martes, 18 de febrero de 2020

Nosotros somos los muertos

En el espacio profundo nadie podrá salvarte del mordisco de un hambriento zombi

JOSÉ LUIS VIDAL
13 Febrero, 2020

Un nuevo salto, esta vez el quinto, de la nave espacial YSS Infinity. Como si de un vetusto cassette se tratara, la historia se reinicia cada vez, mostrándonos una trama diferente, junto a una nueva protagonista.

En este caso, su nombre es Mayor Ann Ninurta, agente del orden dentro de la nave espacial y madre soltera. Con su pequeña hijita Syb cruza la superficie del lugar, tratando de resolver los problemas propios y los ajenos, con un ex, Simon, al que tiene atragantado.

Infinity 8#5. El Día del Apocalipsis
Lewis Trondheim, Davy Mourier, Lorenzo de Felici
Cartoné
96 págs.
20 euros
Dibbuks


Y de pronto, sucede lo inesperado (bueno, a estas alturas de la serie ya no tanto, ¿verdad?). En medio de la negrura espacial surge un gigantesco camposanto o, mejor dicho, una acumulación de muchos cementerios. Todos son diferentes, cada uno, al parecer, pertenece a una cultura alienígena diferente.

¿Adivináis quién será la encargada de averiguar qué está pasando?

Y por si esto ya no fuera suficiente, dentro de la nave sucede algo que va a activar el código rojo, poniendo en alerta al Teniente Reffo, que tendrá que olvidar por un rato sus ansias de conquista carnal, de las cuales Ninurta es una de sus 'víctimas'…

Con una velocidad pasmosa, la Infinity se ve invadida por una horda de muertos vivientes, infectados que vienen no solo del interior de esta, sino que también tratan de invadir el lugar desde el exterior, donde la protagonista las pasará canutas para poder escapar de los dientes de esta horda de alienígenas que ya pasaron a mejor vida hace tiempo.

Una aventura contrarreloj, en la que Ann va a sacrificarlo todo en pos de su misión y, sobre todo, por el bienestar de su pequeña, que está en la guardería ¿a salvo?

He de confesar que tengo una especial predilección por el dibujo del artista que ilustra esta quinta entrega de la serie de Ciencia Ficción del momento. Se trata de Lorenzo de Felici, cuyo trabajo conocí gracias al salto laboral que dio hace ya algunos meses, creando junto al prolífico y exitoso Robert Kirkman la serie del mismo género Oblivion Song, donde vengo disfrutando de su habilidad no solo para el dibujo, en el que posee un estilo único, sino que es capaz de crear, tal como sucede en este quinto volumen de Infinity 8, un interminable y original catálogo de seres extraterrestres.

Y todo ello además con un sentido del ritmo único, que hace que esta aventura pase ante los ojos del lector a una velocidad endiablada, mezclando momentos de acción con algunos de lo más dramático.

Aunque este mérito es también del tándem de guionistas. Lewis Trondheim, padre y creador de toda la trama y, junto a él, Davy Mourier (La Petite Mort, Super Caca) que no puede evitar dotar a la historia de momentos la mar de divertidos, dejando ver esa vena humorística por la que es conocido en el país vecino.

El tiempo pasa, las horas se van consumiendo antes de un nuevo salto. ¿Conseguirá la protagonista salvar la nave antes de que sea demasiado tarde para todos, incluso para ella?


Malaga Hoy


Toda una vida

JAVIER FERNÁNDEZ
12 Febrero, 2020

¿Es así cómo me ves? Jaime Hernandez. La Cúpula. 104 páginas. 14,90 euros.

Hablar de Jaime Hernandez es hablar de uno de los autores más importantes de la historia del cómic, uno de los pocos artistas que ha logrado elevar la forma hasta su máxima expresión. Más aún, Hernandez no sólo ha alcanzado la perfección con su serie Locas, publicada por entregas en la mítica revista Love and Rockets desde su inicio en 1981, sino que se ha mantenido en esa misma perfección durante casi cuatro décadas.

Arcos argumentales como La muerte de Speedy (1987) o Wigwam Bam (1990-1992) son auténticas obras maestras, pero también lo son La educación de Hopey Glass (2004-2006), Mordiscos de amor (2010-2011) o este ¿Es así cómo me ves? (2015-2018), la parada más reciente en la vida de Margarita Luis Chascarrillo y Esperanza Leticia Glass, más conocidas como Maggie y Hopey.

