viernes, 17 de noviembre de 2017

El cómic entra en el Reina Sofía

El museo acoge la mayor exposición sobre George Herriman, el autor de ‘Krazy Kat’, uno de los pioneros de la historieta

BORJA HERMOSO
Madrid 17 OCT 2017


Sala de la exposición 'Krazy Kat es Krazy Kat es Krazy Kat', dedicada a George Herriman, en el Museo Reina Sofía. JOAQUÍN CORTÉS/ROMÁN LORES

Un asunto muy interesante en el ámbito de la crítica cultural es la comparación entre las mil y una interpretaciones que ciertas creaciones suscitan… y la interpretación que de ellas hacen sus propios autores. Por ejemplo, Krazy Kat, la tira cómica que George Herriman publicó durante más de 30 años (1913-1944) en diferentes periódicos estadounidenses, fue y es vista por expertos en artes visuales de todo el mundo como una absoluta obra maestra del cómic y, sobre todo, como un trabajo de complejísima orquestación en la forma y aún más complejo mensaje en el fondo. Para George Herriman, en cambio, era “una tira sobre un gato, un ratón y un perro”.


Esa doble lectura es una de las vertientes del análisis que sobre el legado de Herriman (Nueva Orleans, 1880-Los Ángeles, 1944) pretenden llevar a cabo los responsables del Museo Reina Sofía con la extraordinaria exposición George Herriman. Krazy Kat es Krazy Kat es Krazy Kat. Un conjunto de 160 piezas entre planchas originales y páginas de diarios procedentes de colecciones privadas y museos de EE UU, que permanecerá abierta hasta el 26 de febrero. Con esta primera y espectacular entrada del cómic en el Reina Sofía, el museo aspira a “borrar por fin las fronteras entre la alta y la baja cultura”, según Rafael García, uno de los comisarios de la muestra y conservador del centro.

El ensayista e historiador de los cómics estadounidense Brian Walker —el otro comisario— asegura que nunca se había montado en ningún lugar del mundo una muestra tan importante sobre el que fuera uno de los pioneros de la historieta como arte secuencial. Los otros se llamaron Richard F. Outcault (autor del personaje Yellow Kid, en 1895) y Winsor McCay (el padre de Little Nemo allá por 1905). Los tres, con permiso de otros maestros, revolucionaron desde los periódicos de magnates de la prensa como Gordon Bennett, Robert Pulitzer y William Randolph Hearst la senda hacia la codificación del lenguaje que en un momento dado dio en llamarse cómic, tebeo o historieta, tanto da.


“Elegimos a Herriman para introducir el cómic en el museo porque nos parece de lejos el autor que más ha influido en las generaciones posteriores, y no solo eso, sino también en numerosos artistas y escritores”, explica Manuel Borja-Villel, director del museo. En efecto, pintores como William De Kooning o Pablo Picasso, escritores como T.S. Eliot o Jack Kerouac (quien dijo que los personajes de Herriman eran directamente “los progenitores de la Generación Beat”) y cineastas como Frank Capra o Fritz Lang se declararon seguidores de las alocadas criaturas antropomórficas del historietista de Nueva Orleans: el gato (¿o gata?) Krazy Kat y sus compañeros de tira cómica, el ratón Ignatz y el perro Bull Pupp.

La exposición da cuenta de la vasta misión de George Herriman: a través de lo aparentemente trivial, contar un mundo. La supuesta ingenuidad de los personajes y sus andanzas contrasta con los telones de fondo que corren por detrás: una revolución en la puesta en página, una tensión entre lo metafórico y lo narrativo, abundantes referencias a la literatura clásica (muy particularmente a Shakespeare y Cervantes), una ilimitada riqueza expresiva, incluido el uso de varias lenguas a la vez como el inglés, el francés, el español, el alemán o el yiddish, y la posibilidad de diversos mensajes ocultos. Vamos a ellos.



'Baron Bean', tira cómica de 1918 del artista George Herriman, expuesta en el Museo Reina Sofía. KING FEATURES SYNDICATE

Ciudadano negro

Uno: el mensaje antirracista. George Herriman era blanco… pero era negro. Entiéndase. Descendía de afroamericanos y, de hecho, 30 años después de su muerte, se conoció que en su partida de nacimiento ponía que era un ciudadano negro. Pero la familia Herriman huyó de la muy racista Nueva Orleans en 1890 y se instaló en Los Ángeles. A partir de ahí, la biografía del autor de Krazy Kat sería la de un hombre blanco. De hecho, su color de piel ni siquiera llegaba al de un mulato. “Si Herriman no hubiese hecho creer que era blanco, nunca habría podido publicar tantas tiras durante tantos años en tantos periódicos”, sostiene el comisario Brian Walker.

