lunes, 9 de diciembre de 2019

Lo inefable


JAVIER FERNÁNDEZ
04 Diciembre, 2019



'Los mitos de Cthulhu'. Alberto Breccia, Norberto Buscaglia. Astiberri. 128 páginas. 20 euros.

Considerado con justicia uno de los mejores artistas de cómic de todos los tiempos, Alberto Breccia fue un investigador de las posibilidades del maridaje entre letra y dibujo. Su bibliografía está cuajada de obras maestras, realizadas en los más diversos estilos, buscando siempre el más adecuado para expresar el sentido profundo del guion, y una sola voluntad, la de ampliar el territorio de lo que se dice y cómo se dice.

Fogueado en páginas y páginas de narración tradicional -todas bellísimas- hubo un momento en que Breccia vislumbró nuevas formas y ya nunca volvió a echar marcha atrás. Y en ese continuo ir hacia adelante, quedan acotados trabajos tan impresionantes como su adaptación gráfica de Los mitos de Cthulhu, editados por primera vez en 1974. Mil veces se han adaptado a otro medio las pesadillas de H. P. Lovecraft, pero nunca más con esta potencia visual, que luce de maravilla en la cuidada reedición de Astiberri.

En palabras del propio Breccia, citado por Latino Imparato en su epílogo Dibujar lo invisible: "Me di cuenta muy pronto de que el lenguaje tradicional de cómic no podía representar satisfactoriamente el universo de Lovecraft, de manera que empecé a experimentar con nuevas técnicas, como el monotipo o el collage. Estos monstruos informes, semejantes a los que había dibujado en El Eternauta, están hechos así porque no quería ofrecer al lector únicamente mi propia visión: también quería que cada lector añadiese algo suyo, que utilizara la base que yo le proporcionaba para vestirla de sus propios temores, de su propio miedo. Al principio fue casi como un reto: quería averiguar si sería capaz de dibujar lo que Lovecraft describía. No sé si lo he conseguido, pero puedo asegurar que durante los casi tres años que he tardado en realizar este trabajo he vivido completamente inmerso en su mundo".

Obvio es que lo consiguió, y la inmersión de Breccia, ayudado en lo literario por Norberto Buscaglia, es tan profunda que arrastra al lector al corazón mismo del horror. Espectacular es poco.


Malaga Hoy


domingo, 8 de diciembre de 2019

Cuarto milenio

'NonNonBa' (1992), de Shigeru Mizuki, es un manga autobiográfico en el que el autor cuenta sus recuerdos de infancia en Sakaiminato, un pequeño pueblo costero del suroeste de Japón


GERARDO MACÍAS
04 Diciembre, 2019

'NonNonBa'. Guion y dibujos: Shigeru Mizuki. Astiberri Ediciones, 2010.

El programa televisivo español Cuarto milenio, dirigido y presentado por Iker Jiménez y Carmen Porter, se emite semanalmente en Cuatro desde finales de 2005. El programa trata sobre ocultismo, criminología, astronomía, ufología, parapsicología, demonología... dedicando algún espacio a los yokai, espíritus grotescos del bestiario medieval japonés en los que las clases más bajas depositan sus miedos y esperanzas.

Precisamente, sobre los yokai trata NonNonBa, un cómic autobiográfico que narra la infancia del mangaka Shigeru Mizuki (1922-2015) en Sakaiminato, un pueblecito costero del suroeste de Japón, donde Tokio, Osaka y Kobe aparecen como lejanas y modernas metrópolis idealizadas.

Allí vive la familia Mizuki: el padre, empleado de banca y de seguros con la ilusión de regentar un cine para incrementar la cultura del lugar; la madre, un ama de casa tradicional de origen noble; los abuelos maternos, reticentes ante cualquier cambio, y los hermanos, con ilusiones propias de su edad. Esta familia refleja la transición entre los tiempos antiguos y los modernos, contando las costumbres de un pueblo del Japón profundo antes de la Guerra Mundial, los complejos usos sociales y los primeros contrastes con la nueva civilización que les estaba esperando apenas a unos pequeños pasos.Por lo tanto, y aunque no abandona una de sus más características señas de identidad, que es la exploración del mundo espiritual japonés, con su folclore y sus leyendas, Shigeru Mizuki concibe este tebeo como un retrato de su infancia.