Una visita al vecindario de Huerta, donde van a tocar las viejas bandas de la escena subterránea de hace tres décadas, reúne a las dos amigas, antiguas amantes, y sirve de excusa para repasar los recuerdos de toda una vida y reexaminar la relación entre ambas, ahora que la juventud queda tan lejos.

En estas páginas, Hernandez agarra el corazón del lector y no lo suelta, cosa que no sorprende a los que llevamos años disfrutándolo, aunque tampoco deja nunca de maravillarnos. El historietista transmite como nadie la emoción, y lo hace gracias a su raro dominio de la forma, a una maestría narrativa que lo emparenta con otros genios como Charles Schulz, John Stanley o Alex Toth, por citar sólo tres.

Con estos mimbres, Hernandez (como su hermano Beto, que también trabaja en una hebra similar) ha construido una narrativa queer, con la comunidad chicana como escenario, poniendo en primer plano personajes y formas de vida que no suelen tener protagonismo. De este modo, su trabajo, valioso como pocos, difumina las convenciones sociales y las barreras, físicas o artificiales, que nos separan y atenazan.

Locas es una lectura esencial, y no sólo para los amantes del cómic, y ¿Es así cómo me ves?, un nuevo logro artístico.


Malaga Hoy


domingo, 16 de febrero de 2020

El Joker en risas después de medianoche por John Byrne y Paul Dini












El conflicto generacional

'La hija de Vercingétorix' (2019), de Jean-Yves Ferri y Didier Conrad, es el trigésimo octavo álbum de la serie 'Astérix el Galo', creada por René Goscinny y Albert Uderzo en 1959


GERARDO MACÍAS
12 Febrero, 2020

'Astérix: La hija de Vercingétorix'. Guion: Jean-Yves Ferri. Dibujos: Didier Conrad. Salvat, 2019.

El asedio de Alesia fue un momento clave de la Guerra de las Galias, que les dio la victoria definitiva a los romanos frente a los galos en el año 52 a. C. Se enfrentaban las legiones romanas, dirigidas por Julio César, contra doce tribus galas, aglutinadas por Vercingétorix, rey de la tribu arverna. El escenario fue el Campamento de los Mandubios, situado en la actual Alise-Sainte-Reine. Vercingétorix se ha convertido en Francia en modelo a imitar, por su pasión, por su patriotismo y por su coraje.

Vercingétorix fue recluido en una mazmorra en Roma, y en el año 46 a. C. fue estrangulado. El líder galo ofreció su vida a Julio César a cambio de sus 53.000 soldados que aún seguían con vida. Los galos, desarmados, terminaron siendo capturados por las legiones romanas. También fueron capturados los hijos de Vercingétorix, que fueron criados como ciudadanos romanos.

Aunque los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la cantidad de hijos que tuvo Vercingétorix ni sobre el sexo de los mismos, este álbum de la serie Astérix el Galo toma como punto de partida esta derrota verídica para imaginar una red secreta de guerreros arvernos dedicados a proteger a Adrenalina, la hija de Vercingétorix. Adrenalina, la adolescente que protagoniza La hija de Vercingétorix, el álbum nº 38 de la serie, es rebelde, insumisa e inconformista. Después de unos años consiguiendo ocultarla de Julio César, dos jefes arvernos (que recuerdan a Charles de Gaulle y a Churchill) llegan a aldea de los irreductibles galos en plena noche: se ven obligados a recurrir a Abraracúrcix para proteger a Adrenalina. Mientras, ellos irán a buscar un barco que los lleve a Londinium. Julio César conoce la existencia de la joven, que es portadora del torques de Vercingétorix, un collar que simboliza la lucha de los galos contra los romanos. Abraracúrcix encomienda a Astérix y Obélix su custodia, que se complica no tanto por los planes de Julio César de capturarla y educarla como romana, sino por el deseo de Adrenalina de escaparse, como buena adolescente que huye de la represión de los mayores.

Adrenalina se enfrenta a los clásicos problemas de la adolescencia y al paso a la edad adulta, el auténtico tema del álbum. Las mujeres protagonistas no abundan en la serie, y las pocas que aparecen están ancladas en los años 70 y 80. Adrenalina, en cambio, mueve la trama como ningún otro personaje femenino lo había hecho antes, añadiendo una visión femenina alejada del rol de madre o esposa que siempre tenían las mujeres. Pero si el álbum hubiera planteado una lucha feminista, habría ganado profundidad.

