viernes, 14 de julio de 2017

Comprender el mundo

JAVIER FERNÁNDEZ
12 Julio, 2017





'Green Lantern / Green Arrow'. Dennis O'Neil, Neal Adams. ECC. 368 páginas. 33,50 euros.

El trabajo realizado por Dennis O'Neil y Neal Adams a principios de la década de los 70 en la cabecera Green Lantern es una de las cimas de la historia del género de superhéroes, y no debería faltar en cualquier tebeoteca que se precie. El compromiso social y la experimentación gráfica son dos de los elementos que caracterizan a este puñado de episodios, cuya enorme influencia se deja sentir aún hoy. Green Lantern, el policía espacial, se topa aquí con Green Arrow, el vigilante de la calle, y juntos emprenden un viaje para tratar de comprender el mundo que les rodea, en el que las drogas, el fanatismo, la contaminación o la superpoblación exigen un replanteamiento profundo de la figura del héroe. Impreso en su tamaño original, el presente volumen supera con creces las anteriores ediciones que ha conocido en nuestro idioma esta obra imprescindible.


Malaga Hoy


Los héroes perdidos

¿Dónde están aquellos paladines de la justicia que salvaron la ciudad de Spyral City? Sólo Jeff Lemire y Dean Ormston lo saben.

JOSÉ LUIS VIDAL
12 Julio, 2017 -



Portada del volumen.

En una remota granja vive la familia de Abraham Slam, un anciano adusto que no suele relacionarse demasiado con los vecinos del cercano pueblo. Tan sólo su problemática nieta Gail y, sobre todo, la atracción que siente por la madurita camarera Tammy, hacen que el tipo abandone los terrenos de su propiedad.

Pero la "familia" de Slam no es lo que todos piensan, ya que está formada, además de él mismo y la poderosa niña con la que no le une ningún vínculo de sangre, por un marciano llamado Barbalien; Walky Talky, una robot muy humana; el Coronel Weird, que va y viene alucinado de un lugar llamado la Parazona y Madame libélula, una bruja… Pero, ¿Qué hace este extraño grupo de seres viviendo en un remoto lugar de la América más profunda?

La explicación vino tras la tremenda batalla que los enfrentó, cuando el grupo de superhéroes que defendía a la ciudad de Spyral City de los mil y un ataques de los más coloridos villanos, al enemigo definitivo, el Anti-Dios… Y tras la victoria llegó lo extraño, ya que sin tener tiempo a reaccionar, fueron condenados a vivir en esta granja, esta porción de tierra de la que no pueden escapar ya que se encuentra, aparentemente, en "otra dimensión".

En este primer volumen, titulado Orígenes secretos, vamos a conocer a todos los miembros del grupo, cómo llegaron a ser lo que son y el infierno en el que se han convertido sus vidas desde que viven en este obligado exilio: Golden Gail, una niña en cuyo interior permanece una mujer adulta, malhablada, rebelde, fumadora y bebedora que, pese a sus poderes, lo que más añora es recuperar su verdadera edad.

El viejo Abraham, adalid de la justicia, ahora se siente rendido, cansado y sobre todo, agobiado por tener que ser la "cara" de esta particular familia, a la que debe mantener en secreto, pese a que el sheriff del lugar, Trueheart, celoso de que se relacione con su ex Tammy, empieza a sospechar de él.

Barbalien, o mejor dicho, Mark Markz, un alien con sentimientos demasiado humanos que nunca han sido entendidos, ni en su anterior vida como policía, y que ahora ve una pequeña luz gracias al nuevo párroco del pueblo.

Madame Libélula, que vive separada del resto del grupo y cuyos poderes la hicieron crear a un compañero (que seguro que os recuerda a cierto habitante del pantano…) del que fue separada.

Finalmente, Walky Talky, una robot con sentimientos demasiado humanos hacia el siempre ido Coronel Weird, que es el único que puede escapar de esta extraña prisión en forma de granja, cada vez que se interna en la peculiar Parazona (gran homenaje a Steve Ditko, por cierto).

