viernes, 16 de febrero de 2018

Vida de barrio

La Cúpula publica 'Pólvora mojada', el último trabajo de Isabel Kreitz y Konrad Lorenz


JOSÉ LUIS VIDAL
14 Febrero, 2018





¿Quién de los presentes no se ha criado y crecido en un barrio? A no ser que hayas nacido en las montañas y que tu única compañía hayan sido los animales, es bastante común que todos compartamos ese origen, ese microcosmos con sus fronteras (sabías perfectamente hasta donde podías ir, los límites en los que podías sentirte seguro) y sus personajes que, como fichas de un juego, eran imprescindibles para el funcionamiento interno de esa maquinaria imaginaria que hacía que las calles, los edificios, tuvieran vida.


Amigos, primeros juegos, peleas con chicos de otros barrios, largas tardes de verano, meriendas compartidas, bromas, amores en silencio… Todo esto y mucho más forman parte de esos recuerdos de infancia y juventud, en los que todo era más fácil (o quizá no tanto).

El dramaturgo, escritor y guionista de cómics Konrad Lorentz, junto a la dibujante Isabel Kreitz, nos vuelven a regalar un viaje al pasado de su país, Alemania. En su anterior obra publicada en nuestro país por Ediciones La Cúpula nos relataban con todo lujo de detalles las macabras andanzas del más famoso asesino en serie del país, Fritz Haarmann, con unos lápices extraordinariamente detallados, que se convierten en instantáneas de unos años oscuros (los posteriores a la Segunda Guerra Mundial).

Pues bien, en esta ocasión, este viaje titulado Pólvora mojada, adaptación de una novela autobiográfica del propio Lorenz, nos lleva a Hamburgo, concretamente al barrio de St. Pauli, un lugar golpeado por la pobreza y las restricciones a las que estuvo sometido el pueblo alemán, en concreto las clases más bajas. Los rigores de las contiendas bélicas dejan siempre un rastro de miseria por allá por donde pasa y, en el caso del pueblo alemán, aún más.

Sus habitantes, la mayoría mujeres y niños, viven una existencia en la que llevarse un plato a la boca es lo esencial. Y para ello tiran de estraperlo, involucrando a todos los miembros de la familia. Familia como la del joven Kalle, un niño que va a ser el hilo conductor de esta historia.

Vive con su madre y abuela, ya que su padre está desaparecido o muerto. Nada se sabe de él desde que terminó la Gran Guerra. Su madre se deja camelar por los pocos hombres que conviven en el lugar, en especial un doctor por el que bebe los vientos, aunque la decepción puede encontrarse a la vuelta de la esquina.

La abuela del chaval es la típica persona controladora que intenta, sin demasiado éxito, que Kalle se pliegue a sus órdenes y mandatos. El chico, está claro, tiene otras cosas en la cabeza, y es disfrutar de sus correrías con los amigos del colegio, con los que tiene una pandilla que siempre está maquinando algo. Ewu, Diantres, Fiete son sus nombres. Junto a ellos, o en solitario, siempre buscando unas monedas, se sacarán de la manga uno y mil chanchullos.

El barrio está 'controlado' por una perfecta red de información. Lo que habitualmente conocemos como 'Radio patio' aquí se ha perfeccionado y tiene en el papel de la abuela de uno de los niños, la perfecta vigía, que no pierde hilo de nada de lo que ocurre en las calles, llegando a utilizar en su 'labor' hasta unos ¡prismáticos!

Así van pasando los días, liando cigarrillos que su madre vende, haciendo pellas del colegio, huyendo del peligroso Manazas… Hasta que, de repente, su padre regresa de entre los muertos. Ludwig ha estado prisionero desde que terminó la guerra y ahora, una sombra de lo que era, vuelve con su familia, que ya no lo es tanto. La aceptación de éste por su hijo y esposa no será cosa sencilla y tan solo el tiempo irá limando asperezas, aunque el marido ha cambiado, compartiendo una oscuridad que solo conocen los que han visto el horror de cerca, como su amigo Arnold, que preferirá el olvido que se encuentra al final del cañón de una pistola…

La novela gráfica está dividida en dos partes, en la segunda Kalle ya es un joven, los años han pasado y ahora sí que sí, su atención está casi completamente centrada en conocer a una chica. Los carnavales serán el momento perfecto y en un baile se cruzará en su camino Anna, una chica con la que tendrá algo más que palabras y que, como todos los primeros amores, terminará rompiéndole el corazón.