La hija de Vercingétorix muestra cómo los adultos educan a los jóvenes para seguir sus pasos, negándoles la posibilidad de elegir su camino. El debut de Blínix y Surímix (hijos de Ordenalfábetix, el pescadero); y Sélfix (hijo de Esautomátix, el herrero) aporta cierta frescura. Los autores reflejan el choque generacional, tema que ya trataron Goscinny y Uderzo en Astérix y los Normandos y en El regalo del César.

La moraleja es que si Adrenalina y el torques de Vercingétorix hubieran acabado en Roma, los arvernos seguirían teniendo un símbolo para liderar la revolución, como se puede ver en la conclusión del cómic. Lo único que hubiera cambiado sería el destino de Adrenalina.

Éste es el cuarto álbum de Astérix creado por Jean-Yves Ferri y Didier Conrad, tras la muerte de René Goscinny en 1977, y el retiro de Albert Uderzo en 2005. La edición de Salvat en España es muy buena, salvo la decisión de los traductores, que hacen que el pirata que tiene los rasgos de Charles Aznavour cante temas de Raphael.

Jean-Yves Ferri (1959) y Didier Conrad (1959) eran dos autores con una trayectoria consolidada cuando fueron elegidos para sustituir a Uderzo. Ferri había realizado una exitosa colaboración con Manu Larcenet en El retorno a la tierra. Algo que también se podía de decir de Conrad, que junto a Yann había creado Los Innombrables, serie que renueva el espíritu del cómic francobelga humorístico de aventuras.

Desde que tomaron el relevo de Astérix el Galo en 2013, los nuevos autores han ofrecido un álbum cada dos años. Ferri y Conrad dan personalidad propia a su trabajo, conservando el espíritu de Uderzo y Goscinny.


Malaga Hoy

Libertad e individualidad

Afín a la política libertaria estadounidense, Bagge lleva al menos una década expresando sus afinidades en obras como 'Credo' o 'Fire!'


JAVIER FERNÁNDEZ
12 Febrero, 2020

'Credo'. Peter Bagge. La Cúpula. 116 páginas. 17,90 euros.


Mira que hace tiempo que Peter Bagge cambió el palo de sus historietas, pero cada vez que veo su nombre en la mesa de novedades, no sé, sigo pensando que me voy a echar unas risas con Buddy Bradley y compañía. Y bueno, La Cúpula ha reeditado Mundo idiota en unos estupendos integrales, así que los Bradley están siempre al alcance de la mano, porque la oferta actual de Bagge es harina de otro costal. Afín a la política libertaria estadounidense, Bagge lleva al menos una década expresando sus afinidades en obras como Todo el mundo es imbécil menos yo (y otras agudas observaciones) y las biografías La mujer rebelde, Fire! y Credo, de Margaret Sanger, Zora Neale Hurston y Rose Wilder Lane, respectivamente. Sanger (1879-1966) fue una educadora, enfermera, madre y protofeminista que nació a finales del siglo XIX y abogó por el control de la natalidad; Hurston (1891-1960), una escritora folclorista afroamericana que desarrolló una obra valiente en la primera mitad del siglo XX, luchando contra los prejuicios y el racismo beligerante; y Lane (1886-1968) es la coautora de los libros de La casa de la pradera, fundadora del movimiento libertario, feminista y defensora de los derechos de las mujeres.

En palabras del propio Bagge, citadas de la introducción del presente volumen: "Rose Wilder Lane llamó mi atención por primera vez hace ahora unos diez años, a raíz de la lectura de Radicals for Capitalism, una historia global del movimiento libertario moderno en Estados Unidos. Lane destacaba del resto de participantes en el libro no solamente por sus ideas incisivas sobre la materia, sino por su voluntad de predicar con el ejemplo. (...) Yo adoro las verdades de fondo de Lane. Siempre apoyó la libertad y la individualidad por completo, junto a la compasión y la cooperación universales. ¡Todos mis valores predilectos!".

Bagge tiene un estilo narrativo altamente característico y en sus biografías resulta patente la firme implicación personal. El libro incluye un apéndice documental de treinta páginas, tan interesante como la propia novela gráfica, que ayuda a completar la imagen del personaje, pues, como dice Bagge: "en todo momento he tratado de apegarme a los hechos lo máximo posible, pero la vida de Lane fue tal torbellino formado por todo tipo de gente, lugares y sucesos que este libro se hubiera vuelto imposible de realizar de no alterar hasta cierto punto a sus personajes y líneas temporales (modificaciones todas que señalo y explico en las notas finales del libro)".

