jueves, 21 de febrero de 2019

Maravillas integrales

'Blacksad' es una serie superventas de género negro ambientada en un mundo de animales antropomórficos, bien escrita y mejor dibujada


JAVIER FERNÁNDEZ
13 Febrero, 2019

'Blacksad integral'. Juan Díaz Canales, Juanjo Guarnido. Norma Editorial. 308 págs. 49 euros.


Están las librerías llenas de ediciones integrales, recopilatorios de todas las clases y tamaños, casi siempre enriquecidos con material extra. Y son tantos, y tan caros, que no sabe uno bien si realmente merece la pena el desembolso, máxime cuando muchas veces se tienen estos mismos cómics en ediciones más modestas. Yo, por mi parte, les voy a recomendar hoy tres que lo mismo enriquecerán la biblioteca del que los tenga ya en otros formatos como la del que no.

El primero es Blacksad Integral, y ya con eso está todo dicho. La obra maestra del madrileño Juan Díaz Canales y el granadino Juanjo Guarnido es un tebeo espectacular, una serie de género negro ambientada en un mundo de animales antropomórficos, bien escrita y mejor dibujada. Signo de su calidad son los numerosos premios que se ha granjeado este superventas, como, por ejemplo, los cuatro premios obtenidos en el Salón de Barcelona, dos en 2001 y dos en 2006, el del Festival de Angoulême en 2004, el puñado de Eisner conseguidos en 2011, 2013 y 2015, el Harvey en 2015, los cuatro de Expocómic en 2010 y 2014 y, cómo no, el Premio Nacional de Cómic en 2014. La edición integral de Norma recoge los cinco álbumes de la serie (Un lugar entre las sombras, Artic-Nation, Alma roja, El infierno, el silencio y Amarillo), junto con dos historietas de dos páginas y un jugoso apartado de bocetos. En pocas palabras, un libro que no puede faltar en ninguna biblioteca.



Otro que debería estar en todas partes es el sexto integral de Blueberry (bueno, este y, obviamente, los cinco anteriores), el wéstern definitivo de Jean-Michel Charlier y Jean Giraud (también conocido como Moebius). Cantar las alabanzas de Blueberry es tarea sencilla, pues se trata de una de las cimas del noveno arte, un tebeo excelso literaria y gráficamente, que proporciona horas y horas de placer. Esta reedición en formato integral es una auténtica gozada, no solo por la calidad de impresión, el respeto a los colores originales y el cuidado en la traducción y rotulación, sino por la cantidad de paratextos y materiales añadidos que enriquecen la lectura. Con esta sexta entrega, se completa casi la fenomenal aportación de Charlier (todavía quedará un último tomo con sus guiones, si no me equivoco), y lo que tenemos aquí es la almendra de las aventuras del mítico teniente, cuatro álbumes inmensos: Fuera de la ley, Angel face, Nariz rota y La larga marcha, serializados en la revista Pilote entre 1973 y 1980.



Por último, Norma ofrece también el sexto volumen integral de AIDP, un spin-off de Hellboy que acabó volando tan alto como el modelo original. Las aventuras de la Agencia de Investigación y Defensa Paranormal, con Abe Sapiens y Liz Sherman a la cabeza, mezclan el terror con el sabor de las viejas series de superhéroes, en una mezcla sabrosa y entretenidísima. Mike Mignola, John Arcudi y Guy Davis son las atracciones principales de un tomo que incluye los arcos Un nuevo mundo, Dios y monstruos y Rusia, e incluye aportaciones de Tyler Crook y Duncan Fegredo.


Malaga Hoy


martes, 19 de febrero de 2019

Nuevo mundo tras un libro

JAVIER FERNÁNDEZ
13 Febrero, 2019

'Recuerdos del eterno presente'. Benoit Peeters, François Schuiten. Norma Editorial. 80 páginas. 23 euros.

Comenzada en 1982, en las páginas de la revista francesa À suivre, la serie de Las ciudades oscuras es uno de los hitos del tebeo europeo contemporáneo. El guionista Benoit Peeters y el dibujante François Schuiten derrochan imaginación y maestría en cada uno de estos álbumes que nos invitan a soñar y a deleitarnos con su belleza. A la estupenda reedición de la serie emprendida por Norma, se suma ahora un título inédito (la sola idea me llena de emoción), Recuerdos del eterno presente (2009), relacionado con un proyecto de animación de Raoul Servais. El protagonista es Estimado, un niño de cabeza rapada que vive en la ciudad en ruinas Taxandria, donde está prohibida toda alusión al pasado y al futuro. Bajo los anaqueles vacíos de una biblioteca, descubre un libro que relata la historia de Taxandria, y todo cambiará para él y para su mundo.


