viernes, 9 de noviembre de 2018

Deriva dimensional

JAVIER FERNÁNDEZ
07 Noviembre, 2018




'Authority: El año perdido'. VVAA. ECC. 304 páginas. 29,50 euros.

Creado para el sello WildStorm por Warren Ellis y Brian Hitch, como continuación del trabajo del primero en la serie StormWatch, The Authority es uno de los tebeos de superhéroes más influyentes de las dos últimas décadas. La cabecera se inició en 1999 y tuvo dos etapas espectaculares, la inicial, de Ellis y Hitch, y su continuación a manos de Mark Millar y Frank Quitely. Una y otra han sido compiladas por ECC en dos tomos, y a estos se suma ahora Authority: El año perdido, con lo que podría haber sido el siguiente gran paso en la trayectoria del supergrupo, y es que, en 2006, Grant Morrison y Gene Ha se hicieron cargo de Apolo, Midnighter y compañía. Por desgracia, la cosa se fue al traste a los dos números por los compromisos de Morrison con DC. Y así podía haberse quedado todo, como un proyecto frustrado más, cuando, tres años y pico más tarde, WildStorm decidió completar la línea argumental encargando el trabajo a Keith Giffen y Darick Robertson. Giffen pidió a Morrison que le explicara cuáles eran sus planes para la serie y supo adaptarse a ellos para llevarlo todo a buen puerto (el dibujante Robertson no permaneció demasiado, y su puesto fue ocupado por otros artistas como Jonathan Wayshak o Brian Stelfreeze). Así que lo que tenemos aquí, la vibrante deriva de The Authority en otra dimensión, es también un apunte de lo que podría haber sido y no fue.

WildStorm tuvo su momento de gloria a comienzos de siglo y su fulgor se apagó bruscamente en pocos años, pero goza de suficiente prestigio aún como para que el reciente reinicio de su universo haya despertado suficiente expectación en los lectores. Máxime cuando este ha estado capitaneado por el propio Ellis. The Wild Storm es el título de la cabecera con que Ellis y el dibujante Jon Davis-Hunt, desde 2017, andan reinventado los personajes de este fascinante universo de ficción. ECC nos la sirve en tomos, el segundo de los cuales contiene los números 7 a 12, y les recomiendo que les echen un vistazo, pues son de lo mejorcito que hay ahora mismo por ahí.


Malaga Hoy


El Tintín español

'Cuto' es una serie de historietas de aventuras creada por el gran Jesús Blasco en 1935. El autor es uno de los primeros dibujantes nacionales que ha triunfado en el extranjero


GERARDO MACÍAS
31 Octubre, 2018


'Cuto nº 1'. Guion y dibujos: Jesús Blasco. ECC Ediciones, 2018.

Jesús Blasco (Barcelona, 1919-1995) es uno de los grandes del cómic mundial de todos los tiempos, y de los primeros dibujantes españoles en triunfar en el extranjero, sobre todo en Gran Bretaña (Zarpa de Acero).

Jesús Blasco forma parte de la primera generación de historietistas españoles que, tomando como modelo a los autores americanos de los años treinta, se dedicarían al cómic de forma profesional.

Cuto es una serie de historietas de aventuras creada por Jesús Blasco en 1935, y protagonizada por el personaje homónimo, que, a lo largo de los años cuarenta se publicó en las páginas de la revista Chicos.

El origen del protagonista se encuentra en una serie de historietas que Jesús Blasco publicó en 1935 en la revista Boliche, titulada Cuto, Gurripato y camarilla, que relataba las travesuras de un grupo de chicos, dirigidas al policía de su barrio. El autor se basó para crear la fisonomía de Cuto en la de su hermano pequeño, Alejandro Blasco. La serie tenía un grafismo caricaturesco y estaba dirigida al público infantil.

De ahí pasó el personaje a la revista Chicos, donde protagonizó breves historietas humorísticas autoconclusivas, una serie de cuentos, y una novela por entregas. Es el niño aventurero más emblemático de la historieta española (comparable en este aspecto con Tintín, con quien también comparte el gusto por los pantalones bombachos).

Cuto es un niño español, aunque vive en San Francisco. Trabaja como periodista (otro punto en común con Tintín), lo que le lleva a enredarse en numerosas intrigas policíacas y de espionaje internacional. Sus aventuras transcurren en lugares exóticos, y apenas hay otra conexión con España que la nacionalidad del personaje.

Chicos fue una de las más importantes revistas de la historia del cómic español, y de las pocas que desafió, aunque fuera tímidamente, a la censura franquista.