Y en el barrio las cosas siguen más o menos igual: sus cotillas, el mercado negro, las maternales prostitutas (algunas, otras no tanto…) que sacarán a los protagonistas de más de un problema gordo… La vida seguirá para todos, no con un final (en la mayoría de los casos) sino con un punto y aparte.

Lorentz y Kreitz rememoran a la perfección unos tiempos duros de una manera perfectamente creíble en una lectura con la que en algún momento o suceso de los que se narran, nos podemos llegar a ser identificados.

Y es que, al fin y al cabo, todos somos chicos de barrio.


Malaga Hoy

Cinco cómics para leer después de ver ‘Black Panther’


Pantera Negra ha tenido una historia irregular en Marvel, pero con picos de mucha calidad





ENEKO RUIZ JIMÉNEZ

Madrid 14 FEB 2018

Pantera Negra tiene 52 años de historia en el universo Marvel. Conocer sus andaduras puede parecer inabarcable, pero, en realidad, no es tan complicado repasar sus momentos cumbres tras su primera aparición en Cuatro Fantásticos #52 USA, de 1966. Aunque sea uno de los personajes más distintivos del universo Marvel, el rey africano T'Challa ha contado con una carrera irregular en la editorial hasta el estreno este viernes de su película. Su color de piel seguramente no ayudó a asegurarle el éxito continuado de sus colecciones, aunque, pese a varios tropezones comerciales y momentos de sequía, un nutrido grupo de autores logró hacerlo florecer como uno de los personajes más políticos del cómic de supertipos.


Al fin y al cabo, Black Panther estuvo impregnado por cierto mensaje desde sus orígenes. Pese a que su primera aventura como enemigo/amigo de Los 4 Fantásticos es tan convencional como uno podría imaginarse, presentar al primer superhéroe negro ya daba de por sí un discurso. Cuando, además, el nombre de este título hereditario coincidió con el de la incipiente organización nacionalista negra que desafiaba la brutalidad policial en la vida real, la comparación ya no pudo evitarse (aunque lo intentaron cambiar por Leopardo negro, nunca prosperó: "Ni condeno ni apoyo a los que han tomado el nombre", decía en las viñetas para alejarse). Eso sí, la política llegó muchos después de la etapa de Stan Lee y Jack Kirby con el personaje. Ellos estaban mucho más centrados en la grandiosidad de la ciencia-ficción y los descubrimientos de una época del cómic que pasaría a la historia como pocas otras por su imaginación a raudales y personajes originales.

Pantera Negra de Don McGregor

Marvel Gold. Pantera Negra 1 (Jungle Action 6-24, Black Panther 1-15, Marvel Premiere 51-53 y Marvel Team-Up 100 USA)


Hasta que Don McGregor tomó las riendas del superhéroe en Jungle Action (un título de la antigua Atlas), Pantera Negra se había mantenido en un honroso segundo plano en el universo Marvel, con apariciones puntuales y como miembro de Los Vengadores. El éxito como protagonista solo llegaría cuando se separó del entorno estadounidense de sus compañeros y pudo forjarse su personalidad. El nuevo guionista lo tenía claro desde el título: Acción en la jungla. "Cuando tomé las riendas, todos eran básicamente héroes rubios de la jungla que llegaban para salvar a la población nativa. Todo bastante racista. No podía creer que Marvel publicara aquello", recordaba McGregor.

Las historias de T'Challa sucedían en la selva del país imaginario de la supertecnológica nación de Wakanda (esa vuelta a África que clamaban los seguidores de Malcolm X). Todos los personajes eran negros, tanto héroes como villanos. Sus tramas, como mandaban los rebeldes setenta, estarían marcadas por las reivindicaciones y la violencia. La lucha racial, los derechos civiles capitaneados por Martin Luther King, la violencia policial y el Ku Klux Klan estaban a la orden del día, así que los discursos no se se podían evitar en un cómic que recorría la experiencia negra, igual que las drogas y los hippies se colaron por en otras series. McGregor aprovechó un título que no importaba a nadie para lanzar todos sus mensajes. Su Pantera volvía a África para descubrir que ahora sus súbditos le tomaban por vendido.