Malaga Hoy


Huida para la salvación


JAVIER FERNÁNDEZ
13 Febrero, 2019


'La frontera invisible. Edición integral'. Benoit Peeters, François Schuiten. Norma Editorial. 136 pág. 27 euros.

Roland trabaja en el Centro de Cartografía de Sodrovno-Voldaquia. Shkodra, por su parte, es una joven de un club de alterne que se niega a desnudarse ante los clientes y que luce una extraña mancha en la base de su espalda y en sus nalgas. Un día, Roland descubre las sangrientas maquinaciones del mariscal Radisic y la pareja, que se ha acabado enamorando, decide huir de la ciudad y atravesar la frontera. La presente edición integral de Norma Editorial de La frontera invisible reúne los dos álbumes de Peeters y Schuiten (publicado originalmente el primero en 2002 y el segundo en 2004) que conforman uno de los títulos más alucinantes de la aclamada serie de Las ciudades oscuras, llena de por sí de historias alucinantes.



Malaga Hoy


lunes, 18 de febrero de 2019

Joyas francobelgas

La editorial Dibbuks trae como novedad a las librerías dos obras imprescindibles para los amantes de la mejor historieta gala

JOSÉ LUIS VIDAL
13 Febrero, 2019

Si repasamos el catálogo de la editorial madrileña nos vamos a percatar de que ésta tiene una especial atención en publicar títulos creados en el país vecino, Francia. Y tenemos la increíble suerte de que en este mes de febrero vayan a coincidir la publicación de dos maravillas de la viñeta.



En primer lugar, El joven Alberto, recopilación de las tiras publicadas en los años ochenta en una cabecera mítica. La revista Metal Hurlant, con la variedad y calidad que la caracterizó siempre, dio espacio y libertad a uno de los grandes autores de la bande dessinée, nada más y nada menos que el prematuramente desaparecido y muy añorado Yves Chaland, uno de los padres de la bautizada como "línea clara", que abogó en sus obras por una bd que volviera a sus orígenes. En el aspecto gráfico ha influido en multitud de artistas, dejando su huella imborrable y sus obras mantienen la misma frescura y originalidad que desde el primer día.

Y estas peripecias del lenguaraz Alberto no van a ser menos y se caracterizan por sus argumentos, ya que no esperéis aquí las típica (y tópica) sucesión de chistes. Muchas de las historias que se cuentan no son fáciles de digerir, como tampoco lo es la personalidad de su protagonista, un chaval de barrio pobre, huérfano de padre y que pasa casi todo el día en la calle, ideando maldades junto a su eterno acompañante y amigo Fifí, el cual es el objetivo casi eterno de sus bromas y golpes.

Con una socarronería única e imaginación desbordante, Chaland nos presenta a este personaje único que está provisto de unos conocimientos que lo convierten en el centro de toda reunión. Junto a él vamos a conocer sus primeros escarceos con la bebida, un extraño viaje a los infiernos, la incongruencia de algunos de sus comportamientos, los elaborados e inútiles planes de venganza hacia un pandillero llamado Caronte… Y la crudeza de la guerra, que convierte la ciudad de un cementerio en ruinas. Y en medio de ella, el juvenil amor hacia una guapa enfermera.

Todo esto y mucho más podremos encontrar de la mano de este golfillo callejero llamado Alberto.



Y de ahí, sin abandonar la ciudad de Bruselas, saltamos a una nueva entrega de la línea Una aventura de Spirou… (con un nuevo formato más grande) que, en esta ocasión viene firmada por Èmile Bravo, autor de ascendencia española que nos ofrece, en mi opinión, una de las mejores y más importantes historias dentro de la ya larga trayectoria de este botones de pelo rojizo.

