jueves, 1 de agosto de 2019

La vida de un artista

JAVIER FERNÁNDEZ
24 Julio, 2019


'SISA. LOS AÑOS GALÁCTICOS' J. M. Polls, Manu Ripoll y Jaume Sisa.Norma Editorial. 72 páginas. 19,95 euros.

Singular, inquieto, irredento, Jaume Sisa (Barcelona, 1948) es mucho más que un simple cantautor, es un icono del underground catalán y un símbolo de una época convulsa para la cultura española, la que va desde mediados de los sesenta hasta mediados de los ochenta, con la transición política como afortunada bisagra. Con Sisa. Los años galácticos, Josep Maria Polls y Manu Ripoll nos acercan a los años fundamentales en la vida de un artista original e irrepetible, al tiempo que retratan la escena barcelonesa en la que desarrolló su obra en marcha, con la experimentación, la denuncia y la búsqueda de la libertad como banderas, junto con un innegociable deseo de vivir. El colorido e interesante álbum editado por Norma Editorial, en versión española y catalana, incluye una completa playlist con las canciones imprescindibles del autor de Galeta galàctica.


Malaga Hoy

Con carácter propio

JAVIER FERNÁNDEZ
24 Julio, 2019


'AIDP INTEGRAL 4' Mike Mignola, John Arcudi, Guy Davis.Norma Editorial. 456 páginas. 29.95 euros.


El serial AIDP (Agencia de Investigación y Defensa Pananormal, traducción española de Bureau for Paranormal Research and Defense o BPRD, que es como se conoce en inglés) es un spin-off de Hellboy iniciado en 2002. La primera aventura, Las tierras huecas, tuvo guion de Mike Mignola (asistido por Christopher Golden y Tom Sniegoski) y dibujos de Ryan Sook, y el apartado creativo fue variando en las siguientes miniseries hasta que, en 2004, se subieron al carro el artista Guy Davis (en el arco Una plaga de ranas) y el escritor John Arcudi (en el arco Los muertos). Mignola, Arcudi y Davis demostraron tener una química extraordinaria y dotaron a AIDP de cohesión argumental, así como de un estilo y un carácter diferencial, que supo mantener parte del sabor de Hellboy, pero sazonándolo con la extravagancia de títulos inclasificables como la Doom Patrol de Arnold Drake y Bruno Premiani. Es de este modo que AIDP se cuenta entre las mejores series del mainstream estadounidense de la primera década del siglo XXI, muy especialmente en el ciclo argumental conocido como Una plaga de ranas, y que va desde la aventura homónima hasta El rey del miedo.

Las historietas de AIDP, publicadas originalmente por Dark Horse en diversas miniseries, han visto la luz en España en varios formatos de la mano de Norma Editorial, como la atractiva edición integral en tomos cercanos a las quinientas páginas, encuadernados en tela y con amplios apartados de material extra (comentarios, bocetos, ilustraciones, etcétera). El ciclo Una plaga de ranas se inicia al final del primer integral y abarca los tres siguientes hasta llegar al cuarto, que incluye las series limitadas La advertencia (2008), La diosa negra (2009) y el ya citado El rey del miedo (2010). Este material se publicita siempre con el nombre de Mignola (a fin de cuentas es el creador del asunto y mantiene un estrecho control sobre sus criaturas), pero no me canso de destacar los nombres de Arcudi y Davis, dos auténticos genios que han hecho de AIDP un título espectacular.


Malaga Hoy


Cuando la guerra acabó

La trilogía gira en torno a la cautividad del padre del propio autor en un campo de concentración nazi, el reencuentro familiar y las secuelas


JAVIER FERNÁNDEZ
24 Julio, 2019


'YO, RENÉ TARDI. PRISIONERO EN STALAG IIB. 3. DESPUÉS DE LA GUERRA' Jacques Tardi.Norma Editorial. 160 páginas. 25 euros.

Jacques Tardi (Valence, Drôme, 1946) fue uno de los primeros autores europeos que me voló, metafóricamente hablando, la cabeza. Recuerdo como si fuese ayer, aunque han pasado ya treinta años, el día que leí Ici Même (Aquí Même en la traducción de Laertes), con un guion denso, también se podría decir espeso, de Jean-Claude Forest, y aquellos dibujos de Tardi, de storytelling ordenado y figuras de grueso contorno, que entendí como una versión sofisticada, feísta y adulta de la línea clara de Hergé. En pocos meses me hice con todo lo que había en castellano del dibujante francés, la mayoría (cómo no) en el catálogo de Norma: las aventuras de Adèle Blanc-Sec, las adaptaciones de Léo Malet y demás virguerías, y me gustó tanto, tanto, que acabé adquiriendo a precio de oro (eran tiempos anteriores a internet) sus primeros libros de ilustraciones, los dos extraordinarios compendios Mine de plomb, Chiures de gommes, editados por Futuropolis en 1985, y el atmosférico Tardi en banlieue, publicado por Casterman en 1990.