En sus aventuras se presentaron, además, personajes como el villano Killmonger, su madre y reina Ramonda, su lugarteniente W'Kabi y su novia estadounidense Monica Lynne, mientras rompía con la convención de números autocontenidos. McGregor creaba para su primera saga todo un arco argumental de 13 números, como se pondría de moda años más tarde. El guionista y los dibujantes Rich Buckler, Gil Kane y Billy Graham diseñaban una Wakanda compleja y diversa, un escenario adulto y cuidadosamente pensado. Era inteligente en su narración y valiente en su perspectiva social. El reparto del primer arco era africano en su práctica totalidad. Ni siquiera había invitados blancos de otras colecciones: "Teníamos a una cultura africana escondida y aislada ¿de dónde iban a salir los blancos?", explicaba McGregor. En el segundo, T'Challa viajó hasta Georgia para combatir cara a cara con el Ku Klux Klan. Quizás demasiado para la época, y la serie, que no vendía demasiado, fue cancelada. McGregor era consciente e incluso se atrevió a lanzar discursos sobre sus ideales y contra la editorial en las viñetas, igual que hacía su compañero Steve Gerber en Howard el Pato. Era un momento complicado para vivir en el bullpen, las generaciones decían no a sus predecesores. Igual que sucedía a lo largo de EE UU.

El tomo en el que Panini recopila la primera etapa en el título de este escritor rompedor aunque olvidado (volvería 13 años después para narrar una historia en la Sudáfrica del Apartheid), así como el regreso del rey Jack Kirby al personaje tras esta aventura política y varias apariciones especiales, aunque deja fuera sus primeras apariciones en Los Cuatro Fantásticos, no las más recomendables para conocer a Pantera Negra.


Pantera Negra de Christopher Priest



Marvel Héroes. Pantera Negra de Christopher Priest 1 (Marvel Knights: Black Panther 1-25 y Deadpool v3, 44 USA)

La otra gran influencia en la adaptación cinematográfica de Pantera Negra es la serie de Christopher Priest (¡ya era hora de un autor afroamericano!) en los noventa, ubicada bajo el título callejero y más oscuro de Marvel Knights, sello que quería introducir una editorial más adulta. El guionista volvió a África aunque esta vez desde la perspectiva de un patoso burócrata como Everett Ross (Martin Freeman en la película) dispuesto a hacer la vida un poco más difícil a los mandatarios del país dominado de manera casi absolutista. Sí, el protagonista del primer gran guionista negro de Marvel era blanco. Era la estrategia de Priest, que lo describía como su Chandler de Friends, para evitar las consecuencias de convertirse en el autor de personajes negros. Su narración engancha desde el principio. La primera viñeta: Ross apuntando con una pistola a una rata. En esta etapa de más de 60 números fueron introducidas, además, las Dora Milaje, las acompañantes del T'Challa criadas para servir al rey y no serle infiel desde su nacimiento. El monarca, en su exilio neoyorquino, veía desde lejos cómo su país volvía a ser usurpado por Killmonger.

Priest, mucho menos pendiente de monólogos y enseñanzas que McGregor, no tenía miedo, sin embargo, por mezclar a Pantera con el lado pulp y divertido, con mucho humor negro y una narración casi sacada de serie de televisión. Pantera Negra era poderoso y llamativo, ni un superhéroe ni un salvador, sino un rey. Aun así, su etapa también parecía escrita antes de tiempo. Tras 62 números y un spin-off dedicado a un grupo de superhéroes negros llamado The Crew, Priest se convirtió en el segundo autor del personaje que desapareció durante décadas.




