jueves, 24 de agosto de 2017
martes, 22 de agosto de 2017
lunes, 21 de agosto de 2017
Alfonso Azpiri, el color de la ciencia ficción y el erotismo
El dibujante de cómics y videojuegos, fallecido a los 70 años, era un referente de la historieta y la ilustración
ÁLVARO PONS
En los salones de cómic, la figura de Alfonso Azpiri (Madrid, 1947-2017) era una presencia fija reconvertida en icónica. Siempre reclamado por sus fans, sus eternas gafas oscuras ocultaban sus ojos, pero solo para dar todo el protagonismo a una inconfundible y amplia sonrisa que le acompañaba siempre junto a sus lápices, rotuladores y pinceles. Es posible que muchos de los visitantes de los salones no supieran enumerar muchas obras del dibujante madrileño, pero para casi todos ellos, formaba parte inseparable de su vida. Porque, aunque en sea de obligado cumplimiento hacer repaso de la obra de un dibujante al desaparecer, en el caso de Azpiri este listado se confunde inseparablemente con la iconografía de una época y una generación.
Dibujante de vocación temprana, dejó la música a la que parecía destinado por tradición familiar por los lápices y los tebeos. Seguidor del Víctor de la Fuente, que sería también su mentor, sus primeras historias publicadas en Trinca ya muestran su facilidad para dibujar la anatomía femenina con trazo elegante y seductor, pero también para el dibujo de espectaculares escenas de fantasía como las que mostraría en Zephyd, todo un homenaje a su maestro.
Dos características que marcaron toda su carrera posterior en el campo de la historieta y la ilustración, que discurriría casi siempre entre el erotismo y la fantasía y la cienciaficción, convergiendo en la que sería una de sus grandes creaciones: Lorna y su robot. Una serie creada a finales de los 70 para una de las muchas revistas eróticas que poblaban en quiosco en ese momento, pero que pronto pasaría a las publicaciones de la entonces debutante editorial Norma, donde Azpiri se erigiría en uno de sus estandartes en la década de los 80.
Su reconocible estilo de dibujo y su espectacular tratamiento del color le hicieron pronto favorito de los lectores, pero el gran éxito popular llegaría con dos trabajos destinados a grabarse a fuego en la memoria popular: el primero, la popular serie Mot que realizara para El pequeño País sobre guiones de Nacho. Las aventuras de este carismático Monstruo Orgánico Telúrico fueron lectura dominical obligada para los niños de esos primeros noventa, que crecieron con los dibujos de Azpiri en los tebeos. El segundo, sus ilustraciones y diseños para los videojuegos más conocidos de las productoras Dimanic, Erbe, Opera Soft o Topo. Los posters de Army Moves, Abu Simbel, Rocky o Camelot Warriors decoraban las habitaciones donde los chavales de los 90 pasaban horas jugando en los populares Spectrum, MSX o Amstrad. Su éxito le llevó también al cine, donde realizó diseños para El caballero del Dragón y la animación, con la adaptación de su gran éxito Mot. En los últimos años siguió realizando historias cortas de ciencia-ficción y. sobre todo, series eróticas para la revista Penthouse Comix.
Con él desaparece todo un referente: nunca eludía el momento de dar consejos y responder a las preguntas de los jóvenes autores y de aquellos que se querían dedicar profesionalmente a la historieta, lo que le convirtió casi en padre espiritual de toda una generación de dibujantes.
El Pais
ÁLVARO PONS
El dibujante Azpiri en una foto de archivo en El País.
En los salones de cómic, la figura de Alfonso Azpiri (Madrid, 1947-2017) era una presencia fija reconvertida en icónica. Siempre reclamado por sus fans, sus eternas gafas oscuras ocultaban sus ojos, pero solo para dar todo el protagonismo a una inconfundible y amplia sonrisa que le acompañaba siempre junto a sus lápices, rotuladores y pinceles. Es posible que muchos de los visitantes de los salones no supieran enumerar muchas obras del dibujante madrileño, pero para casi todos ellos, formaba parte inseparable de su vida. Porque, aunque en sea de obligado cumplimiento hacer repaso de la obra de un dibujante al desaparecer, en el caso de Azpiri este listado se confunde inseparablemente con la iconografía de una época y una generación.
