domingo, 14 de mayo de 2017

Maravillas integrales

'Los compañeros del crepúsculo', desarrollada en la Edad Media, presta especial cuidado a la ambientación: el lector se siente transportado a la época.

JAVIER FERNÁNDEZ
10 Mayo, 2017


'Los compañeros del crepúsculo. Edición integral'. François Bourgeon. Astiberri. 256 páginas. 39 euros.

Hace ya tiempo que quería recomendarles dos integrales publicados por Astiberri, pero, entre pitos y flautas, se me han pasado los meses y hasta los años hablando de otras cosas. En fin, que nunca es tarde.

El primero es Los compañeros del crepúsculo, tomo grueso y grande que recopila los tres álbumes de la serie homónima escritos y dibujados por François Bourgeon entre 1984 y 1990, junto con un puñado de extras (textos y bocetos) inéditos en nuestra tierra. Hablar de Bourgeon es hablar de uno de los grandes autores del tebeo franco-belga de todos los tiempos, dibujante excepcional y escritor refinadísimo, en cuya larga trayectoria destacan especialmente dos series de temática histórica, esta de la que les hablo y Los pasajeros del viento, que también figura en el catálogo de Astiberri. Los compañeros del crepúsculo es una trilogía ambientada en la Edad Media, más concretamente al principio de la guerra de los Cien Años, protagonizada por un enigmático y deforme caballero, su joven escudero, cobarde, pero entrañable, y la muchacha que los acompaña, tan ingobernable como hermosa. La serie presta especial cuidado a la ambientación, de tal forma que el lector se siente virtualmente transportado a aquella época lejana, y une en su inicio la realidad con el mundo onírico. El sortilegio de las brumas y Los ojos de estaño de la villa glauca, que es como se llaman los dos primeros álbumes, fueron compuestos con dos años de diferencia, pero hubo que esperar cuatro años más para leer el tercero, El último canto de los Malaterre, y, en el lapso, el tono de la serie acabó modificándose para mejor. El cierre de la trilogía triplica en extensión cada uno de los dos libros anteriores y es una obra maestra; en mi opinión, el mejor cómic histórico que he leído nunca. Denso, bello y absorbente, El último canto de los Malaterre es un fascinante juego de intrigas, un sofisticado estudio de personajes y una lección sobre el arte de la historieta. Con una nueva rotulación y una traducción a la altura de la ocasión, esta de Astiberri es lo que se dice su edición definitiva.

Y tan imprescindible como el integral de Los compañeros del crepúsculo, aunque con temática, estilo e intención completamente distintos, se me antoja Lupus, del siempre genial Frederik Peeters. Todavía más grueso que lo de Bourgeon, pero de formato más pequeño (al menos en esta edición), el libro de Peeters compila los cuatro volúmenes de la premiada serie de ciencia ficción compuesta originalmente entre 2003 y 2006, en la que tan sugestiva resulta la variedad de escenarios extraterrestres como la complejidad de las propias relaciones humanas. Peeters tiene un sabor único, difícil de definir con una sola frase, aunque, puestos a ello, me quedo con esta de Óscar Palmer, que lo calificó como "uno de esos raros autores capaces de otorgar una impronta íntima, reflexiva y sumamente personal a sus trabajos de género, trascendiéndolos y enriqueciéndolos". Les recomiendo que se dejen seducir por el espectáculo visual de Peeters, no se arrepentirán.


Malaga Hoy

Más vidas que un gato



JAVIER FERNÁNDEZ
10 Mayo, 2017

'Siete vidas'. Josep Maria Beá. Astiberri. 48 páginas. 14 euros.