Pues bien, éste es el interesante punto de partida de la serie, en la que los protagonistas no sólo tendrán que enfrentarse a sus propios sentimientos, sino que lidiarán con el peligro que puede suponer que su secreto sea expuesto a los habitantes del pueblo. Pero eso no es todo, ya que falta por presentar último miembro del grupo de héroes, el que da título a la colección, Black Hammer, el único que, aparentemente murió en la singular batalla contra el villano y que años después, su hija Lucy Weber, trata de resucitar, ya que parece que tanto él como el resto de sus compañeros parecen haber sido olvidados. Y no hay nada más tozudo que una hija, que además es periodista.

Jeff Lemire, que ya tiene a sus espaldas una larga y exitosa trayectoria como autor completo (Essex Country, Sweet tooth…) se ha convertido también en uno de los más interesantes guionistas del mercado USA, en el que además de haber dejado su sello en varias colecciones mainstream (Animal Man, Moon Knight…) ha creado algunas series en editoriales independientes que, en estos momentos, están cosechando las mejores críticas. Afortunadamente para nosotros, la editorial Astiberri está publicando una de ellas, Descender, de la que ya os hablé en un anterior artículo, y ahora se le suma este Black Hammer, donde Lemire, acompañado por el dibujante británico Dean Ormston (Los Libros de la Magia, Lucifer, Sandman…) nos ofrecen una deconstrucción de los superhéroes, un retrato que los humaniza y a los que podemos identificar con facilidad, ya que se tratan de "versiones" muy personales de otros publicados por las dos grandes, Marvel y DC, pero que no son capaces de publicar historias tan geniales como ésta, y se limitan a sumirlos en multisagas que no van a ningún lugar o a cambiarlos de uniforme cada dos por tres… Una verdadera pena.

Un primer tomo éste que viene rematado por una interesante galería de diseños, fichas de los personajes (a lo "Who is who…") y pin ups de varios dibujantes, entre ellos, el español David Rubín, que se ha encargado de ilustrar un futuro número de la serie en la imparable carrera que se está forjando el autor en los USA.

Superhéroes muy humanos, misterio, ciencia ficción… ¡La mezcla perfecta!


Malaga Hoy


El origen de Batman

'Ciudad secreta' recoge el nacimiento del personaje planteado por Scott Snyder y Greg Capullo dentro del universo de los 'Nuevos 52'.

JAVIER FERNÁNDEZ
12 Julio, 2017





'Batman: Ciudad secreta'. Scott Snyder, Greg Capullo, etc. ECC. 176 páginas. 17,95 euros.

Para varias generaciones de lectores el origen definitivo de Batman es el que realizaron Frank Miller y David Mazzucchelli en los números 405 a 407 de la cabecera Batman (1987), el famoso Año Uno. En palabras de Scott Snyder: "Aquella historia es intimista, sombría, furiosa, realista y oscura, tanto desde el punto de vista visual como argumental… Es una obra maestra, intocable". Sin embargo, como quiera que el género de superhéroes es un constructo en continuo cambio y evolución, el propio Snyder, con el dibujante Greg Capullo, planteó un nuevo y revolucionario origen titulado Zero Year, dentro del universo de los Nuevos 52. Dicho origen apareció en los números 21 a 24 de Batman (2013) y acaba de ser reeditado por ECC en el volumen Batman: Ciudad secreta. Como explica Snyder en el borrador de guión incluido en dicho tomo: "Queremos dar un giro de 180 grados respecto a las demás historia de origen. (…) nuestro relato es orgánicamente más luminoso, más cinético y más exagerado, con acción, aventura… ¡e incluso detalles de ciencia ficción! (…) Bajo ningún concepto esto significa que sea menos profunda o emotiva que Año Uno; todo lo contrario, he puesto más en esta historia -relacionado con el folklore de relatos sobre el destino, los acertijos, el renacimiento y la redención- que en ninguna otra que hayamos hecho.

En la superficie, sin embargo, quiero que transmita la sensación de algo moderno, brillante y veloz. (…) es un origen de Batman para la generación actual, innovador, luminoso y dotado de múltiples capas de lectura". Esas son las intenciones, y el resultado está en sintonía con el dinamismo de las películas de superhéroes que pueblan hoy los cines, con la irreverencia de Grant Morrison y, cómo no, con la estupenda labor que vienen realizando Snyder y Capullo desde que se hicieron con las riendas del personaje en 2011. Los aficionados al Hombre Murciélago reconocerán los elementos clásicos y verán hasta qué punto los autores juegan con ellos y los deforman en este espectáculo absorbente que se suma al relato de quién es Batman y cómo llegó a serlo.

