domingo, 22 de diciembre de 2019

Las mejores viñetas de 2019: cuando el cómic abandonó el papel

La tradición ha recluido a la historieta en los límites de la hoja impresa, pero dos exposiciones han demostrado que su lenguaje rebosa cualquier frontera

'Inframundo', Pep Brocal (Astiberri).

ÁLVARO PONS
20 DIC 2019

Antes de comenzar la lista de jugosos títulos que nos han llegado durante los últimos 12 meses, me van a permitir reflexionar sobre el que es, a mi entender, el gran hito del año: 2019 será recordado en el mundo de la historieta como el año en el que los cómics abandonaron el papel. Las exposiciones Viñetas desbordadas, de Sergio García, Max y Ana Merino (Centro José Guerrero), y El dibujado, de Paco Roca (IVAM) han demostrado que el lenguaje del cómic es incontenible. La tradición y la convención ha recluido a la historieta en los límites de la hoja impresa, pero sus potencialidades y capacidades rebosan cualquier frontera impuesta. Las dos exposiciones que han coincidido este año abren nuevos caminos apasionantes de exploración para el noveno arte.

Pero despertemos porque, de momento, el papel todavía está ahí. Y dando excelentes momentos de lectura, como los aportados por tres grandes del cómic que han coincidido en llegar a nuestras librerías con obras que solo admiten el calificativo de magistrales. Jaime Hernández continúa atrapando la vida en viñetas en su saga Locas, que se permite en ¿Es así como me ves? (La Cúpula) el difícil ejercicio de mirar al pasado sin nostalgia. Un repaso a la trayectoria vital en el que coincide el canadiense Seth con la monumental Ventiladores Clyde (Salamandra Graphic) y que Chris Ware certifica con Rusty Brown (Reservoir Books), brillante despliegue de investigación formal que contrasta con la demoledora visión que el autor americano tiene sobre la naturaleza humana. Pero hay otras miradas: alejadas de cualquier juicio más allá del que dará el tiempo, como la de Tadao Tsuge en Mi vida en barco (Gallo Nero); brillantes deconstrucciones de un futuro desquiciado como el que plantea el siempre estimulante Olivier Schrauwen en Vidas paralelas (Fulgencio Pimentel), o reflexiones que son capaces de reescribir los ritos de paso desde la mirada desprejuiciada de la ciencia-ficción, como Tillie Walden en En un rayo de sol (La Cúpula).


'Bezimena', Nina Bunjevae (Reservoir Books).

Pero la realidad siempre estará ahí para reflexionar sobre ella: Michael Kupperman repasa la vida de su padre en Niño prodigio (Blackie Books) para definir (y humanizar) el manido concepto de “juguete roto” de los niños en manos de los mass media. Un mundo real que puede ser espantoso y desasosegante, como muestra Nick Drnaso en Sabrina (Salamandra Graphic), o de una crueldad tan cercana e ignorada como la guerra de Yemen que investigan Pedro Riera y Sagar Fornies en Intisar en el exilio (Astiberri). Realidades que obligan a la evasión a otros mundos, quizás a cuentos que solo retienen su apariencia ingenua hasta que se revelan como pesadillas, obligando al arte del cómic a exprimirse en busca de nuevos caminos expresivos: lo hacen Nina Bunjevac con Bezimena (Reservoir Books) y Emily Carroll en La noche que llegué al castillo (Sapristi), con historias que ahondan en el maltrato y la agresión desde inocencias rotas. Aunque ese escape puede llevarnos a terrenos completamente ignotos como En otro lugar, un poco más tarde (Astiberri), donde David Sánchez crea un mundo de reglas propias entre lo lisérgico y el delirio en el que la lectura es un ejercicio de saboreo de sensaciones desconocidas.

Ha sido año de obras que dan nueva vida a personajes clásicos allí donde los dejaron sus autores originales, como el sorprendente El buscón en las Indias, de Guarnido y Ayroles (Norma Editorial), que trasladan con éxito la picaresca de Quevedo a las normas actuales del género, sorpresa incluida (divertidísima y acertada, añado); el inesperado Blake y Mortimer de François Schuiten, Van Dormael, Gunzig y Durieux, que en El último faraón se atreven a situar a los personajes de Jacobs en el universo de las Ciudades Oscuras; o la esperadísima vuelta de Émile Bravo a Spirou, que con La esperanza pese a todo (Dibbuks) sigue reflexionando con lucidez sobre los horrores de la guerra (sin olvidar lanzar alguna genial puyita a Hergé y Tintín).

