viernes, 22 de marzo de 2019

Contra el vacío

Diseñado como una especie de Superman, se decidió que el protagonista tenía una larga historia en Marvel, pero su recuerdo había sido borrado


JAVIER FERNÁNDEZ
06 Marzo, 2019

'100% Marvel HC. El Vigía'. Paul Jenkins, Jae Lee. Panini. 248 páginas. 25 euros.

Tras el éxito en 1998 de Los Inhumanos, el más celebrado de los primeros títulos de Marvel Knights, ya saben, aquel sello con que Joe Quesada y los suyos devolvieron la esperanza en Marvel, Paul Jenkins y Jae Lee sorprendieron en 2000 a los lectores con un concepto tan atractivo como extravagante, El Vigía, uno de los pocos protagonistas originales de MK (el otro, si no me equivoco, fue el Marvel Boy de Grant Morrison).

Compuesto por una miniserie de cinco números, más otro cinco especiales dibujados por diversos artistas que luego comentaré, el experimento de El Vigía comenzó antes de la publicación de la primera página. Diseñado como una especie de Superman, algo así como el ser más poderoso del universo Marvel, se decidió, a sugerencia de Rick Veitch (cómo me gusta este tío, de verdad) que el personaje tenía una larga historia dentro del universo Marvel, pero que su recuerdo había sido borrado de la memoria de todos, incluyendo la del propio protagonista.

Robert Reynolds, el Vigía en otros tiempos, vive ahora una vida anodina y se despierta un día con la sensación de que algo no le cuadra. Este comienzo recuerda, digámoslo así, al Miracleman de Alan Moore, pero la historia pronto gira hacia otros territorios, de tintes psicológicos, con la amenaza del vacío y la muerte como telón de fondo. Más aún, el juego metaliterario se potenció desde la editorial con una serie de informaciones falsas y entrevistas en revistas especializadas que buscaban convencer a los lectores de la época de que el Vigía era un personaje realmente antiguo, nunca utilizado y rescatado de los archivos de Marvel. El fake tuvo su gracia, aunque hoy día apenas queda el recuerdo, como si la vida imitase la ficción (la edición de Panini ni siquiera incluye los divertidos extras en los que se nos explicaba todo esto en detalle). Dos décadas más tarde, lo que tenemos aquí es un producto sofisticado, de gran fuerza visual y cierto riesgo literario, con sus aciertos y sus fallos.

El guion de Jenkins alcanza por momentos mayor nivel que en Los Inhumanos, pero también se sale de tono en ocasiones, chirriando aquí y allá, lo que quizá no haga sino aumentar una especie de esquizofrenia y el sentimiento ominoso que recorre toda la serie. En lo artístico, Lee está verdaderamente espectacular, potenciado por los exquisitos colores de José Villarrubia. El aire moderno que desprenden sus páginas contrasta con los diversos flashbacks, servidos en estilos que imitan los de otras épocas (Kirby o Byrne, por ejemplo), y todo junto provoca desasosiego en el lector.

En cuanto los especiales que he mencionado más arriba, son cuatro crossovers con pesos pesados de Marvel: Hulk, X-Men, Spiderman y los Cuatro Fantásticos, más un quinto con la conclusión final de la serie, y en ellos colaboran artistas de la talla de Bill Sienkiewicz (el mejor, con diferencia), Mark Texeira, Rick Leonardi y Phil Winslade, además del propio Lee. En conclusión, un tebeo molón y diferente de cuando Marvel era realmente excitante y se atrevía con todo.


Malaga Hoy


Una época convulsa

JAVIER FERNÁNDEZ
06 Marzo, 2019


'Marvel Gold. Los Cuatro Fantásticos: Cuando los titanes chocan'. VVAA. Panini. 600 págs. 44,95 euros.