Durante años estuve muy pendiente de cada nueva obra suya, celebrándolas como se celebran las cartas de un buen amigo, y es que Tardi me contaba historias fascinantes, que siempre tenía ganas de leer. Algunas eran aventuras delirantes en un París de forja y cristales que se precipitaba en el siglo XX; otras, crímenes sucios y oscuros, reflejo de la suciedad y la oscuridad del alma humana; aunque las que más me impresionaban eran las noticias que traía de la guerra, pues todo lo del autor de Mouh Mouh es bueno, pero sus relatos bélicos son la hostia.

Al conflicto armado, sobre todo a la primera guerra mundial, le ha dedicado Tardi páginas y páginas, hasta componer una especie de retablo en viñetas que se cuenta entre lo más valioso que ha generado la historieta en su siglo y pico de existencia. Adiós Brindavoine, La flor en el fusil, La verdadera historia del soldado desconocido, Agujero de obús, La guerra de las trincheras, ¡Puta guerra! o El último asalto son algunos de los títulos que conforman este largo retrato antibelicista, valiente y poliédrico, acerca de la guerra que iba a acabar con todas las guerras.

Todos ellos son sobresalientes, pero, si tuviese que elegir alguno, seguramente me quedaría con La guerra de las trincheras, verdadera cima expresiva del artista. También la segunda guerra mundial ha estado presente en la producción de Tardi, primero como tema de fondo (véase Calle de la estación, 120, segunda novela gráfica del detective Nestor Burma, creación del novelista Málet), y después abiertamente en la sobresaliente trilogía Yo, René Tardi, prisionero de guerra en Stalag IIB, que gira en torno a la cautividad de su propio padre en un campo de concentración nazi. Después de la guerra es el título de la tercera parte, publicada originalmente por Casterman en 2018, y en el que se narran el reencuentro familiar y las profundas secuelas personales y colectivas de la matanza. Una joya más en una bibliografía repleta de títulos imprescindibles.

Malaga Hoy


Paco Roca defiende la libertad "sin normas" de la novela gráfica

El artista valenciano ha sido galardonado este fin de semana con un premio a su trayectoria en la célebre convención estadounidense del cómic

Paco Roca y Esther Claudio este fin de semana en la Convención de San Diego. / DAVID MAUNG (EFE)

EFE
San Diego (EEUU), 22 Julio, 2019

El autor español y Premio Nacional de Cómic Paco Roca recibió el sábado un galardón en la Comic-Con de San Diego por su trayectoria y, en un acto sobre su obra dentro de este gran evento de la cultura pop, defendió que la novela gráfica es una manera de escapar a "las normas" y convenciones del cómic.

"Es verdad que la Comic-Con y lo que yo hago... Digamos que no es exactamente mi lugar. Lo que yo hago es más de autor y esto es mucho más mainstream, de otro tipo de cosas. Pero por eso me hace muchísima ilusión estar aquí", confesó Roca tras el evento.


Responsable de obras mayores de la novela gráfica española como Arrugas o Los surcos del azar, Roca fue el ponente principal de un acto en la Comic-Con en el que estuvo acompañado por el autor de cómics Gilbert Hernández, el editor Gary Groth de Fantagraphics, y la académica española de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) Esther Claudio.

Justo al comienzo del evento, los organizadores de la Comic-Con entregaron el Premio Inkpot a Roca, un galardón que reconoce a destacadas personalidades por sus contribuciones en el mundo de los cómics, la ciencia-ficción, la fantasía, el cine, la televisión o la animación. Por eso lo han recibido anteriormente historietistas internacionales de reconocido prestigio, pero también personajes ajenos a la industria del cómic como Steven Spielberg, Francis Ford Coppola o Arnold Schwarzenegger.

"Es un gran honor recibir este premio", dijo un sorprendido Roca, quien, tras descubrir que gracias a este reconocimiento podía entrar gratis en la Comic-Con, ironizó con que llevar a cuestas una estatuilla no es lo más práctico.

El artista explicó sus influencias y las ideas que trata de plasmar en sus obras. "A finales de los años 80 y principios de los 90, yo estaba bastante aburrido del tipo de cómic que se publicaba en España, que era un tipo de historias que casi siempre las movía la acción", argumentó.