Dibujante de vocación temprana, dejó la música a la que parecía destinado por tradición familiar por los lápices y los tebeos. Seguidor del Víctor de la Fuente, que sería también su mentor, sus primeras historias publicadas en Trinca ya muestran su facilidad para dibujar la anatomía femenina con trazo elegante y seductor, pero también para el dibujo de espectaculares escenas de fantasía como las que mostraría en Zephyd, todo un homenaje a su maestro.
Dos características que marcaron toda su carrera posterior en el campo de la historieta y la ilustración, que discurriría casi siempre entre el erotismo y la fantasía y la cienciaficción, convergiendo en la que sería una de sus grandes creaciones: Lorna y su robot. Una serie creada a finales de los 70 para una de las muchas revistas eróticas que poblaban en quiosco en ese momento, pero que pronto pasaría a las publicaciones de la entonces debutante editorial Norma, donde Azpiri se erigiría en uno de sus estandartes en la década de los 80.
Su reconocible estilo de dibujo y su espectacular tratamiento del color le hicieron pronto favorito de los lectores, pero el gran éxito popular llegaría con dos trabajos destinados a grabarse a fuego en la memoria popular: el primero, la popular serie Mot que realizara para El pequeño País sobre guiones de Nacho. Las aventuras de este carismático Monstruo Orgánico Telúrico fueron lectura dominical obligada para los niños de esos primeros noventa, que crecieron con los dibujos de Azpiri en los tebeos. El segundo, sus ilustraciones y diseños para los videojuegos más conocidos de las productoras Dimanic, Erbe, Opera Soft o Topo. Los posters de Army Moves, Abu Simbel, Rocky o Camelot Warriors decoraban las habitaciones donde los chavales de los 90 pasaban horas jugando en los populares Spectrum, MSX o Amstrad. Su éxito le llevó también al cine, donde realizó diseños para El caballero del Dragón y la animación, con la adaptación de su gran éxito Mot. En los últimos años siguió realizando historias cortas de ciencia-ficción y. sobre todo, series eróticas para la revista Penthouse Comix.
Con él desaparece todo un referente: nunca eludía el momento de dar consejos y responder a las preguntas de los jóvenes autores y de aquellos que se querían dedicar profesionalmente a la historieta, lo que le convirtió casi en padre espiritual de toda una generación de dibujantes.
El Pais
viernes, 18 de agosto de 2017
Genio y figura
'El arte de Bernet' es una celebración del legado gráfico del artista catalán: un sinfín de dibujos, a color o en blanco y negro, de sus principales series.
JAVIER FERNÁNDEZ
16 Agosto, 2017
Como ya he comentado en diversas ocasiones, Panini ofrece una amplia variedad de títulos además de sus traducciones del material de Marvel. Más allá de los superhéroes, la editorial posee una nutrida línea de manga, con series tan señeras como Bleach o Gantz, a la que recientemente se ha añadido la reedición de uno de los libros imprescindibles del gran Suehiro Maruo, el clásico La sonrisa del vampiro. La edición de Panini reúne en un solo tomo encuadernado en rústica los dos volúmenes que componen la obra y que ya fueron publicados en su día por la desaparecida Glénat. Se trata de un seinen oscuro y crudo, perturbador como todo lo de Maruo, con vampiros adolescentes como protagonistas, en donde el genial dibujante japonés realiza uno de los alardes artísticos a los que nos tiene acostumbrados. Ritos de iniciación perversos, violencia extrema, sexo prohibido, humillaciones y escatología se funden en un espectáculo visual bello e hipnótico del que es difícil apartar la mirada. Curiosamente, y estando jalonado de todo tipo de estampas desasosegantes, La sonrisa del vampiro es uno de los cómics más asequibles, menos bestias, de Maruo, y por ello lo considero una puerta de entrada ideal al fascinante y personalísimo universo del autor. Un título, en suma, altamente recomendable (aunque, eso sí, no es apto para todos los públicos/estómagos).
