martes, 2 de julio de 2013

La lógica de Egon Schiele



Por: EL PAÍS | 29 de junio de 2013


por ISIDORO REGUERA
Desde un trasfondo oscuro pero profundamente natural de sexo y muerte, amalgamados por la locura (el padre de Egon Schiele (1890-1918) murió cuando éste era niño, y lo hizo de sífilis, tenía alucinaciones, se volvió loco, no es difícil pensar que Schiele relacionase muerte, sexo y locura desde pequeño), desde el anhelo de un dios cuya ausencia parecen clamar sus obras, desde una referencia permanente en ellas a lo eterno, que busca dolorosamente, entre acierto y yerro, malentendido una vez y otra, “en la cuerda floja”, surge en Schiele, sin embargo, una lógica fría, “una gramática absolutamente certera y precisa, que no por ello deja de reflejar parte de locura, de alucinación”. Eso es lo que interesa sobre todo, más que cualquier sentimentalismo, hagiografía o desgarro existencial, a la artista y filósofa Carla Carmona: lo que en expresa referencia a la “idea musical” de Schönberg ella llama “idea pictórica” de Schiele, aquello que resume lo objetivo de su obra, la raíz originaria de ésta.





En el libro de genueve ediciones, de la máxima excelencia académica, como su editorial, Carmona desarrolla de la mano de espléndidas descripciones de la pintura de Schiele las bases teóricas con las que luego aparentemente improvisa en el deslumbrante ensayo de Acantilado. Una lógica representacional sutil que a veces “traga la pintura misma”. Una “gramática alucinada” que sólo puede entenderse, y se entiende perfectamente, en el paisaje de la Viena de hace cien años, cuyo marco ético cultural Carmona describe en general con total dominio, pero sobre todo, en especial, en paralelismos y correspondencias inusitadamente certeros e inesperados de la pintura de Shiele con la de Klimt, con la música de Schönberg, la poesía de Trakl y esencialmente con la filosofía de Wittgenstein, que lo sobrevuela todo.
Se ve que la Carmona artista goza con la descripción de los cuadros de Schiele, y ese gozo pasa al lector por la impresión que le causa tanto la transparencia de la propia descripción como la claridad de ideas desde la que la Carmona filósofa describe. Pretende apartar la mirada del espectador del enfoque meramente figurativo y narrativo y llevarla a distinguir los signos de Schiele y su gramática, los de la propia pintura. Las líneas de los tendederos, por ejemplo, los códigos de las ventanas y puertas de sus casas, las florecillas de color a punto de explotar en sus paisajes sobrevolados. Buena réplica a la fascinación de ese Schiele gramatical la que da la propia autora en su libro de Acantilado.
Ya en el primer capítulo, muy breve, ofrece una especie de biografía de Schiele que no tiene nada que ver con las biografías al uso, muy literaria, absolutamente teñida de las alucinaciones de los lienzos schieleianos, pero lógica sin embargo, distante incluso, extrañamente objetiva. Sólo por el análisis formal de la obra de Schiele que se hace es posible ver sus correspondencias con Mondrian o Rothko, que hacen particularmente interesante el último capítulo. “De hermanos enamorados y ciudades muertas”, sobre Schiele y Trakl, es un capítulo antológico y memorable. Cuando Carmona compara los retratos de Klimt y Schiele de Friederika Maria Beer aparece claro cómo la dimensión formal es mucho más potente, arrolladora incluso, en la pintura de Schiele, frente a lo que suelen entender o malentender casi la totalidad de los críticos. Frente a éstos también, que prácticamente los han ignorado, encandilados por el aspecto más sexual de su pintura, Carmona (a quien jamás intimida para nada hablar, y crudamente, de lo que haya que hablar en Schiele, analizando, por ejemplo, sus escabrosidades como rupturas del obligado silencio witttgensteiniano) da mucha importancia siempre a sus paisajes, porque es en ellos, dice, donde Schiele desarrolló verdaderamente su gramática y la llevó a sus últimas consecuencias; en búsqueda de lo eterno.