Ayer estuve en la tienda de cómics, echando un vistazo a las novedades. Se queda uno abrumado ante la cantidad de títulos que llegan a los anaqueles todos los meses, y me pregunto si habrá mercado para tanto, cuántos son los lectores y hasta dónde llega su presupuesto. Sea como sea, la situación no puede ser más placentera para el amante del cómic, pues los escaparates están atestados de todo tipo de propuestas: voces nuevas, clásicos que asoman por primera vez en nuestro idioma y reediciones de cualquier índole. En esta competencia feroz, me emociona que haya lugar para títulos (injustamente) olvidados de nuestra historieta, obras que no son mayoritarias, pero que ayudaron a transformar el tebeo español, a elevar sus contenidos y que siguen siendo luminarias en un panorama difícil, venido a menos. Pienso, por ejemplo, en Contra Raúl, el necesario rescate de la obra completa de uno de los autores más avanzados del medio, que dejó entre los 80 y primeros 90 una corta, pero intensísima bibliografía. Y pienso también en Siete vidas, del gran Josep Maria Beá, que regresa a librerías más de 30 años después, gracias al acierto de Astiberri.

La memoria escasea en estos tiempos, de modo que los que no estuvieron allí, en las décadas de 1970 y 1980, no sabrán de la importancia de Beá, de sus esfuerzos empresariales con la empresa García y Beá Editores, que ofreció un puñado de álbumes maravillosos y la imprescindible revista Rambla, de su labor artísticamente pedagógica con el libro La técnica del cómic, de una obra madura que incluye virguerías como Historias de taberna galáctica, En un lugar de la mente, La esfera cúbica, La muralla o estas melancólicas y hermosísimas Siete vidas. Con una portada nueva, gran formato y un sobresaliente cuidado editorial, la edición de Astiberri hace justicia a un creador irredento y maravilloso que sigue hoy tan vigente como siempre. Con tanta bisutería, las verdaderas joyas corren el riesgo de pasar desapercibidas. Yo, por si acaso, les aviso de que aquí tienen una.


Malaga Hoy

Siempre nos quedará Comala




Coincidiendo con su homenaje en esta edición de la Feria del Libro de Cádiz, Rey Naranjo edita una novela gráfica sobre la vida del escritor mexicano Juan Rulfo.



Imagen de 'Rulfo. Una vida gráfica'.
JOSÉ LUIS VIDAL
10 Mayo, 2017

¿Creéis en las casualidades? Yo no demasiado, al menos hasta el momento, voy a tener que ir cambiando de parecer… Os explico: un año coordina la programación de Cómic de la Feria del Libro de Cádiz. Pues bien, una vez conocido el tema al que estaba dedicada, me encontraba un día navegando en la red cuando, de pronto, en una pequeña ventanita a la derecha de mi pantalla vislumbro por el rabillo del ojo la portada de lo que yo pensaba era un libro cuyo título resaltaba y, oh casualidad, coincidía con el apellido del escritor mexicano Juan Rulfo. Sin pensármelo dos veces, cliqueé sobre esa imagen y una cosa llevó a la otra. Resultó que en el año 2015, en Colombia, la editorial Rey Naranjo había publicado una novela gráfica firmada por el guionista Óscar Pantoja y el dibujante Felipe Camargo que, según se explicaba con brevedad, ofrecía al lector un viaje por la vida del autor de El llano en llamas y Pedro Páramo.

En un instante, la alegría me embargó, ya que podría intentar concertar una vídeo-entrevista con alguno de los autores, cosa que, en efecto, sucedió de una manera espontánea y sencilla, como bien habréis podido observar los que ya conocéis la programación de este año de la feria (concretamente, la cita es el jueves 11 a las 18.30).

La pena es que el cómic, la novela gráfica, de la que Óscar Pantoja y un servidor íbamos a hablar no estaba editada en nuestro país, así que tan sólo podría ofrecer a los asistentes alguna que otra imagen… Y aquí viene la segunda y demoledora coincidencia: justo en este mes de mayo, Rey Naranjo publicaba una edición de Rulfo. Una vida gráfica en España, por lo que, ahora sí, las condiciones eran las perfectas para plantear el evento.