Por otra parte, Panini presume también del sello Evolution Comics, cuyo catálogo incluye exquisiteces como Las aventuras del Capitán Torrezno, de Santiago Valenzuela, numerosos títulos de Carlos Giménez, el volumen recopilatorio Cuttlas: el vaquero samurai, de Calpurnio, o la edición integral de Torpedo 1936 y Serie negra, dos magníficas obras del tándem formado por Enrique Sánchez Abulí y Jordi Bernet. La apuesta de Panini por Bernet, ha encontrado continuación en el bonito tomo Tex: el hombre de Atlanta, que rescata la colaboración del dibujante con el guionista Claudio Nizzi para el célebre western italiano, y en el volumen, aún más reciente, El arte de Bernet, celebración del enorme legado gráfico del artista catalán. Impreso en gran formato y encuadernado en pasta dura, El arte de Bernet recoge en 80 páginas un sinfín de dibujos, a color o en blanco y negro, de las principales series del dibujante, desde la propia Torpedo 1936 hasta Tex, pasando por Kraken, Light & Bold, Sarvan, Andrax, Clara de noche, etcétera. Hay apuntes, bocetos, dibujos eróticos, ilustraciones promocionales, homenajes a artistas como Alex Raymond o personajes como The Shadow, mayormente inéditos, lo que convierte al libro en una fiesta visual incomparable. La edición se completa con dos textos introductorios (en español y en inglés), el primero a cargo del director de publicaciones de Panini, José Luis Córdoba, y el segundo firmado por otro nombre propio de nuestra historieta, Josep María Beá. En palabras de este último, lo de Bernet es "un auténtico manantial de talento en la disciplina del dibujo. (…) Por ahora, hasta nueva noticia, vivimos en la era de Jordi Bernet".
Malaga Hoy
JAVIER FERNÁNDEZ
16 Agosto, 2017
'El arte de Bernet'. Jordi Bernet. Panini. 80 páginas. 25 euros.
Como ya he comentado en diversas ocasiones, Panini ofrece una amplia variedad de títulos además de sus traducciones del material de Marvel. Más allá de los superhéroes, la editorial posee una nutrida línea de manga, con series tan señeras como Bleach o Gantz, a la que recientemente se ha añadido la reedición de uno de los libros imprescindibles del gran Suehiro Maruo, el clásico La sonrisa del vampiro. La edición de Panini reúne en un solo tomo encuadernado en rústica los dos volúmenes que componen la obra y que ya fueron publicados en su día por la desaparecida Glénat. Se trata de un seinen oscuro y crudo, perturbador como todo lo de Maruo, con vampiros adolescentes como protagonistas, en donde el genial dibujante japonés realiza uno de los alardes artísticos a los que nos tiene acostumbrados. Ritos de iniciación perversos, violencia extrema, sexo prohibido, humillaciones y escatología se funden en un espectáculo visual bello e hipnótico del que es difícil apartar la mirada. Curiosamente, y estando jalonado de todo tipo de estampas desasosegantes, La sonrisa del vampiro es uno de los cómics más asequibles, menos bestias, de Maruo, y por ello lo considero una puerta de entrada ideal al fascinante y personalísimo universo del autor. Un título, en suma, altamente recomendable (aunque, eso sí, no es apto para todos los públicos/estómagos).
Por otra parte, Panini presume también del sello Evolution Comics, cuyo catálogo incluye exquisiteces como Las aventuras del Capitán Torrezno, de Santiago Valenzuela, numerosos títulos de Carlos Giménez, el volumen recopilatorio Cuttlas: el vaquero samurai, de Calpurnio, o la edición integral de Torpedo 1936 y Serie negra, dos magníficas obras del tándem formado por Enrique Sánchez Abulí y Jordi Bernet. La apuesta de Panini por Bernet, ha encontrado continuación en el bonito tomo Tex: el hombre de Atlanta, que rescata la colaboración del dibujante con el guionista Claudio Nizzi para el célebre western italiano, y en el volumen, aún más reciente, El arte de Bernet, celebración del enorme legado gráfico del artista catalán. Impreso en gran formato y encuadernado en pasta dura, El arte de Bernet recoge en 80 páginas un sinfín de dibujos, a color o en blanco y negro, de las principales series del dibujante, desde la propia Torpedo 1936 hasta Tex, pasando por Kraken, Light & Bold, Sarvan, Andrax, Clara de noche, etcétera. Hay apuntes, bocetos, dibujos eróticos, ilustraciones promocionales, homenajes a artistas como Alex Raymond o personajes como The Shadow, mayormente inéditos, lo que convierte al libro en una fiesta visual incomparable. La edición se completa con dos textos introductorios (en español y en inglés), el primero a cargo del director de publicaciones de Panini, José Luis Córdoba, y el segundo firmado por otro nombre propio de nuestra historieta, Josep María Beá. En palabras de este último, lo de Bernet es "un auténtico manantial de talento en la disciplina del dibujo. (…) Por ahora, hasta nueva noticia, vivimos en la era de Jordi Bernet".