Describir pintura y analizarla: mirar y pensar, estética y lógica. ¿El placer de la contemplación artística es mayor que el del análisis filosófico? Depende cómo quiera interpretarse en este caso que “la sintaxis misma es devorada por la pintura”, por ejemplo. Porque a veces, los cuadros de Schiele incluso con figuras no son más que apariencias de cuadros, en ellos “no hay más que pintura organizada de una determinada manera”.
Esa es la mirada filosófica. Clara, precisa, elegante en Carmona. Tesis firmes, demostraciones cortas, exactas. Segura, directa, Carmona sabe lo que quiere decir y lo dice. No hay otro afeite que la transparencia de un talento excepcional, distante y cercanísimo a la vez, en un lenguaje límpido y fulgente. Todo un goce la cercanía que permiten estos libros a una aventura intelectual especialísima, extraña. Pocas veces la filosofía habrá sido más esclarecedora del arte y viceversa.
Carla Carmona Escalera, En la cuerda floja de lo eterno. Sobre la gramática alucinada de Egon Schiele, Acantilado, Barcelona 2013, 146 páginas. 16 euros. /// La idea pictórica de Egon Schiele. Un ensayo sobre lógica representacional, Genueve ediciones, Santander 2013, 323 páginas. 25 euros.
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Obras de Egon Schiele: Arriba: Dos mujeres yaciendo entrelazadas (1915). Debajo: Autorretrato desnudo y gesticulando (1910).
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ISIDORO REGUERA es Catedrático de Filosofía en la Universidad de Extremadura. Traductor de Wittgenstein, es autor de libros como La miseria de la razón (Taurus), El feliz absurdo de la ética (Tecnos), Ludwig Wittgenstein (Edaf) y Jacob Böhme (Siruela).

El Pais

Juega Conmigo: guión de Ann Nocenti y dibujo de John Bolton (Classic X-Men nº30)


































Classic X-Men nº30 Comics Forum 1/91

Historia de España (III) por Arturo Perez-Reverte

(Artículo publicado por la revista XL Semanal, que no me resisto a añadir en este blog, porque no esta nada mal como resumen de la época que aún deseamos historiar en viñetas, no se me vaya a olvidar.)

ARTURO PÉREZ-REVERTE
Una historia de España (III)

Estábamos con Roma. En que Escipión, vencedor de Cartago, una vez hecha la faena, dice a sus colegas generales «Ahí os dejo el pastel», y se vuelve a la madre patria. Y mientras, Hispania, que aún no puede considerarse España pero promete, se convierte, en palabras de no recuerdo qué historiador, en sepulcro de romanos: doscientos años para pacificar el paisaje, porque pueblos tipo Astérix tuvimos a punta de pala. El sistema romano era picar carne de forma sistemática: legiones, matanza, crucifixión, esclavos. Lo típico. Lo gestionaban unos tíos llamados pretores, Galba y otros, que eran cínicos y crueles al estilo de los malos de las películas, en plan sheriff de Nottingham, especialistas en engañar a las tribus con pactos que luego no cumplían ni de lejos. El método funcionó lento pero seguro, con altibajos llamados Indíbil, Mandonio y tal. El más altibajo de todos fue Viriato, que dio una caña horrorosa hasta que Roma sobornó a sus capitanes y éstos le dieron matarile. Su tropa, mosqueada, resistió numantina en una ciudad llamada Numancia, que aguantó diez años hasta que el nieto de Escipión acabó tomándola, con gran matanza, suicidio general (eso dicen Floro y Orosio, aunque suena a pegote) y demás. Otro que se puso en plan Viriato fue un romano guapo y listo llamado Sertorio, quien tuvo malos rollos en su tierra, vino aquí, se hizo caudillo en el buen sentido de la palabra, y estuvo dando por saco a sus antiguos compatriotas hasta que éstos, recurriendo al método habitual -la lealtad no era la más acrisolada virtud local- consiguieron que un antiguo lugarteniente le diera las del pulpo. Y así, entre sublevaciones, matanzas y nuevas sublevaciones, se fue romanizando el asunto. De vez en cuando surgían otras numancias, que eran pasadas por la piedra de amolar sublevatas. Una de las últimas fue Calahorra, que ofreció heroica resistencia popular -de ahí viene el antiguo refrán «Calahorra, la que no resiste a Roma es zorra»-. Etcétera. La parte buena de todo esto fue que acabó, a la larga, con las pequeñas guerras civiles celtíberas; porque los romanos tenían el buen hábito de engañar, crucificar y esclavizar imparcialmente a unos y a otros, sin casarse ni con su padre. Aun así, cuando se presentaba ocasión, como en la guerra civil que trajeron Julio César y los partidarios de Pompeyo, los hispanos tomaban partido por uno u otro, porque todo pretexto valía para quemar la cosecha o violar a la legítima del vecino, envidiado por tener una cuadriga con mejores caballos, abono en el anfiteatro de Mérida u otros privilegios. El caso es que paz, lo que se dice paz, no la hubo hasta que Octavio Augusto, el primer emperador, vino en persona y le partió el espinazo a los últimos irreductibles cántabros, vascones y astures que resistían en plan hecho diferencial, enrocados en la pelliza de pieles y el queso de cabra -a Octavio iban a irle con reivindicaciones autonómicas, mis primos-. El caso es que a partir de entonces, los romanos llamaron Hispania a Hispania, dividiéndola en cinco provincias. Explotaban el oro, la plata y la famosa triada mediterránea: trigo, vino y aceite. Hubo obras públicas, prosperidad, y empresas comunes que llenaron el vacío que (véase Plutarco, chico listo) la palabra patria había tenido hasta entonces. A la gente empezó a ponerla eso de ser romano: las palabras hispanus sum, soy hispano, cobraron sentido dentro del cives romanus sum general. Las ciudades se convirtieron en focos económicos y culturales, unidos por carreteras tan bien hechas que algunas se conservan hoy. Jóvenes con ganas de ver mundo empezaron a alistarse como soldados de Roma, y legionarios veteranos obtuvieron tierras y se casaron con hispanas que parían hispanorromanitos con otra mentalidad: gente que sabía declinar rosa-rosae y estudiaba para arquitecto de acueductos y cosas así. También por esas fechas llegaron los primeros cristianos; que, como monseñor Rouco aún no había sido ordenado obispo -aunque estaba a punto-, todavía se dedicaban a lo suyo, que era ir a misa, y no daban la brasa con el aborto y esa clase de cosas. Prueba de que esto pintaba bien era la peña que nació aquí por esa época: Trajano, Adriano, Teodosio, Séneca, Quintiliano, Columela, Lucano, Marcial... Tres emperadores, un filósofo, un retórico, un experto en agricultura internacional, un poeta épico y un poeta satírico. Entre otros. En cuanto a la lengua, pues oigan. Que veintitantos siglos después el latín sea una lengua muerta, es inexacto. Quienes hablamos en castellano, gallego o catalán, aunque no nos demos cuenta, seguimos hablando latín.
(Continuará).