El otro de los posibles mensaje crípticos se refiere a la ambigüedad sexual. ¿Krazy Kat es un gato o una gata? Herriman nunca lo dejó claro. De ahí que muchos acabaran convirtiéndolo en un abanderado póstumo de la causa queer. No está demostrado empíricamente el orgullo gay de George Herriman. Él, sostenía, solo hacía “una tira sobre un gato [O GATA], un ratón y un perro”.

TIBURONES DE LA PRENSA, MECENAS DEL TEBEO

Krazy Kat nació como tira cómica el 28 de octubre de 1913 en el New York Evening Journal, periódico del magnate de la prensa William Randolph Hearst. Antes, el New York World de Robert Pulitzer, en 1895, y el New York Herald de Gordon Bennett, en 1905, habían dado a luz, respectivamente, a The Yellow Kid, de Richard F. Outcault, y Little Nemo in Slumberland, de Winsor McCay. Los tres tiburones de la prensa de EE UU fueron los verdaderos mecenas de los pioneros del cómic. Dos éxitos suplementarios coronan esta exposición: la firma de Chris Ware —una de las actuales estrellas mundiales del género— en el catálogo, y la próxima presencia (20 de diciembre) en el museo de Art Spiegelman, el autor de Maus y el único autor de cómic ganador de un Pulitzer.





Autor: George Herriman.

Editorial: Norma Editorial (2013).

Formato: tapa dura (160 páginas).


El Pais

La pólvora del dadaísmo


Una novela gráfica recrea la vida de Emmy Ball-Hennings, fundadora del cabaret Voltaire, cuna de la vanguardia artística europea surgida durante la Primera Guerra Mundial

RAÚL LIMÓN

Sevilla 15 OCT 2017

Emmy Ball-Hennings, en un dibujo de José Lázaro para el libro 'El ángel dadá'


Emmy Ball-Hennings fue dadá. Como el movimiento nacido en el cabaret Voltaire de Zúrich, que fundó con Hugo Ball en 1916 y del que fue la artista principal, su vida fue un camino de destrucción de todos los códigos establecidos, una negación de todo ideal y una reivindicación de la irracionalidad. “En el futuro robaré bancos y escribiré poemas”, contestó de niña a su madre. Fue poeta, pero también prostituta, actriz, cantante, drogadicta y, sobre todo, la musa de una Europa convulsa mientras se desangraba por la Primera Guerra Mundial. El ángel dadá (El Paseo), una novela gráfica del historiador y traductor cordobés Fernando González Viñas con dibujos del alicantino José Lázaro, recrea su historia.

“Emmy Ball-Hennings fue dinamita necesaria para la explosión del dadaísmo”, afirma González Viñas, quien se ha lanzado a la novela gráfica como el mejor medio para dar a conocer una figura poco conocida en España, pese a su relevancia en el movimiento artístico atribuido a Tristan Tzara. Alemania reeditó las obras de Emmy Ball-Hennings el pasado año con motivo del centenario de la revolución cultural dadaísta. "Pero en España era necesario reivindicar su figura y su papel en un mundo donde el caos era la vida”, afirma el autor.

Nacida en Flensburg (Alemania) en 1885, se casa en 1904 con un actor aficionado que la abandonó al morir su primer hijo, vuelve a quedar embarazada del húngaro Wilhelm Vio, se lanza a actuar por los caminos de Europa y vuelve a verse sola con una niña, que Emmy termina por entregar a su madre. Consigue sus primeros contratos como artista y se entrega a la vida, a la droga y a la literatura hasta recabar en un Berlín bohemio donde el arte bullía en cada rincón. Actúa en el Linden Cabaret, publica Las otras estrofas del éter (que ella tituló La última alegría) y conoce todos los tugurios de París, “el ombligo del mundo donde habitan las almas libres”, según escribe González. De vuelta a Múnich conoce a Kandinski, al poeta Van Hoddis, a algunos de sus amantes y a quien sería su pareja final, Hugo Ball, con quien años más tarde fundaría el cabaret Voltaire.