Malaga Hoy
Los niños perdidos
JAVIER FERNÁNDEZ
16 Agosto, 2017
'Runaways, 3: Los buenos mueren jóvenes'. Brian K. Vaughan, Adrian Alphona, Joss Whedon, Michael Ryan. Panini. 472 páginas. 19,95 euros.
Creada en 2003 por el escritor Brian K. Vaughan y el dibujante Adrian Alphona para la línea Tsunami de Marvel, Runaways fue una serie refrescante e imaginativa que se granjeó rápidamente un lugar en el corazón de los lectores. El presupuesto de partida es tan sencillo como interesante: un puñado de adolescentes mutantes, amigos desde la infancia, descubre que sus padres conforman secretamente el grupo de supervillanos conocido como El Orgullo y decide salir huyendo. Claro está que, siendo mutantes, los jóvenes fugitivos también tienen poderes, e irán aprendiendo a dominarlos a lo largo de la serie, mientras se enfrentan al mundo y a sus malvados progenitores, cruzándose con medio universo Marvel por el camino. Con Runaways, la editorial de Spiderman renovaba su largo interés por los héroes adolescentes, pero desde una posición poco habitual, la del conflicto generacional. Como nos recuerda Julián M. Clemente en el prólogo del primer volumen recopilatorio de la serie: "Afirma el guionista Brian K. Vaughan que el deber de toda generación es negar a la anterior. Que el futuro pertenece a los jóvenes, pero deben conquistarlo en directa oposición a los valores, acomodados y cínicos, que han adoptado sus padres ante el peso del tiempo vivido y la experiencia acumulada".
Para los que no estuvieron allí cuando salió la serie, o estaban mirando para otro lado, Panini ha recuperado este título memorable dentro de la Colección Extra Superhéroes, en tres volúmenes titulados Orgullo y alegría (números 1 a 18 de Runaways, 2003-04), Verdaderos creyentes (números 1 a 13 del volumen 2 de Runaways, más el Free Comic Book Day: X-Men & Runaways, 2005-06) y el recién publicado Los buenos mueren jóvenes (números 14 a 30 del volumen 2, 2006-08). Este tercero presenta el final de la etapa de Vaughan y Alphona y la excitante continuación realizada por el celebérrimo Joss Whedon y el dibujante Michael Ryan. El conjunto es una lectura sugerente, sólida y muy divertida, alumbrada en un periodo irrepetible de la Marvel contemporánea.
Malaga Hoy
16 Agosto, 2017
Creada en 2003 por el escritor Brian K. Vaughan y el dibujante Adrian Alphona para la línea Tsunami de Marvel, Runaways fue una serie refrescante e imaginativa que se granjeó rápidamente un lugar en el corazón de los lectores. El presupuesto de partida es tan sencillo como interesante: un puñado de adolescentes mutantes, amigos desde la infancia, descubre que sus padres conforman secretamente el grupo de supervillanos conocido como El Orgullo y decide salir huyendo. Claro está que, siendo mutantes, los jóvenes fugitivos también tienen poderes, e irán aprendiendo a dominarlos a lo largo de la serie, mientras se enfrentan al mundo y a sus malvados progenitores, cruzándose con medio universo Marvel por el camino. Con Runaways, la editorial de Spiderman renovaba su largo interés por los héroes adolescentes, pero desde una posición poco habitual, la del conflicto generacional. Como nos recuerda Julián M. Clemente en el prólogo del primer volumen recopilatorio de la serie: "Afirma el guionista Brian K. Vaughan que el deber de toda generación es negar a la anterior. Que el futuro pertenece a los jóvenes, pero deben conquistarlo en directa oposición a los valores, acomodados y cínicos, que han adoptado sus padres ante el peso del tiempo vivido y la experiencia acumulada".