Cuto es como cualquiera de los lectores de Chicos, pero no vive como ellos: se pasea y habla con chicas, conduce todo tipo de vehículos, viaja por el mundo, se enfrenta a dictadores en los años cuarenta... Pero, claro, como era un niño no pasaba nada, y coló.

En esto fue revolucionario: en vivir los sueños de la calle; en dar voz de forma alegre a ese tiempo de silencio, al largo silencio de la época.

Es divertido ver la rapidísima evolución del personaje, en tan solo seis aventuras y menos de tres años. Con estilo caricaturesco, en El pequeño policía (1940-1941) el modelo es Mickey Mouse, mientras que para El Mundo perdido (1942-1943), el compañero de Cuto ya es de estilo realista a imagen de los dibujos de Alex Raymond.

Con solo quince años, Jesús Blasco ganó un concurso de historietas de la revista Mickey que le abrió las puertas de la industria. Y era tan bueno, que el cómic español se le quedó pequeño enseguida, siendo uno de los primeros dibujantes españoles en triunfar fuera de nuestras fronteras.

Fue tal el éxito de Jesús Blasco que sus hermanos Pili, Alejandro y Adriano decidieron seguir sus pasos formando una de las familias de dibujantes más célebres de la historia. Los hermanos trabajaron por separado hasta 1953. En los años cuarenta, Jesús muestra una actividad y una evolución increíbles, al mismo tiempo que en las páginas de Chicos y de Mis Chicas (la versión para niñas) aparecen progresivamente Pili Blasco, Alejandro Blasco, y Adriano Blasco.

Hay que tener en cuenta que eran adolescentes cuando empezaron a publicar, igual que lo había hecho Jesús antes de la guerra. Pero hay una diferencia: Jesús se espabiló solo, mientras que sus hermanos pequeños lo tuvieron siempre a él como modelo. Lo admiraban mucho, y reconocían su autoridad.

Aliados Alejandro y Adriano con él, Jesús podría producir el triple con su precio, en lugar del precio de sus hermanos, que era más bajo. Además, Alejandro y Adriano individualmente no habrían tenido tantos encargos. Sobre la forma de trabajo, Adriano hacía primero los esbozos a lápiz, Alejandro se dedicaba sobre todo a los fondos y Jesús fue siempre el responsable del entintado y acabado final.

Cuando en los años noventa, la Biblioteca Nacional de París dedicó una gran exposición a los maestros de la bande dessinée del siglo XX, Blasco fue uno de los cincuenta creadores mundiales destacados en la muestra.


Malaga Hoy


Ampliar horizontes

JAVIER FERNÁNDEZ
31 Octubre, 2018

'Impertérrito'. Silvestre. Reino de Cordelia. 64 páginas. 16,95 euros.

La trayectoria de Federico del Barrio incluye obras maestras como la serie Las memorias de Amorós, Lope de Aguirre: La conjura o El artefacto perverso, todas ellas en colaboración con Felipe Hernández Cava, y álbumes tan poéticos, pessoanos, como La orilla, León Doderlin o Tiempo que dura esta claridad. Pero Del Barrio posee también un lado beckettiano, experimental, que asoma en el grafismo de su seudónimo Caín (con el que, y de nuevo junto a Hernández Cava, compone su tira diaria en La Razón) y, sobre todo, en los trabajos firmados como Silvestre.

La máscara metaliteraria debutó a mediados de los noventa en el número 2 de la revista franco-belga Pelure Amère y se concretó rápidamente en el volumen Relations, alumbrado por la editorial francesa Amok, que, por entonces, partía la pana con sus propuestas arriesgadas. Hasta la fecha, Del Barrio nos había regalado dos álbumes excelentes, Relaciones (Sins Entido) y Simple (De Ponent), ambos publicados en 1999, el primero más deslavazado, el segundo más denso, pero no menos juguetón. Y ahora que casi se cumplen veinte años de aquella interesantísima duología, llega a librerías el inesperado tercer acto de la puesta en escena de Silvestre, Impertérrito, en lo que se percibe (sumándolo a la aparición de Tiempo que dura esta claridad) como una apuesta fuerte de Reino de Cordelia por Del Barrio.

Impertérrito ahonda en la investigación del dibujante sobre el vacío y las máscaras, de modo que tiene un mucho de teatral, y tensiona los límites del lenguaje con plena conciencia del hecho creativo. Es una lectura apasionante, que quizá no sea para todos los públicos (aunque no sé yo por qué no debería serlo), con su equilibro entre la forma y la nada, el silencio y los largos textos que se apoderan de pronto de la página. Negro, blanco y gris, las figuras esquemáticas, lo inasible y los borrones simbólicos dialogan en este valioso discurso con el que Del Barrio vuelve a presentar su candidatura para figurar entre los mejores historietistas de nuestro país.