Pantera Negra de Reginald Hudlin



Marvel Collection. Pantera Negra de Hudlin 1 (Black Panther v4, 1-13 y X-Men 175 y 176 USA)

Mucho menos recomendable que las anteriores, pero accesible para los nuevos lectores que no se quieran romper demasiado la cabeza, esta etapa pasó de un arco autocontenido que actualizaba los orígenes de T'Challa contra Klaw, dibujado magníficamente por John Romita Jr. (pero con muy poca alma) para acabar siendo una serie que se cruzaba con los eventos y superhéroes Marvel y donde incluso se pergeñó un casamiento real con la mutante Tormenta. Reginald Hudlin (productor de Django Desencadenado y El Show de Bernie Mac) era simplemente el último en una moda en la que los directores y guionistas de Hollywood decidían, tras toda la vida leyendo Marvel, probar con el mundo del cómic. Pero ser fan no siempre es igual a ser un gran guionista.


Los Vengadores de Jonathan Hickman



Marvel Now! Deluxe. Los Vengadores de Jonathan Hickman 1 (Avengers v5, 1-6, New Avengers v3, 1-6 USA)

Pantera Negra es uno de los miembros más veteranos de Los Vengadores, aunque ninguna etapa afectó tanto a su porvenir como una de las últimas. Es verdad que T'Challa era solo un personaje más de todo un arco río con muchas tramas, pero Hickman supo tomarle el pulso e hizo su discurso personal y llamativo. Era un Rey que había llevado a su país a la destrucción absoluta y en quien sus vecinos ya no creían. Tragedia tras tragedia, el monarca se convierte en miembro de los Illuminati, el grupo llamado a combatir los grandes problemas del universo Marvel en la sombra. Juntos deciden tomar una decisión éticamente cuestionable que afectará el porvenir de todo el universo: comienzan a matar Tierras para que la principal sobreviva a un choque multiversal. Un relato de proporciones bíblicas que recorre desde el comienzo hasta el final de la humanidad y que sintoniza con el lado más oscuro de Pantera Negra, el de un rey que tiene que tomar decisiones difíciles para salvar a su pueblo. En España, Panini publicará el primer tomo recopilatorio en abril.



Pantera Negra de Ta-Nehisi Coates





"He amado Marvel toda mi vida. Fue uno de los primeros lugares que me inspiró a escribir. No podía rechazar una oportunidad para trabajar allí". Quien habla es Ta-Nehisi Coates, y, pese a parecerlo, no es ningún fanboy con ensoñaciones de escritor a quien la editorial de superhéroes llamó a la primera de cambio. Este afroamericano criado en las despiadadas calles de la Baltimore es periodista, ensayista y poeta. Ha sido catalogado como una de las voces más relevantes sobre raza en EE UU, y en 2015 ganó el premio nacional de no ficción por sus memorias, Entre el mundo y yo. Su fama incluso trasciende de la página y en sus ratos frente al ordenador, también escribe sobre personajes con mallas y extraños poderes. "Pantera Negra es donde voy a jugar", expresaba Coates en una entrevista con The New York Times cuando estaba a punto de lanzar su primer tebeo.

Coates tenía la responsabilidad de hacer una historia relevante y atractiva para que pudiera recopilarse antes del salto del héroe al cine. El rey africano de Wakanda, hijo de un linaje encargado de proteger un valioso metal, estaba a punto de lograr una visibilidad que nunca había disfrutado. Su Pantera Negra, todavía en publicación y sin recopilar en tomo en español, mantiene el escapismo, pero Coates no se censura, lo suyo es la filosofía. Su discurso no huye de la profundidad, pese a seguir utilizando malos muy malos, resurrecciones y tecnología imposible. En la base es un relato sobre la revolución frente al poder y la tradición, la historia de un golpe de Estado contra una milenaria monarquía absoluta africana. Inesperadamente el héroe se convierte en afligido líder contra el que luchar, mientras que el pueblo toma protagonismo con su mensaje feminista en las empoderadas Dora Milaje.

Sus guiones son densos y tardan en fluir. Sus arcos mejoran leídos de una vez y 20 páginas mensuales son insuficientes para su complejidad. Pero, al mismo tiempo, Coates erige a fuego lento su propia mitología. No deja de presentar personajes y espacios mientras reintroduce ideas de etapas anteriores gracias a una documentación que bebe de McGregor, su adorado Priest o Hickman. Y poco a poco se ha sentido a gusto. Llegó para hacer 12 números, pero ya lleva más de 25. Historias con carga geopolítica que articulan un debate sobre el peso y las consecuencias del poder humano y los enfrentamientos de género. Los superpoderes son un complemento, si bien poco a poco va cediendo espacio al universo Marvel. ¿Qué mejor medio para impulsar su filosofía sobre el choque de clases que donde se forja la mitología contemporánea?



