domingo, 9 de febrero de 2020

De la cultura se aprovecha todo por Max

Trampantojo  MAX 1 FEB 2020

El Pais. Babelia

El cómic que desvela la historia del 'hip-hop'

Desde 2018 la editorial Flow Press publica en España la saga 'Hip Hop Family Tree', del dibujante de cómics estadounidense Ed Piskor. Un recorrido que comienza con el nacimiento de este género musical en el Bronx

JACOBO RIVERO
7 FEB 2020

Portada de 'Hip Hop Family Tree'

Hip Hop Family Tree (HHFT) es mucho más que un cómic. Es también una gran foto de familia y árbol genealógico de un tiempo. A mediados de la década de 1970 del siglo pasado, el clima social de Estados Unidos estaba en uno de sus puntos más bajos. Rotas las costuras de un imaginario colectivo feliz, especialmente tras la luchas por los derechos civiles de la década anterior, los ecos del Black Power y con la resaca reciente de la derrota en la Guerra de Vietnam, en muchas ciudades del país surgía una nueva composición social dentro de los barrios de mayoría afroamericana. Nueva York era el crisol donde convergían muchas realidades culturales, puerto de llegada de tendencias y emigraciones, la propensión a la creatividad, a pesar de la dureza cotidiana, estaba en la atmósfera


En ese contexto, en el sur del Bronx, en encuentros públicos de disc jockeys comienza a experimentarse con los discos: se mezclan dos copias del mismo vinilo, se superponen distintos cortes musicales, se "inventa" el scratch, se añade el micrófono abierto –hasta entonces propiedad de los populares maestros de ceremonias de las fiestas– para improvisar versos sobre la música... El cóctel se hace tremendamente popular desde el primer instante. Es una explosión de creatividad nueva, grupal, efervescente y tremendamente accesible. La cultura del Do it Yourself! (DIY) en su máxima expresión. Una generación de chavales sin apenas perspectivas laborales y con un racismo institucional asfixiante comenzaba a construir, sobre las bases de la potentísima cultura musical negra anterior, un nuevo ritmo. Nacía el hip-hop en el sur del Bronx. Probablemente, de los cinco distritos metropolitanos, el de mayor combustión social, junto con Harlem. La llama que se prendió allí no tardó en extenderse.



Desde la industria musical del momento, mayoritariamente blanca, se ignoró en un principio el fenómeno. En las televisiones también se relegó o se banalizó de forma estereotipada, cuando no se vinculó directamente con la delincuencia. Fueron las radios locales y comunitarias, las discotecas de barrio y los conciertos en canchas de baloncesto al aire libre las que viralizaron el fenómeno de forma brutal. Empezaron a venderse discos de rap y las tiendas de música eran paraísos para el barrio. Además, coincidió con la explosión de un baile, el breakdance, que requería muchísima destreza, agilidad e improvisación. Por si fuera poco, se incorporó un lenguaje de arte urbano propio, el grafiti, que inundó toda la ciudad, especialmente el metro que transitaba la ciudad en territorios y mundos aparentemente alejados y que constituía en sí mismo otro universo en paralelo.

Ed Piskor (Pennsylvania, 1982) recoge todo este ambiente desde sus orígenes. Con un trazo que conecta con las formas tradicionales del cómic estadounidense, desarrolla con paciencia un trabajo minucioso de recopilación de información, fechas, conversaciones y situaciones reales que dan a cada uno de los volúmenes —tres hasta el momento en nuestro país, que abarcan desde 1975 hasta 1984— una fuerza narrativa y visual impresionante. Diseño gráfico e ilustración en su máxima potencia en cada viñeta.

Por las páginas de HHFT aparecen nombres imprescindibles de la escena: Grandmaster Flash, DJ Kool Herc, Afrika Bambaataa, The Sugarhill Gang, Run DMC (aportando su propio estilo desde Queens), Rick Rubin con Beastie Boys dando una vuelta a todo, la creación del sello Def Jam Records, KRS-One o los inicios de Ice-T y Public Enemy, incluso hay un cameo de New Kids On The Block en el segundo volumen. Auténtica canela en rama en la historia del hip-hop. Un trabajo que además está acompañado en cada volumen de una sección de Pinups en formato galería de retratos de distintos artistas, bibliografía recomendada, discografía del momento y apuntes útiles para que el lector pueda profundizar en cada una de las etapas y personajes que aparecen retratados.