Juan Rulfo, como ya sabréis, es uno de esos grandes nombres de la literatura mexicana. Autor de tan sólo dos obras, el volumen de relatos El llano en llamas y la novela Pedro Páramo, se encuentra, por méritos propios, en ese imaginario Olimpo de las Letras. De hecho, se le puede considerar como uno de los padres de ese género literario que se bautizó como "realismo mágico". Sus obras fueron clave a la hora de influenciar a otro genio de las letras como Gabriel García Marquez (del que, curiosamente, Óscar Pantoja, también fue guionista de la novela gráfica Gabo, memorias de una vida mágica, junto al dibujante Tumaca), pero lo que tal vez muchos de vosotros no sepáis (yo me hallaba entre ellos) es la terrible existencia que fue su vida, marcada por una serie de desgraciados sucesos que lo marcarían como persona y, sobre todo, como escritor.


Narrada en varios capítulos, la novela gráfica se abre con la primera muerte, la del padre del pequeño Juan Rulfo, asesinado por una pequeña discusión que podría haber pasado al olvido. Juan Nepomuseno Pérez Rulfo recibe un balazo por la espalda y la vida de aquel niño que compartió con él juegos e imaginación se rompió en mil pedazos.

Eran unos tiempos convulsos en México, como muy bien explican los autores, que nos sitúan en el contexto histórico, dentro de las cruentas Guerras Cristeras y la Revolución Mexicana, sucesos ambos que dejaron las tierra del país empapada de sangre de multitud de inocentes.

Pero el relato que se nos ofrece, la vida de Rulfo, no es para nada lineal, e inteligentemente, los autores saltan del pasado al futuro, mostrándonos a un hombre, ya adulto, acosado por su demonios privados, recuerdos repletos de oscuridad, tristeza y muerte y que lo llevan, cuando ya es un autor reconocido dentro y fuera de su país, a caer en el insondable abismo del bloqueo creativo. Su pozo se había secado, y ya nunca más saldrían una palabra ni una frase de su pluma.

Esa tristeza que acompañó por siempre a su madre, María Vizcaíno Arias, a la que también perdió siendo un chaval; su terrible estancia en un reformatorio; la pesadilla recurrente del cráneo de su padre explotando por un disparo; su época como vendedor de neumáticos a lo largo y ancho de esas secas tierras mexicanas; fragmentos de su Pedro Páramo; el abandono; un carácter difícil, al que cualquier crítica sumergía en la más terrible de las depresiones, que lo llevó abandonarse en una travesía alcohólica que terminó con lo que, poco a poco, fue quedando de él…

Aunque también en este relato entra lo positivo, el éxito de su obra, la admiración de otros grandes literatos (Carlos Fuentes, Elena Poniatowska, Jorge Luis Borges, Octavio Paz…), y el amor, que pese a su timidez, tuvo hacia mujeres como Aurora Arámbula, a la que conocería siendo joven, así como a Clara, con la que llegaría a casarse y tener cuatro hijos.

El tándem de autores Pantoja-Camargo nos ofrecen una obra intensa, como lo fue la existencia de su protagonista, extremadamente visual (Pantoja utiliza el texto donde es exclusivamente necesario) y Felipe Camargo dibuja a lápiz con extremo talento, los diferentes episodios de la vida de este escritor que nos dejó dos obras que forman parte ya, por derecho propio, de la literatura universal.


Malaga Hoy

El cómic periodístico

Joe Sacco destaca en un nuevo género que ofrece de forma gráfica la narración de contenidos actuales con veracidad. El conflicto en Palestina centra la obra del historietista maltés.

GERARDO MACÍAS
10 Mayo, 2017




'Palestina: En la franja de Gaza'. Guión y dibujos: Joe Sacco. Planeta DeAgostini Cómics, 2015.
Edición Original EE. UU.: 'Palestine: In the Gaza Strip nº 1-9'. Fantagraphics Books, 1992-1995.