Viaja con Ball a Zúrich, donde el autor colabora con la revista pacifista Der mistral, es detenido por portar un pasaporte que ella robó y sobreviven con la ayuda de amigos alemanes. El 5 de febrero de 1916 abren el cabaret Voltaire, al que acuden Sami Rosenstock, conocido como Tristan Tzara, Georges Janco, Marcel Janco y Max Oppenheimer. González Viñas lo recrea: “Era un teatro con mesas en el patio de butacas donde se combinaba la lectura simultánea de poemas en diferentes idiomas con música de piano, la declamación de versos guturales, debates acalorados sobre arte y política y exposiciones con la menuda y magnética figura de Emmy Ball-Hennings, que abrió el local con la canción Danza de los muertos, a escasos kilómetros del campo de batalla. Por allí pasan James Joyce, Herman Hesse y algunos autores aseguran que también Lenin, que vivió nueve casas más arriba del local.

Viñeta de la novela gráfica 'El ángel dadá'

Pero como el dadaísmo es ruptura, la pareja deja el cabaret en cinco meses y se refugia en Ascona (Suiza), donde una comunidad precursora de lo que después sería el movimiento hippie, clama por el naturismo y el amor libre. Es la comuna de Monte Veritá, en la que se alojaron Hesse, Isadora Duncan y Rainer Maria Rilke, entre otros. Emmy Ball-Hennings murió el 10 de agosto de 1948 en Lugano, después de que un cáncer se llevara a su pareja y la vida le devolviera a su hija.

“Lo más conocido del dadaísmo es la explosión de este movimiento. Pero para que eso sucediera fue necesario el volcán que supuso Emmy Ball-Hennings. Fue la musa de todos y también del expresionismo”, resume el autor de la novela gráfica, que bebe de fuentes documentales y deja solo un escaso margen a la ficción. González Viñas incluso le atribuye la creación de la denominación dadá, que en rumano, origen de Tzara, significa sí sí; en francés, balancín; y en alemán, allí allí, que era la expresión que utilizaba Emmy Ball-Hennings cuando quería salir. “Es una rebelde que se reengancha a muchas vidas. El libro relata en cada uno de los nueve capítulos algunas de ellas. Fue la primera dadaísta y, como tal, fue la primera en acatar la premisa fundamental del movimiento: la ruptura”, resume el autor.


LA CONEXIÓN ESPAÑOLA

Emmy Ball-Hennings y Julio Álvarez del Vayo, según el dibujo de José Lázaro.
Entre los hombres con los que compartió su intensa vida Emmy Ball-Hennings destaca el español Julio Álvarez del Vayo, a quien conoció en 1917 como corresponsal de guerra. Álvarez del Vayo sería ministro de Estado de la II República española, embajador en México y fundador del FRAP, el Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico que luchó contra la dictadura de Francisco Franco.

El español compartió con la artista los días de gloria de esta en Zúrich, hasta que Ball, según relata González Viñas, le persiguió con un arma por las calles. La joven terminó alejándose de Álvarez del Vayo para volver “con el hombre con el que podía rezar” y que se comportó como un padre con su hija.


Autor: Fernando Gonzalez Viña.

Editorial: El Paseo (2017).

Formato: tapa blanda (240 páginas).

El Pais

El cómic que no gustó al Gobierno de Singapur

'El arte de Charlie Chan Hock Chy' de Sonny Liew gana tres premios Eisner y se convierte en la sorpresa de la temporada


Portada y página de 'Charlie chan Hock Chye'.


ENEKO RUIZ JIMÉNEZ


Madrid 11 OCT 2017

Enrique Larrea volvió a España hace poco tras vivir seis años en Singapur y Malasia. Llegaba con una idea alocada: montar una editorial de cómics. No se iba a hacer rico con ella, lo sabía, pero le ayudaría a mantener esa conexión que había creado con el sudeste asiático y, de paso, recuperar una ilusión con la que soñaba el niño de seis años, aquel lector de tebeos de superhéroes, que una vez fue. Quería fundar una editorial, sin embargo, no para publicar los habituales mangas llegados del continente, sino para llenar un hueco que ninguna otra cubría en España sobre ese recodo del mundo adicto al noveno arte. Así nació Amok. Su primera aventura, editada junto a Dibbuks, no podría estar mejor elegida: Sin saberlo El arte de Charlie Chan Hock Chye se iba a convertir en la gran triunfadora de los premios Eisner.