Una de las páginas interiores de 'HHFT'.

Ganador del prestigioso premios Eisner 2015 al mejor trabajo basado en la realidad, su éxito alcanza ya una dimensión global. Traducido al francés, alemán, italiano, polaco, portugués y español, HHFT es una auténtica enciclopedia. “Cuando montamos la editorial nos parecía increíble que aún estuviera disponible en español. Hasta el momento es el título que mejor funciona de nuestro catálogo. De hecho, estamos preparando la tercera reedición del primer volumen...que es el que arrastra a los demás”. Lo explica Diego Rosembuj, director de Flow Press, una editorial orientada hacia “libros visuales que expliquen el mundo, con especial interés por el conjunto de la cultura pop”.

El trabajo de Piskor gusta a gente que no conoce la escena de aquellos años y a los que sí saben del asunto. “Es un cómic bastante riguroso, va al grano. Se nota que es la visión de alguien que domina el tema y es un apasionado. El tratamiento que han hecho con páginas amarillentas y ese toque underground le da un punto de autenticidad de la época”. Lo cuenta Zeta1970, “Art as Activism desde 1984”, como se define en su perfil de Facebook. Dj, grafitero, productor, b-boy y miembro destacado de la vieja escuela de la cultura hip-hop en España. Para él, un “descubrimiento” que aporta HHFT es que lo que apareció como un fenómeno particular de la cultura afroamericana neoyorquina rápidamente conectó con otras expresiones artísticas de la ciudad que estaban experimentando nuevas formas de expresión, como el punk y arte urbano que encabezaban personajes como Keith Haring o Jean-Michel Basquiat, también con músicos como Blondie o The Clash. “Había una inquietud similar”.



En 2019 en Los Ángeles y Nueva York se programó la exposición Beyond the Streets (Más allá de las calles), comisariada por Roger Gastman, conocido antropólogo urbano. En la muestra —con obras de artistas como Beastie Boys, Emory Douglas, DAZE, Dennis Hopper, Jean-Michel Basquiat, José Parlá, Keith Haring, Kenny Scharf, LADY PINK y TATS CRU entre otros— se apuntaba que el objetivo de Beyond the Streets es mostrar cómo el arte urbano puede influir en el “diálogo público”. Esa conversación con la sociedad es algo que de alguna manera también tiene que ver con la expresión más genuina del hip-hop de entonces y ahora. Para Sonia Cuevas, que estuvo en el mítico sello discográfico Zona Bruta y que actualmente es colaboradora del artista urbano y programador Suso33, lo que se conoce como “movimiento hip-hop” tiene que ver con la imagen que llegó a España a través del trabajo que hicieron —y que también sale reflejado en HHFT— los fotógrafos Martha Cooper y Henry Chalfant en el libro Subway Art, sobre el paisaje urbano del Bronx en la década de los setenta. “Hay diversidad de opiniones respecto al origen del arte urbano, pero para la gente que empezamos a interesarnos a través del trabajo de Martha y Henry todo aquello —grafiti, breakdance y música rap— conformaban el movimiento hip-hop, la conexión era total”.



Zeta1970, nació en Alcorcón, una de los referentes geográficos del hip-hop de nuestro país: “Esos chavales del Bronx vivían en una situación socioeconómica bastante sórdida, sin perspectiva de salir del gueto, rodeados de mierda. El hip-hop fue un camino para poder ser algo. En Alcorcón era un poco la misma historia, con la heroína y la precariedad en los ochenta. Nosotros empezamos contagiados por el breakdance y los b-boys, aquello también tenía un punto de actitud contestataria. Hay algo en común, sobre todo cuando se es adolescente, tiene que ver con la rebeldía, querer expresarse y reivindicarse. La esencia del hip-hop es ser uno mismo”.

Flow Press prepara la siguiente entrega para otoño de éste año.“Publicaremos el volumen 4 que cubre los años 1984 y 1985. Por el momento la saga llega hasta aquí. El septiembre pasado estuvimos con Ed Piskor y nos comentó que tenía previsto llegar hasta la década de los 90…pero no sabe cuándo se podrá poner”, comenta Diego Rosenbuj. Un punto importante y destacado es la traducción, que firma para la edición en castellano Gema Moraleda. “El proceso de traducción de la serie HHFT es complejo y apasionante a la vez. Requiere de mucha documentación para poder captar todas las referencias. Ed Piskor es muy minucioso y detallista, nada está puesto al azar”, y añade Rosenbuj, “decidimos desde un principio no traducir las letras para transmitir su esencia, el ritmo, las rimas, y para permitir que los lectores localicen las letras enteras o las grabaciones a través de Internet. Solo en los casos en que la letra tiene carga en la narración, incluimos una traducción literal, no rimada, en las últimas páginas”.