Y hablando del tebeo independiente norteamericano publicado por La Cúpula, aprovecho para recomendar Cecil y Jordan en Nueva York, de Gabrielle Bell, libro que tiene ya unos años, pero ha sido recientemente reeditado en rústica, con un diseño de portada diferente. Bell es lo más cercano a una poeta contemporánea, intensa y distante, fragmentaria y concreta, limpia, atmosférica, con una forma depuradísima y un imaginario propio, como atestiguan las once historietas cortas aquí reunidas, todas sobresalientes.



Malaga Hoy

Yo, yo otra vez y ¡Ella!

En esta tercera entrega de las peripecias de Zorglub, el villano más famoso de la BD. conoceremos diferentes 'facetas' de su personalidad.

JOSÉ LUIS VIDAL
07 Febrero, 2020

'Zorglub 3. Lady Z'. José Luis Munuera. Cartoné. 64 págs. 18 euros. Dibbuks

Ser un genio del crimen tiene sus beneficios, de eso no hay duda (no hay más que echarle un ojo a la isla en la que se ha construido su base 'secreta'), pero claro, si Zorglub fuera perfecto poco interés tendrían sus vicisitudes. En este caso concreto, un nuevo invento, un clonador, que utiliza para cumplir los deseos de fan de un mafioso ruso, Kostrachov.

Tras un epílogo que nos deja, como es costumbre, alucinados, el protagonista tendrá que enfrentarse a varios frentes abiertos: el enorme cabreo del ruso al comprobar lo fútil de su sueño, que le dura pocos minutos, por lo que coloca la cabeza del inventor en una imaginaria diana.

Pero el hecho que va a trastocar la aparentemente tranquila vida familiar de Zorglub junto a su hija Zandra es la aparición de un nuevo clon, entre otros muchos que definen las diferentes caras de Zorglub. ¡Una mujer!

Pues sí, amigos, resulta que un tipo tan pagado de sí mismo como el protagonista tiene un lado femenino. Y no van a ser pocos los roces que la pareja tenga, ya que tras el bello rostro (y cuerpo) de Lady Z tal vez se esconda un plan secreto que va a hacer que Zorglub se tenga que poner las pilas al cien por cien si quiere librarse de lo que se le viene encima.

Poco a poco, el corazoncito (sí, lo tiene) del villano se irá ablandando y dará una oportunidad a tener una relación amorosa. ¿Y qué mejor sitio que la romántica Venecia? No hay nada mejor que navegar a bordo de una góndola por sus canales, mirar a los ojos a tu amada y, en este particular caso, tratar de evitar infructuosamente los repetidos ataques de dos matones que Kostrachov ha enviado tras de ti.

José Luis Munuera es un gran, soberbio dibujante. Pero sobre todo esto es digna de admiración su increíble capacidad para, por una parte, dotar de un ritmo endiablado a esta historia, que nos va a divertir tanto o más que sus predecesoras, y crear un argumento super divertido en el que, en esta ocasión, se lo pasa pipa jugando con los grandes iconos de la música rock y pop (no voy a nombrar ninguno, pero me gustaría destacar un momento especialmente logrado que se seguro se os ablanda el corazón a los amantes de estos géneros musicales).

Pura narración gráfica, como en los anteriores albumes, el autor se guarda un momento 'Widescreen' en el que, una vez más, nos deja boquiabiertos ante su arte, en un momento 'Clonación Máxima'.

Un cómic que pueden, y diría más, deben disfrutar todos los miembros de la familia. Desde los talluditos que hemos crecido con las desventuras de este villano que no lo es tanto, hasta los más jóvenes, que encontrarán en sus páginas una muestra de lo mejor que se publica en la BD actual.



Malaga Hoy

¡Y nada más que la verdad!

Concluye 'Black Hammer', la serie de Jeff Lemire y Dean Ormston que nos ha tenido pegados a sus páginas, y nos desvela por fin el gran secreto



JOSÉ LUIS VIDAL
05 Febrero, 2020

El mercado de la grapa norteamericana, bautizada como comic-book, lleva años inmersa en una silenciosa guerra. Las estanterías de las librerías yanquis están repletas de coloridos títulos, con brillantes portadas, que tratan de llamar la atención de los indecisos compradores. Las dos grandes editoriales que copan el mercado, Marvel y DC, lanzan todos los meses infinidad de títulos, colecciones, regulares, miniseries, eventos especiales, etc…

Es por ello que, pese a la calidad media de la mayoría de estos títulos, casi todos pasan a mejor vida, debido a la brutal competencia o simplemente porque el comprador medio carece de los recursos económicos para llevarse más de un título (el precio de un comic-book va de los 3.99 a los 4.99$).