En esta obra se refleja un Japón socialmente fragmentado, temeroso de perder su proyección internacional. La 2ª Segunda Guerra Mundial no se llevó solamente la inocencia del pueblo japonés, sino también el brazo izquierdo de Shigeru Mizuki, brazo con el que dibujaba, pero el autor logró dibujar con la mano derecha y convertirse en leyenda viva en Japón, hasta el punto de que en Sakaiminato le dedicaron su propio museo.

Mizuki es uno de los más grandes y prolíficos autores de la historia del manga japonés, con una extensa bibliografía en la que destaca Gegege No Kitaro, una obra en la que explora el curioso mundo de los yokai.

Mizuki comienza a interesarse por los yokai gracias a una anciana llamada NonNonBa, que relata al niño Shige y a sus amigos historias de la cultura tradicional japonesa, repleta de espíritus, fantasmas y seres mitológicos. Por ejemplo, cuando el pequeño Shigeru le pregunta a NonNonBa por qué hay que limpiar la bañera. La vieja le contesta que si no se limpia, aparece el fantasma Akaname, el lamedor de mugre. Si Shigeru no quiere verse poseído por este yokai, tendrá que lavar su cuerpo a diario. Para el occidental, estas páginas son un divertido catálogo de las figuras mitológicas y de la cultura popular de Japón.

La realidad y la invención se entremezclan en este manga, igual que en la imaginación de un niño. Mizuki muestra las apariciones de los yokai siempre en un plano invisible para todo el mundo, excepto para la fantasía infantil, jugando con esa frontera que dará lugar a recuerdos fascinantes. Para resaltar esa mezcla entre los recuerdos y la imaginación, los dibujos de los fondos tienen un tono marcadamente realista, en contraste con los personajes caricaturescos. Aunque, cuando aparecen los yokai, todo puede suceder.

Mizuki estructura su obra como memorias inconexas, renuncia a la estructura tradicional del relato para establecer un flujo natural de la narración, dejando que los recuerdos aparezcan y desaparezcan, algunas veces cargados de detalles, otras veces, incompletos. En NonNonBa nos encontramos con la plenitud de la infancia, capaz de fascinarse, ya sea con una historia de fantasmas o con un juego de niños.

NonNonBa es una obra maestra, entre otras muchas razones, por su sentido del humor tierno, por su tono de añoranza que se intensifica en aquellos momentos en que se establece un nexo entre el futuro y el pasado, por su dibujo en blanco y negro de trazos suaves...NonNonBa se publicó en Japón como libro en dos partes en 1977, y la obra ha supuesto el primer paso en el descubrimiento de su autor en occidente, siendo reconocido con el Premio al mejor álbum en el Salón del Cómic de Angulema de 2007.



Malaga Hoy

¿Quién soy yo?

Vuelve el Maestro del Terror nipón, en esta ocasión, con un registro diferente al que nos tiene habituados


JOSÉ LUIS VIDAL
03 Diciembre, 2019

Junji Ito nos tiene acostumbrados a sus relatos oscuros, en los que imágenes de pesadilla nos van a acompañar después de su lectura, dejando marca en nuestra memoria. Somos afortunados de que su obra haya sido acogida con tanto fervor por los lectores españoles, ya que ECC Ediciones ha publicado ya gran cantidad de ella, desde las más reconocidas (Tomie, Uzumaki, Gyo…), pasando por la colección de sus relatos cortos y las más recientes, a la que pertenece esta Indigno de ser humano.


Indigno de ser humano vols. 1 y 2
Junji Ito (Obra original: Osamu Dazai)
Rústica
B/N
216/200 págs.
9,95 euros c/u.
ECC Ediciones

En ella el autor adapta la novela de tintes autobiográficos escrita por uno de los escritores japoneses más admirados del siglo XX, Osamu Dazai (El Ocaso), cuya desgraciada existencia es plasmada en sus escritos, particularmente en este, como vamos a ver a continuación.