09/06/2013

viernes, 28 de junio de 2013

El mayor fan de Superman

25.Jun.2013    Por Jesús Jiménez

Mariano Bayona, el mayor fan de Superman 



  • Tiene una de las mejores colecciones del héroe con más de 8.200 cómics
  • Acaba de publicar el libro 'El primer superhéroe', junto a Diego Matos
  • "Estuve a punto de comprar el Superman Nº 1, ahora sería millonario"


Mariano Bayona Estradera (Jaca, 1948) es el mayor fan de Superman de España y posiblemente del mundo. En 1979 hizo un viaje a Nueva York, de donde volvió con los tebeos del Hombre de Acero que el franquismo prohibió en España (entre 1964 y 1971), alegando lo pernicioso de las aventuras de los superhéroes sobre los jóvenes. Con ese material, y ayudado por su esposa, comenzó a escribir fanzines sobre Superman y luego a realizar una página web, The Spanish Superman Fan Page, que también es una de las mejores del mundo sobre el superhéroe. Ahora, con la colaboración de Diego Matos (Salamanca, 1985) ha volcado todo ese trabajo en el libro Superman: El primer superhéroe (Dolmen).
"Actualmente tengo 8.200 cómics de Superman desde 1938 a 2013, con ediciones de 18 países diferentes y de distintas épocas" -asegura Mariano-.

 Sin embargo le faltan algunos números indispensables como:  "El Superman Nº1 -confiesa resignado-. En 1979, mi esposa y yo fuimos 17 días a New York por ver la ciudad que siempre habíamos soñado tras verla tantas veces en el cine y para comprar ejemplares de Superman. Queríamos recuperar los 400 ejemplares que no entraron en España entre 1964 y 1971 por la prohibición franquista. De hecho compramos 1.200 ejemplares que cubrían de sobra esos 400 y que sirvieron para iniciar, por nuestra cuenta, la realización de fanzines y más tarde páginas web".