'Ventiladores Clyde', de Seth (Salamandra Graphic).

También en 2019 Jen Wang demostró que los cuentos pueden seguir siendo cuentos sin caer en los lugares comunes del tópico con El príncipe y la modista (Sapristi), mientras que Roberto Massó cuestionaba los límites de la historieta como arte narrativo para entrar en los terrenos de una abstracción rítmica en Cadencia (Fosfatina). Hemos leído la afortunada reescritura de Dante en términos de cultura popular que propone Pep Brocal en Inframundo (Astiberri) y el inspirado y motivador cuaderno de viajes de David B., Diario de Italia (Impedimenta), aunque pocos viajes como el contemplativo e interior de Tú, una bici y la carretera, de Eleanor Davis (Astiberri). Un año de cómics donde la diversidad ha mandado, desde obras como Intensa (Astiberri), en la que Sole Otero se adentra en esa marcianada (literal) llamada amor, hasta las que descubren la complejidad de las adopciones en Asia, como Palimpsesto, de Wool-Rim Sjöblom (Barbara Fiore Editora). Y todo sin olvidar autores clásicos como Pazienza (Corre, Zanardi, Fulgencio Pimentel), Chaland (El joven Alberto, Dibbuks), Josep Mª Beà (Peter Hipnos, Trilita Ediciones) o el siempre admirado Flash Gordon, de Dan Barry (Dolmen). No ha sido un mal año, no.


El Pais. Babelia Nº 1.465 Sabado 21 de diciembre de 2019


sábado, 21 de diciembre de 2019

EL PODER DEL DIBUJO


Julio A. Gracia Lana

«En nuestra sociedad hay un tabú sobre que la única manera de transmitir ideas complejas es la palabra. Y pese a ello, todos los autores de cómic se basan en la concepción de que el dibujo es una perfecta forma de trasmisión del pensamiento». Ambas sentencias resumen perfectamente la trayectoria de Max y fueron pronunciadas por el autor en el curso «Tendencias recientes en el cómic y la novela gráfica. Encrucijadas con otras artes», impartido en Benalmádena en 2016. Un dibujo en el que lo importante no es la belleza, la recreación en el dominio del lápiz, el modelado del personaje o el detallismo del escenario, sino la capacidad para transmitir.

Francesc Capdevila (Max) es uno de los pilares fundamentales del cómic adulto en España. Prácticamente todas las transformaciones del medio desde finales de los años setenta hasta la actualidad, pueden estudiarse a través de su producción. Fue el creador de personajes tan icónicos del boom de las revistas como Gustavo o Peter Pank. Cuando los magacines periódicos empezaron a decaer, creó junto a Pere Joan la mítica publicación de cómic independiente Nosotros somos los muertos. Apostó también por la ilustración y, tanto en historieta como en libro ilustrado, se hizo con un Premio Nacional. En todas las actividades que emprendió, mantuvo siempre una fuerte libertad autoral. Rey Carbón conserva la fidelidad del historietista al poder del dibujo y va un paso más allá en su recorrido profesional, en esa libertad que siempre ha buscado.

De esta manera, en el libro el protagonista absoluto es el trazo. La línea clara característica de toda la trayectoria de Max se depura hasta un nivel difícil de superar. Los diálogos, los bocadillos de texto, prácticamente desaparecen. Tan solo se permiten en el cierre y con una excusa humorística. La historieta queda reducida a sus bases más claras: dibujo y narración, articuladas en torno a una fábula de Plinio sobre el origen del dibujo. Se construye de este modo un relato en el que se sobreponen una gran cantidad de influencias, recabadas durante todo el recorrido del dibujante
En su blog, Max habla del influjo del propio Marcel Duchamp en la idea original del libro. En 1913, el artista cortó tres hilos de un metro y dejó que cayeran desde una distancia también de un metro sobre tres lienzos pintados de azul. Tal y como quedaron, se fijaron. Se transmitía así la concepción del azar como condicionante de la expresión artística. Los hilos se entienden como las diferentes referencias que afloran des- de el subconsciente de Max y que construyen la ficción. Diferentes capas que se convierten en distintos niveles de lectura.