"Y creo que eso fue un común denominador en toda la historia del cómic occidental. Mientras que en el manga en Japón siempre han existido, desde los años 70, autores que trataban los temas cotidianos, ni en el mercado francés ni en el estadounidense, al menos lo que yo conocía, aparecía algo de ese tipo", añadió.

Roca contó que encontrar otro tipo de cómic más contemplativo y reflexivo y sobre temas cotidianos o costumbristas le pareció "un camino a seguir".

"La primera vez que fui a Francia a ver a un editor y a llevarle unas páginas, me hizo un comentario que me sorprendió mucho. Me decía cómo tenía que ser una página, que según el estándar del mercado francés debía tener un plano medio, un primer plano y un plano general para mostrar un poco el escenario", dijo.

"Para mí, la novela gráfica es huir de eso: de que haya como unas normas de lo que tiene que ser un cómic, de lo que tiene que ser la industria del cómic", afirmó.

En este sentido, Roca agregó que su objetivo como autor es "llegar a un tipo de público que no lee cómics".

Tras pasar por la Comic-Con, Roca participa este martes en un evento en la universidad de UCLA en Los Ángeles (EE.UU.) organizado por su compatriota Esther Claudio y donde compartirá secretos de su arte con el público. 

El autor valenciano acudió también a la convención de San Diego para presentar la edición estadounidense de Los surcos del azar, editada por Fantagraphics. La próxima obra de Paco Roca que Fantagraphics publicará en Estados Unidos será La casa, que se encuentra entre las novelas gráficas más esperadas del otoño según Publisher's Weekly y será su cuarta obra editada en dicho país tras El faro (NBM), Arrugas (Fantagraphics) y Los surcos del azar (Fantagraphics).


Malaga Hoy

sábado, 20 de julio de 2019

Los Eisner premian a tres españoles

Portadas de 'La Visión', de Gabriel H. Walta.

Julia Madrigal, Gabriel Hernández Walta y Ken Niimura son reconocidos por los galardones más destacados de la industria del cómic

J. B.

Sábado, 20 julio 2019

Los premios más importantes de la industria del cómic, los Eisner, han vuelto a reconocer a los españoles. Julia Madrigal, Gabriel H. Walta y Ken Niimura formaron parte de la lista de ganadores anunciada en la Comic Con de San Diego en la madrugada del viernes al sábado en España.

Julia Madrigal sobresalió con dos Eisner por su trabajo en 'Giant Days'. Los premios a la publicación en que trabaja con John Allison y Max Sarin fueron por mejor serie regular y mejor serie de humor. La dibujante, quien empezó a destacar con su formación en Valencia en el Máster de Ilustración en ESAT, celebra así un ascenso que le ha llevado a trabajar en Estados Unidos con 'The Wicked + The Divine' (Image).

El caso de Gabriel H. Walta, melillense afincando en Granada, es el de un éxito prolongado. Su dibujo en 'La Visión' (editado por Panini en España) le ha llevado a ganar su segundo Eisner junto al guionista Tom King y Michael Walsh. En 2019 el galardón es por la mejor reedición y en 2017 fue reconocida como mejor serie limitada.

Por último, el madrileño José María Ken Niimura ganó su primer Eisner (mejor cómic digital) gracias a 'Umami'. De ascendencia hispano-japonesa, debutó en Estados Unidos en 2008 con 'I Kill Giants', que ya fue candidata a un Eisner, y en 2012 recibió el Premio Internacional de Manga de Japón, otorgado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón.

Se quedaron sin premio en la lista de 31 categorías otros aspirantes españoles: el barcelonés Ferran Delgado (por el recopilatorio de páginas dominicales de la serie 'Sky Masters'), el valenciano Víctor Santos (candidato a mejor novela gráfica por 'Bad Girls', el vallisoletano David Aja (mejor rotulista por 'Seeds' -Dark Horse-) y Javi Rey (categoría de mejor adaptación de otro medio por 'Intemperie' -Planeta Cómic-).