"El hecho es que cada día recorríamos las calles de Manhattan y un día entramos en una tienda y al principio nos asustamos porque hicieron salir a todo los que estaba allí mirando comics y cerraron las verjas de la puerta. Todo fue porque nos vieron caras de turistas y tenían el número 1 de Superman y nos lo ofrecieron por 10.000 dólares (unas 700.000 pesetas en aquel momento). No lo pudimos comprar… pero nos hubiéramos vuelto millonarios con el tiempo (es el tercer cómic más valioso del mundo, valorado en más de 747.000 dólares).


martes, 25 de junio de 2013

Ryan Lang

 Trabaja como "visual development artist" (renuncio a traducirlo) para Walt Disney Animation, incluyendo el próximo film Big Hero 6. En "Rompe Ralph!" realizó fondos y objetos. Este y otros trabajos personales se pueden ver en su blog.

Via Cartoon Brew






lunes, 24 de junio de 2013

¿Quien soy? guión-Ann Nocenti dibujo-John Bolton (Classic X-Men nº28)
























Classic X-Men nº28 -Comics Forum Noviembre 1990

El dulce tesoro artístico de un magnate del azúcar de EE UU


El museo Meadows adquiere el álbum de William H. Stewart, una recopilación de dibujos y correspondencia con pintores modernistas españoles

EVA SAIZ Washington 22 JUN 2013 - 00:21 CET

Una de las páginas del álbum de William Hood Stewart. / CORTESÍA DEL MEADOWS MUSEUM

Las extensas plantaciones de caña de azúcar trabajadas por centenares de esclavos en la Cuba del XIX proporcionaron a William Hood Stewart una ingente fortuna que el magnate del azúcar invirtió en su verdadera pasión, el arte. En sus viajes a París conoció a una multitud de pintores, entre ellos, varios españoles de cuya escuela modernista cayó hechizado y a quienes sirvió de mecenas. A lo largo de su vida, este millonario de Filadelfia recopiló meticulosamente la correspondencia, los dibujos y los regalos que intercambió con varios de ellos en un álbum ordenado al detalle, cuya adquisición anunció este viernes el director del Museo Meadows de Dallas, Mark A. Roglán.

'Boceto original de su cuadro 'Académicos' de Mariano Fortuny en lápiz y tinta', enviado a William H. Stewart por Cecilia Madrazo.
CORTESÍA DEL MUSEO MEADOWS

“La colección de Stewart nos ofrece una mirada íntima sobre la carrera y el desarrollo estilístico de algunos de los maestros de la Escuela Modernista española que dejaron una impronta importante en los artistas españoles posteriores”, señaló Roglán. El álbum contiene dibujos, fotografías y cartas que el magnate intercambió con pintores como Mariano Fortuni, Eduardo Zamacois y Zabala, Martín Rico o Raimundo de Madrazo y otros contemporáneos europeos como Jean August Dominique Ingres, Jean Louis Meissonier, Jean Leon Gerome o Mihály von Munkácsy.
'Retrato de R Madrazo por su hermano Ricardo, Paris 25 de marzo de 1870', pintado por Ricardo Madrazo.
CORTESÍA DEL MUSEO MEADOWS

“No conozco a un experto en arte más inteligente que el señor Stewart y menos incansable a la hora de buscar buenos cuadros sin reparar en su precio”, escribió sobre él Martín Rico poco después de la muerte del millonario estadounidense, en 1897, y de quien, en la actualidad, el Museo Meadows exhibe una retrospectiva. La pinacoteca expondrá las 370 láminas de las que consta el álbum, entre ellas 193 cartas, entre el 25 de agosto y el 10 de noviembre de este año, en la que, además, se incluirán otras piezas de la colección de Stewart forjó en vida y que se en la actualidad se encuentra dispersa en varios museos del país, como el Metropolitano de Nueva York, el Walters Art Museum de Baltimore o el de Bellas Artes de Boston, y viviendas particulares.

Carta escrita por el pintor español Eduardo Zamacois y Zabala a William H. Stewart el 2 de enero de 1871 junto a un dibujo titulado 'Recuerdo de la Noche Buena de 1869'.
CORTESÍA DEL MUSEO MEADOWS

La adquisición es un ejemplo más del interés del Museo Meadows por el arte español. La pinacoteca recibe el apelativo de el Prado de la Pradera por la importante colección de obras de autores de origen español que posee, una de las más extensas fuera de España.


El Pais 22 junio 2013