Todo ello se traduce en una obra para degustar. Inteligente y delicada. Un cómic que exige, eso sí, un esfuerzo de atención, la presencia de un lector que huya de convencionalismos narrativos de introducción, nudo y desenlace y que se deje llevar por su propia capacidad para interpretar y completar la historia. La ruptura de la cuarta pared se produce desde el propio inicio con la destrucción o el juego con los elementos característicos de la narrativa del cómic. A partir de ahí comienza una suerte de teatro, de figuras que remiten a la inmediatez de los gags gestuales de Buster Keaton o a las notas de una melodía. El humor es algo consustancial a la gráfica de Max, pero también la música, como demuestran colaboraciones entre las que destaca El canto del gallo (escrita por Santiago Auserón). Gestos y música en un perfecto ritmo capaz de enganchar rápidamente al lector. Aconsejamos, de hecho, una lectura sosegada para no terminar la obra demasiado pronto.

Rey Carbón
Max
Ediciones La Cúpula España
Rústica
160 págs.
Blanco y negro

Obra relacionada

Hechos, dichos, ocurrencias y andanzas de Bardín el superrealista
Max
(Ediciones La Cúpula)
Paseo astral
Max
(Ediciones La Cúpula)
Vapor
Max
(Ediciones La Cúpula)

No obstante, si la lectura se produce aun así de manera fugaz, siempre se pueden rastrear las co- mentadas influencias de la trayectoria de Max y las distintas capas de lectura existentes en un nuevo regreso al libro. El estilizado dibujo de Rey Carbón logra el objetivo de transmitir, no una, sino muchas veces. Y eso es algo al alcance de pocas obras de arte.


Comics esenciales 2018
Un Anuario de ACDCómic & Jot Down


viernes, 20 de diciembre de 2019

CÓMICS SOBRE CÓMICS SOBRE CÓMICS (SOBRE CÓMICS)

Por Jose Valenzuela

Veamos.

En primer lugar tenemos a Dott Spot, un pringado de tres al cuarto que pretende obtener su primer poder en un mundo en el que todo cazarrecompensas ya tiene, como mínimo, un poder. Comparte piso con compañeros de profesión que se pitorrean de sus nulos avances y, para colmo, de que esté enamorado de Imán, una atractiva delincuente. Dott Spot lee cómics todas las noches en su cama preguntándose porqué la vida no es como en los cómics.

Luego está el doctor Gedanken, personaje que aparece en una sección dentro de los cómics de Dott Spot. Su papel es el de divulgador científico, que explica las peculiaridades de la luz y del color, del continuo espacio-tiempo y de la física que rige el (los) universo(s).

Tenemos a Scott, el dibujante de Dott Spot, pero no el dibujante original, sino el que heredó la co- lección tras dos reinicios, una muerte, tres spin-off y ciento cincuenta números. Spinelli fue el creador. Un creador al que decidirá visitar junto a Mina, la colorista, cuando el editor le informe de que su personaje debe morir en el siguiente número.

Y por último tenemos a Matt, Matt Morris, escritor de la biografía no autorizada de Scott.

Ah, no, claro. Aún nos faltan dos personajes: Jordi Pastor y Danide. Jordi es el guionista de Máculas, un artista polivalente que ha abordado obras como autor completo (Reacción, Encuentro, Vaquero), como dibujante (Khalid) o como guionista (Catálogo de bunkers). Danide ha dibujado cómics guionizados por su hermano Raúl Deamo (Telekillers, asesinos a domicilio, Serie B), Marcos Prior (Fagocitosis, Potlatch) y algunas historias cortas de Jordi Pastor.

Vale. Ya están todos. O casi todos. Porque aún nos faltaría añadir a Sandro Mena, editor de Spaceman Project, primera plataforma española de crowdfunding especializada en la edición de cómic, y a los cientos de lectores que han aportado su granito de arena para que el cómic saliera adelante. Y, si nos ponemos escrupulosos, aún tendríamos que sumar otro personaje llamado Jose Valenzuela, que soy yo, y otro, u otra, que serías tú, lector o lectora. Y deliberadamente no mencionaré a otro personaje que es la clave de que todos estén (estemos) comunicados.