El cómic nació con la página titulada The Yellow Kid and His New Phonograph, creada por Richard Felton Oucault, que fue publicada en el New York World en 1896 y considerada la primera historieta tal como la conocemos hoy en día. El cómic se usaba como arma comercial con la que pretendían hacerse la competencia los famosos magnates de la prensa norteamericana Joseph Pulitzer -que dio su apellido a sus propios y prestigiosos premios de prensa y literatura- y William Randolph Hearst, el mismísimo Ciudadano Kane de Orson Welles.

A partir de ahí surgen los comic-books, al principio recopilando los cómics de prensa y luego creando nuevos personajes. Mientras tanto, las viñetas y tiras de humor gráfico continúan en la prensa pero no como entretenimiento, sino con una función similar a las columnas de opinión.El cómic se popularizó de la mano del periodismo, por eso no es de extrañar el nacimiento de un nuevo género: el cómic periodístico, que está caracterizado por la narración de contenidos de actualidad importando códigos del periodismo para informar sobre hechos reales y con voluntad de veracidad.

El pistoletazo de salida de este nuevo género periodístico lo marcó en 1992 la entrega del premio Pulitzer al historietista Art Spiegelman por su obra Maus. Pese a los evidentes elementos de ficción, el mecanismo de base del historietista para llevar a cabo la documentación se fundamenta en la entrevista.

Los hechos que narra Art Spiegelman son contrastados mediante fuentes testimoniales como su propio padre, un judío superviviente de los campos de concentración nazis, o las fotografías que mezcla con sus ilustraciones. Spiegelman dota su relato de veracidad, honradez y autenticidad, características inherentes al Periodismo y a la Historia.

Lo que importa es el rigor, no el soporte. Esa es la consigna de los creadores que utilizan el cómic como vía para sus trabajos periodísticos. Entre ellos destacan el maltés Joe Sacco, el canadiense Guy Delisle y la estadounidense Sarah Glidden.

Joe Sacco es el autor más representativo por su labor en el cómic periodismo a lo largo de dos décadas. Este dibujante que se licenció en Periodismo en 1981, tuvo que esperar hasta mediados de los 90 para que su nombre y sus cómics fueran tenidos en cuenta por los editores.El cómic como forma de contar conflictos armados fue la senda iniciada por Sacco con Palestina y por ahí llegaron Gorazde: zona protegida (2000), El mediador (2004), también centrada en el conflicto de la ex Yugoslavia, o Chechen War, Chechen Women (2008).

Palestina fue editado originalmente por la editorial alternativa estadounidense Fantagraphics Books, primero en nueve comic-books entre 1992 y 1995, y luego en un volumen recopilatorio en 2001.

En 2009 retoma el conflicto en Gaza con Notas a pie de Gaza, obra en la que Sacco muestra en viñetas su investigación sobre lo ocurrido en 1956 en los campos de refugiados de Rafah. Está previsto el salto de este cómic al cine, adaptado por Denis Villenueve.

Sacco, como protagonista de su cómic periodístico, deambula por Cisjordania y por la franja de Gaza hablando, tomando notas. El conflicto de los territorios ocupados de Palestina se convierte en este libro en el testimonio sobre el terreno del autor, realizando entrevistas, visitando lugares, comprobando la intransigencia de algunos en ambos bandos, la dureza de los campos de refugiados, la presencia de militares israelíes…

Joe Sacco cuenta la experiencia que vivió en los territorios ocupados durante los últimos años de la primera intifada (1991-1992). Comprobamos, de la mano de los propios palestinos, las implicaciones económicas de la situación, con los refugiados reducidos a mano de obra dependiente de la economía israelí.

Palestina es una obra con una visión claramente propalestina, una postura fuera de lo normal en EE. UU. Para el lector europeo, acostumbrado a oír la versión propalestina, se trata de un cómic que cuenta lo que la prensa muestra a diario, de modo que pierde parte de la carga que tiene en los Estados Unidos.