He dicho que Batman: Año Uno es, para muchos, el origen definitivo del superhéroe de Gotham, pero conviene no olvidar que el trabajo de Miller y Mazzucchelli no habría sido posible sin el regreso del personaje a sus raíces oscuras, orquestado desde mediados de la década de 1960 por el editor Julius Schwartz y autores tan influyentes como Denny O'Neil, Frank Robbins y, sobre todo, Neal Adams. Este último cambió la estética camp asociada a Batman por un estilo gráfico realista, oscuro y poderoso que ha acabado convirtiéndolo en el superhéroe por excelencia de nuestro tiempo. ECC viene reeditando las páginas de Adams en distintos tomos de la colección Grandes autores de Batman, de los cuales acaba de ver la luz ¿Hombre o murciélago?, con episodios de entre 1970 y 1975. Van los 402, 407 y 408 de Detective Comics, el 255 de Batman, más rarezas como los números 27 y 30 de la colección Power Records y una bella y extensísima galería de cubiertas.


Malaga Hoy


Superman contra Ulises

JAVIER FERNÁNDEZ
12 Julio, 2017


'Superman: Los hombres del mañana'. Geoff Johns, John Romita Jr.ECC. 256 páginas. 25 euros.


Entre sus últimas novedades, ECC nos ofrece dos títulos notables del pasado más reciente de Superman, ideales para los que quieran conocer la evolución del personaje en el siglo XXI.

El primero de ellos, siguiendo el orden cronológico de la edición original, es Con los pies en la tierra, volumen de la colección Grandes autores de Superman que recopila el arco argumental ideado por J. M. Straczynski, más conocido por su trabajo televisivo en Babylon 5 o por haber firmado el guión de El intercambio, la película de Clint Eastwood. Straczynski es un amante confeso del personaje de Superman, al que ha retratado en diversas ocasiones, como en la serie de novelas gráficas Superman: Tierra Uno. Publicado en los números 700 a 711, 713 y 714 de Superman (2010-2011), Con los pies en la tierra nos presenta a un héroe preocupado por haberse desentendido de los problemas de la gente normal durante la larga saga Nuevo Krypton. Tal como indica el título, Superman pone los pies en la tierra y camina por Estados Unidos para conectar con sus conciudadanos y reflexionar sobre su lugar en el mundo. El dibujante Eddy Barrows firmó la mayoría de episodios, y el también guionista Chris Roberson ayudó a rematar el asunto cuando Straczynski se vio desbordado precisamente por la escritura de Superman: Tierra Uno.

Por otra parte, Superman: Los hombres del mañana presenta la reunión de dos nombres propios del género: Geoff Johns y John Romita Jr., artista este último identificado con Marvel durante décadas y que debuta en DC nada menos que dibujando al Hombre de Acero. Van los números 32 a 39 de Superman (2014-15), pertenecientes a la continuidad de los Nuevos 52, con algunos bocetos y un montón de portadas alternativas. Como no podía ser de otro modo, Johns y Romita Jr. ofrecen un espectáculo vibrante y fastuoso en el que Superman se enfrenta a Ulises, un niño humano que fue enviado a otra dimensión por sus padres, convencidos de que la destrucción del mundo era inminente, y regresa ya adulto y todopoderoso. Para no perdérselo.


Malaga Hoy

Una obra entrañable

JAVIER FERNÁNDEZ
12 Julio, 2017


'La boda de Superman'. VV. AA. ECC. 192 páginas. 19,50 euros.

A finales de 1996, apenas cuatro años después de matar al personaje, los editores de Superman decidieron que era hora de darle una alegría al héroe y resolvieron su eterna tensión amorosa con Lois Lane en la boda del siglo. Lo hicieron con un especial de 100 páginas escrito y dibujado por una larga sucesión de nombres emblemáticos, desde Curt Swan hasta Dan Jurgens, pasando por Al Plastino, Jim Mooney o John Byrne. Siendo desigual, el resultado es entrañable y marca un hito en la larga trayectoria del Hombre de Acero. La edición de ECC contiene el especial Superman: The Wedding Album más los números 118 de Superman, 541 de Adventures of Superman, 728 de Action Comics y 63 de Superman: Man of Steel, relacionados con la trama.