Y ya solo nos faltaría unir todas las piezas, lo que vendría a ser algo así: Dott Spot fue creado por Spinelli, o también por J. Berny e incluso por un autor desconocido para panfletos difundidos en tiempos de guerra, pero eso fue antes de que Scott se encargara de la serie, y eso fue antes, a su vez, de que Matt no se dedicara a dibujar tal como esperaba su padre, sino a escribir sobre la vida de las personas reales, reales en su universo, claro, y realizara la biografía de Scott, quien al tener que acabar con Dott Spot decide visitar a Spinelli, mientras que Dott Spot, perdedor irremediable, se encuentra ante la oportunidad de su vida cuando un misterioso personaje —que aun- que no directamente, tendrá una gran relación con el doctor Gendanken— le abra las puertas a otros mundos, otros universos que no dejan de ser otra cosa que otros cómics, lugares donde, como algunas teorías sobre física de multiversos explicarían, otras versiones de Dott Spot viven, y Dott las va conociendo mientras Scott va investigando, y en las páginas vamos entremezclando tramas y estilos —porque esa es otra, menuda



Máculas
Jordi Pastor y Danide
Spaceman Project España
Cartoné
144 págs.
Color

Obra relacionada

El arte de Charlie Chan Hock Chye
Sonny Liew
(Dibbuks/Amok Ediciones)

Fagocitosis
Marcos Prior y Danide
(Ediciones Glénat)

Picasso en la Guerra Civil
Daniel Torres
(Norma Editorial)

Catálogo de Bunkers
Marcos Prior y Jordi Pastor (Astiberri Ediciones)


versatilidad la de Danide, que lo mismo te hace un manga que un neonoir que un infantil que un clásico de superhéroes, y todo con un extraordinario juego de colores y composiciones, como no podía ser de otra manera, ya que hablamos de máculas, que nos sumergen más si cabe en esta suerte de epopeya pop interdimensional—, decíamos que se entremezclan tramas sin que parezca que unas y otras se conecten, es decir, sí que se conectan, y con gran maestría además, pero me refiero a que no lo hacen entre páginas, o sea, entre viñetas dentro de una misma página, pero entonces, de golpe, sí, y unos influyen sobre los otros hasta que empiezan a entender que se encuentran en un mismo universo, pero no por- que sean conscientes de encontrarse dentro de un cómic, sino simplemente porque están, o creen estar, en un universo que mezcla a personajes de cómic y personajes reales, o inventados, porque reales, lo que se dice reales, solo podríamos decir que son Jordi Pastor y Danide, y Sandro, y los patrocinadores, y Jose, y tú, aunque si nos paramos a pensarlo desde un punto de vista epistemológico y tenemos en cuenta la naturaleza ontológica que rodea la creación ya no de este cómic, sino de esta reseña, tú, yo, Sandro, los patrocinadores y los autores también seríamos a su vez personajes de otro relato, este relato que estás leyendo en este mismo momento y que, al hacer referencia a personas reales, está ofreciendo el andamiaje de construcciones simbólicas que, en tu mente, adquieren el estatus de personas o, como mínimo, de entidades con deseos y motivaciones propias.

Sencillo, ¿verdad?

Pues en resumen, y para no liarnos más, que ya te estoy viendo la ceja levantada, Máculas es un cómic sobre cómics creado para lectores bien entrenados y que destila un enorme cariño y respeto por este noble arte en cada una de sus viñetas, personajes y juegos metaficcionales. Que mira que soy complicado, con lo sencillo que era decir eso desde el principio.


Comics Esenciales 2018
Un Anuario de ACDCómic & Jot Down



El corazón del Martillo

En este nuevo volumen, Jeff Lemire y amigos nos van mostrar el pasado, presente y futuro de los defensores de la ciudad de Spiral


JOSÉ LUIS VIDAL
19 Diciembre, 2019

Un anciano ex boxeador, una poderosa niña con malas pulgas, una robot muy servicial, un marciano con un lado oculto, un desquiciado viajero de las estrellas y una misteriosa bruja…

Ellos fueron los mayores héroes de Spiral, pero la llegada del Anti-Dios lo cambió todo y, junto al adalid de la justicia, Martillo Negro, desaparecieron de la faz de la Tierra…


Black Hammer. Calles de Spiral
Jeff Lemire, VV. AA.
Cartoné
128 págs.
16,00 euros
Astiberri/Sillón Orejero

Para aparecer en el apacible pueblecito de Rockwood, que sin tener barrotes ni muros a su alrededor se convirtió en la peor de las prisiones.

Pero imagino que esa historia ya la conocéis, ¿no? Black Hammer, el cómic, se ha convertido en una puerta de entrada a un mundo que muchos teníamos casi abandonado, el género superheroico, servido desde la particular visión de Jeff Lemire, verdadero arquitecto de esta monumental obra que no solo engloba la serie principal, sino que a base de miniseries, está cubriendo otras épocas y personajes de vital importancia para entender la trama principal. Siempre volcándose, aunque hable de fantasía o ciencia ficción, en el lado más humano de los protagonistas: Sherlock Frankenstein, Doctor Star, La Era Quantum son los títulos de estas obras que junto a este nuevo volumen, titulado Calles de Spiral, se convierten en un mapa con el que guiarnos por esta absorbente trama.