Palestina: en la Franja de Gaza ha atraído la atención de círculos ajenos al cómic, como lo demuestra haber sido galardonada en 1996 con uno de los prestigiosos American Book Awards y en 2002 con el Premio a la Mejor Novela Gráfica en la Book Expo America.

Malaga Hoy

sábado, 13 de mayo de 2017

Dios y los pecadores guión Ed Brubaker dibujo Michael Lark color James Sinclair













Vertigo: Al filo del invierno 2 (Colección Vertigo nº113) Diciembre de 1.999. Norma Editorial, S.A., Barcelona.



15 cómics imprescindibles para los que nunca han abierto un tebeo


Una selección que va desde un ganador del Pulitzer, hasta las mejores historietas súperheroicas

Cómics en la madrileña Akira cómics. LUIS SEVILLANO

ENEKO RUIZ JIMÉNEZ
Twitter
Madrid 12 MAY 2017

A muchos, los cómics todavía se le resisten. La cultura de la novela gráfica ha logrado atraer a un nuevo público y cambiar el tópico, sí, pero todavía queda mucho por hacer. Y es que a veces entrar en el mundo del cómic es toda una aventura. ¿Por dónde empiezo? ¿Qué es lo mejor que tengo que leer? Como en el cine o la novela, en el noveno arte lo primero que el lector debería preguntarse es el género por el que se siente atraído. Porque, obviamente, en el cómic hay tantas historias como creadores, tantos estilos como plumas, y géneros como puedas imaginar.

De esas ganas por querer atraer a todo tipo de lector, y a la vez repasar algunas de las grandes obras del cómic llegadas de todo el mundo, en EL PAÍS Escaparate hemos confeccionado esta selección de 15 obras fundamentales para entender y disfrutar de este arte, y que a su vez son también diferentes en su concepción y cualidades.

Hay desde humor hasta ciencia-ficción, pasando por superhéroes, ensayo y crónica histórica. Si lees todo lo seleccionado (recomendaciones que por otra parte te dará cualquier comiquero avanzado), ya podrás mantener una conversación como erudito en el arte de las viñetas. Sí, faltan Mafalda, Calvin y Hobbes, Los Cuatro Fantásticos de Lee y Kirby, Astérix, Tintín, Barrio Lejano, Persépolis o las historias periodísticas de Joe Sacco. Se podrían hacer 10 listas más y serían imperfectas y subjetivas. No están todos los que son, pero son todos los que están.


Watchmen (Alan Moore y Dave Gibbons, 1986-1987)

'Watchmen', de Alan Moore y Dave Gibbons. 


Sea en La Cosa del pantano, La Liga de los hombres extraordinarios, Miracleman o Watchmen, hay una cosa que Alan Moore hace mejor que nadie: toma un concepto ya establecido y le da una vuelta hasta llevarlo a otro nivel, casi hasta deconstruir todo el género. Eso es precisamente lo que hace en la que posiblemente sea la mejor historia de superhéroes de la historia, una que hereda toda una época para destruirla y llevar el tebeo de superhéroes a otra escala. No se dejen engañar por la adaptación cinematográfica de Zack Snyder ni por los trajes de licra y el clasicismo de Dave Gibbons, porque Moore consigue en esta serie romper las reglas establecidas para ahondar en la filosofía y en los conceptos más profundos del ser humano.



Sandman (Neil Gaiman, 1988-1996)

'Sandman', de Neil Gaiman. 


Sandman no podría ser otra cosa que un cómic. La obra magna de Neil Gaiman se adentra en la mente del dios Morfeo para diseñar toda una mitología que se asienta en el corazón y la humanidad, pero cuyo recorrido es de lo más atípico, tan onírico como su propio protagonista. Sandman es, además, el mejor reflejo de toda una época, en la que DC cómics (y la editora Karen Berger) decidió apostar por un sello adulto que les llevó a nuevas cotas de calidad: esta nueva aventura se llamaba Vertigo y allí sus creadores dieron rienda suelta a la imaginación con total libertad. Gaiman construye su entretejido relato casi hasta niveles de unas modernas fábulas de Esopo, a ratos oscuro, en momentos colorista, pero siempre con la inconfundible firma del británico que no se corta en mezclar superhéroes con vagabundos, historia, William Shakespeare y dioses griegos. Hay tantos personajes y relatos en Sandman, que sería imposible quedarse con uno.