En HHFT hay rimas, fiestas, grabaciones, encuentros y anécdotas a raudales. También drogas, bandas, edificios quemados, violencia policial, represión contra el activismo vecinal, apagones y disturbios. Una completa radiografía sociológica de un tiempo que se construyó a partir de una reivindicación personal y colectiva de unas generaciones alimentadas culturalmente en discotecas, canchas de baloncesto, equipos de música potentes y emisoras de radio que inventaron un género musical sin el que hoy no se entienden los sonidos de las calles de todo el mundo. Una historia de aquellos primeros años del hip-hop como nunca se había visto hasta ahora, una guía de consulta musical muy potente.



El Pais


domingo, 26 de enero de 2020

Las viñetas de terror ya tienen a sus reinas

Emil Ferris, Julia Gfrörer y Emily Carroll apuestan en cómic por el género del miedo

LAURA FERNÁNDEZ
26 ENE 2020


Viñeta de Emily Carroll.

El terror vuelve a estar de moda. No es solo que Drácula, el viejo y canónico vampiro de Bram Stoker al que Francis Ford Coppola parecía haber dado la última estacada en los 90, haya vuelto a televisión. Tampoco que la obra de Stephen King esté remontando el vuelo. Ni que se recuperen clásicos del terror escrito por mujeres visibilizando la importancia que siempre tuvieron para el género, como demuestran los casos de Shirley Jackson y Angela Carter. Es que hasta en la historieta se está abandonando la autoficción —el género por antonomasia más allá de los superhéroes—, para reformular el horror desde un punto de vista, sobre todo, femenino.


Ahí está la celebrada obra de Emil Ferris, Lo que más me gusta son los monstruos (Reservoir Books); Julia Gfrörer y su Devastación (a punto de aterrizar en España el 10 de febrero, vía la nueva colección Alpha Cómic); la dibujante de Pretty Deadly, Emma Ríos; o los aún más aterradores Cruzando el bosque y La noche que llegué al castillo (Sapristi) de Emily Carroll.


Viñeta de Emil Ferris.

¿Coincidencia, o normalización en lo creativo de un género que se consumía de forma masiva en las décadas en las que estas creadoras se formaban? La obra de Ferris contiene una suerte de respuesta. La protagonista es una adolescente lobo que trata de investigar un asesinato ocurrido en su bloque de apartamentos, dejándose ayudar por —y a la vez intentando huir de toda la ficción de horror— que ha leído.

Emily Carroll (Londres, 36 años) remite a su infancia su querencia por el horror: “No recuerdo haber escrito o haber dibujado cosas que diesen miedo cuando era pequeña, pero sí que recuerdo ver un montón de pelis de terror y leer libros de miedo. Mi padre y mi hermano mayor eran súper fans del terror, y yo quería pasar el rato con ellos, así que acababa viendo esas pelis que les gustaban. Y siempre me gustaron los cuentos de miedo, y los de hadas que dan miedo, y por supuesto, empecé a leer a Stephen King antes de la cuenta”.

La nueva ola de inquietantes viñetistas rompe incluso el formato narrativo. Si Ferris utilizaba el bolígrafo, y una composición en la que la narración estaba al nivel del retrato de personaje y escena en Lo que más me gusta son los monstruos, Carroll apuesta por un híbrido que, a ratos, pasa por relato ilustrado, siempre con voz, y a ratos, por viñeta en expansión. El uso del color —su obra de compone de tres únicos colores: el blanco, el negro, el rojo— es también fundamental en la creación del desasosiego. El lector se enfrenta a cada nuevo libro de la dibujante como a una especie de temible contenedor de pesadillas. “No sé cómo lo hago. Intento pensar en la página como un todo repleto de posibilidades, no me cierro al patrón de la viñeta, y el texto, y sobre todo, la oscuridad, eso lo tengo muy presente”, dice Carroll al teléfono. Es un día de invierno en Londres. Está, dice, tomándose un café junto al ordenador. “Las historias a veces provienen de sueños que he tenido, o de cosas horribles que me acompañan desde hace tiempo y que quiero quitarme de encima”, afirma.