Ya solo la portada de Cuando los titanes chocan, que coincide con la primera de la vieja colección de Los Cuatro Fantásticos de Cómics Forum, invita al lector veterano a hacerse con el tomo de la colección Marvel Gold. Roy Thomas, George Pérez, Len Wein, Keith Pollard y Marv Wolfman, entre otros (como el propio Kirby, en funciones de portadista), narran las aventuras del cuarteto a finales de la década de 1970, una época convulsa para la Primera Familia, separada hasta la emocionante reunión que conduce al número 200, ese del enfrentamiento definitivo entre Reed Richards y el Doctor Muerte (¿se acuerdan de los complementos del Spiderman de Bruguera?). Son los números 176 a 203, los anuales 12 y 13 y un montón de extras.


Malaga Hoy

Dos fontaneros italianos

'Super Mario Aventuras' (1990), con guion y dibujos de Yukio Sawada, es la adaptación al cómic japonés en clave de humor blanco para niños y niñas de la conocida saga de videojuegos


GERARDO MACÍAS
06 Marzo, 2019



El fontanero italiano Mario es un personaje ficticio, protagonista de la franquicia de videojuegos homónima, diseñada por el japonés Shigeru Miyamoto para la compañía Nintendo. Su aparición en videojuegos, series televisivas, cómics y películas, lo ha convertido en símbolo de Nintendo hasta llegar a ser de los personajes más famosos de todos los tiempos, junto a su hermano menor, el también fontanero Luigi, su compañero en diversos juegos.

Super Mario Aventuras es el título de la adaptación al cómic japonés que el autor Yukio Sawada realiza de los diferentes juegos del famoso fontanero italiano, basándose en los videojuegos de la saga. Cada volumen adapta al lenguaje del cómic uno o varios videojuegos. Concretamente, el volumen 1 del manga está basado en Super Mario World, séptimo juego de la franquicia.

En lugar de la habitual nomenclatura de capítulos o episodios, cada volumen está dividido en pantallas y recibe esta denominación en homenaje a los videojuegos. Además, al final de algunas pantallas se ofrecen tiras cómicas que completan el desarrollo de algunos personajes.

Super Mario Aventuras narra el viaje de Mario, Luigi y la Princesa Peach a Isla Dinosaurio de vacaciones. El descanso se va al traste cuando el malvado Bowser secuestra a Peach y los hermanos fontaneros deben rescatarla. Se encuentran con un inesperado aliado, el dinosaurio Yoshi, quien les cuenta que su isla ha sido invadida por Bowser.

Este volumen nos lleva directamente a la búsqueda de Peach, ya que los lectores potenciales conocen de sobra quiénes son Mario y sus secundarios, así que no necesitan presentación y conocen también cuál es su principal misión en la mayoría de los juegos que protagoniza.

El dibujo de Yukio Sawada es de trazo grueso y estilo chibi, y casa a la perfección con la historia que se presenta de manera desenfadada. Chibi es un sustantivo japonés que describe a una persona pequeña o niño. Dicho término es también usado para describir este estilo de dibujo, en el que los personajes presentan cuerpos reducidos y cabezas extra grandes en comparación con el tamaño del cuerpo, dando la apariencia de un niño.

Poniéndonos en contexto, en noviembre de 1990 fue cuando se lanzó la consola Super Nintendo, que venía con un juego de regalo, que no era otro que Super Mario World. Este manga, que comenzó su publicación justo al mismo tiempo que el lanzamiento de la consola y el videojuego, empezó como merchandising para promocionar entre los niños el producto.

Estamos ante un manga infantil (o sea, de género kodomo) y con mucho humor, que adapta el videojuego con mucha libertad y crea historias autoconclusivas, en las que aparecen elementos distintivos de la serie, como setas, estrellitas, etcérera.

A lo largo de los años, Super Mario-kun ha venido adaptando al manga las diferentes sagas de la historia de Mario, coordinándose cada vez con el lanzamiento de un juego nuevo. Así, Sawada consigue estar siempre al día y adaptarse a los nuevos lectores que se van incorporando continuamente a la revista Coro Coro. Aquí radica el éxito y la longevidad de este manga, de los más largos de la historia del kodomo manga.

