ir y venir del enajenado Coronel Weird que, junto a el único miembro del grupo de héroes que no vive en la granja, Madame Libélula, parece poseer la respuesta a la preguntas que nos asaltan desde el primer número.

Pero esto no es todo, ya que Lemire, junto a una legión de autores, entre los que cabe nombrar al español David Rubín, ha creado un auténtico universo superheroico a base de miniseries que Astiberri está publicando con asiduidad, visto el gran éxito de la serie madre en nuestro país: Sherlock Frankenstein y la Legión del Mal, Doctor Star y el reino de los mañanas perdidos, Calles de Spiral… Y las que aún quedan, ya que sobre este universo, sus héroes y villanos, aún queda mucho que contar (Skulldigger and Skeleton Boy, Black Hammer'45, Coronel Weird: Cosmagog).

Pues bien, llegados a este punto me hallo ante una encrucijada muy importante, ya que no puedo contaros casi nada de lo que sucede en este cuarto tomo de la serie regular, la segunda entrega de La Edad Sombría. Tan sólo comentar que a raíz de lo ocurrido en el anterior volumen, el Coronel Weird va a experimentar el viaje de su vida, acostumbrado a vagar por la misteriosa Para Zona, llegará a un lugar nuevo, donde va a conocer a unos peculiares personajes, junto a los cuales tendrá acceso a la verdad con mayúsculas, la única posible.

En esta despedida, al dúo Lemire-Ormston se les une Rich Tommaso, que será el piloto que guíe el alucinante viaje de Weird.

Mientras tanto, ¿qué le ocurrirá al resto del grupo? Una vez caído el telón, expuestas las mentiras, ¿qué es lo que hay tras ese luminoso fulgor que los envolvió a todos? ¿Serán felices y comerán perdices o aún quedará un último sacrificio por realizar?

Todas estas y muchas más respuestas se encuentran dentro de esta última entrega de Black Hammer y os aseguro que, como lector, hace tiempo que no había experimentado tantas emociones con un cierre, tras sólo doce solidas entregas, y que confirma mi teoría de que las buenas historias deben tener su final cuando toca, sin dejarse cautivar por el éxito, y así alargar las tramas hasta la extenuación.

He aquí un final perfecto para una historia única, la de los héroes olvidados de Spiral City y su gran sacrificio.



Malaga Hoy

El Mad Max japonés

'El puño de la Estrella del Norte' (1983), de Buronson y Tetsuo Hara, es un manga pos apocalíptico de artes marciales, ambientado en un futuro distópico tras la 3ª Guerra Mundial


GERARDO MACÍAS
05 Febrero, 2020

'El puño de la Estrella del Norte nº 1'. Guion: Buronson. Dibujos: Tetsuo Hara. Planeta Cómic, 2019.

Hay algo de poesía en los movimientos fluidos de las artes marciales. El manga titulado El puño de la Estrella del Norte ha sabido transmitir esa poesía. En tono western, la obra muestra un mundo posapocalíptico tras la 3ª Guerra Mundial, donde se impone la ley del más fuerte. Kenshiro, un hombre solitario, es heredero de un arte marcial llamado Hokuto Shinken que permite localizar los puntos vitales del rival. Kenshiro busca a su esposa desaparecida e irá visitando poblaciones en ruinas de este mundo distópico del Japón de los 90, que entonces era el futuro. El diseño del protagonista es mezcla de Bruce Lee con el Mel Gibson de Mad Max (1979). Tetsuo Hara y Buronson crean escuela para este género de manga que refleja la épica y las artes marciales de películas de la época, y el afán de superación, con un toque filosófico y psicológico. Mangas como Dragon Ball y Los caballeros del zodiaco son deudores.

Tetsuo Hara, nacido en 1961, es un mangaka ganador del premio Fresh Jump por Super Challenger (1981), lo que le abriría las puertas a publicar en 1982 en Shonen Jump su primera serie regular, The Iron Don Quijote, que solamente duró diez semanas en la revista. En 1982, volvió a Shonen Jump con la historia de un artista marcial que vence a sus rivales golpeándoles en sus puntos de acupresión. Le publicaron dos one-shots en 1983 en la revista Fresh Jump. Fueron bien recibidos, lo que dio luz verde para su serialización, pero a condición de que los guiones fuesen de Buronson, quien sitúa el argumento en un futuro posapocalíptico, y cambia al protagonista adolescente por un hombre de pasado trágico. Se publicó en Shonen Jump entre 1983 y 1988. El puño de la Estrella del Norte es un manga para adultos, caracterizado por su violencia. Los escasos límites de la violencia en Shonen Jump de la época son inimaginables actualmente en dicha revista semanal. La obra reivindica el honor, la sensibilidad, la defensa de los débiles, la lucha contra la injusticia y la posibilidad de cambiar el mundo.

Buronson (alias de Okamura Yoshiyuki) nacido en 1947, toma su nombre artístico de la japonización del apellido del actor Charles Bronson. Su primer éxito fue el guion de Doberman Detective, un manga serializado entre los años 1975 y 1979, que luego sería adaptado al cine y a la televisión.