Este original cómic firmado por Sonny Liew contaba la historia de Charlie Chan, un dibujante de tebeos de Singapur que echa la vista atrás para contar cómo desde 1954 luchó por lograr su sueño en un contexto casi imposible. Pero era mucho más que eso. A través del falso autor, y una estructura que se rompe constantemente, Liew aprovecha su relato en apariencia común para narrar los numerosos conflictos históricos y políticos de su país, algo con lo que no siempre es fácil allí: "Todo nació de la necesidad de narrar que hay mucha más historia que la que se cuenta en los libros de texto o en nuestros medios de comunicación", explica Liew por email a EL PAÍS: "El Gobierno siempre ha presentado una historia muy específica de lo que sucedió tras la independencia de 1965. Tienen muchos intereses y su partido, el Partido de Acción Popular, ha estado en el poder siempre. Las enormes mayorías y el apoyo del pueblo han ayudado a que controlen la narrativa. Algunos dicen que mi narrativa, que se enfrenta a la oficial, es revisionista, pero no me gusta porque no distorsiona la verdad. Creo que es más inclusiva, da una visión más compleja de la diversidad y riqueza de Singapur".

Como era de esperar, su libro no gustó demasiado al Gobierno. Pese a que en un primer momento le concedieron una ayuda pública nacional, cuando el libro fue publicado decidieron prescindir de la beca como si nunca hubiera existido, justificándose en que "minaba la autoridad y legitimidad" del Estado. Aunque Liew subraya que no se puede considerarlo exactamente censura, "en un país donde la financiación de las artes llega desde el Estado, era una señal clara de que ciertos trabajos no serían apoyados". El artista sigue, sin embargo, viviendo en el país y colaborando en distintas obras con el Gobierno tras el éxito de su cómic: "La asociación nacional de artes ha tomado una decisión un tanto esquizofrénica. Dicen que me apoyarán a mí, pero nunca ese libro en concreto. Creo que es algo, aunque espero que todavía pueda crear ese diálogo que tanto necesitamos".


De lo que está encantado Liew es de su éxito internacional, dado que estudiosos como Roger Sabin y autores como Jack Kirby también influyen en el metalenguaje de su complicada obra, lleno de saltos de estilos y tiempos: "En Singapur nunca tuvimos una industria del cómic, así que pensé que sería un ejercicio interesante crear una ficción sobre ella para repasar la historia del país. Entender un tebeo es entender un poco mejor la época en la que se escribió y a sus creadores. Aprendías historia". Sin importar del país del que viniera


Eso es parte de lo que atrajo a Larrea, el editor, cuando en su periplo asiático conoció a Liew y otros autores muy personales. "Todos contaban a través de un punto de vista local, historias universales, incluso si tenían personajes de nombres raros y estaban en el otro lado del mundo. Les pasan cosas como a nosotros y sus sueños también son rotos". Ellos le ayudaron a tomar su decisión de futuro, aunque hasta entonces este nuevo editor en el mercado español no se dedicaba en realidad a nada parecido a buscar trabajos, traducirlos y publicarlos. En su identidad "de día" hacía "un trabajo serio": diseñar software. Pero, sin entonces anticiparlo, su alter ego se había hecho con la novela que en 2017, tres años después de leerla en su país de origen, arrasaría en los premios más importantes del mundo del cómic, ganando el Eisner a mejor autor completo, mejor edición estadounidense de material extranjero y mejor diseño.

"Singapur siempre se toma como caso de éxito, pero hay una realidad que no sale. Es un nepotismo ilustrado donde los derechos civiles y sociales se vulneran a diario. Y ahí es donde entra esta historia", explica Larrea. "Por eso Sonny era un outsider. Pero ahora se está convirtiendo en un personaje famoso de la cultura popular. Está haciendo un cómic encargado por un organismo del Estado para el Museo principal allí. Han acabado conviviendo".