Leída por un lector adulto, esta serie es demasiado infantil. Eso sí; si el lector entra en el juego de la serie, puede encontrar un gran divertimento y, además de las referencias a la saga de videojuegos, también las hay a la cultura japonesa. Pero, sobre todo, este manga casa muy bien con los niños, a los que Sawada ha sabido entender muy bien. Vistos los resultados, es toda una jugada maestra: veinte años de serial en una revista infantil, con una renovación constante de lectores que entran cuando tienen apenas edad de leer y salen a los doce años para engancharse a la revista Shonen Jump.

Yukio Sawada nació en 1953 en la prefectura de Osaka. Tras debutar en 1980 en la revista TV Land con Notteru Hiiro-kun se hace popular en 1990 con esta adaptación al manga de la saga de videojuegos Super Mario, en la que sigue trabajando hoy en día y que es la serie más longeva de la revista infantil Coro Coro Comic, con más de cincuenta volúmenes recopilatorios.


Malaga Hoy

La maldición de Spiderman

JAVIER FERNÁNDEZ
06 Marzo, 2019

'Marvel Saga. El asombroso Spiderman, 32: Nadie morirá'. Dan Slott, Marcos Martín y otros. Panini. 184 págs. 18 euros.

La reedición de la etapa de Dan Slott en The Amazing Spider-Man alcanza una alta temperatura con el tomo Nadie morirá, que contiene la aventura homónima en dos partes, una de las más apreciadas de todas las firmadas por Slott. La muerte de un secundario tan poco importante como Marla Madison Jameson sirve al guionista para trenzar una historieta realmente emocionante, con el telón de fondo de la maldición que parece afectar a todos los que rodean a Spiderman (y es que la lista de fallecidos de su entorno no ha dejado de crecer). Buena parte de la belleza de estas páginas se debe al gran trabajo del dibujante Marcos Martín, con su estilo limpio y su narrativa llena de soluciones sorprendentes. Javier Pulido también firma un episodio, primero de una trilogía que cuenta con la presencia de la Fundación Futuro.



Malaga Hoy


miércoles, 20 de marzo de 2019

Borrón y cuenta nueva

Llega a las librerías el primer volumen de las nuevas aventuras del trepamuros favorito de los cómics, Spiderman

Spiderman, de nuevo en acción.

JOSÉ LUIS VIDAL
27 Febrero, 2019

Me tengo que sincerar con vosotros, no hay otra. Llevo años, muchos años, que no me llevo a la retina un tebeo protagonizado por Peter Parker. Y es curioso que esto me haya pasado, ya que dentro del universo superheroico de la Casa de la Ideas, Spiderman siempre ha sido, y será, mi personaje favorito desde que no levantaba un palmo del suelo y mi primo me permitía leer los ya vetustos tomitos publicados por editorial Vértice, con aquellas apasionantes historias creadas por Stan Lee, Steve Ditko, John Romita…

Tramas enrevesadas, la discontinua continuidad, personajes que morían y volvían, resucitados en la siguiente página y, sobre todo, una pérdida total de empatía con aquel personaje. Para mí, Peter Parker siempre ha sido un loser, un perdedor que iba saltando (eso sí, con mucha agilidad) de un problema a otro. Y no solo me refiero a la legión de supervillanos que acechan a la ciudad de New York, sino también a la vida personal: su relación con los amigos, sus amores, el trabajo en el Daily Bugle… En resumidas cuentas, esa 'otra existencia', la real, que estaba fuera de la que el protagonista veía a través de las lentes de su traje de superhéroe.