En la primera parte del manga, Kenshiro conoce a sus escuderos, un niño llamado Bat y una niña llamada Lin, y a los rivales que va encontrando. Todo ello, mientras Kenshiro va en búsqueda sus tres hermanos, igualmente entrenados en el Hokuto Shinken. Todo se resolverá cuando encuentre al mayor de ellos, Raoh, utilizando el Hokuto Shinken su propio beneficio, algo que Hokuto no podrá permitir. Tras matarlo, se reencontrará con su esposa, Yuria.

Kenshiro se retira con Yuria, enferma por radiación. A su muerte, vuelve al Hokuto Shinken y a derrocar a quienes se aprovechan de la catástrofe. Kenshiro descubre que su hermano Kaioh está asesinando a los conocedores del Hokuto Shinken para que no haya nadie capaz de enfrentarse a su Hokuto Ryuken, versión maligna del Hokuto Shinken. Kenshiro lo derrota y cierra la segunda parte.

En la tercera y última parte, nuestro protagonista asume la custodia del hijo de Raoh, y lo hace su sucesor. El manga acaba con un triángulo: Bat enamorado de Lin y Lin enamorada de Ken. Eso provocará que Kenshiro decida volver al desierto él solo.

Esta obra ha generado ya varios spin-off y secuelas donde participaron varios autores. Entre ellas, destaca la precuela que hicieron los mismos autores, El puño del cielo azul, ambientada en los años 30 durante la guerra chino-japonesa.

El éxito se materializó en un anime de 152 episodios, tres películas, varios OVA, más de treinta videojuegos y un importante franquiciado de pachinko, equivalente japonés a nuestras tragaperras. El puño de la Estrella del Norte es la decimoctava franquicia más rentable de la Historia, por delante de Toy Story y por detrás de Dragon Ball.

A España llegó la película de anime en 1993. En 2007 se lanzan tres OVA que adaptan una novela de Tetsuo Hara. De 1995 es el live-action americano, que llegó a España en 1997. En 2005, se hicieron tres películas y dos OVA.


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miércoles, 12 de febrero de 2020

El futuro ya está aquí

El héroe de ciencia ficción Flash Gordon debutó en la prensa estadounidense para competir con el por entonces muy popular Buck Rogers

JAVIER FERNÁNDEZ
05 Febrero, 2020


'Flash Gordon. Daily Strips 1951-1953'. Dan Barry, Harvey Kurtzman y otros. Dolmen Editorial. 216 páginas. 31,90 euros.

Alumbrado en 1934 por Alex Raymond, el héroe de ciencia ficción Flash Gordon debutó en la prensa estadounidense para competir con el por entonces muy popular Buck Rogers. Los diez años de páginas dominicales dibujadas por Raymond son una de las cúspides de la historia del cómic, de una perfección visual pocas veces alcanzada en el medio. La fama y el legado de Gordon han terminado siendo muy superiores a los de Rogers, y la influencia de aquellas viñetas primeras llega hasta hoy. Con todo, tal como escribió en su día Antoni Guiral: "En realidad, el argumento de esta primera etapa de la serie no aporta prácticamente nada al género de la ciencia ficción, aunque sabe combinar con acierto los elementos que componen esta space opera, tanto por su ambientación (un planeta, Mongo, dividido en zonas muy distintas: la selvática Arboria; la cálida Trópica; la región polar, Frigia) como por sus personajes (...). Flash Gordon es, en esencia, el prototipo más básico del héroe: atleta consumado, bien formado físicamente, rubio, valiente y de personalidad un tanto anodina; o sea, la figura sobre la que pivotan los hechos. Donde Flash Gordon destaca por encima de la media de los años 30 es en el elaborado estilo de su dibujante".

Desde el punto de vista argumental, el personaje no alcanzaría todo su potencial hasta la década de 1950, cuando un artista limpio y cuidadoso como Dan Barry se hizo cargo de las tiras diarias. La propia ciencia ficción se había desarrollado enormemente en este tiempo, de tal manera que dicha década se puede considerar una verdadera edad de oro del género en otros ámbitos como la literatura o el cine. Citando ahora al escritor Rafael Marín, traductor y prologuista del volumen editado por Dolmen: "Dan Barry aceptó el desafío de ponerse los zapatos de Alex Raymond, remozar la tira de arriba abajo, ponerla al día y convertirla en ciencia ficción moderna... y además tuvo carta blanca para hacerlo. De entrada, acorde con los tiempos (...), Barry ofrece una narración poderosa, un juego narrativo que alterna las explicaciones pseudocientíficas, los gadgets ad hoc y el regusto por la máquina y la tecnología con figuras hermosas y personajes que acercan la serie al realismo".

En el apartado literario, Barry colaboró al inicio con un genio como Harvey Kurtzman, y, en la parte gráfica, tuvo la asistencia de artistas tan renombrados como Jack Davis, Frank Frazetta, Al Williamson o Roy G. Krenkel, lo que implica que el resultado es sencillamente glorioso. Dolmen comienza ahora la recuperación de esta obra maestra del cómic, y lo hace con un tamaño de página parecido al de la anterior edición de Panini (que se truncó nada más empezar), pero con una reproducción de las tiras más amplia. Además de todo el material allí incluido, el primer tomo de Dolmen incluye otra aventura más, Los chicos del espacio, de cerca de 50 páginas (a tres tiras por página), es decir, que van reunidas las tiras desde el 19 de noviembre de 1951 hasta el 24 de octubre de 1953. Una gozada de principio a fin.


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