Malaga Hoy

Partes de guerra

En 'El sheriff de Babilonia', Tom King se inspira en sus propias experiencias como agente de operaciones de la CIA para trenzar un violento thriller sobre la posguerra en Irak



JAVIER FERNÁNDEZ
07 Noviembre, 2018

'El sheriff de Babilonia: Edición integral'. Tom King, Mitch Gerads. ECC. 304 páginas. 29,50 euros.


Hoy les traigo tres títulos provenientes del catálogo de DC, con el tema de la guerra interpretado desde ópticas muy distintas. El primero es El sheriff de Babilonia, que vuelve a librerías recopilado en un solo integral. Para el que no lo sepa, se trata de la aclamadísima serie del sello Vertigo de doce números escrita por el guionista de moda, Tom King (que no se cansa de firmar virguerías: The Omega Men, Mr. Milagro, La Visión), y dibujada por un excelente Mitch Gerads. King se inspira en sus propias experiencias como agente de operaciones de la CIA para trenzar un violento thriller sobre la posguerra en Irak. En sus propias palabras: "Por motivos obvios, no podía escribir directamente sobre los asuntos de espionaje que había hecho para la CIA, así que hice una serie policial. Alguien sale herido, alguien intenta ayudar y se pierde algo por el camino. Me parecía una buena metáfora sobre lo que fuera que estuviéramos haciendo por ahí". Como todo lo que escribe King, El sheriff de Babilonia es un tebeo magnífico y absorbente, "una instantánea perfecta", usando ahora palabras de Kevin Maurer, "del Irak de 2003 y de los asuntos turbios que siguieron a la invasión".



El tono sucio de El sheriff de Babilonia contrasta con la luminosidad casi propagandística de DC Comics: Bombshells, y es que el género de superhéroes ha servido siempre como vehículo de las ideas dominantes de Estados Unidos y ahora, por suerte, se está preocupando de reivindicar el papel de la mujer en la sociedad y celebrar la diversidad racial y sexual. La escritora Marguerite Bennett, junto con las dibujantes Marguerite Sauvage, Laura Braga, Bilquis Evely, Mirka Andolfo y Ming Doyle, nos trasladan a los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, donde las mujeres asumen la tarea de ocupar los puestos dejados por los hombres que están en el frente. Es en ese ambiente en el que se reunirá un grupo de superheroínas dispuestas a enfrentarse a los enemigos del Eje: Kate Kane (alias Batwoman), Diana de Themyscira (la princesa amazona), Mera (la atlante), Kara Starikov y Kortni Duginovna (estas dos últimas, defensoras de Rusia). Más allá de su perfil ideológico, Bombsells es un cómic fresco, entretenido, sólido en lo narrativo y atractivo visualmente. El primer volumen, Reclutadas, recopila los números 1 a 6 de la serie que debutó a finales de 2017.






Finalmente, quiero recomendarles un clásico protagonizado por uno de esos personajes legendarios que pueblan el universo DC. El libro es As enemigo: Amor por la guerra (Enemy Ace: War Idyll, 1990); y el personaje, el antihéroe Hans von Hammer, piloto alemán durante la Primera Guerra Mundial creado por Robert Kanigher y Joe Kubert en 1965. La presente novela gráfica, escrita y pintada por el fenomenal George Pratt, se enmarca en la vena deconstructiva de finales de los ochenta y primeros noventa, tiene una ejecución impecable y un tono hermoso, melancólico, que no renuncia a la dureza. Casi treinta años después de su aparición, se lee con el mismo gusto que entonces.



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lunes, 5 de noviembre de 2018

Relatos de seres extraordinarios

JAVIER FERNÁNDEZ
31 Octubre, 2018



'Navegante en tierra'. Raquel Alzate y otros. Astiberri. 152 págs. 18 euros.

Poéticas y delicadas, pero también tenebrosas e inquietantes, las páginas de Raquel Alzate reunidas en el tomo Navegante en tierra dan noticia de una sensibilidad especial y un sólido pulso narrativo. Llegada del ámbito de la ilustración, la escultura y el modelado de figuras, Alzate lleva años diseminando su obra en distintas publicaciones y volúmenes colectivos. Van aquí historietas realizadas desde 2003 y que vieron la luz en revistas como Tos, Humo, Dos veces breve, Xabiroi, Smoda de El País, El Balanzín, La Resistencia, el libro-disco Mentiroso Mentiroso, de Iván Ferreiro, y álbumes colectivos como ...de ellas, El secreto de la Alhóndiga o Cortocuentos 2. En palabras de Alfonso Zapico: "Los relatos de Raquel [Alzate], como aquellos barcos de antaño, llegan cargados de seres extraordinarios: sirenas, aves mágicas o lagartos con rostro humano".