Y os preguntareis cuál ha sido el motivo para volver a sumergirme en las páginas de un tebeo de Spiderman. Pues la verdad es que dos muy importantes: en primer lugar, que la colección de El asombroso Spiderman comienza, digamos, de cero. Tras la finalización de la larga, larguísima etapa del guionista Dan Slott al frente de ésta (con sus aciertos y desbarajustes) llegan nuevos aires. Y estos son traídos por Nick Spencer que, tirando de humor e ironía, va a hacerse cargo del timón en la colección, llevando a Peter Parker a un nuevo status, que en principio me resulta de lo más atractivo. Peter ya no es profesor en la universidad, ni el propietario de una empresa de tecnología, sino que, por una serie de desgracias se queda sin trabajo en el periódico para el que ha conseguido a lo largo de los años las mejores instantáneas del trepamuros, en el que ahora ejercía las labores de editor y, por si esto fuera poco, sus estudios universitarios son borrados de un plumazo, ofreciéndosele la oportunidad de volver a convertirse en estudiante…

Solo, teniendo que compartir piso con Randy, el hijo de Robbie Robertson y otro tipo más al que conoce demasiado bien. Así es su vida ahora, un auténtico desastre.

Y aquí solo comenzarán sus problemas, ya que tras la máscara continúan sus peripecias, tratando de defender a la ciudad de una temible invasión de alienígenas que pueden hasta con la imparable fuerza de Los Vengadores.

Sin apenas tiempo para tomarse un respiro, deberá hacer frente a toda una legión de villanos que intentan hacer de las suyas en la ciudad que nunca duerme: Bumerang, El Rino, Electrolina, Misterio, La Hormiga Negra, El Supervisor…

Aunque todos estos solo serán una distracción comparados a los planes que está maquinando un resentido maloso que se oculta entre las sombras y que, casi sin proponérselo, le va a causar más de un dolor de cabeza al ocupadísimo Spiderman.

¿Os parecen pocos motivos para engancharos a sus nuevas aventuras?

Pues bien, os voy a dar una última y muy importante en esta apasionante trama: ¿Qué pasaría si Peter Parker fuera separado de Spiderman? ¿Que cómo ocurre eso? Ah, para saberlo tendréis que sumergiros en este primer arco argumental.

Pero claro, un buen cómic no es solo guion, sino que debe de estar acompañado, como es el caso, de unos dibujos espectaculares. Y amigos, aquí hay que quitarse el sombrero, porque recién llegados de la colección Invencible, publicada por la editorial Image, sube al bordo el tándem compuesto por el dibujante Ryan Ottley (Grizzly Shark) que, junto al entintador Cliff Rathburn van a seguir demostrando porqué son la mejor elección para plasmar gráficamente las aventura de El Hombre Araña.

Ottley tiene esa mezcla personal e intransferible que hace que sus personajes, muy expresivos, puedan saltar de la pose más dramática y violenta a la caricaturesca, por lo que su estilo es el indicado para llevar a la página en blanco los guiones de Nick Spencer (Thief of thieves, Action Comics, Antman, Superior foes of Spider-Man…).

¿Y qué decir de esos colores de Laura Martin, que parecen salirse de la página?

Peter Parker se encuentra ante una encrucijada, sin el apoyo de su tía May, sin pareja, obligado a volver a estudiar esos apuntes que Dios sabe dónde estarán, con un profesor que hace que un sudor frío le recorra la espalda, un alcalde al que mira de reojo, desconfiado y, sobre todo, tratando de meter algo de cordura en la cabeza de ese tipo, idéntico a él, que se balancea por la ciudad vistiendo el uniforme de Spiderman.

Mientras tanto, muy lejos de allí, en la sabana africana, una pesadilla del pasado en forma de villano regresa…

Os puedo confesar que después de tanto tiempo sin leer sus aventuras, gracias a este cómic, he recuperado las ganas de volver a leer al aventura de El Asombroso Spiderman.


Malaga Hoy


El buen ladrón

'El caco Bonifacio' (1957), de Enrich, es un peculiar ladrón buenazo que debutó en el primer número de 'Tío Vivo', el semanario creado por dibujantes disidentes de la Editorial Bruguera


GERARDO MACÍAS
27 Febrero, 2019

'Clásicos del humor: El caco Bonifacio'. Guion y dibujos: Enrich. RBA Coleccionables, 2009.