Maus (Art Spiegelman, 1977-1991)

Portada de 'Maus', de Art Spiegelman.


En 1992, Maus se convirtió en la primera novela gráfica en ganar un Pulitzer. Y no era para menos. Art Spiegelman utilizaba el sentido relato de su padre durante el holocausto para entretejer una historia de la Segunda Guerra Mundial humana y real, cruda, pero también divertida y que, sobre todo, hacía un esfuerzo por comprender todas las decisiones (por mal que se vieran al echar la mirada atrás) de sus protagonistas. Maus, donde los judíos eran ratones y los nazis gatos, reflejaba, al fin y al cabo, también la necesidad de Spiegelman de comprender a su padre, con todos sus defectos y puntos oscuros. La novela biográfica se convirtió entonces en algo que copiarían muchos de los autores independientes que vinieron después.




All-Star Superman (Grant Morrison y Frank Quitely, 2005-2008)

'All-star Superman', de Grant Morrison y Frank Quitely.

Grant Morrison escribió en esta maxiserie al Superman definitivo, repasando cada una de las características de su larga mitología y explotando su lado más colorista, optimista y aventurero. El escocés se volvió a unir al dibujante Frank Quitely para demostrar que el concepto original y clásico del superhéroe por antonomasia no tenía por qué estar desfasado. Pocas páginas deslumbran con tanta imaginación y locura como las de este relato. No hay nadie mejor en esto del heroicismo que Superman. Por algo es un mito moderno, un icono tan reconocible en el siglo XXI como el propio Dios o McDonald’s. Y, si piensas que es aburrido, lee otra vez.



V de Vendetta (Alan Moore y David Lloyd, 1982-1988)

'V de Vendetta', de Alan Moore y David Lloyd.


“Recuerden, recuerden, el 5 de noviembre. Conspiración, pólvora y traición”. La máscara de V, basado en el personaje histórico Guy Fawkes que intentó volar el Parlamento británico, es un icono de nuestro siglo y de los movimientos sociales. Pero Alan Moore no tenía eso en mente cuando escribió V de Vendetta. El bardo británico tomó el relato de Fawkes para introducir una revolución en un mundo que no distaba tanto del de 1984 de George Orwell y, de paso, no solo alzar su voz contra el Gobierno de Thatcher o los fascismos, sino también contra la anarquía y lo que le rodea. Todo ello narrado desde la perspectiva de una joven influenciable. Una muestra de un primerizo Moore, que ya brillaba ante todo lo que se presentaba en su futuro.



Contrato con Dios (Will Eisner, 1979)


'Contrato con Dios', de Will Eisner.

El término novela gráfica ya había aparecido antes para referirse a distintas obras, pero fue con esta con la que Will Eisner acuñó la acepción como la conocemos hoy: una aventura compacta y autocontenida, y dirigida al público adulto, diseñada en viñetas. Eisner, conocido entre el gran público por su The Spirit, se acerca en esta historia autobiográfica al Bronx de su niñez, el de los años treinta, a través de cuatro lúgubres historias interconectadas. Ese Nueva York tras el crack del 29 gris y sombrío hizo viajar al cómic hasta una nueva dimensión.



Akira (Katsuhiro Otomo, 1982-1990)

'Akira', de Katsuhiro Otomo.