Para los que no estuvieron allí cuando salió la serie, o estaban mirando para otro lado, Panini ha recuperado este título memorable dentro de la Colección Extra Superhéroes, en tres volúmenes titulados Orgullo y alegría (números 1 a 18 de Runaways, 2003-04), Verdaderos creyentes (números 1 a 13 del volumen 2 de Runaways, más el Free Comic Book Day: X-Men & Runaways, 2005-06) y el recién publicado Los buenos mueren jóvenes (números 14 a 30 del volumen 2, 2006-08). Este tercero presenta el final de la etapa de Vaughan y Alphona y la excitante continuación realizada por el celebérrimo Joss Whedon y el dibujante Michael Ryan. El conjunto es una lectura sugerente, sólida y muy divertida, alumbrada en un periodo irrepetible de la Marvel contemporánea.
Malaga Hoy
Un Hulk más bestial
JAVIER FERNÁNDEZ
16 Agosto, 2017
'100% Marvel HC. El increíble Hulk de John Byrne'. John Byrne. Panini. 224 páginas. 18 euros.
Entre 1985 y 1986, justo antes de marcharse a DC para relanzar a Superman, John Byrne se encargó de las aventuras de Hulk durante una temporada breve, pero recordada por los fans. Como en otras ocasiones, Byrne diseñó una vuelta a los orígenes, es decir, nos regaló un Hulk más bestial y descerebrado que nunca, y sorprendió también a los lectores con giros argumentales inesperados que prefiero no desvelar aquí. En el apartado gráfico, el artista continuó la vena experimental que había ensayado en Alpha Flight, y fruto de ello es el episodio final, realizado a base de una sola viñeta por página, que vio la luz en el número 29 de Marvel Fanfare (con Byrne ya fuera de Marvel). Además de dicho episodio, van aquí los números 314 a 319 de The Incredible Hulk y el Annual 14, dibujado por Sal Buscema, de modo que el tomo recoge la etapa de Byrne al completo.
Malaga Hoy
16 Agosto, 2017
Entre 1985 y 1986, justo antes de marcharse a DC para relanzar a Superman, John Byrne se encargó de las aventuras de Hulk durante una temporada breve, pero recordada por los fans. Como en otras ocasiones, Byrne diseñó una vuelta a los orígenes, es decir, nos regaló un Hulk más bestial y descerebrado que nunca, y sorprendió también a los lectores con giros argumentales inesperados que prefiero no desvelar aquí. En el apartado gráfico, el artista continuó la vena experimental que había ensayado en Alpha Flight, y fruto de ello es el episodio final, realizado a base de una sola viñeta por página, que vio la luz en el número 29 de Marvel Fanfare (con Byrne ya fuera de Marvel). Además de dicho episodio, van aquí los números 314 a 319 de The Incredible Hulk y el Annual 14, dibujado por Sal Buscema, de modo que el tomo recoge la etapa de Byrne al completo.
Malaga Hoy
Érase una vez...
Jan fue el elegido por Bruguera para dibujar a Pulgarcito, inspirado en los relatos de Perrault y de los hermanos Grimm. El autor dio dignidad a la literatura infantil.
GERARDO MACÍAS
16 Agosto, 2017
'Pulgarcito integral, nº 1'. Guión y dibujos: Jan. Edición Original Española: historietas de las revistas Zipi y Zape nº 449, Zipi y Zape Especial nº 68, Pulgarcito (7ª época) nº 1 y 2 (Editorial Bruguera, 1981); recopilación en Pulgarcito Integral nº 1 (Ediciones B, 2014).
Los cuentos infantiles suelen comenzar con la fórmula Érase una vez... En esta ocasión, traemos a Pulgarcito, de Jan, que es el menor de seis hermanos y vive sus aventuras entre la realidad y la ficción de la literatura infantil.
Entre los años setenta y ochenta, la Editorial Bruguera tenía por costumbre que las cabeceras semanales de la casa tuviesen el nombre de los personajes de más éxito, aunque su contenido era variado, compartido por el titular con otros personajes menos conocidos. Así, se publicaban diversos semanarios como Mortadelo, Zipi y Zape, Lily…
En el año 1981, Editorial Bruguera decidió comenzar una nueva etapa de la mítica revista Pulgarcito. Como no había ningún personaje de la casa con ese nombre, decidieron llevar a cabo el proceso inverso: pedírselo a sus autores punteros. El proyecto más atractivo sería el protagonista de la historieta principal de la revista y al mismo tiempo su mascota de cabecera.