Se conoce como El buen ladrón a uno de los dos malhechores que, según los Evangelios, fueron crucificados al mismo tiempo que Jesús de Nazaret. En el Evangelio de San Lucas se relata que Jesús dijo al buen ladrón durante la crucifixión que antes de que acabara el día, estaría con él en el Paraíso, por lo que se convirtió en el primer santo de la historia, San Dimas, canonizado directamente por Jesús. Su festividad se celebra el 25 de marzo.

En la historieta española también existe un personaje que se puede considerar como un buen ladrón: El caco Bonifacio, de Enrich, que debutó en el año 1957 en el nº 1 de la revista Tío Vivo, un semanario creado por dibujantes disidentes de la Editorial Bruguera que formaron el colectivo DER (Dibujantes Españoles Reunidos).

El caco Bonifacio, el protagonista de la serie, es fácilmente reconocible por su gorra de visera, antifaz (que no se quita nunca), pantalones desgastados, y una pañoleta alrededor de una enorme papada. Este personaje es un ladrón que resulta muy peculiar, pues, como su propio nombre indica, tiene muy buen corazón, algo que muchas veces se le vuelve en contra.

Para recalcar aún más si cabe la bondad de Bonifacio, la serie cuenta con un secundario habitual: Pancracio, otro caco algo más joven y de menor estatura que él. Pancracio hace de contrapunto del protagonista, y sólo se preocupa por robar, no como el propio Bonifacio. Su vestimenta es similar, pero sin antifaz. Aparentemente es más novato que Bonifacio, pero demuestra ser más hábil en el arte delictivo que él, y también más cruel y despiadado.

El caco Bonifacio nació como gag de una sola viñeta en la contraportada del semanario Tío Vivo, compartiendo espacio con otros chistes de viñeta única, como El profesor Tenebro, de José Escobar, entre otros.

El caco Bonifacio salió ganando con la absorción de Tío Vivo por parte de Bruguera: la viñeta única pasó a ser una historia a página completa, aunque durante un tiempo se publicó simultáneamente en ambos formatos en Tío Vivo. El caco Bonifacio permaneció en sus páginas durante de dos décadas, manteniéndose en la cabecera hasta 1966, tras lo cual reapareció en diversas publicaciones de Bruguera en forma de reediciones.

Como es habitual en las series de la Editorial Bruguera, el protagonista termina con la situación fuera de control, y acaba casi siempre recibiendo palos por su torpeza. Sus actividades le llevan con frecuencia a la cárcel, o, incluso, termina siendo engañado por sus supuestas víctimas.

En 1958, el personaje era tan popular que llegó a protagonizar algunas portadas del semanario donde nació. Especialmente quedó en el recuerdo una portada encabezada por un billete de mil, que desde 1951 llevaban impreso el busto del pintor Joaquín Sorolla.

En los inicios de 1966, la casa Guisval lanzó un reloj con El caco Bonifacio colocado en él, solamente unos meses antes de que Enrich dejara de producir páginas inéditas.

El autor, Enric de Manuel González (Vénissieux, Francia, 1930), artísticamente conocido por Enrich, comenzó su andadura en los cómics en 1950 en la revista Trampolín, para más tarde colaborar también en Jaimito, terminando en Bruguera, donde fue muy prolífico.

Algunos años atrás, Enrich había ideado otro personaje de corta existencia, para la revista Chicolino (1951) de Editorial Símbolo: El caco Delito, que puede considerarse antecedente de El caco Bonifacio. Otra creación de Enrich en los años setenta explora la pugna entre un policía y un ladrón: Ganzúo y Pesquisón. Éste último vive obsesionado con la captura de aquel, mientras Ganzúo se divierte burlando al gendarme. Pese a todo, la relación entre ambos es respetuosa y las ingeniosas situaciones ideadas por Enrich se resuelven antes por la inteligencia y los diálogos de los personajes que por la acción física.