El género del futuro distópico es recurrente en la historia del cómic. Y el manga Akira posiblemente sea uno de sus máximos exponentes. Es 2019 y una guerra nuclear ha devastado las grandes ciudades del planeta Tierra. Hay androides, violencia, drogas, grupos extremistas y un niño creado en un laboratorio que los salvará a todos de la corrupción gubernamental, la alienación y la maquinización en la que está sumida Neo-Tokio. Katsuhiro Otomo convierte así su relato no solo en una historia sobre la madurez y la ruptura con la adolescencia del propio Akira -al tiempo que descubre sus poderes- sino también una metáfora de recuperación para el Japón tras la Segunda Guerra Mundial, que todavía camina para sanarse del desastre de Hiroshima y Nagasaki.




Daredevil: Born again (Frank Miller y David Mazzucchelli, 1986)

'Daredevil: born again', de Frank Miller y David Mazzuchelli.

El Daredevil de Frank Miller quizás sea la historia más redonda, accesible y adulta de las que se han escrito en Marvel. Y todo posiblemente gracias a que el autor tenía en sus manos un superhéroe por el que la editorial ya no daba ni un duro. No tenía que preocuparse de las constricciones argumentales de Spiderman o de ir demasiado lejos con Lobezno. Su larga etapa empezó a fuego lento, introduciendo un variado plantel de secundarios y villanos (donde destacaba, por supuesto, Kingpin, pero también Bullseye o Elektra) y conceptos que a partir de ese momento siempre acompañarán al hombre sin miedo: su pesimismo, la religiosidad, su sed de expiación… Porque aunque el héroe fuera creado por Stan Lee, fue Miller quien de verdad lo diseñó como alguien único. Su relato confluye en Daredevil: Born Again, donde llevó a Matt Murdock hasta el punto más bajo de su existencia. Es difícil elegir si el mejor Miller está en Batman o en Daredevil. Lo que está claro es que en esta última lo dio todo. Contó todo lo que tenía que contar. Y redefinió los cómics de supertipos para una nueva era, los ochenta.



Desde el infierno (Alan Moore y Eddie Campbell, 1993-1997)

'Desde el infierno', de Alan Moore y Eddie Campbell.

El tercer cómic de Alan Moore de la lista no podía ser más diferente a los otros dos. Aquí, el bardo inglés echa su mirada al pasado para desenterrar la investigación sobre Jack el destripador, y la vida de los que la rodearon. Un cómic policiaco y negro, a veces es casi un procedimental con tintes de terror gótico, que se sumerge en las calles más tenebrosas de Londres para tratar de resolver un misterio imposible de responder con los parámetros habituales. Una obra ampliamente documentada que, aun así, logra tocar el alma de su variada colección de personajes casi como ninguna otra del autor. Abstenerse de compararlo, eso sí, con la película protagonizada por Johnny Depp, una de las peores adaptaciones en la gran pantalla.



Los surcos del azar (Paco Roca, 2013)

'Los surcos del azar', de Paco Roca.

No hay ningún autor contemporáneo tan importante en España como Paco Roca, gran responsable de que el cómic por fin se haya normalizado en la cultura de nuestro país. En Arrugas se adentró en un emocional y divertido relato sobre Alzheimer; en Memorias de un hombre en pijama se atrevió con sus propias paranoias y, siguiendo el ejemplo de Maus, con él como narrador presente en las viñetas, en Los surcos del azar repasa una página casi olvidada de la historia española: la creación de La Nueve, el batallón de republicanos exiliados que encabezó la liberación de París de los nazi. Un cómic para leer en las clases de historia, pero también para emocionarse y reír, lejos de ser “una historia más” del pasado bélico español.



Marvels (Kurt Busiek y Alex Ross, 1994)

'Marvels', de Kurt Busiek y Alex Ross.