En el primer volumen conoceremos al joven Yôzô Ooba, un joven con un mundo interior gris, ya que pese a su fachada de tipo gracioso, el payaso de la clase, sufre lo indecible debido a ciertos hechos que lo van a traumatizar de por vida. Vive las cosas sin empatizar con ninguno de los miembros de su numerosa familia, liderada por un autoritario padre.

Su vida de continua así hasta que en el colegio nota que uno de sus compañeros, Takeichi, un pobre chico que destaca por su extrema fealdad, es el único que se percata de que su vida es puro teatro, por lo que desde entonces ambos se convierten en inseparables, con trágicas consecuencias, ya que el pobre chaval se va a encaprichar, animado por el protagonista, de una de sus primas.

El contenido erótico de esta obra es alto, y así veremos cómo YôZô encandila a sus dos primas, logrando hacerse con sus favores sexuales. Pero este joven parece poseer un especial toque para que todo lo que toca quede impregnado por el drama…

Y así comenzará un deambular, sin norte, por una vida de excesos que lo llevarán a conocer a lo más bajo de la sociedad japonesa y, en paralelo, conocerá a varias mujeres que lo dejarán marcado. Una de ellas será Tsuneko, una triste mujer con que comenzará una relación extremadamente tóxica que concluye con uno de los pasajes más duros de esta obra.

Os comentaba al principio que esta historia se aleja del terror al que nos tiene acostumbrados su autor, Junji Ito, pero no creáis por un momento que el mangaka va a evitar la posibilidad de dejar su “sello” en varias secuencias, espacialmente impactantes y desagradables, en las que algún que otro imaginario fantasma acecha a Yôzô…

En el segundo volumen, un protagonista ya completamente adulto sigue con sus dudas existenciales. Tras su experiencia, algo traumática, con los miembros del partido comunista japonés, se refugia en los brazos y el hogar de otra mujer que vive con su joven hija. Allí vivirá una época de aparente tranquilidad, ya que empieza a dibujar historias para un periódico y a plasmar sus pesadillas en un lienzo, pero el alcoholismo que padece no le va a hacer las cosas fáciles a él ni a los que lo rodean.

Nuevamente, la huida hacia adelante, sin mirar atrás. Tras una estancia bajo el techo de la propietaria de un bar, el azar hace que se cruce en su camino Yoshiko, una tímida chica con la que terminará casado.

Pero ese imaginario cáncer que lo consume, los recuerdos que pesan como el acero y la imprevista visita de su progenitor harán que, de nuevo, las cosas se tuerzan y termine regresando a su vida de alcohol, prostitutas y enfermedad, en la que va a pasar por episodios en los que padecerá visiones terribles, que parecen marcar lo que se avecina…

Una obra ésta que, pese a su extrema dureza y nihilismo, encuentro harto interesante ya que nos retrata a un personaje y una época tal vez no muy conocida por los lectores occidentales. La vida de Yôzô, alter ego del autor de la novela, Osamu Dazai, cuya existencia estuvo marcada, hasta su suicidio final, por un completo y total fatalismo. Una persona que siempre dudó de su propia humanidad, como reza el título.


Malaga Hoy


sábado, 7 de diciembre de 2019

Madre no hay más que una

Solos en medio de la negrura espacial, los jóvenes tripulantes de la USS Montgomery se enfrentarán en 'Sentient' a mil amenazas



JOSÉ LUIS VIDAL
04 Diciembre, 2019

Quisiera comenzar este texto con una aclaratoria nota, y es que a medida que lo vayáis leyendo os daréis cuanta de que ni TKO Studios es una editorial española, ni hay fecha de posible publicación de este cómic en España (cosa que espero se haga a la mayor premura).¿Qué queréis que os diga? Mi relación con el idioma inglés hay que buscarla remontándose a la lejana y ya inexistente EGB, en la que, de la mano de don Isidoro, mi estricto profesor de inglés en sexto curso, le pillé el gustillo a la lengua anglosajona. Y así fue pasando el tiempo y, poco a poco, mi vocabulario mejoró, y lo hizo precisamente gracias a los cómics, ya que por aquel entonces comencé a comprarme, vía catálogo Previews, esos comic-books que aquí no llegaban o lo hacían con un retraso impresionante. Y, prácticamente sin darme cuenta de ello, me acostumbré a leer tebeos en inglés.