El género de terror es por eso, también, exorcismo. “La noche que llegué al castillo tiene ese aire desorientado y aterrador porque es un reflejo de la manera en que fue concebido. Atravesaba una mala época, estaba en mitad de una depresión horrible, y bebía muchísimo. El cómic es el resultado de mi lucha con eso”, confiesa la autora. Para Carroll, como para Ferris —tal y como explicó en su visita a España el año pasado—, el cómic es una forma de terapia. “Es bastante evidente en La noche que llegué al castillo que estoy a la vez luchando por darle sentido a lo que estoy creando y disfrutando mientras lo hago, pese a lo horrible que resulte por momentos”, añade. En una conversación entre las dibujantes Phoebe Glockner y Julia Gfrörer, esta última dice que si sigue dibujando es “para tratar de encontrar una explicación a aquello que no entiendo”. En su caso, su tono histórico viene de que “de pequeña, quería ser egiptóloga”.

Carroll, pese a compartir con Angela Carter tono narrativo y una obsesión por los hermanos Grimm, no la leyó hasta que empezaron a compararla con ella. Se dio cuenta luego de que una de las películas que más le impactaron de niña, En compañía de lobos, estaba basada en una novela de Carter. Su verdadero padre gráficamente hablando, explica, es alguien aún mucho más siniestro: el terrorífico Charles Keeping, autor de libros infantiles nacido en Londres en 1924.

“No sé qué es una edad de oro, o si estamos ante una, en lo que respecta al cómic de terror hecho por mujeres. Lo que creo es que debería prestarse atención al increíble trabajo que están haciendo y han hecho siempre las dibujantes, más allá de los premios y el reconocimiento mainstream. Hay gente ahí fuera haciendo cómics de terror, un montón, pero ¿hasta qué punto no han estado ahí siempre?”, apunta Carroll.



OBRAS



Cruzando el bosque / La noche que llegué al castillo, Emily Carroll (Sapristi): Parecen terroríficos cuentos de hadas sobre casas que se van quedando vacías y castillos endemoniados, pero son mucho más.


Lo que más me gusta son los monstruos, Emil Ferris (Reservoir Books): En la premiada obra hasta cierto punto autobiográfica de Ferris hay niñas lobo que sueñan con ser detectives en un Chicago escalofriante.


Devastación, Julia Gfrörer (Alpha Cómic): Un virus desata la barbarie y el fin de los tiempos en una época en la que ni siquiera parecían haber empezado. Un apocalipsis medieval en blanco y negro.


I. D., Emma Ríos (Astiberri): La dibujante de Pretty Deadly es más de ciencia ficción que de gótico, pero algo de terrorífica tiene esta distopía sobre el trasplante de cuerpos.


El Pais


sábado, 25 de enero de 2020

Fantasía mitómana

JAVIER FERNÁNDEZ
22 Enero, 2020

'The Wicked + The Divine, 5: Fase imperial, primera parte'. Kieron Gillen, Jamie McKelvie. Norma Editorial. 200 pág. 19,50 euros.

El equipo creativo formado por Kieron Gillen y Jamie McKelvie nos ha dejado ya varias joyas como Phonogram, Jóvenes Vengadores o The Wicked + The Divine, series que captan, con estilo propio, el gozo y las ansiedades de la juventud que busca su lugar en el mundo actual. De ellas, seguramente la mejor sea The Wicked + The Divine, una retorcida fantasía sobre la mitomanía en la que no faltan el sexo, la violencia o las drogas. Los protagonistas son un panteón de dioses que regresa el mundo cada noventa años como jóvenes que solo pueden vivir dos años antes de volver a morir y que, en esta última reencarnación, se han convertido en estrellas del pop. El presente tomo, primera parte del arco llamado Fase imperial, contiene los números 23 a 28 de la serie original (2016-17), entre ellos, uno diseñado íntegramente como si fuese una revista de tendencias.

Malaga Hoy


Personajes que enamoran


JAVIER FERNÁNDEZ
22 Enero, 2020

'Strangers in Paradise, Integral 2'. Terry Moore. Norma Editorial. 624 pág. 34,95 euros

Más de seiscientas páginas tiene el segundo integral (de los cinco previstos) de Strangers in Paradise, la recopilación por parte de Norma Editorial de una de las series emblemáticas del tebeo norteamericano independiente de los noventa y la primera década del siglo XXI. Compuesta por noventa números publicados por el propio autor entre 1993 y 2007, la obra maestra de Terry Moore es una desenfadada mezcla de géneros que incluye el romántico, la comedia, el drama y el thriller, aunque si algo realmente enamora a los lectores de Strangers in Paradise son los propios personajes, tan entrañables que parecen reales, agraciados como están con el repertorio gestual y expresivo que les proporciona el extraordinario dibujo de Moore.