El Pais

domingo, 11 de febrero de 2018

El gran wéstern europeo


JAVIER FERNÁNDEZ
07 Febrero, 2018



'Comanche. El Prisionero'. Hermann. Planeta Cómic. 96 páginas. 15,95 euros.

Comanche. El prisionero recopila una serie de historietas cortas realizadas por Hermann para la revista Tintin entre 1972 y 1982, así como varias ilustraciones, tan hermosas que sobresalen poderosamente en el conjunto. Dichos cómics son El prisionero (1972) y Recuerda, Kentucky (1972), ambos de estilo tosco y primitivo, el estupendo El Palomino (1979), con la estética del dibujante ya depurada, y dos rarezas de apenas una página: Falta de respeto (1982) y Matrimonio rosa (1982). Más adecuado para completistas que para lectores casuales, el álbum es un regalo para los aficionados a esa maravilla que es Comanche, uno de los mejores wésterns europeos de la historia y el trabajo que lanzó al artista belga a la fama.



Malaga Hoy

La trilogía de Heku

JAVIER FERNÁNDEZ
07 Febrero, 2018


'Las crónicas de Conan, 27'. Jim Owsley, Val Semeiks. Planeta Cómic. 264 páginas. 25 euros.

El vigésimo séptimo tomo de Las crónicas de Conan llega a librerías pocos días después de que se anuncie el acuerdo entre Marvel y Conan Properties International por el que el personaje de Robert E. Howard regresará a la Casa de las Ideas en 2019, casi veinte años después de que la editorial abandonara la licencia. En este tiempo, el bárbaro ha figurado en el catálogo de Dark Horse, que nos ha dado momentos maravillosos (aquellos primeros tebeos de Kurt Busiek y Cary Nord o el extraordinario trabajo de Timothy Truman y Tomás Giorello, una de las cúspides de las adaptaciones de Howard al cómic), pero también deslices imperdonables (estos prefiero no recordarlos). También Marvel, en sus tiempos, fue de más a menos o, mejor dicho, del todo a la nada, pues cómo medir la distancia entre la excelsa primera etapa de Roy Thomas, junto a Barry Smith, John Buscema y la impagable lista de entintadores filipinos, con los estropicios de, qué digo yo, Larry Hama y Barry Crain. Entre una y otra cosa, Marvel publicó un sinfín de tebeos vulgares, los de Michael Fleisher y compañía, con un Buscema en modo avión o un Ernie Chan de lo más cargante, que siguieron vivos en el mercado por la inercia del portentoso empuje inicial y el apoyo publicitario de las películas de Schwarzenegger. Ni el regreso del propio Thomas en los últimos tiempos pudo evitar el desastre, y eso que firmó algún que otro tebeo notable (no tantos, ni tan notables, como uno hubiese deseado).

En esa zona gris de Marvel hubo también espacio para un par de propuestas exóticas, poco respetuosas con la esencia del personaje, pero extrañamente excitantes. Me refiero al Conan the King de Alan Zelenetz en adelante y al Conan the Barbarian de Jim Owsley. Este último brilló especialmente cuando fue dibujado por Val Semeiks, y tiene su punto álgido en la trilogía de Heku, que se desarrolla en los primeros compases del presente tomo. Una compra más que recomendable para cualquier amante del género de espada y brujería. Acción y fantasía al más puro estilo Marvel.


Malaga Hoy


Veinticinco años de Spawn

Planeta Cómic está recuperando la obra de McFarlane en tomos que tienen su mayor atractivo en el espectacular trabajo del dibujante



JAVIER FERNÁNDEZ
07 Febrero, 2018

'Spawn integral, 5'. Todd McFarlane, Greg Capullo. Planeta Cómic. 456 páginas. 40 euros.