Es por ello que en esta ocasión, bastante especial, me gustaría hablaros de TKO Studios y una novedad que acaba de llegar a las librerías en los Estados Unidos. La filosofía de esta recién llegada editorial es bastante particular, ya que sus publicaciones no se publicitan, y venden, a través del catálogo de Diamond, sino que si estás interesado en comprar alguna que haya sido editada, deberás ir a su página web y desde allí realizar tu pedido.

Hay otra diferencia con respecto al resto de editoriales yanquis, y es que cada nueva obra es ofertada, simultáneamente, en dos formatos: grapa con guardas y tomo recopilatorio, lo que hace que cada tipo de lector pueda elegir la opción que mejor le venga. Su catálogo es de lo más variado, e incluye todos los géneros, desde la epopeya bélica firmada por Garth Ennis y Butch Guice (Sara), pasando por la aventura pulp The Fearsome Doctor Zang, o el relato noir con The Banks, creada por el tándem Rozanne Gay y Ming Doyle.

Pero había un nuevo cómic, cuya salida estaba prevista para mediados de mes y que llevo mucho tiempo, meses esperando… Se trata de la nueva incursión en el Noveno Arte de uno de los grandes artistas españoles que ya lleva tiempo trabajando en los Estados Unidos. Se trata, nada más y nada menos, que de Gabriel Hernández Walta, que junto a otro grande, Jeff Lemire, nos llevan al espacio profundo con su Sentient.

El planeta Tierra está muriéndose, quedan pocos años para que se convierta en un lugar totalmente inhabitable. Es por ello que el ser humano ha levantado su vista hacia el espacio y creado una colonia más allá de las estrellas. Multitud de naves han partido con un rumbo fijado, y la esperanza de poder comenzar una nueva vida. Desafortunadamente, existen grupos extremistas que están poniendo las cosas difíciles a los colonos…

Pero volvamos a los verdaderos protagonistas de esta historia, los niños y niñas que viajan a bordo de la nave USS Montgomery acompañando a sus padres, especialistas en varios campos, todos ellos supervisados por la inteligencia artificial de la nave, Valerie o, como todos la llaman, VAL.

Nunca se sabe cuándo una manzana podrida crece en el cesto, y este hecho hará que la vida de los chicos sufra un drástico, y peligroso, cambio, ya que del día a la mañana se van a encontrar solos, abandonados, sin posibilidad de comunicar con la Tierra…

Tan solo las agallas de la mayor del grupo, Lil, y de Isaac, un chaval que es un auténtico genio de la electrónica, les harán las cosas más fáciles al resto. Sin olvidar la maternal presencia de VAL, que los va a proteger cueste lo que cueste.

¿Qué queréis que os diga? Cuando terminas la lectura de la miniserie de seis números recopilada en este volumen, te das cuenta de que acabas de disfrutar de la lectura de un caballo ganador, una obra que es muy probable sea premiada con los mayores galardones del medio.

Y es que no es para menos, los que seguimos la obra del incansable Jeff Lemire, ya sabemos que este guionista canadiense se atreve con todos los géneros: terror (Gideon's Fall); cotidiano (Royal City); superheroes (Black Hammer) y la ciencia ficción con Descender, su secuela Ascender y, por supuesto, este Sentient. Sabe dar a sus personajes una cualidad muy humana, que te hace empatizar con ellos desde la primera página, y creando aquí una aventura muy peligrosa, dura por momentos, que te engancha irremediablemente desde la primera viñeta.

Y hablando de viñetas, no puedo imaginar a nadie mejor que Gabriel Hernández Walta para encargarse de llevar al papel, y de qué manera, las peripecias de Lil, Isaac y el resto del grupo de niños. Cada página es una obra de arte, de la narración gráfica, puro cómic.

Si Gabriel ya nos ha encandilado con cada obra en la que ha posado sus pinceles (La visión, El bosque de los suicidas, El velo…), en estas páginas de gran tamaño nos hace padecer, muy a gusto, el más profundo síndrome de Stendhal.