Malaga Hoy


Una nueva mujer para una nueva era

'Ms. Marvel' (1977), de Gerry Conway, Chris Claremont y John Buscema, fue la primera serie de Marvel de larga duración protagonizada por una mujer, pensada para apoyar el feminismo

GERARDO MACÍAS
22 Enero, 2020

'Ms. Marvel'. Guion: Gerry Conway y Chris Claremont. Dibujos: John Buscema y otros. Panini Cómics, 2019.

Marvel Comics siempre se ha preciado de ser la editorial que mejor ha sabido trasladar la sociedad a sus tebeos, plasmando las revueltas estudiantiles, lucha por los derechos civiles, las drogas... Había pocas protagonistas femeninas en el cómic americano, y Stan Lee quiso enmendarlo: cuando en los sesenta nacieron Los Vengadores, X-Men y Los 4 Fantásticos, había una mujer por grupo.

El verdadero avance fue cuando Roy Thomas llegó a redactor jefe en 1972. La liberación femenina quedó reflejada en los setenta y ochenta con Valkiria, Hellcat, Tormenta, Mantis, Dragón Lunar, Dazzler… Además se crean contrapartidas femeninas: Spider-Man/ Spider-Woman; Hulk/ Hulka; Conan el Bárbaro/Red Sonja; Capitán Marvel/ Ms. Marvel.

En 1968, Thomas incluye en la serie Capitán Marvel a Carol Danvers, Jefa de Seguridad de la NASA, como interés romántico del protagonista, un guerrero Kree que quería invadir la Tierra, al que el amor por Carol ponía de nuestra parte. En Capitán Marvel nº 18, Carol se expone a radiación Kree y adquiere superpoderes.

En 1977, Ms. Marvel fue la primera serie de Marvel de larga duración con protagonista femenina. El personaje fue pensado por Stan Lee y Roy Thomas para apoyar el movimiento feminista. Spider-Man era el personaje más popular de Marvel y por eso, en Ms. Marvel nº 1, Carol Danvers deja la NASA para dirigir la revista feminista Woman, que edita J. J. Jameson. Thomas encargó la serie a Gerry Conway, guionista de Peter Parker: The Spectacular Spider-Man, así que los secundarios son los de Spider-Man, incluso Peter y Mary Jane.

Los lápices corrieron a cargo de John Buscema (Conan el Bárbaro, Los Vengadores). El entintador era Joe Sinnott (famoso por Los Cuatro Fantásticos).

El título de la serie es una declaración de intenciones: Ms. Marvel, no Miss. (mujer soltera, con el apellido único de su padre) ni Mrs. (mujer casada, que en USA cambia el apellido paterno por el del marido). Desde 1961, se usa Ms., de connotaciones feministas, obviando el estado civil. Como Mr. para el hombre (que no distingue entre soltero y casado).Conway firma los nº 1 y 2 y el plot del nº 3, que escribió Chris Claremont, guionista de The Uncanny X-Men. La llegada de Chris Claremont es un revulsivo, ya que es un maestro creando personalidades femeninas modernas.

En el nº 4, se va John Buscema. Toca baile de dibujantes: Jim Mooney, Sal Buscema, Keith Pollard, Carmine Infantino, Dave Cockrum, Mike Vosburg...Claremont se deshace de los secundarios de Spider-Man, y presenta némesis como Ave de Muerte y Mística, que luego se popularizan en The Uncanny X-Men. Claremont termina con la personalidad compartida de Carol y Ms. Marvel. En el nº 9, sugirió al dibujante Keith Pollard que cerrara la apertura del ombligo para lograr un uniforme menos sexualizado.

La entrada de Dave Cockrum, en el nº 20, propició la indumentaria de tonalidad azul oscuro con botas altas, pañuelo anudado y rayo dorado en su corpiño. Este cambio de traje coronaba la transformación que el guionista había puesto en marcha. Pero, cuando Claremont más entonado se encontraba, se tuvo que echar el cierre en abril de 1979.