Malaga Hoy

jueves, 13 de julio de 2017

Escribir con luz


POR USE LAHOZ

Arquitectura, salsa, memoria, escasez y fotografía se dan citan en la Fundación Cartier de París, espléndido edificio proyectado por Jean Nouvel y museo amable con el arte de los márgenes. La exposición Cali Clair-obscur (hasta el 5 de junio) es la primera retrospectiva que se le dedica en Europa a Fernell Franco (1942-2006), figura mayor de la fotografía latinoamericana.

Natural de Versalles, pequeño pueblo del Valle del Cauca, la "época de la violencia" (iniciada tras el Bogotazo, entre 1948 y 1958) obligó a su familia a emigrar a la ciudad. Pasó su adolescencia en Cali, donde se formó trabajando como mensajero de un laboratorio de fotografía, en sus desplazamientos al puerto de Buenaventura -esa entrada del Pacífico donde se mezclaban marineros gringos, fiestas y canciones de Celia Cruz- y colándose en el cine para empaparse de películas mexicanas de Buñuel y, sobre todo, de neorrealismo italiano, cuya franqueza educó su encuadre. Autodidacta, la calle y las urgencias fueron su escuela. Quizás por eso fue un fotógrafo sensible a la injusticia social.

Fotografía de la serie Billares, 1985, de Fernell Franco, que se expone en la muestra Cali Clair-obscur en la Fundación Cartier de París.

Maduró en la burbujeante Cali de los años setenta, donde convivió con talentosos jóvenes como los cineastas Luis Ospina o Carlos Mayólo, culpables de rarezas de culto como Oiga vea o Agarrando pueblo, y el escritor Andrés Caicedo, autor de la novela ¡Que viva la música!, cuyo espíritu, entre la dicha y los excesos, tan bien se acopla a esta exposición.

Los comisarios han concentrado fotografías de las series más intensas y personales de Fernell Franco, como Prostitutas, Amarrados, Billares, Pacífico o Demoliciones. Algunas se ambientan con salsa: ritmos de Piper Pimienta, Héctor Lavoe o Ray Barretto. El claro de la música y lo oscuro de las imágenes recrean un ambiente que enfrenta la sordidez y la luminosidad. Las ropas tendidas, las bicicletas como extensión de la persona, los edificios derruidos, los paisajes portuarios, la soledad de los billares, el color popular fueron blanco de la Leica de Fernell Franco.

Me reúno en París con Leanne Sacramone, comisaria asociada de la exposición. "Me fascinó Amarrados, por su expresividad y porque en ella pelean la vida y la muerte, la luz y la sombra, los desplazamientos por la violencia de entonces, allí, y de ahora, aquí", dice. "Y lo mismo ocurre con Demoliciones, porque a través de la pérdida de nuestra historia arquitectónica, Franco equipara la violencia entre los hombres con la violencia contra los edificios". Al respecto, Franco solía decir: "La muerte está en todas partes. Por eso la vida hay que vivirla con arte; el arte ayuda a respirar mejor".

La inestabilidad, las alteraciones de la ciudad, el misterio, fueron debilidades de Franco: fotógrafo del deterioro (de Cali) contra el deterioro (de Latinoamérica) y conservador de la memoria arquitectónica. Nunca pudo vivir de su arte, sino de la publicidad, del marketing y de varias publicaciones. Por eso resulta curioso, y estimulante, que un edificio tan arraigado en el tejido urbano, y a la vez tan preciso con las estructuras, las transparencias y en su relación con la naturaleza como este de Nouvel, patrocinado por un icono del lujo, albergue un manojo de muros corroídos por el tiempo y tanta ausencia de ostentación.

Acudo a la comisaria colombiana de la exposición, María Wills, que destaca "la mirada poética de la decadencia y de la violencia, tratadas por Fernell como metáforas, con técnicas y procesos formales. Él rompe las fotos, las deja sin fijar, trabaja collages, las interviene con tintas y aerógrafos. Sus procesos desacralizan la fotografía objetiva documental para ser fotografía plástica en toda su potencia".