¿Y por qué es esto? Pues, en primer lugar, en este 'Año Uno' vamos a conocer el verdadero nombre y origen del jovenzuelo, que no nació con el sombrerito de botones sobre su pelirroja testa. Un comienzo que ya da el tono de la historia con la que nos vamos a encontrar, una vez leído el prólogo de este Diario de un ingenuo.

Dramático suceso que lo lleva a trabajar al prestigioso hotel Moustic, lugar donde va a vivir infinidad de peripecias, pese a la mala uva del orondo portero Entresol que, en más de una ocasión se las va a hacer pasar canutas, librándose de sus golpes a base de ingenio y buena suerte.

Y es que en esta historia se respiran esos aires prebélicos que amenazaban a Europa. Unos misteriosos señores polacos celebran una serie de reuniones con un tipo alemán. Algo importante se gesta en una de las salas de establecimiento, pero Spirou está más pendiente de la nueva y bella joven que entra a trabajar en el hotel, a la que irá conociendo poco a poco, y enamorándose irremediablemente.

Pero claro, no hay buena historia del protagonista sin el que se convertiría, con el tiempo, en su mejor amigo y aliado, el periodista Fantasio que, con alma y actitud de gacetillero, intenta por todos los medios que el botones le cuente chismorreos del Moustic, sin saber que tras sus puertas se están tratando temas de estado de gran importancia…

Èmile Bravo, defensor a ultranza de la bd más clásica, la reivindica gráficamente con esta obra realizada en el 2008 que nos recuerda, muy intencionadamente, a las páginas de uno de los grandes clásicos de la historieta francobelga, el Tintín creado por Hergé. Y no lo hace solamente con su narración y estilo, sino que vamos a encontrarnos con algún que otro guiño y mención al propio personaje.

Argumentalmente, Bravo nos regala una historia que te atrapa desde el principio, y que nos lleva a una época que precede a la oscuridad del segundo gran conflicto bélico que golpeó al planeta. Lo hace sin cortarse a la hora de posicionarse políticamente y nos deja al final de la historia con un regusto agridulce, la pérdida de un primer amor, el hallazgo de la amistad y cómo la pequeña Spip, la ardillita que acompañará a Spirou en sus aventuras, obtiene la consciencia.

Si queréis pasar un buen rato, aquí tenéis dos muy buenas sugerencias. Así que… Allons-y!


Malaga Hoy


lunes, 11 de febrero de 2019

Viajes de Ulises Por Manuel Rodríguez Rivero


1. Cómics
Lo mejor será que dé como no leído el desmesurado, deliberadamente escandaloso e inapelablemente apodíctico titular 'La gran novela americana es un cómic', con el que se abría el Babelia de mi alma la pasada semana, en referencia a esa cumbre (otra más) de la novela gráfica que es Sabrina (Salamandra), de Nick Drnaso (Palos Hills, Illinois, 1989). Con esto de la "gran novela americana" (en el exclusivo sentido que los estadounidenses dan al término) pasa lo mismo que con el Mesías de los judíos: ya solo creen en su futuro advenimiento los ortodoxos irredentos, que siguen esperando la venida del líder ungido que salvará a su pueblo de sus ansiedades escatológicas, y ajustará las cuentas con el mal en el postrero Armagedón.

Grabado de John Flaxman para la Odisea (1805)

De modo semejante, la "gran novela americana" (GNA), ese texto de ficción casi sagrado que representaría de forma acabada y canónica la cultura, la experiencia y el lenguaje de los estadounidenses en un momento dado, no llegará nunca porque ya está aquí, lo ha estado siempre: el honor ha recaído, entre otras muchas que supieron elevarse del montón para representar el Zeitgeist, las angustias, los sentimientos y las esperanzas de los norteamericanos (o de una parte sustancial de ellos), en novelas como Moby Dick (Melville, 1851), Las aventuras de Huckleberry Finn (Twain, 1884), El gran Gatsby (Scott Fitzgeráld, 1925), Absalón, Absalón (Faulkner, 1936), El hombre invisible (Ralph Ellison, 1952), Beloved (Toni Morrison, 1987), La broma infinita (Foster Wallace, 1996); y, afortunadamente, seguimos contando. Cada una de ellas representa un fragmento de esa GNA eternamente hecha y eternamente por hacer, como ocurre en cualquier literatura. En cuanto al cómic estadounidense, pasa algo parecido. Visto con perspectiva, el último medio siglo ha sido pródigo en obras maestras de la novela gráfica sustentadas en un fabuloso sustrato de dibujantes y guionistas: desde pioneros tardo-victorianos como Richard Outcault, cuya serie Yellow Kid (1895) mostraba por primera vez el globo como expresión del decir del personaje (en este caso, de un loro), hasta la edad de plata de Stan Lee y Jack Kirby en Marvel, pasando por el iconoclasta Robert Crumb, un eslabón sin el que no puede entenderse buena parte de la evolución posterior. Así que nah: no existe una GNA gráfica, sino que coexisten muchas. Piensen, por citar una muestra imprescindible
de la imparable y fecunda incorporación de las mujeres al género en, por ejemplo, la autobiográfica Fun Home, una familia tragicómica, de Alison Bechdel (2006; en Reservoir Books). Y dejen sus (posibles) prejuicios de lado: cuando acudan a una buena librería en busca de lectura, no olviden las grandes novelas gráficas (también, de autores y guionistas españoles); se llevarán una sorpresa, y si las prueban, repiten.