Cuando se dejó de publicar, El caco Bonifacio cayó en el olvido. Ni Bruguera ni ninguna otra editorial había publicado hasta 2009 un recopilatorio de El caco Bonifacio, por lo que este volumen se convierte en la primera reedición que se publica del personaje, debido a que la Colección Olé llegó algunos años después de la desaparición de esta serie. Mencionar que este volumen reúne la totalidad de las páginas publicadas de El caco Bonifacio.


Malaga Hoy


Páginas imborrables

'Conociendo a Jari' se centra en la vida y obsesiones de un finlandés de 50 años que viaja a España para ver jugar a Larry Bird y se queda en el país


JAVIER FERNÁNDEZ
20 Febrero, 2019

'Conociendo a Jari'. José Ja Ja Ja. Fulgencio Pimentel. 176 págs. 21,95 euros.

Es lo que tienen las mudanzas, que siempre hay algo que se pierde. O que se recupera mucho tiempo después. En mi caso ha sido una caja que ha aparecido detrás de otras tantas cajas apiladas apresuradamente en el garaje. Fue buscando otra cosa, y harto de mirar una y otra vez en los mismos sitios, que me dio por mirar en el rincón donde estaba seguro de que no estaría lo que buscaba. Claro que no estaba, pero sí esa caja inquietante que no recordaba que debiera estar ahí. Y bueno, la abrí. ¿Que qué había en su interior? Un tesoro, diez o quince cómics extraviados, algunos aún retractilados. Entre ellos, tres de Fulgencio Pimentel. Lo dicho, un tesoro.

El primero de ellos es Conociendo a Jari, del ciudadrealeño José Quintanar, más conocido como José Ja Ja Ja. El dibujante con apellido de risa ha publicado otros dos libros, también con Fulgencio Pimentel, Culto Charles y Fartlek, de los cuales solo he leído el primero, y me encanta. Ya lo escribí en su día, allá por 2014: "un tebeo oblicuo, preciosista y singularísimo, que bebe del cómic tanto como de la ilustración y que merece figurar entre las publicaciones más hermosas del año". Del segundo, insisto, no sé nada, pero lo que he bicheado por internet me hace pensar que ha de ser una maravilla. En cuanto a Conociendo a Jari, el que les habla no es un lector impresionable, digamos que soy más bien un lector de pellejo duro. Y, sin embargo, esta especie de docudrama medio surrealista sobre la vida y las obsesiones de un finlandés de cincuenta años que se vino a España para ver jugar a Larry Bird y se quedó, me ha dejado boquiabierto. Es uno de esos escasos libros en los que importa la forma tanto como el fondo, no, en los que brilla la forma tanto como el fondo. Y no sé por qué, me ha traído a la cabeza al gran Micharmut, no porque haya semejanzas (que igual), sino por una misma actitud valiente, descarada, contracorriente y un talento gráfico descomunal. Vamos, que me he quedado cuajado. Lo pueden comprar con los ojos cerrados.



Luego está Beverly, del historietista de moda, Nick Drnaso, elevado a los altares del ahora por haber logrado que una novela gráfica fuese nominada por primera vez al prestigioso Man Booker Prize. Me refiero a Sabrina, su segunda novela gráfica. Esta que editó Fulgencio Pimentel fue su primera, y dice mucho del olfato de los editores riojanos que ellos se dieran cuenta antes del talento del de Illinois. Ciertamente, Drnaso tiene la mirada de un novelista contemporáneo, y su narrativa lenta, ordenada, monótona, engrandecida por una línea singular y un coloreado exquisito, no tiene nada que envidiar al novelista más pintado.



Y por último, Melancolía es una nueva estación del tren de alta velocidad conducido por el australiano Simon Hanselmann, el de Hechizo total, Bahía San Búho, Hail Satan! y etcétera. Ácido, irreverente, divertido, indie como él solo, basta probar un bocado de las desventuras de Megg, Mogg y Búho para quedarse atrapado en un universo irrepetible, que es a lo que aspira cualquier obra de arte.


Malaga Hoy