El también fotógrafo Óscar Muñoz recrea en la instalación El principio de la empatia el ambiente del trabajo cotidiano de Franco. En el documental dirigido por Óscar Campo y María Clara Borrero que complementa la visita, él mismo lo deja claro: "Para mí, fotografiar es escribir con luz".




 El Pais Semanal Nº 2.059 13 de marzo de 2016

miércoles, 12 de julio de 2017

Y los dibujantes rescataron la palabra

 HÉCTOR MÁRQUEZ  |  MERCURIO 192 · - JUNIO-JULIO 2017

El reciente auge de la ilustración se refleja en la proliferación de colecciones específicas y en el mayor protagonismo, aprecio y visibilidad de un trabajo que ya no es secundario

Ilustraciones de José Pablo García, María Herreros, María Hesse, Fernando Vicente, Óscar Astromujoff, Carla Fuentes, Ricardo Cavolo, Max y Miguel Sánchez Lindo.

No hace mucho que, dentro del mundo editorial, la gran mayoría de los ilustradores vivían como los complementarios de los escritores. Eran los encargados del vestuario, profesionales a la sombra del actor principal, del tipo de las palabras. El Escritor.

Eso era la norma antigua, salvo contadas excepciones y salvo los que se refugiaban en el ámbito de los aprendices de lector. Entre ellos algunos —pocos y raros— que además eran capaces de hacer la función del dos por uno: escribo los textos y los dibujo. Claro que gente como Maurice Sendak o Edward Gorey no había muchos. El resto, meritorios artistas que agradecían, si acaso, una mención en los créditos interiores del libro.

Hasta no hace mucho lo más a lo que podía aspirar un ilustrador en el mundo editorial era a convertirse en portadista. Lograr ser un Roberto Turégano, un Daniel Gil o, ya más recientemente, un Manuel Estrada, te daba caché dentro de las alianzas editoriales. No digamos ya si eras Peter Mendelsund, el portadista más solicitado de hoy. Un licenciado en filosofía, pianista y diseñador norteamericano que, además de haber revolucionado el género, se ha atrevido a escribir sobre qué ve realmente nuestro cerebro cuando lee frases y capítulos enteros de historias escritas. Su ensayo Qué vemos cuando leemos (Seix Barral, 2015) dejó las cosas en su sitio. Felizmente para todos, no humilló a la literatura con sus tesis amparadas en la neurociencia. Antes al contrario. Pero nos humanizó a todos. Empezando por Tolstói.

Pero hoy aquella jerarquía es once upon a time. Tras la crisis provocada por la irrupción de las pantallas de la era digital y sus consecuencias en la capacidad de concentración de las criaturas junto a las debacles económicas de occidente, el sector editorial vio cómo la venta de libros caía en picado. La buena noticia es que eso puso las pilas al gremio. Sí, ha habido que inventar nuevas estrategias, y curiosamente la ilustración, el dibujito, ha sido uno de los aliados que han venido a rescatar a la palabra de la pájara. La letra nunca entró con sangre. Ustedes, como cualquiera, no nacieron leyendo el Ulises a palo seco. Junto a nuestra primera “mi mamá me mima”, había un dibujo. Y cuanto más atractivo fuese, antes entendíamos lo que mamá nos hacía.

“Todo eso es cierto”, admite Jesús Otaola, director de la cooperativa que sustenta las librerías Proteo y Prometeo de Málaga, concepción de una librería como negocio de más amplias miras que el mero despacho de novedades. “Ahora los ilustradores son gente importante. Sus libros son hermosos, llaman la atención al comprador. Antes el libro ilustrado era residual en nuestros fondos, libros caros o que se limitaban a la sección infantil. Hoy en todas las secciones hay libros ilustrados por grandes artistas que interesan a todos. Muchos adultos compran libros ilustrados al margen de que sean para niños o mayores. Y no hay librería que ya no incluya una gran sección de novelas gráficas en sus anaqueles”. Ay, si mi padre levantara la cabeza. Él, que trabajaba en una editorial y pensaba que los tebeos eran una bobada.