2. Dos premios
Breve viaje a Barcelona para asistir a la ceremonia anual del Premio Biblioteca Breve. And the winner was... Días sin ti, de Elvira Sastre, una joven poeta (27 años) de la que aún no he podido leer nada y de la que se subrayan los centenares de miles de seguidores en Twitter, Instagram, Facebook. Vamos a ver: mujer, poeta, joven, redes sociales; todo un caramelo para el departamento de mercadotecnia de uno de los tres grandes buques literarios de Planeta (los otros son Tusquets y Destino). Y, por ahora, no digo mucho más, ojalá que cuando la lea me encuentre con que la novela ganadora está a la altura de los premios a, por ejemplo, Las afueras (1958; Luis Goytisolo tenía 23 añitos), La ciudad y los perros (1962; Vargas Llosa, 26 añitos) o Últimas tardes con Teresa (1966; Marsé, 33 añitos), por solo citar algunos de la época dorada y más falocéntrica del galardón (no hubo ninguna mujer premiada hasta que en 1971 lo obtuvo la cubana Nivaria Tejera, de cuyo Sonámbulo al sol ya no se acuerda nadie). Aproveché el banquete posterior a la proclamación de la ganadora para ver amigos y escoger una mesa sin enemigos, lo que no siempre resulta sencillo. Y la noche de hotel y los dos trayectos de AVE, para terminar el estupendo Una Odisea, de Daniel Mendelsohn (de Seix Barral, precisamente), un nuevo ejemplo de esa cualidad proteica, inagotable y multiforme de la narración, a la que le viene bien el epíteto, igual que al héroe Odiseo, de "la de los muchos recursos", la "fecunda en ardides". En efecto, Mendelsohn da una nueva vuelta de tuerca a la narración literaria en este apasionante memoir de una odisea familiar de nuestro tiempo (también lo fue su modelo, el antiguo drama de aventuras en que Odiseo, Telémaco, Penélope y el viejo Laertes se reencuentran, muchos años después, y reconstruyen su propia familia, eliminando a los pretendientes y propiciando uno de los finales más felices de la historia literaria), mezclándolo con elementos y técnicas de la ficción —incluida lo que los estructuralistas llamaban mise en abîme— y con una inteligente revisión crítica e histórica de la primera "novela" de la cultura occidental. Hacía tiempo (y muchos viajes, como Odiseo) que no leía con tanto entusiasmo un libro. Su lectura me resultó todo un premio.

3. Tintinología
Hasta el adusto Le Monde pelea denodadamente por conjurar el peligro y vender diarios. Por eso se ha inventado la promoción de ofrecer a sus lectores una colección de cada uno de los coches (a escala 1/24) que utiliza en sus aventuras el héroe Tintín, al que ya solo le falta un lugar en el Panteón de Francia, por más que tanto él como Hergé, su padre, fueran belgas. Y es que el intrépido aventurero acaba de cumplir 90 años y sigue vivito y coleando. Si quieren saberlo todo sobre uno de los más famosos personajes de cómic no se pierdan Tintin-Herge, una vida del siglo XX, la apasionada summa tintinesca de Fernando Castillo que acaba de reeditar Fórcola.


El Pais. Babelia. Nº 1.420. Sábado 9 de febrero de 2019.