A comienzos de 1992, Rob Liefeld, Todd McFarlane, Jim Lee, Erik Larsen, Mark Silvestri, Jim Valentino y Whilce Portacio, seis de los dibujantes de cómics estadounidenses más exitosos del momento, se asociaron para poner en marcha la editorial Image, suma de los estudios creativos de cada uno de ellos (Extreme Studios, Todd McFarlane Productions, WilStorm Productions, Highbrow Entertainment, Top Cow Productions y Shadowline, respectivamente). Los títulos Youngblood, Spawn, WildC.A.T.s, Savage Dragon, Cyberforce y Shadowhawk llegaron al mercado a lo largo de ese año, y pronto le seguirían otros muchos con los que Image iría creciendo y diversificándose hasta convertirse en el sello respetado que es hoy. Aquellas primeras propuestas han pasado a la historia "por su carácter de fenómeno editorial iniciador de la línea Image", citando a Lorenzo Díaz, pero poco más. Desde el punto de vista artístico, son un puñado de cabeceras mediocres (con la posible excepción de Savage Dragon, bastante más entretenida que el resto) y solo WildC.A.T.s (o Wildcats, como se renombró posteriormente) ha sabido evolucionar en direcciones inesperadas.

De todas ellas, Spawn fue la más exitosa y se la sigue considerando el emblema de todo el movimiento. De inicio, vendió un 1.700.000 copias, tuvo una (infame) adaptación fílmica y generó distintos spin-offs, entre los que destacan las aventuras de la pareja de detectives Sam & Twitch, escritas por el guionista Brian Michael Bendis antes de convertirse en superestrella. Y es que una de las virtudes de McFarlane fue saber colocar sus criaturas en manos más capaces que las suyas. Muy pronto invitó a participar en la serie a escritores tan reputados como Alan Moore, Neil Gaiman, Dave Sim o Grant Morrison, y estos refinaron el universo de Spawn y lo poblaron de nuevos conceptos. La asistencia de estos y otros creativos permitió que McFarlane se centrara en el dibujo, aunque también acabaría delegando el apartado gráfico para centrarse en los argumentos y en labores puramente empresariales. Greg Capullo llegó a la serie en el número 16 (1993), a tiempo de colaborar con Morrison, y se convirtió en el dibujante regular en el número 26 (1994), elevando progresivamente la calidad de la puesta en escena. Con alguna que otra interrupción, Capullo permaneció en la cabecera nada menos que hasta su número 151 (2005), y este largo periodo es el de mayor belleza y consistencia estética de Spawn.

Planeta Cómics viene recuperando la serie en atractivos tomos integrales, de los cuales se han publicado ya cinco. El último de ellos abarca los episodios 51 a 68, todos con guion y tintas de McFarlane y lápices de Capullo. Violator, the Freak, Sam & Twitch, la cazadora Angela y un montón más de secundarios asoman por estas páginas, que tienen en el espectacular trabajo del dibujante su mayor atractivo. Como es habitual, el tomo se cierra con una amplia galería de originales (eso sí, reproducidos en tamaño pequeño) y las soberbias portadas de otros recopilatorios anteriores.


Malaga Hoy

El genio del hatillo

Bermudillo es un clásico de la historieta holandesa creado por el dibujante Piet Wijn y el guionista Thom Roed

La serie narra relatos ejemplarizantes aptos para todos los públicos

GERARDO MACÍAS
07 Febrero, 2018


'Bermudillo integral nº1'. Guion: Thom Roed. Dibujos: Piet Wijn. Dolmen, 2015.

Creación del dibujante Piet Wijn y del guionista Thom Roed en 1975, Bermudillo es un clásico de la historieta holandesa. Douwe Dabbert en el original, es un anciano de baja estatura que se enfrenta a seres sobrenaturales, recurriendo a un hatillo mágico del que puede extraer los objetos precisos para cada situación, y va deshaciendo entuertos allá por donde pasa.