Ahora Larrea espera tener tanto éxito con sus próximos trabajos como con Charlie Chan. Tiene cuatro cómics comprados con los que viajó debajo del brazo desde Asia. Lo próximo es Kampung Boy de Lat y el vietnamita Holy Dragon Imperator, sobre la invasión mongol. "Todos son géneros distintos y depende de mi gusto. Todas son cosas únicas sin importar que vendan cinco". El objetivo es sacar una obra cada cinco meses. También tiene en su remesa otra obra de Lee, Shadow Agent, que describe como un homenaje pulp al cómic. ¿Se puede sacar beneficio de obras tan minoritarias? "Quiero cubrir costes. No busco sacar muchos títulos y llenar el mercado. Así compenso. Publicar cosas muy concretas para un público pequeño. Soy realista". Y mientras tanto sigue dando de comer al todavía apasionado niño de cinco años que sigue teniendo muy presente al hablar de su redescubierta gran pasión.


El Pais

jueves, 16 de noviembre de 2017

Mortadelo y Filemón, sexagenarios



Barcelona, 15 Noviembre, 2017


Francisco Ibáñez, durante la presentación de '60 aniversario'. / EFE

Mortadelo y Filemón acaban de cumplir 60 años y están "llenos de achaques", pero siguen luchando contra el crimen y lo continuarán haciendo "hasta que lleguen a los 100", según ha dicho este miércoles su autor, Francisco Ibáñez, que a sus 81 años está como sus personajes, mayor pero muy activo.

"Ya estoy preparando gags para cuando cumplan 100 años", ha dicho entre risas Ibáñez, que acaba de publicar el álbum 60 aniversario, en el que se dibuja a sí mismo calvo, sordo, con poca vista y dentadura postiza.

Aunque lo cierto es que Francisco Ibáñez está en plena forma y lo ha demostrado respondiendo preguntas, posando para los fotógrafos y firmando autógrafos con más energía que algunos jóvenes. "Me levanto por la mañana, me veo lleno de achaques, me río y le paso mis cosas a los personajes", ha explicado el historietista, que en la cuarta viñeta de su nuevo tebeo dibuja a Mortadelo sordo como una tapia. Ofelia aparece en la tercera página y no puede llamar por teléfono porque tiene reúma en el dedo; después llega Filemón y, como no podía ser de otra manera, paga los platos rotos y es objeto de la furia del jefe.

Pero, como le pasa al autor, los achaques no impiden a esta pareja de detectives continuar trabajando, y esta vez viajan nada menos que a Kolea d'Aliba para intentar que el mandatario Pxing Pxong haga las paces con el presidente de los Estados Juntitos, Mr. Trompf.

"Saco personajes conocidos porque le da actualidad al librito, es como coger lechugas frescas, pero no hago crítica social ni política", ha aclarado el autor, fiel al estilo blanco que le ha hecho famoso. "Yo sólo quiero que la gente se ría un poco, olvide sus problemas y pueda dormir bien. Estoy pensando en venderlo en las farmacias como somnífero", ha bromeado,

Ibáñez espera seguir haciendo reír muchos años, pero no descarta que sus personajes le sobrevivan en manos de otros dibujantes y guionistas. "Yo no soy como aquel hindú que quería que enterraran a su mujer con él, me encantaría que mis personajes me sobrevivieran, y hay muchos dibujantes mejores que yo que podrán hacerlo muy bien. Otro tema es los guiones, eso lo veo más complicado", ha señalado.

Francisco Ibáñez se define a sí mismo como historietista, "que es la unión de dibujante y guionista", y de sus dos facetas destaca la de guionista, que para él es "más importante". "No dibujo demasiado bien -asegura-, pero del guión estoy más orgulloso, porque es lo que hace que la gente se ría, y me alegro mucho de que se sigan riendo y me pidan que siga haciendo historietas, aunque luego me duelan los riñones de estar sentado firmando autógrafos".

Ibáñez es uno de los autores más relevantes de la historia del cómic español y tiene la suerte de ser muy querido, pero da la sensación que, aunque su público no se lo pidiera, él no podría dejar de trabajar. "Cuando acabo un álbum ya estoy pensando en el siguiente. Ahora estamos presentando éste del 60 aniversario, pero ya no me acuerdo de los chistes que puse, porque después he hecho dos más sobre los mundiales de fútbol", aclara.

Prolífico, tiene entre sus personajes algunos tan entrañables como Rompetechos, que Ibáñez reconoce que se parece un poco a él y que le tiene cariño. Su editor, Manuel de Cos, ha anunciado que en abril saldrá a la venta el primer tomo de la antología integral de Rompetechos, que tendrá 384 páginas.