El elegido fue el que presentó Jan, el autor de SuperLópez: un niño inspirado en el cuento homónimo de Charles Perrault, pero traído a la época y entorno actual, que es la del lector.
Pulgarcito es el más pequeño de seis hermanos, en lugar de siete como en el cuento. Los demás hermanos del Pulgarcito de Jan son cinco gemelos cuyos nombres empiezan por cada una de las vocales. Así, los cinco niños mayores se llaman Agapito, Elías, Isidoro, Óscar y Ulises.
La mascota de Pulgarcito es el gato Medianoche, un recurso narrativo para el protagonista, que al ser pequeño necesita a alguien que dé lugar a diálogos y un patrón de medida (son del mismo volumen).
El padre de Pulgarcito es cartero de profesión y la familia vive en un piso más bien modesto de una ciudad de tamaño regular con sus autobuses, taxis, tiendas o grandes almacenes, en la cual se definen personajes secundarios: el guardia, el señor alcalde, etcétera... Todo más o menos como la mayoría de los lectores de tebeos.
Tanto los padres como los hermanos de Pulgarcito son secundarios. Los mellizos son indecisos, quedan en segundo plano, y no saben salir de los líos que puedan tener, como en el cuento.
En las calles, las tiendas, el colegio y los demás escenarios de esa ciudad se movería Pulgarcito al principio, para que el lector se familiarizase con él antes de ponerlo a correr aventuras a lo largo del mundo, pero de manera que siempre regresase a su ciudad, al colegio, a recuperar clases... excepto en época de vacaciones, claro.
Más que la familia de Pulgarcito, coprotagoniza la serie el Señor Ogro, que parece temible pero que en el fondo tiene muy buen corazón, aparte de ser un gran científico. Su mal genio es aplacado por la otra coprotagonista, su hija Trini, amiga de Pulgarcito. Con la máquina del tiempo del Señor Ogro, Pulgarcito y Trini recorren diferentes épocas, desde la Prehistoria hasta la Edad Media.
En realidad, Jan toma a Charles Perrault como base, pero también coge algunos elementos de las dos versiones de Pulgarcito de los hermanos Grimm. Y no sólo eso, adapta en cada entrega un clásico de la literatura, como Hans el de la suerte (también de los hermanos Grimm), Las zapatillas rojas (de Hans Christian Andersen), Peter Pan (de James Matthew Barrie), Puck el gnomo (uno de los protagonistas de Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare), Robin Hood (tomando elementos de diversas adaptaciones de este personaje de leyenda), el clásico Aladino y la lámpara maravillosa (de Las mil y una noches), El libro de la selva (de Rudyard Kipling), Los viajes de Gulliver (de Jonathan Swift), etcétera…
Además, Pulgarcito estuvo en las carabelas de Colón, en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, y en muchísimos cuentos y lugares históricos más.
Con esta obra, Jan quiso dignificar la literatura infantil con la realización de estas historietas, unas verdaderas joyas.
Ya que tanto el dibujo como los guiones y el entintado los realiza él mismo, y la periodicidad de la publicación es semanal, Jan se ve obligado a entregarse a un trabajo extenuante y a paralizar por completo la producción de SuperLópez.
Tras dos años de trabajo en esta publicación, Jan deja la serie, que es continuada durante un breve período y hasta su cierre por su hijo mayor Juanjo, mientras que Jan volvió a SuperLópez.
Malaga Hoy
16 Agosto, 2017
'Pulgarcito integral, nº 1'. Guión y dibujos: Jan. Edición Original Española: historietas de las revistas Zipi y Zape nº 449, Zipi y Zape Especial nº 68, Pulgarcito (7ª época) nº 1 y 2 (Editorial Bruguera, 1981); recopilación en Pulgarcito Integral nº 1 (Ediciones B, 2014).