En España, Editorial Bruguera publicó entre 1981 y 1982 los siete primeros álbumes en las revistas Zipi y Zape Especial y Pulgarcito, y en la colección Bravo. Bruguera dio al personaje el subtítulo de "el genio del hatillo", una rima en la línea de sus historietas españolas: Mortadelo y Filemón, Agencia de Información; Manolón, conductor de camión; etc…

Las historias que narra la serie son ejemplarizantes, para todos los públicos, y evocan a los clásicos cuentos de Andersen y los hermanos Grimm. El guionista realiza una sátira de la sociedad occidental, que hace que este cómic sea atractivo para los adultos, sin olvidar que transmite valores positivos a los jóvenes, como la amistad, el coraje y el optimismo.

Bermudillo consta de veintitrés álbumes y finalizó en 2001, cuando Wijn no pudo continuar por problemas de salud. Tras su fallecimiento, en 2010, la serie no ha sido retomada por ningún artista, lo que no impide que siga siendo popular en Holanda.

Además, Bermudillo se ha editado en sueco, danés, alemán, inglés, portugués, polaco e incluso indonesio. Otra muestra más de su enorme popularidad.

En la historieta La princesa mimada conocemos a Paulina, la malcriada princesa de un bucólico reino. Los malos modos de Paulina provocan un incidente diplomático al ofender al rey Sisebuto de Vecidonia, único proveedor de pepinillos, plato nacional del reino. El rey toma conciencia de que, para poder levantar el embargo de pepinillos y retomar las relaciones con el reino vecino, Paulina habrá de aprender buenas formas y, para ello, atender a las indicaciones de un tutor, que será Bermudillo.

En El reino secreto de los animales, Bermudillo recibe el aviso de que en cierta gruta se oyen extrañas voces. El enano barbudo llega hasta la fuente de las mencionadas voces: un reino de animales parlantes situado en un desconocido y aislado valle dentro de las mismas montañas. Bermudillo hace gala de su bondad, hasta el punto de que el propio rey de los animales lo invita a su mesa a disfrutar de un ágape.

En la última historieta, El falso médico, el reino medieval de Zebulón IV está en manos de un malvado médico que ha sumergido al rey en una falsa enfermedad del sueño imbuido por una droga. Como consecuencia de su continuo sueño, aprovechando los estados de vigilia del rey, el médico le hace firmar una serie de edictos con un único objetivo: su propio enriquecimiento. La princesa de este reino sospecha de este poco escrupuloso médico, pero carece de los aliados necesarios para devolver a su padre a un estado de conciencia debidamente racional. Pero la princesa tiene la suerte de que acierta a pasar por allí Bermudillo…

Piet Wijn (Hilversum, Países Bajos, 1929-2010) comenzó su carrera con dieciocho años de edad, trabajando para un estudio como animador. Pronto plasmaría los guiones de Walling Dijkstra en cómics históricos como De zwarte hertog (1948) o Verowin (1950-51). Otra serie de temática medieval, Aram van de Eilanden (1951-60) alcanzaría difusión internacional a través de multitud de periódicos. Entre 1977 y 1978 realizó también la serie Gloria van Goes, con Paul Deckers al guión, para la revista Tina. En 1984, obtuvo el Stripschapsprijs, el premio más importante para los historietistas neerlandeses, por toda su carrera.

Thom Roep nació en Amsterdam en 1952. Tras graduarse en la Pedagogische Academie de su ciudad natal, en 1973 ingresó como redactor en el semanario Donald Duck. Potenció la producción holandesa de material Disney, favoreció la reedición de material clásico -como las historias de Donald realizadas por Carl Barks- y fomentó la inclusión de historietas ajenas a Disney, como Bermudillo en 1975. Toda esta labor le valió ser ascendido en 1984 a redactor jefe de Donald Duck, cargo que dejó en 2013. En agosto del mismo año, recibió de manos del gobierno de su país el título de Caballero de la Orden de Orange-Nassau.

Malaga Hoy



El corazón de la mujer sola

Con este segundo volumen, concluye la impresionante y sensible obra del mangaka Kazuo Kamimura



JOSÉ LUIS VIDAL
07 Febrero, 2018






Tokio, años setenta. Al llegar la noche, en las calles del barrio de Shinjuku se encienden los luminosos y neones que anuncian locales, lugares dedicados al esparcimiento masculino, donde suelen acudir hombres con una holgada situación económica que, al terminar el trabajo, necesitan de ese relax que les provoca la conversación con otros compañeros de labor o, mejor, con las chicas que suelen trabajar en estos bares, las llamadas scorts, acompañantes que siempre van a ofrecer una sonrisa, y tal vez algo más.