Diario Sur

lunes, 15 de julio de 2019

Viñetas del árabe global

POR LUZ GÓMEZ

Si 2011 fue un año crucial en la ruptura de las sociedades árabes con su pasado más inmediato, no podía dejar de serlo en el ámbito literario. Las certezas canónicas se tambalearon y los aires revolucionarios sacaron a la luz la descomposición de unas élites intelectuales que, al abrigo de la cultura regimencialista, se habían apoltronado en la evanescencia cuando no en el más directo servilismo. La novela como género hegemónico había envejecido deprisa, a pesar de que no hacía tanto, apenas en los años sesenta, había acabado con el reinado secular de la poesía, considerada por la tradición "el archivo de los árabes". Y al igual que sucedió en las revueltas mismas, Internet, las nuevas tecnologías y un 70% de la población con menos de 30 años hicieron insostenible el statu quo literario. En este contexto, el grafiti y el cómic, tan cercanos y tan distintos, se convirtieron en los cronistas de los nuevos tiempos. Pero ninguno de los dos surgió de la nada, por supuesto. Contaban .« una larga tradición de caricatura política y humor gráfico en la prensa árabe, casi el único rincón para la crítica mordaz que perduró en el mundo árabe poscolonial. Estaba también lo aprendido con la popularización, en los años setenta de los clásicos del tebeo occidental, donde la imagen saltaba la barrera del idioma, traducido a un imposible árabe clásico en la mayoría de los casos. Incluso la utilización de viñetas como herramienta pedagógica al servicio del baazismosirio o iraquí, del nacionalismo egipcio o marroquí, o del sectarismo libanes colaboraron a la postre a la naturalización del cómic. Del peligro social del nuevo arte daría cuenta la controversia que suscitó el precursor Metro (2008), de Magdy El Shafee, que las autoridades prohibieron por su retrato de la inmoralidad de la sociedad cairota. Casi por las mismas fechas, un grupo de jóvenes lanzaba en Beirut Samandal, un proyecto colaborativo, independiente, dirigido al público árabe, insumiso con el poder y que ha sorteado a través de la publicación online los vericuetos de la distribución panárabe y de la censura al uso, oficial u oficiosa. Otro icono ha sido la revista egipcia Tok Tok, puesta en circulación en los albores de la revolución de Tahrir. Y están por último los festivales, como el Internacional del Cómic de Argel, y los premios, como el Sharjah-Unesco para la Cultura Árabe, que en 2019 se ha concedido al mencionado Samandal, iniciativas que los regímenes árabes intentan capitalizar.

La libanesa Lena Mehrej, cofundadora de este colectivo, no sucumbe a ello y mantiene su firme compromiso social. Su reciente obra Yogur con mermelada. O cómo mi madre se hizo libanesa resume buena parte de las claves del actual cómic de trasunto araboislámico: inspiración autobiográfica, una voz femenina fuerte y la trama del encuentro de Oriente y Occidente. Es algo que viene respaldado por el éxito, en la década pasada, de Persépolis (Salamandra), de Marjane Satrapi, convertido ya en un clásico por su visión de la historia contemporánea de Irán. Un ingrediente seguro en esta crítica social y política es el humor, un humor muy árabe, entre tontorrón y absurdo, que hace inolvidables algunos personajes, como el abuelo libanes de El piano oriental (Salamandra), de Zeina Abirached, empeñado en patentar en Austria un piano "bilingüe" que incorporaba el cuarto de tono de la música oriental.

La reciente historia de Oriente Medio también ha servido de inspiración a los jóvenes euroárabes que proyectan su corrosiva mirada sobre unas sociedades que, más o menos directamente, les han conformado. En ocasiones, esta aventura personal no se libra de cierto tono "orientalista", como en la saga El árabe del futuro, del francés Riad Sattouf, de la que el próximo otoño Salamandra publicará el cuarto tomo.

Además existe una nómina cada vez más amplia de autores europeos y americanos que bien desde la más pura fantasía —como el Habibi de Craig Thompson (Astiberri)—, bien con un claro compromiso político, perfilan una relación desprejuiciada con el universo araboislámico. En este último sentido, Joe Sacco, ya un clásico del cómic reciente, es dueño de una obra que ha contribuido sobremanera a visibilizar la ocupación de Palestina, con títulos como la monumental Palestina (Planeta) y Notas al pie de Gaza (Reservoir).


Viñeta de Sagar para Intisar en el exilio. ASTIBERRI


Con un estilo muy distinto y un tono más hogareño, Guy Delisle (Crónicas de Jerusalén, Astiberri) ha incorporado también el mundo árabe a su retrato de las geografías globales, mientras que la barbarie de la guerra siria ha inspirado una suerte de novela negra gráfica como La dama de Damasco (Norma), de Jean-Pierre Filiu y Cyrille Pomés, que denuncia las atrocidades del régimen de El Asad; Zerocalcare, por su parte, ha retratado la lucha kurda en Kobane calling (Reservoir). En clave mucho más personal, pero igualmente marcada por la empatia ante la tragedia siria, Sara Soler acaba de publicar En la oscuridad, que recrea con brillantez los 10 meses de secuestro del periodista Antonio Pampliega a manos yihadistas. En España, una mención aparte merece la obra de Pedro Riera, cuya relación con Yemen, país olvidado a conciencia donde los haya, se remonta a hace una década, y que acaba de publicar la segunda entrega de su serie yemení. En el primer volumen (El coche de Intisar, Glénat), Riera abordó algo insospechado antes de las revueltas: el inconformismo de la juventud yemení, encarnado en una joven que se empeñaba en conducir su propio coche por las calles de Sana. Ahora, en Intisar en el exilio, la protagonista tiene que sobrevivir en Aman, lo cual da pie a Riera y Sagar, guionista y dibujante, respectivamente, a hacer un repaso ácido, pero no exento de humor, de las primaveras árabes.