Ya sabéis, el idioma inglés os abrirá muchas puertas. O si no, toca morderse las uñas a la espera de que alguna aviesa editorial española le eche el ojo a esta maravilla del Noveno Arte.



Malaga Hoy


"Y Dios bajó a la Tierra..."

El choque artístico de dos titanes del cómic solo pudo tener como resultado una gran obra



JOSÉ LUIS VIDAL
02 Diciembre, 2019

Existen mezclas, uniones creativas que imaginamos en nuestras cabecitas de aficionados al cómic y que, es bastante probable, nunca lleguen a suceder. Pero de vez en cuando se da el milagro, la casualidad y tenemos una gran alegría.


Grandes Tesoros Marvel. Estela Plateada: Parábola.
Stan Lee, Moebius
Cartoné
80 págs.
25 euros
Panini Cómics

Este es el caso de esta obra titulada Parábola, en la que se fusionaron los talentos creativos de Stan Lee y Jean Giraud, Moebius. Tal vez si sus destinos no se hubieran cruzado en una convención, como bien es explicado en el interior, este relato jamás hubiera existido ya que ambos autores no podían estar más en las Antípodas creativas el uno del otro.

Stan Lee, padre fundador, creador junto a titanes de la viñeta como Jack Kirby y Steve Ditko, del Universo Marvel. Coloridas viñetas protagonizadas por héroes enfundados en mallas de licra.

Moebius, revolucionario creador francés que, junto a guionistas visionarios como Jodorowski, voltearon los cimientos de la bande dessinée francobelga.

¿Y qué proyecto podían unir a esta inusual pareja de talentos?

Pues nada más y nada menos que una de las mejores historias protagonizadas por el surfero cósmico, Estela Plateada, que subido a su grácil tabla había recorrido el espacio en toda su extensión y, sobre todo, y eso es lo importante, siempre había sido uno de los personajes más melancólicos creados por Lee, y uno de los preferido de Moebius.

En esta historia nos encontramos en una fecha indefinida del futuro del planeta. Las calles de las ciudades están repletas de gente que deambula sin un destino fijo y los vagabundos ocupan parte de las aceras, viviendo entre basura.

Pero, de repente, en el cielo aparece una extraña figura que se dirige hacia la superficie. No, no es un meteorito, ya que parece tener muy claro el lugar donde va a aterrizar. A medida que el coloso se acerca, los observadores se percatan de que es una ciclópea nave espacial y de ella surgirá alguien muy conocido para los lectores Marvel… ¡Galactus! El hambriento viajero del cosmos llega a nuestro planeta, pero en esta ocasión su plan no es saciar esa hambre por la que ha devorado infinidad de mundos, condenando a sus habitantes.

Lo que Galactus exige es dedicación, que la humanidad se postre a sus pies y lo adoren como lo que pretende ser, un Dios.

Y, claro está, la ocasión la pinta calva para que un vendedor de humo como Colton Candell, que pregona la palabra de Dios, se aproveche de la situación, pese a la oposición de su hermana Elyna.

Es entonces cuando de entre los vagabundos surja un ser que no es de nuestro planeta, pero lo ama como si fuera suyo. Estela Plateada se alza en defensor de la humanidad, pese a la incredulidad de los que lo rodean, que parecen haber caído subyugados por las palabras de Candell y Galactus.

Por supuesto, como no podía ser de otra manera, al conclusión de este magnífico relato es harto dramática, y pondrá a cada personaje en su lugar, desvelando lo peor de la condición humana, y mostrándonos a un guionista como Stan Lee, alejado de sus chispeantes diálogos, junto a un Moebius que lo da todo y vuelca sus recursos como tremendo ilustrador en una edición muy especial de la obra, con un formato gigante y trufada por una cantidad de extras impresionantes: Textos de ambos autores, pin ups del Universo Marvel y un interesante recorrido por el proceso de elaboración del cómic.