Uno de estos sitios es El Club del Divorcio, un lugar que, como su nombre bien indica, está regentado por una madame, una mujer divorciada, que como todas sus empleadas también han pasado por ese trámite. Pero cuando entramos en él, no vamos a fijarnos en la calidad de las bebidas que ofrece, ni su decoración, ni siquiera la música que allí se escucha… Será la belleza serena de su propietaria, Yûko, la que nos obnubile y atraiga irremediablemente, como una polilla hacia la ardiente llama.

La guapa joven es una auténtica maestra de la seducción, sabiendo dar una de cal y una de arena a sus clientes que, en ocasiones, algo perjudicados por la ingesta de alcohol, pretenden llegar más allá de las simples palabras.

¿Pero quién es realmente Yûko? A través de los diferentes capítulos de esta obra vamos a conocer las interioridades de esta particular fémina, que esconde en su interior el dolor más profundo. Por una parte, el que la llevó a romper su matrimonio con un pianista atormentado por el alcohol y, sobre todo, a tener que alejarse de lo único bueno que esa rota relación había dado, una hermosa niña que dejó al cuidado de su madre que, claro está, no ve con buenos ojos la profesión de su hija. Un secreto a voces que casi todos conocen.

Pues bien, dentro del pequeño ecosistema del club está el joven camarero Ken, un chico que bebe los vientos por la, al principio, esquiva Yûko pero que, poco a poco, irá convirtiéndose en su eterno compañero y confesor.

La historia se sitúa en plena época de recesión de Japón, por lo que, en este segundo y final tomo veremos como la situación del local se agudiza, cada vez entran menos clientes y la situación personal de Yûko se aproxima hacia un invisible barranco. Solo hay una posible manera de salvar el negocio, o al menos, poder trasladarse a un local más pequeño, y para eso tendrá que pasar por las manos de un antiguo extorsionador, el Maestro Kuroi, cuyo dinero hará posible que, pese a la imprevista deserción de las mujeres que trabajaban para Yûko, ésta puede iniciar una nueva andadura, en esta ocasión sola con el joven Ken, que cada vez se siente más enamorado de su jefa.

Pero claro, las cosas no son nada fáciles para los protagonistas de este drama, y si añadimos la aparición de la protagonista en un programa de televisión, hablando sobre su divorcio y los incipientes celos del camarero hacia el benefactor de Yûko, la trama comenzará a complicarse.

Resulta increíble la maestría con la que el autor de este manga, Kazuo Kamimura, trata a los personajes, pero en especial a su protagonista, Yûko. Sabe meterse a la perfección bajo su piel y regalarnos una narración creíble al cien por cien, en una época en las que comenzaban a romperse al rígidas tradiciones niponas, sobre todo las que afectaban a las mujeres, que siempre habían ocupado un segundo lugar en una sociedad meramente machista. Esta Yûko, la regente del Club del Divorcio carga sobre su espalda no tan solo el haberse separado de su marido sino, además, el dedicarse a un trabajo muy mal mirado en aquella estricta sociedad y, a veces, hipócrita sociedad.

Kamimura nos da algunas pistas de su conocimiento de estos clubes, ya que en más de un capítulo se retrata a sí mismo como asiduo cliente del bar, en el que comparte conversaciones no solo con su propietaria, sino también con las otras scorts, las chicas que atienden a los hombres. Resulta curioso reseñar, como anecdótico guiño, que incluso en uno de estos momentos comparta una copa con el guionista Kazuo Koike (autor del que ECC Ediciones se está dedicando a publicar la totalidad de su obra junto al dibujante Goseki Kojima) con el que creó el manga Lady Snowblood, en el que se basaría posteriormente Quentin Tarantino para crear a uno de los personajes de su Kill Bill.

El autor, fallecido demasiado joven, se revela como un hábil observador del comportamiento humano y nos traslada a las páginas de su obra (como ya hizo en Historia de una geisha, también publicado por ECC), con un estilo gráfico de una belleza incomparable, la dramática historia de esta particular mujer, Yûko.


Malaga Hoy