Ilustrando la Guerra

José Pablo García tiene ahora expuestos bocetos de su último libro en Proteo: La muerte de Guernica (Debate), la segunda de sus tres colaboraciones previstas con Paul Preston, tras las ocho ediciones que llevan juntos él y el historiador inglés de la versión gráfica de La guerra civil española. García es autor de novelas gráficas e ilustrador y ha visto cómo su fama profesional ha dado un salto cuántico. Este malagueño, hermano del poeta David Leo García que fue el más precoz ganador del premio Hiperión de poesía a los 17 años —ahora mediático tras ganar el premio más cuantioso del concurso Pasapalabra—, admite que ha “encontrado un filón en el tema histórico”. “Al principio Preston creía que eso de hacer en viñetas su ensayo histórico era algo frívolo; pero ahora está encantado”, confiesa. Su pasaporte a las ligas mayores fue una novela gráfica editada por Reino de Cordelia, uno de los sellos pioneros: Las aventuras de Joselito. El pequeño ruiseñor, donde para contar la historia del niño cantor dibujó cada capítulo con un estilo diferente. Su don como documentalista y “el haber logrado un ritmo de trabajo que creía imposible” han ayudado a su éxito. García apoya la tesis de que los cambios de hábito de lectura provocados por la revolución tecnológica han robado protagonismo a la palabra escrita. “Cuesta más concentrarse en lecturas largas, y eso es un problema”, admite. “Las redes sociales son fundamentales en la promoción de un libro. Y eso le da a la imagen un valor extra”. Y hay libros, recuerda, que se venden más porque sus portadas las ha hecho un ilustrador con obra ya reconocida. “Es el caso de Moderna de Pueblo, que tiene una obra propia dentro del mundo del cómic”, añade.

Cubierta de Peter Mendelsund e ilustraciones de Edward Gorey y Maurice Sendak.

“Muchas editoriales están dedicando parte de su catálogo a libros ilustrados o novelas gráficas”, apunta Otaola. La ilustración ya no es un arte menor. Algunos de los artistas que empezaron como ilustradores llenan hoy con su obra pictórica museos de todo el mundo. Quizás el caso de Mark Ryden sea el más elocuente. Las primeras editoriales que se lanzaron a ello fueron modestas y apostaron por ediciones cuidadas con especial protagonismo en la parte gráfica y visual, como Nórdica, Periférica, Impedimenta, Errata naturae, Libros del Zorro Rojo, La Cúpula, Kalandraka o Loving Books. Algo descubrieron cuando ahora las grandes editoriales cuentan en sus fondos con libros espléndidamente editados firmados por ilustradores-artistas. En Planeta, Lunwerg absorbe este catálogo con autores jóvenes cuyo prestigio aumenta cada día. Muchas mujeres y muchas hablando para mujeres o de mujeres y artistas: Paula Bonet, María Herreros, Carla Fuentes o María Hesse, esta en Lumen, han publicado títulos que ya comienzan a plantear las fronteras del género. ¿Son ensayos, libros de artista, novelas ilustradas, biografías ilustradas? Lo puro ya no existe.


Mujeres ilustradoras, estrellas de Instagram

En Marilyn tenía once dedos en los pies la valenciana María Herreros, seleccionada por Taschen entre los 150 mejores ilustradores actuales, cuenta rarezas y chismes de actores y directores de Hollywood junto a sus icónicos dibujos. Paula Bonet es también valenciana y pasó del óleo a la ilustración. Hoy está cotizada en medio mundo. En Lunwerg comenzó ilustrando a otras autoras para tener ya dos títulos: Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End y el muy hermoso La sed, donde la autora combina sus muy reconocibles dibujos con textos manuscritos. La biografía de Frida Kalho ilustrada por la sevillana María Hesse, otra de las ilustradoras que gracias a las redes sociales e Instagram ha acaparado seguidores, riza el rizo al acercar al público masivo la vida de una de las artistas de estilo más reconocible de la historia de la pintura con su estilo naïf y amable tan lejano a la crudeza de la mexicana. Carla Fuentes es la tercera valenciana de Lunwerg. Ilustres conexiones es un libro de afinidades y serendipidad es donde la autora pasa de Nick Cave a Frédéric Chopin a partir de historias contadas y elementos gráficos. El salmantino Ricardo Cavolo, que ha publicado Periferias, pasó de la ilustración infantil y la dirección de arte a convertirse en estrella internacional. Sobre todo tras su colaboración con Le Cirque du Soleil.