Yogur con mermelada. O cómo mi madre se hizo libanesa
Lena Merhej
Traducción de Mónica Camón Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2018.128 páginas. 18 euros
En la oscuridad
Sara Soler
Planeta, 2019
96 páginas. 20 euros
Intisar en el exilio. Retrato de una mujer moderna yemení
Pedro Riera y Sagar
Astiberri, 2019
222 páginas. 22 euros



El Pais. Babelia. Nº 1.442. Sabado 13 de julio de 2019


jueves, 11 de julio de 2019

Wild Naif West

A lomos de su corcel Rojo, acompañemos a la peculiar protagonista a través de multitud de peripecias

JOSÉ LUIS VIDAL
07 Julio, 2019

He de confesar que pasé gran parte de mi infancia pegado al televisor. No sé vosotros, pero para mí aquella fue la Edad de Oro de la animación. Todas las tardes, la programación se llenaba de episodios de las series que más me gustaban y que aplaudía: Los dibujos de la Warner, con todo su panteón de inolvidables personajes, encabezados por Bugs Bunny; Hanna Barbera, con aquellos fondos que se repetían una y otra vez como una cinta infinita y personajes como el Oso Yogi y su quejumbroso acompañante, Boo Boo; el despistado Mr. Maggoo o las aventuras del diminuto pero poderoso Super Ratón, que hizo que me comiera el plato de lentejas para vitaminarme…


Coyote Doggirl
Lisa Hanawait. Astiberri. 152 páginas. 18 euros.

A través de los años no se ha difuminado mi atracción por la animación aunque, claro, ahora busco otro tipo de productos. Al fin y al cabo, uno ya es perro viejo y no se conforma con cualquier cosa de perfil infantiloide. Es por ello que cuando un amigo me recomendó una serie llamada Bojack Horseman me lancé de cabeza a echarle un ojo. Y he de decir que desde el primer episodio supe que aquel producto estaba destinado para un espectador como yo…

El día a día de ese caballo perdedor, alcohólico, que coquetea con las drogas y carga con el peso de una fama efímera en el Hollywood desprovisto de todo el glamour me fascinó y consumí todas las temporadas en un abrir y cerrar de ojos.

Es por ello que celebro de especial manera que Astiberri publique este comic, un libro de pequeño formato pero que contiene toda la filosofía de Bojack, y eso ocurre porque su creadora es Lisa Hanawalt que tiene mucho, mucho que ver con la serie del caballo actor, ya que es diseñadora de producción y productora.

En esta ocasión, y esta vez en solitario, nos regala la historia de otro animal antropomórfico, Coyote Doggirl, a la que encontramos en las praderas del Salvaje Oeste, cabalgando y manteniendo conversaciones con su caballo, con el que ha forjado una alianza muy estrecha. En la lejanía, unos vaqueros parecen seguirle el rastro, por lo que la hábil chica trata de darles esquinazo, encontrándose de pronto con una situación de todo inesperada, y harto dolorosa…

Pero como todo momento malo tiene algún resquicio positivo, la protagonista despertará rodeada de extraños que, sin querer desvelar su identidad, la van a sanar, a hacerle compañía y, con el tiempo, admitirla como una más en el grupo.

Pero claro, hay una deuda que pagar fuera de la aparente paz que la rodea, por lo que tarde o temprano tendrá que enfrentarse al pasado y, sobre todo, recuperar a su perdido caballo, Rojo.

Creo que con el título de la reseña explico lo suficientemente bien el tono de este cómic, que se mueve en los terrenos de los surreal para, de pronto, da un giro y mostrarnos que esas leyendas de Viejo Oeste también tenían un lado oscuro, sucio.

Pero la autora, ganadora en dos ocasiones del prestigioso Premio Ignatz, con Stay Away from other people y I want you, sabe mezclar con suma habilidad los géneros, y va a conseguir que nos divirtamos con las peripecias se esta chica coyote, que solo busca un camino para regresar a su casa. ¿O tal vez no?


Malaga Hoy