Entonces la situación de las editoriales independientes se recrudece, enfrentadas a dos colosos respaldados por sendas megacorporaciones del ocio, por lo que se intenta es que los títulos que salen a la calle tengan la mayor calidad, para así poder atraer a nuevos lectores.

Es por ello que cuando nace una serie como Black Hammer, de la que todos hablan en los últimos tiempos, no queda otra que elogiar el talento de sus creadores, el guionista canadiense Jeff Lemire, un artista con una capacidad de trabajo brutal, que hace que lleve adelante varias miniseries (Royal City, Gideon Falls, Ascender, Family Tree) sino que escriba obras para Marvel o DC…

Junto a él, un dibujante, Dean Ormston, con una sólida carrera a sus espaldas, que ha desarrollado gran parte de su producción en el tristemente desaparecido sello Vertigo Comics (Los libros de la magia, Lucifer…).

Pues bien, del talento de estos dos nombres nace Black Hammer que, en resumidas cuentas, para aquellos que aún no se hayan dejado seducir por su argumento, voy a resumir: encontramos a sus protagonistas, Abraham, Gail, Barbalien, el coronel Weird y la robot Walky Talky viviendo en una granja. No tiene rejas, pero se ha convertido en una prisión para estos, los que fueran los mayores héroes de Spiral City, ciudad a la que salvaron de la aniquilación cuando fue atacada por el todopoderoso Anti Dios y tan sólo la valentía de Martillo Negro decantó la balanza hacia la esperanza, dejando al resto de sus compañeros en este lugar de que quieren salir por todos los medios…

Pues bien, a lo largo de los tres volúmenes anteriores hemos sido testigos de la angustia que padece la niña Gail, una adulta atrapada dentro de un pequeño cuerpo, el amor otoñal de Abraham, la encubierta sexualidad de Barbie y el ir y venir del enajenado Coronel Weird que, junto a el único miembro del grupo de héroes que no vive en la granja, Madame Libélula, parece poseer la respuesta a la preguntas que nos asaltan desde el primer número.

Pero esto no es todo, ya que Lemire, junto a una legión de autores, entre los que cabe nombrar al español David Rubín, ha creado un auténtico universo superheroico a base de miniseries que Astiberri está publicando con asiduidad, visto el gran éxito de la serie madre en nuestro país: Sherlock Frankenstein y la Legión del Mal, Doctor Star y el reino de los mañanas perdidos, Calles de Spiral… Y las que aún quedan, ya que sobre este universo, sus héroes y villanos, aún queda mucho que contar (Skulldigger and Skeleton Boy, Black Hammer'45, Coronel Weird: Cosmagog).

Pues bien, llegados a este punto me hallo ante una encrucijada muy importante, ya que no puedo contaros casi nada de lo que sucede en este cuarto tomo de la serie regular, la segunda entrega de La Edad Sombría. Tan sólo comentar que a raíz de lo ocurrido en el anterior volumen, el Coronel Weird va a experimentar el viaje de su vida, acostumbrado a vagar por la misteriosa Para Zona, llegará a un lugar nuevo, donde va a conocer a unos peculiares personajes, junto a los cuales tendrá acceso a la verdad con mayúsculas, la única posible.

En esta despedida, al dúo Lemire-Ormston se les une Rich Tommaso, que será el piloto que guíe el alucinante viaje de Weird.

Mientras tanto, ¿qué le ocurrirá al resto del grupo? Una vez caído el telón, expuestas las mentiras, ¿qué es lo que hay tras ese luminoso fulgor que los envolvió a todos? ¿Serán felices y comerán perdices o aún quedará un último sacrificio por realizar?

Todas estas y muchas más respuestas se encuentran dentro de esta última entrega de Black Hammer y os aseguro que, como lector, hace tiempo que no había experimentado tantas emociones con un cierre, tras sólo doce solidas entregas, y que confirma mi teoría de que las buenas historias deben tener su final cuando toca, sin dejarse cautivar por el éxito, y así alargar las tramas hasta la extenuación.

He aquí un final perfecto para una historia única, la de los héroes olvidados de Spiral City y su gran sacrificio.



Malaga Hoy