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Aniversario con novedades

JAVIER FERNÁNDEZ
31 Octubre, 2018


'Sordo'. David Muñoz, Rayco Pulido. Astiberri. 80 págs. 14 euros.

Astiberri recupera la estupenda novela gráfica Sordo, de David Muñoz, guionista de la película El espinazo del diablo, y el dibujante Rayco Pulido, ganador del Premio Nacional del Cómic con su obra Lamia. Un grupo de milicianos prepara el sabotaje de un puente en la España de la posguerra, pero la bomba explota antes de tiempo y el protagonista queda ensangrentado, aturdido y sordo, lo que sirve a los autores para prescindir de los diálogos y proponer un interesantísimo ejercicio narrativo. La presente edición celebra el décimo aniversario del álbum y ofrece una nueva rotulación manual, cubierta y guardas, dos páginas más y material extra sobre el proceso creativo de un título que ya prepara su salto a la pantalla grande.


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Y siempre se queda


Las obras incluidas en el volumen 'Tiempo que dura esta claridad', firmadas en los años ochenta, son el testimonio de un momento irrepetible en la cultura del país

JAVIER FERNÁNDEZ
31 Octubre, 2018


'Tiempo que dura esta claridad'. Elisa Gálvez, Federico del Barrio. Reino de Cordelia. 80 páginas. 19,95 euros.


De Federico del Barrio me ha gustado siempre todo. Me gustan sus cómics, claro, desde que los leí por primera vez allá por la década de 1980, pero he disfrutado como un mico contemplando sus ilustraciones, leyendo sus largos textos que son poemas en prosa y observando atentamente sus obras de teatro. Del Barrio perteneció a la escudería del Madriz apadrinado por Felipe Hernández Cava, con camaradas de la altura de Raúl o Keko, y esa estrecha ventana por la que se filtró la brillantez al tebeo español ha sido siempre mi parnaso. Cuando me mudé a Madrid, a comienzos de 1998, recorrí como un poseso las librerías en busca de los documentos de aquella etapa: álbumes, pósters, postales, catálogos, quería conocer a Raúl (al que ahora tengo la fortuna de poder llamar amigo) y miraba a diario el periódico en busca de algún acto público que me permitiese acercarme a estos funambulistas que me habían dado tanto. No llevaba ni un mes cuando descubrí el anuncio del estreno de Caín, la obra de Del Barrio, en la sala El Canto de la Cabra y allá que fui corriendo. Aquella noche descubrí que la dimensión humana de mis ídolos era aún mayor que su arte. ¿Cuántas veces vi aquella obrita, a cuántos amigos llevé a verla conmigo? Busco en mis diarios y no encuentro ninguna anotación sobre ello. Creo que estaba demasiado emocionado para anotarlo.

Esa misma emoción me recorre ahora que tengo sobre la mesa Tiempo que dura esta claridad, el hermosísimo libro editado por Reino de Cordelia que recopila las historietas cortas firmadas en los ochenta por la guionista Elisa Gálvez y Del Barrio, junto con otras del dibujante en solitario que participan del "espíritu elisíaco" (entre ellas la inédita que da título al conjunto). Son el testimonio de un momento irrepetible no solo del cómic, sino de la cultura de este país, un tiempo con sus más y su menos, sus aciertos y cagadas, sus joyas y sus timos. Aquí están empaquetados los más, los aciertos, las joyas. En palabras de la prologuista Isabel Bono (hay dos prólogos más, uno de Gálvez y otro de Del Barrio), lo que hacen los autores de Tiempo que dura esta claridad es "dar vida a la vida, ¿existe mayor prodigio?". Y sentencia: "Abrid este libro, abrid bien los ojos, los pulmones y pasad sin miedo al otro lado. Y enamoraos".

Tienen estas páginas aliento poético (esto lo verán escrito en todas las reseñas de la obra) y una elegancia gráfica y literaria fuera de lo común. Algunas de ellas aparecieron en La orilla (1985), de cuando Madrid Cómics era un santuario, y antes y después dispersas en publicaciones tan significativas como la citada Madriz, su heredera espiritual Medios Revueltos o el catálogo Museo vivo. "Éramos jóvenes", dice Gálvez, "y el futuro no nos importaba nada, todo era presente, presente continuo. Es entonces cuando empecé a confundir el arte con la vida y la vida con el arte, hasta hoy. (...) A menudo vuelvo a esos tiempos, tiempos de claridad". He aquí la prueba de que esos tiempos existieron, de que aún existen dentro de nosotros.


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