En este nuevo tomo vamos a encontrar mucha, pero que mucha variedad, ya que contiene números especiales como el Giant Size Annual, en el que Lemire, junto a un buen grupo de dibujantes, muchos de ellos ya han trabajado con él, nos plantea un relato que comienza con el casi siempre ido Coronel Weird que, tras iniciar uno de sus habituales paseos por la Para-Zona, se da cuenta de que hay una presencia extraña. Persiguiéndola a través del espacio y el tiempo vamos a conocer un poco mejor a este grupo de héroes.

De ahí saltamos a un one shot dedicado a una criatura muy especial, Cthu-Louise, que protagoniza una historia que enternecería al mismísimo Howard Phillips (¿Sabéis a quién me refiero, no?).

En vez de ricitos de oro, la niña-monstruo tiene tentáculos, y su color verdoso no ayuda, convirtiéndola en la diana de los insultos y vejaciones de sus compañeros de instituto. En casa las cosas no es que vayan mejor, con unos padres que no la comprenden, así que finalmente tomará una drástica decisión que va a cambiar su vida para siempre…

Y entonces, este imaginario paseo nos lleva a uno de los platos fuertes, La Enciclopedia del Universo de Black Hammer, donde los profanos y los fans de la serie van a encontrar todos los datos necesarios sobre sus héroes y villanos preferidos, con fichas ilustradas por lo mejorcito de la profesión.

Como broche de oro, Madame Libélula nos invita a su Cabaña de los Horrores para contarnos un par de relatos. El primero sucedió en la Segunda Guerra Mundial y el segundo implica a un jovencito no muerto, en cuyo futuro se vislumbra una conexión con uno de los héroes del relato.

¿Qué queréis que os diga? Con esta serie me sucede como con la buena comida, nunca me canso de consumirla, así que no importa que vayan saliendo más y más platos, siempre van a ser recibidos con entusiasmo.


Malaga Hoy


jueves, 19 de diciembre de 2019

El final del período de entreguerras

'Rapsodia húngara' (1982), de Vittorio Giardino, es el primer cómic de Max Fridman, un exespía retirado, que llega a la ciudad de Budapest, donde es obligado a realizar una misión


GERARDO MACÍAS
18 Diciembre, 2019

'Rapsodia húngara'. Guion y dibujos: Vittorio Giardino. Norma Editorial, 2004.

Max Fridman es un comerciante judío, de origen francés, que había trabajado para el Deuxième Bureau, servicio de espionaje galo, pero que en 1938, cuando comienza esta historieta, solamente se dedica al cuidado de su hija, y de su próspero negocio en la ciudad suiza de Ginebra. Dichas circunstancias son aprovechadas para chantajear al espía retirado con su expulsión de Suiza si no llevase a cabo un último trabajo de investigación: el grupo Rapsodia, una célula de espionaje del servicio secreto francés en Budapest, ha sido eliminado casi en su totalidad, y será tarea de Fridman averiguar quiénes han ejecutado el atentado. Europa está al borde la Segunda Guerra mundial; los nazis y los soviéticos son señalados como los principales sospechosos de la autoría de una masacre que podría llegar a ser el preámbulo de otras de proporciones más elevadas.

La publicación de la primera historia de Max Fridman supuso todo un acontecimiento que llevó a su autor, el italiano Vittorio Giardino, a ocupar un lugar entre los mejores historietistas de todos los tiempos. Con un guion y unas ilustraciones que desbordaban con creces la calidad de casi todos los cómics que en aquel momento se realizaban en toda Europa, Rapsodia húngara obtiene un éxito casi sin precedentes tras su recopilación en álbum en 1982 a la vez que fue colmada con algunos de los premios más importantes de la industria, entre los que se pueden contar el Yellow Kid del Salón Internacional del Cómic de Lucca y el St. Michel de Bruselas a la mejor obra del año.

Rapsodia húngara es una obra colmada de referencias de autores del género negro literario y cinematográfico. Además de estar reconocidas por el propio autor, se adivinan entre las páginas de la historia pasajes de John Le Carré y Graham Greene y escenas cinematográficas de directores como Orson Welles o Alfred Hitchcock. El gusto por la Historia de Giardino sitúa a sus personajes en un entorno plagado de referencias históricas, que abarcan desde el desarrollo del guion hasta la caracterización, ademanes y vestimentas de una pléyade de secundarios de lujo que deambulan por unas calles de Budapest dibujadas con un preciosismo sorprendente.