Malaga Hoy



Una dosis de realidad

JAVIER FERNÁNDEZ
15 Noviembre, 2017


'Ortega y Pacheco Deluxe, Volumen 2'. Pedro Vera. ¡Caramba! 200 páginas. 24 euros.

A los de muchachos de ¡Caramba! habría que ponerles un piso, o algo. Tras rescatar del olvido y salvar para las generaciones futuras la serie Ranciofacts, de ese paciente cronista de nuestro tiempo que es Pedro Vera, ahora vienen haciendo lo propio con otra de sus grandes creaciones: Ortega y Pacheco. Las historietas del dúo calaveras, termómetros de la cultura (es un decir) popular española, fueron serializadas en El Jueves entre 1998 y 2012, y están siendo ahora recopilada en gruesos tomos Deluxe, de los que acaba de ver la luz el segundo, o volumen 2, con historietas fechadas entre 2002 y 2006. Son casi 200 páginas de verdades como puños, exégesis y variaciones de la realidad que resultan más reales que el original.

Malaga Hoy

Poética de acidez y ternura

JAVIER FERNÁNDEZ
15 Noviembre, 2017



'Archivos estelares'. Flavita Banana. ¡Caramba! 208 páginas. 18 euros.

Colaboradora de medios como Smoda, Orgullo y Satisfacción o Mongolia, la dibujante barcelonesa Flavita Banana ha publicado este año nada menos que dos libros: Las cosas del querer y este rotundo Archivos estelares que recopila sus viñetas más populares. Banana tiene un radar por mirada, un grafismo contundente y una poética que une acidez y ternura con estilo propio, inconfundible. Sobre el presente volumen, dice la propia autora: "Una antología a los 30 años me viene grande, joder. Es como si me hubiera muerto. (…) sin embargo me sacan una antología a mi edad. Así que ya puestos, me he venido arriba". Y tanto que se ha venido arriba. Les confieso que hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una recopilación de viñetas humorísticas, y es que los chistes de Banana son tan frescos como lúcidos, y se benefician de la hermosa edición del sello ¡Caramba!


Malaga Hoy

Criaturas extrañas

JAVIER FERNÁNDEZ
15 Noviembre, 2017




'Mirror, 1. El reflejo de la montaña'. Emma Ríos, Hwei Lim. Astiberri. 232 páginas. 19,95 euros.


Astiberri bucea también en el mercado estadounidense, más concretamente en el catálogo de Image Comics, para ofrecernos dos interesantes volúmenes dentro de la colección Sillón Orejero.

Mirror. El reflejo de la montaña es la primera entrega de una serie regular escrita por la española Emma Ríos y dibujada (pintada sería más correcto) por la malaya Hwei Lim. Se trata de una bella historieta de ciencia ficción, con toques de fantasía, ambientada en el misterioso asteroide de Irzah en el que conviven en difícil equilibrio humanos, animales, criaturas antropomórficas y seres mitológicos, y en el que pronto estallarán los conflictos. La necesidad de un diálogo y una convivencia respetuosa entre los distintos colectivos es uno de los temas principales de la obra, aunque, más allá de su argumento, Mirror brilla por su viva ambientación, su rico elenco de personajes y las sofisticadas relaciones entre estos. Más conocida por su trabajo como dibujante, Ríos había asumido las labores literarias en la extraña distopía I.D. (también traducida al castellano por Astiberri), pero es en Mirror donde certifica que posee una imaginación incontenible. Por su parte, Lim tiene una línea dulce y atractiva que se carga de matices en el coloreado, y las dos autoras demuestran una total sintonía. Este primer volumen recopila los números 1 a 5 de la serie, más un estupendo apartado de material adicional.





Plutona recupera una serie limitada del guionista Jeff Lemire (Essex County, Animal Man, Descender), publicada originalmente entre 2015 y 2016. Lemire colabora aquí con la dibujante Emi Lenox (que también participa en el argumento) y la colorista Jordi Bellaire para narrarnos las tensiones que surgen entre cinco amigos adolescentes cuando, a la salida de clase, se topan con el cadáver de una superheroína en un bosque. Además de la historia principal, Lemire firma en solitario el puñado de páginas que componen La última aventura de Plutona, y el tomo se completa con una galería de bocetos, pin-ups de otros artistas y portadas varias.


Malaga Hoy