Su propio nombre lo indica: esto es un cómic Marvel, uno que transcurre en su vasto universo, sí, y, sin embargo, no es una historia de superhéroes al uso. Su protagonista es el fotógrafo Phil Sheldon, una persona normal que ha visto evolucionar su mundo desde los años cuarenta mientras los hombres con capa, alienígenas y supervillanos campaban a sus anchas por Nueva York. Un relato íntimo y personal dentro de una existencia más complicada y épica que la Biblia, un repaso a la mitología contemporánea sin salir del patio de tu casa. El genio de la continuidad, Kurt Busiek, y el espectacular Alex Ross, que entrega un realismo incomparable con sus ilustraciones casi fotográficas, narran esta aventura que demuestra que algunas de las historias más humanas sobre superhéroes son las que tienen los poderes como algo complementario, parte del decorado.



Batman: El regreso del caballero oscuro (Frank Miller, 1986)

"Batman: el regreso del caballero oscuro", de Frank Miller y Klaus Janson.

Si solo tuvieses que leer un cómic de las ocho décadas de existencia de Batman, que sea uno firmado por Frank Miller. Puede ser Año uno, si quieres disfrutar de una historia de orígenes. Aquel, sin embargo, tiene como su verdadero protagonista a James Gordon. Aquí todo es Bruce Wayne, aunque uno diferente al que estamos acostumbrados; uno en sus últimos días, cuando vuelve a tomar el manto del murciélago para combatir contra la creciente podredumbre de Gotham. Feísta, oscuro y pesimista, pocos han entendido al superhéroe sin poderes tan bien como el autor de Sin City, sea en la época que sea.



13 Rue del percebe (Francisco Ibáñez, 1961-1984)

'13 Rue del Percebe', de Francisco Ibáñez.

El cómic más famoso de Ibáñez es, sin duda, Mortadelo y Filemón, pero con 13 Rue del Percebe el narrador de la infancia de miles de españoles no hizo solamente un tebeo, sino que también creó una manera diferente de contar una tira cómica, una que influyó a series (Aquí no hay quien viva, La que se avecina) y hasta películas (La Comunidad), y que incluso desarmó la narración en viñetas de forma linear más tradicional. Todo en este tebeo de los sesenta era puramente español. Las historias más locas estaban contenidas en una sola escalera, y había gags a ritmo de metralleta. Por si esto no fuera suficiente para convencer a alguien de pasar un buen rato, la última edición bien merece revivir todas estas aventuras, ahora recopiladas de principio a fin en un único volumen. Los lectores se dividirán entre los que lo leían en horizontal, los que lo hacían en vertical y los que entendían la aventura de cada personaje de una en una.



El Incal (Alejandro Jodorowsky y Moebius, 1980-1988)

'El Incal', de Alejandro Jodorowsky y Moebius.

Jodorowsky y Moebius son nombres imprescindibles para entender la espectacularidad que puede alcanzar un cómic. Páginas que solo con abrir el tomo te produzcan el síndrome de Stendhal. Así, no es casualidad que El Incal, que mezcla géneros tan habituales en el noveno arte como la fantasía y la space-opera, sea el tebeo europeo más divulgado de la historia. Con mucho humor e ironía, los autores se atreven con las respuestas más antiguas de la humanidad: ¿De dónde venimos y a dónde vamos? Y eso que todo nació como una expansión de la película Dune que Jodorowsky nunca llegó a dirigir. La obra abrió, además, todo un universo de posibilidades en numerosas secuelas y derivados tan laureados como La casta de los Metabarones.





Entender el cómic: el arte invisible (Scott McCLoud, 1993)


'Entender el cómic: el arte invisible', de Scott McCloud.

Entender el cómic de Scott McCloud no es un simple cómic. Es en realidad un ensayo sobre cómo funciona el mundo del cómic, hecho en formato de cómic. ¿Acaso hay alguna forma más indicada de explicarlo? Pero McCloud no se limita a su labor didáctica (que la hay y mucha), sino que su obra es una lectura también amena y entretenida. La historia, el arte, la narración y el trabajo de todos los cómics antes mencionados se entiende mucho mejor gracias a su pluma. Posiblemente, después de leerla nunca verás el arte en viñetas del mismo modo.

 El Pais








viernes, 12 de mayo de 2017