Los cuentos infantiles suelen comenzar con la fórmula Érase una vez... En esta ocasión, traemos a Pulgarcito, de Jan, que es el menor de seis hermanos y vive sus aventuras entre la realidad y la ficción de la literatura infantil.
Entre los años setenta y ochenta, la Editorial Bruguera tenía por costumbre que las cabeceras semanales de la casa tuviesen el nombre de los personajes de más éxito, aunque su contenido era variado, compartido por el titular con otros personajes menos conocidos. Así, se publicaban diversos semanarios como Mortadelo, Zipi y Zape, Lily…
En el año 1981, Editorial Bruguera decidió comenzar una nueva etapa de la mítica revista Pulgarcito. Como no había ningún personaje de la casa con ese nombre, decidieron llevar a cabo el proceso inverso: pedírselo a sus autores punteros. El proyecto más atractivo sería el protagonista de la historieta principal de la revista y al mismo tiempo su mascota de cabecera.
El elegido fue el que presentó Jan, el autor de SuperLópez: un niño inspirado en el cuento homónimo de Charles Perrault, pero traído a la época y entorno actual, que es la del lector.
Pulgarcito es el más pequeño de seis hermanos, en lugar de siete como en el cuento. Los demás hermanos del Pulgarcito de Jan son cinco gemelos cuyos nombres empiezan por cada una de las vocales. Así, los cinco niños mayores se llaman Agapito, Elías, Isidoro, Óscar y Ulises.
La mascota de Pulgarcito es el gato Medianoche, un recurso narrativo para el protagonista, que al ser pequeño necesita a alguien que dé lugar a diálogos y un patrón de medida (son del mismo volumen).
El padre de Pulgarcito es cartero de profesión y la familia vive en un piso más bien modesto de una ciudad de tamaño regular con sus autobuses, taxis, tiendas o grandes almacenes, en la cual se definen personajes secundarios: el guardia, el señor alcalde, etcétera... Todo más o menos como la mayoría de los lectores de tebeos.
Tanto los padres como los hermanos de Pulgarcito son secundarios. Los mellizos son indecisos, quedan en segundo plano, y no saben salir de los líos que puedan tener, como en el cuento.
En las calles, las tiendas, el colegio y los demás escenarios de esa ciudad se movería Pulgarcito al principio, para que el lector se familiarizase con él antes de ponerlo a correr aventuras a lo largo del mundo, pero de manera que siempre regresase a su ciudad, al colegio, a recuperar clases... excepto en época de vacaciones, claro.
Más que la familia de Pulgarcito, coprotagoniza la serie el Señor Ogro, que parece temible pero que en el fondo tiene muy buen corazón, aparte de ser un gran científico. Su mal genio es aplacado por la otra coprotagonista, su hija Trini, amiga de Pulgarcito. Con la máquina del tiempo del Señor Ogro, Pulgarcito y Trini recorren diferentes épocas, desde la Prehistoria hasta la Edad Media.
En realidad, Jan toma a Charles Perrault como base, pero también coge algunos elementos de las dos versiones de Pulgarcito de los hermanos Grimm. Y no sólo eso, adapta en cada entrega un clásico de la literatura, como Hans el de la suerte (también de los hermanos Grimm), Las zapatillas rojas (de Hans Christian Andersen), Peter Pan (de James Matthew Barrie), Puck el gnomo (uno de los protagonistas de Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare), Robin Hood (tomando elementos de diversas adaptaciones de este personaje de leyenda), el clásico Aladino y la lámpara maravillosa (de Las mil y una noches), El libro de la selva (de Rudyard Kipling), Los viajes de Gulliver (de Jonathan Swift), etcétera…
Además, Pulgarcito estuvo en las carabelas de Colón, en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, y en muchísimos cuentos y lugares históricos más.
Con esta obra, Jan quiso dignificar la literatura infantil con la realización de estas historietas, unas verdaderas joyas.
Ya que tanto el dibujo como los guiones y el entintado los realiza él mismo, y la periodicidad de la publicación es semanal, Jan se ve obligado a entregarse a un trabajo extenuante y a paralizar por completo la producción de SuperLópez.
Tras dos años de trabajo en esta publicación, Jan deja la serie, que es continuada durante un breve período y hasta su cierre por su hijo mayor Juanjo, mientras que Jan volvió a SuperLópez.
Malaga Hoy
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