Pero antes que ellos estaba Max, nacido Francesc Capdevila en 1956, maestro de maestros. El autor que ganase la primera edición del Premio Nacional de Cómic ha combinado siempre el cómic con la ilustración gracias a gozar de una de las líneas dibujísticas más identificables y de una narrativa impecable. Al margen de sus inicios como autor de comic underground —Peter Pank (El Víbora)— y de obras multipremiadas como Bardín el superrealista (La Cúpula), Max, que acaba de inaugurar su primer cómic táctil para una instalación conjunta con Antoni Abad en la Bienal de Venecia, ha ilustrado muchos libros, entre ellos la colección de Filosofía para profanos de la editorial Tándem, escrita por Maite Larrauri. Su último trabajo fue la publicación que el Museo del Prado realizó con motivo de la exposición del V Centenario de El Bosco, El tríptico de los encantados. “Al igual que El Bosco, yo también pinto por encargo. Por eso acepté este reto, porque creo que él fue el primer dibujante de cómics de la historia”.



El hombre que era jueves



Soy un niño; diez años tal vez. Sueño con un libro, mezcla de palabras e imágenes […]. Amontono frases y dibujos por las noches, los jueves por la tarde, solo en el piso familiar libre. Con ellos levanto un andamio que enseguida destruyo. El libro muere cada día”. Así comienza el último libro publicado en España —primera parte de Manifiesto incierto (Errata naturae), una peculiar biografía de Walter Benjamin— por el que los medios han bautizado como el “inventor del ensayo gráfico” a Frédéric Pajak (1955), escritor, dibujante y también editor, director de la editorial francesa Les Cahiers Dessinés, donde publica la obra de los mejores dibujantes contemporáneos. Antes de ganar el premio Michel Dentan por su libro La inmensa soledad (Errata naturae), donde cruzaba las biografías de Nietzsche y Cesare Pavese, estaba acostumbrado a que sus aventuras autorales y sus dibujos sufriesen el rechazo o la indiferencia. Ya con el premio Médicis de ensayo francés concedido en 2014, es una celebridad planetaria.

Ahora le consideran único. A él no le gusta que le tilden de inventor de género alguno, pero se sabe distinto. Aunque estilísticamente es muy distinto nos recuerda a William Blake: artistas cuyo doble y genial desempeño literario y dibujístico pertenece a otra dimensión, iluminada y especulativa. Pajak es ante todo un ensayista, un filósofo que utiliza su propia biografía o la de sus autores de cabecera —Benjamin, Joyce, Pavese, Breton, Schopenhauer, Beckett o Apollinaire—, para hablar de arte, literatura y de la condición humana. Y eso lo hace escribiendo y dibujando a la vez.

Sus libros alternan dibujos a plumilla llenos de sombras y soledad, como fragmentos y postales de sueños o paisajes, con breves párrafos bajo ellos. A veces se suceden dos o tres páginas de texto corrido. A él le gusta decir que lo suyo es un “relato escrito y dibujado”. Su admiración por El Roto, a quien ha editado en Francia, sí nos ofrece una afinidad. Más afinidades: sus paisanos, los cineastas Chris Marker y Jean-Luc Godard. Un autor de raíz onírica, nocturno, memorable, descomunal, que exige atención y ofrece reflexión, con una carga ética y un discurso contra la violencia y la barbarie que en nuestros días nos parece un tesoro.









Cortázar, viñetas de una vida



Cortázar Tras los libros dedicados a Baroja, Kafka, Pessoa y Karen Blixen, donde los textos de Jesús Marchamalo se alternaban con ilustraciones de Antonio Santos, Nórdica Libros ha publicado una nueva entrega del escritor y periodista madrileño al que en esta ocasión acompaña el joven dibujante Marc Torices. La biografía ilustrada de Cortázar combina el preciso guión de Marchamalo con una colección de viñetas plenas de recursos gráficos, variedad de estilos y aliento poético. Ambos autores ofrecen un recorrido por gran parte del mundo íntimo y literario del argentino: la infancia, los amigos, las ideas políticas, los gatos, la Maga, su muerte. Un retablo luminoso donde algunos silencios consiguen emocionar.