Posteriormente, Ms. Marvel llega a The Avengers, Vol. 1, nº 183 (mayo de 1979), y permanece hasta The Avengers, Vol. 1, nº 200 (octubre de 1980). Esta etapa es olvidable, ya que no tiene en cuenta los principios feministas que habían creado a la heroína en 1997.

En The Uncanny X-Men nº 163 (noviembre de 1982), Claremont la da la nueva identidad de Binaria y la exilia al espacio hasta que en 1992, vuelve a Los Vengadores, cambia de uniforme y decide llamarse Pájaro de Guerra.

En 2006, sale Ms. Marvel vol. 2. Volvemos al sobrenombre con el que la conocemos desde los setenta y ochenta, uniforme incluido. La nueva cabecera duró cincuenta entregas, hasta 2010.

En Captain Marvel, Vol. 7, nº 1 (septiembre de 2012), escrito por Kelly Sue DeConnick y dibujado por Dexter Soy, Carol pasa de ser Ms. Marvel a ser Capitana Marvel, heredando el título de su mentor, de quien obtuvo los poderes de manera indirecta.

El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y dicha fecha fue la elegida por Marvel Studios en 2019 para estrenar a nivel mundial la película Capitana Marvel.


Malaga Hoy



Regreso a Neo Tokyo

La edición de Norma de 'Akira' es una maravilla que hace justicia, siendo fiel al original, a uno de los mangas más conocidos e importantes de la historia


JAVIER FERNÁNDEZ
22 Enero, 2020

'Akira, 1 (Edición original). Katsuhiro Otomo. Norma Editorial. 350 páginas. 19,95 euros.

Les voy a hablar de la nueva edición de Akira, pero antes déjenme que les recomiende este otro libro publicado también por Norma Editorial: 501 mangas que leer en español. Escrito por Marc Bernané y Oriol Estrada, el grueso volumen es una lectura útil para cualquier lector interesado en el tebeo nipón, esté o no versado en la materia. Según los propios autores, su objetivo principal es "dar una visión de la variedad de títulos, autores y autoras, temáticas, estéticas y tendencias que se pueden encontrar en el manga publicado en español desde principios de los años 1990", y, para ello, han seleccionado 501 de los "más de 2000 títulos diferentes editados en español a lo largo de los casi 30 años de historia de edición regular de manga en este idioma".



Una selección realizada en base a diversos criterios que son explicados puntualmente en el libro, tras la advertencia primera de que no es esta una lista de "lo mejor de", sino un manual divulgativo que busca representar el conjunto del cómic japonés. Claro está que en un trabajo de tal naturaleza es decisivo el gusto personal, pero no veo nada malo en ello, especialmente cuando se trata del gusto de dos expertos. Habría otras listas posibles, pero esta es la suya.

En cuanto al contenido, las entradas están ordenadas por orden alfabético (con una sola excepción: la primera ficha es La nueva isla del tesoro, de Osamu Tezuka, ya que, en palabras de los autores, "su importancia en la historia del manga moderno es crucial"), contienen un pequeño resumen de cada título seleccionado, el año original de salida, información de su edición española y "algo del contexto histórico o sociológico de la época en la que fue creado, o de su autor", junto con "alguna que otra valoración subjetiva". Va también la demografía de cada obra, esto es, el público al que iba dirigida en origen, y referencias cruzadas a otros títulos para el que quiera ampliar la lectura. En pocas palabras, un libro interesante y muy ameno.

Ahora sí, a lo que íbamos, les aviso de que se ha puesto en librerías la edición definitiva de Akira, la obra maestra de Katsuhiro Otomo. En palabras de Óscar Valiente, director editorial de Norma: "muchos ansiábamos una versión más fiel al original (...) Otomo accedió por fin a que los editores internacionales pudiéramos publicar esta nueva versión, digitalizando además por primera vez todos los materiales de reproducción con gran calidad. Eso sí, no sin antes exigirnos un grado de fidelidad máximo: nuestra nueva edición debía ser un calco de la japonesa". De modo que aquí las páginas ya no están invertidas, ni se han retocado las onomatopeyas ("solo los carteles cuya traducción es esencial para entender la narrativa"); además, la traducción que se ofrece es completamente nueva (a cargo de Marc Bernabé) y se han copiado los elementos de diseño de la edición original (incluyendo "el característico toque de color en los cantos de las páginas"). En resumen, una maravilla que hace justicia a uno de los mangas más conocidos e importantes de la historia.


Malaga Hoy