Malaga Hoy



Infiltrado

En este volumen tal vez se encuentre la mejor historia protagonizada por ese vengador implacable llamado El Castigador


JOSÉ LUIS VIDAL
01 Diciembre, 2019

Y es que los años noventa llegaron repletos de tipos grandotes, armados hasta los dientes, cortesía de cierto sector de los autores que crearon Image. Poco hay que hablar de ellos, salvo que con el tiempo otros guionistas y dibujantes han sabido reconvertir estas creaciones hipermusculadas y sacar de ahí historias decentes.


100% Marvel HC. El Castigador: Zona de Guerra
Chuck Dixon, John Romita Jr., Mike Harris
Cartoné
269 págs.
30 euros
Panini Cómics

Pero de lo que toca hablar en esta ocasión es de El Castigador. Frank Castle, un tipo con recursos, embarcado en una venganza sin fin. Y en esta ocasión se jugará el cuello al convertirse en un sicario más de la familia mafiosa de los Carbone. En su nueva encarnación como silencioso Johnny Towers ira socavando sin prisa pero sin pausa los cimientos de esta organización criminal que maneja todos los chanchullos oscuros en la ciudad de New York.

El problema es que al principio de la historia, Frank tiene sus más y sus menos con Micro, su mano derecha, la persona que le guarda las espaldas, por lo que en esta ocasión se encuentra más solo ante el peligro que nunca.

Dentro del hogar de los Carbone, Frank se acercará a la hija de Julius, el patrón. Pero su hermano Salvatore tiene secretos que ocultar, y que van a ser expuestos por el vigilante, así que podréis adivinar que el futuro del hermano del capo no es demasiado alegre, aunque si algo tiene Sal son unas ganas de vivir inmensas y, eso sí, una pata de conejo en el bolsillo. Ya me entenderéis cuando leáis la historia.

En paralelo, otro activo del gobierno, que trabaja para un departamento tan secreto que hasta desconoce su nombre, se va a sumar a la cacería de criminales. Su nombre es Shotgun, tiene un pasado junto a El Castigador y el gatillo muy, muy fácil.

Esta historia, advierto, no es de superhéroes. Está enmarcada en el puro y duro género negro, el hardboiled. Y os reto a que contéis los muertos bajo el fuego de los protagonistas. El guionista Chuck Dixon realiza uno de sus mejores trabajos en esta colección, Zona de Guerra, de los que quedaban inéditos dos números dibujados por John Romita Jr. Que, como nos tiene acostumbrados, realiza uno de sus mejores trabajos justo después del cambio estilístico que sufrió en los ya referidos años noventa, para estar a la altura de las expectativas y el gusto de los lectores. Incluso llegando a realizar el volteo de la página, que también se puso muy de moda en aquellos años.

El volumen se completa con tres historias más de El Castigador dibujadas en esta ocasión por Mike Harris, que tuvo la difícil misión de sustituir a Romita Jr. Al frente del título. Complicado trabajo, a fe mía.

Y como colofón a esta definitiva edición, una serie de portadas protagonizadas por Frank Castle e ilustradas por John Romita Jr.

Si os gustan las narraciones duras, donde el olor de la pólvora traspasa las páginas, en esta “Zona de Guerra” vais a disfrutar de lo lindo.



Malaga Hoy



La decadencia de Oscar Wilde se convierte en una novela gráfica

El ilustrador Javier de Isusi recrea el doloroso final de la vida del escritor irlandés, de cuya muerte se cumplen hoy 119 años

EDUARDO BRAVO
Madrid 30 NOV 2019


Un dibujo de 'La divina comedia de Oscar Wilde'. JAVIER DE ISUSI ASTIBERRI

En 2017 el gobierno británico concedió el indulto póstumo a Oscar Wilde. En 1895, el escritor irlandés había sido condenado a dos años de trabajos forzados acusado de sodomía y corrupción de la juventud, cargo este último que lo equiparaba a su admirado Sócrates. “Wilde siempre dijo que era un griego nacido a destiempo. Además, como sucedió con el filósofo, cuando le fueron a detener se negó huir. Su amigo Robert Ross le había preparado un barco para ir a Francia, pero no aceptó. Alguien como Wilde, con un concepto de la vida tan teatral, asumió que su personaje tenía que vivir ese castigo, aunque nunca imaginó hasta qué punto iba a ser duro”, relata Javier de Isusi, ilustrador vizcaíno que acaba de publicar en Astiberri La divina comedia de Oscar Wilde, un trabajo de más de trescientas páginas al que ha dedicado cinco años entre las tareas de investigación, guion y dibujo. Hoy, 30 de noviembre, se cumplen 119 años de la muerte del genio irlandés.