Vittorio Giardino presenta una historia de espías de dimensión internacional que durante noventa páginas nos traslada por París, Zurich y Budapest y nos pasea también por Grecia, Rumanía, Austria y Alemania, no da un respiro ni al lector ni al protagonista y cumple a la perfección con la tarea de hacer creíble un relato de estas características.

Vittorio Giardino (Bolonia, 1946), tras licenciarse como ingeniero electrónico y trabajar nueve años en esta profesión, la abandona para consagrarse al cómic. En 1978, aparecen sus primeras historietas, recogidas bajo el título genérico de Storie da dimenticare, en el semanario La città futura. En 1979 pasa a la revista Il mago, donde crea al investigador privado Sam Pezzo, que más tarde se traslada a las páginas de Orient Express. Para dicha publicación, Vittorio Giardino crea en 1982 otro detective, Max Fridman, que supone para el autor la consagración internacional.

En el álbum La puerta de Oriente (1985), el segundo de esta serie, Max Fridman se vuelve a embarcar a la fuerza en una misión, esta vez rumbo a Estambul. La historia vuelve a beber de las fuentes del mejor John Le Carré y nos cuenta la cacería de un ingeniero fugitivo de la Unión Soviética, cuyos conocimientos de aeronáutica y de aviación se disputan varios países.

En la trilogía ¡No pasarán! (2000-2008), Max Fridman, que fue combatiente de las Brigadas Internacionales, se ve obligado a regresar a Barcelona en plena guerra civil española, en busca de un antiguo compañero de armas desaparecido. Su periplo le lleva hasta la batalla del Ebro, y le obliga a poner en riesgo su propia vida para conocer toda la verdad sobre cuál es el destino de su amigo.

En 1983, Vittorio Giardino cambia de registro con la historieta Little Ego, una revisión del clásico Little Nemo, de Winsor McCay. Giardino ha recibido numerosos premios por su carrera, incluyendo el Yellow Kid del Salón de Lucca en 1982, el Alfred del Salón de Angulema y el Premio Harvey en la San Diego Comic Con.


Malaga Hoy


Fin a una mítica serie

JAVIER FERNÁNDEZ
18 Diciembre, 2019


'Las crónicas de Conan, 34: Alas infernales sobre Zamora'. Roy Thomas, Mike Docherty y otros. Planeta Cómic. 248 pág. 25 euros.

Y colorín, colorado... Con el trigésimo cuarto volumen de Las crónicas de Conan concluye la reedición de las aventuras del cimerio en la mítica colección Conan the Barbarian, publicada por Marvel entre los años 1970 y 1994. La mala noticia es que el último número de la serie, el 275, quedó en un continuará resuelto en La espada salvaje de Conan que no se incluye aquí; la buena es que esta fase final de la colección contó con guiones de Roy Thomas y dibujos de Mike Docherty, entintado en este tomo por Ricardo Villagrán y dos históricos como Alfredo Alcalá y Ernie Chan. Junto a Conan, en estas páginas, y demostrando el amor de Thomas por la continuidad retroactiva, personajes clásicos como el Devorador de Almas o Isparana.


Malaga Hoy


La factoría en el cine

JAVIER FERNÁNDEZ
18 Diciembre, 2019

'Marvel, ¡Qué hermosa eres!'. Arturo González-Campos. Minotauro. 272 págs. 15 euros.

El monologuista, actor, locutor y escritor Arturo González-Campos repasa sucintamente la historia cinematográfica de Marvel en el tomito Marvel, ¡qué hermosa eres! El libro de Minotauro está dividido en tres actos (más un cuarto que es un pequeño epílogo y una introducción): La historia de Marvel contada en asteriscos; Antes del UCM: cuando los héroes rompieron las viñetas y El universo cinematográfico Marvel: camino al infinito. Cuenta, además, con ilustraciones en blanco y negro de José Fonollosa, un prólogo de Juan Gómez-Jurado y una bonita cubierta de Carlos Pacheco, reproducida también junto a un dibujo a color de Fonollosa en una postal de regalo. Se incluyen seis fichas de películas de la denominada fase 1, otras seis de la fase 2 y hasta once de la fase 3, y curiosidades como una tabla con las apariciones cinematográficas de Stan Lee.


Malaga Hoy