El origen de La divina comedia… se remonta a la infancia del dibujante cuando, aquejado de paperas, le regalaron un libro de cuentos de Wilde. A partir de entonces el autor de El fantasma de Canterville se convirtió en uno de sus autores favoritos. Sin embargo y por mucho que leía, el Isusi adulto era incapaz de reconocer en las obras de teatro, los ensayos o en su única novela, a ese escritor que le había hecho más llevadera aquella convalecencia. “Tuve que esperar a leer De Profundis para entender muchas de las cosas de Wilde que siempre me intrigaron. Solo entonces pude cuadrar al autor de los cuentos, con el de las obras de teatro y el de El retrato de Dorian Gray. Al final comprendí que, como cualquier persona, en Wilde caben facetas muy distintas. Desde el escritor moralista de El príncipe feliz o El gigante egoísta, al personaje hedonista, o si preferimos el término con el que fue calificado en su tiempo, inmoral”.

A pesar de toda esa riqueza y variedad de matices, la obra de Wilde es sorprendentemente breve y fue escrita en apenas ocho años. Un corpus literario que en ocasiones ha quedado eclipsado por la intensa y escandalosa vida del autor, especialmente la relativa a esos últimos años que se recrean en La divina comedia… y en los que la cárcel, la ruina económica, el oprobio social y el alcoholismo convirtieron al escritor en una sombra de lo que había sido.


Portada de la novela gráfica.

“Cuando fue liberado y llegó a París, Oscar Wilde expresó su voluntad de empezar una nueva vida. Ese deseo fue justamente el germen de mi trabajo. Él siempre había dicho que su vida había sido como La Divina Comedia, que había pasado por el infierno que era la prisión y que en ese momento estaba en el purgatorio. Por eso me planteé si durante su estancia en París experimentó realmente ese cambio personal que le permitiera tocar un poco de paraíso”.

Aunque todo apunta a que esa transformación nunca se produjo, Isusi aprovecha su privilegiada posición de autor para llevar a Wilde hasta ese lugar anhelado, aunque solo sea simbólicamente. De este modo, en una de las escenas más emotivas del libro, el ilustrador sitúa al escritor y su amigo Robert Ross en un coche de caballos que recorre justamente los Campos Elíseos, el nombre que los griegos dieron al cielo.

“Esa escena es real. Wilde y Ross realizaron ese trayecto parando en todos los cafés que encontraban a su paso para beber absenta. Lo único que he inventado es la conversación, aunque muchas de las frases que incluyo en ella son del propio Wilde. En el fondo, todo el libro es así, una mezcla de realidad y ficción o, mejor dicho, de realidad y mentira, porque creo que él habría preferido ese término, ya que lo defendió en su ensayo ‘La decadencia de la mentira’”.

Este juego entre la verdad, la mentira, la ficción y los hechos documentados que propone Isusi se articula a través de brillantes soluciones gráficas y narrativas. Por ejemplo, alucinaciones, pasajes oníricos, el diálogo con el espectro de un jovencísimo e insolente Rimbaud e incluso las entrevistas con diferentes personajes que, como André Gide, Reginald Turner o Lord Alfred Douglas, conocieron al escritor y dan testimonio de ello. “Son entrevistas hechas en la época actual, pero en las que los entrevistados aparecen con el aspecto físico que tenían en el momento en que conocieron a Wilde. Dudé si debía hacerlo así o no, pero me di cuenta de que la novela gráfica permite este tipo de cosas, que eran muy frecuentes en los primeros autores del cómic como Winsor McCay y su Little Nemo y que, poco a poco, hemos ido abandonando. Son recursos que, aunque puedan no tener sentido si se analizan desde un punto de vista racional, funcionan muy bien desde el punto de vista narrativo”.


El Pais