sábado, 14 de febrero de 2015

Terrorismo en Nueva York

JAVIER FERNÁNDEZ




Ex Machina, 4: Marcha hacia la guerra. Brian K. Vaughan, Tony Harris. ECC. 144 páginas. 13,95 euros.

El dibujante Chris Sprouse se suma a la fiesta en el cuarto tomo de la reedición de Ex Machina, titulado Marcha hacia la guerra. Lo hace en dos episodios centrados en el pasado de la Gran Máquina, el superhéroe que (citando a Brian Vaughan) "cambió su mochila cohete por un asiento en el ayuntamiento". En el resto de los episodios, dibujados por el habitual Tony Harris, el ahora alcalde de Nueva York, Mitchell Hundred, habrá de lidiar con un atentado terrorista que convierte en tragedia una manifestación pacifista contra la guerra de Iraq. El presente volumen de esta peculiar mezcla de política y superhéroes contiene los 17 a 20 de Ex Machina, más los 1 y 2 de Ex Machina Special, todos publicados originalmente en 2006.


Malaga Hoy

viernes, 6 de febrero de 2015

Pixel Art




Ilustración de Totto Renna, recogida en el libro 1x1, "Make pixels, not war! (Haz pixeles, no la guerra)", anuncia en www.supertotto.com


El Pais de las tentaciones, viernes 19 de diciembre de 2003.

‘Hora de aventuras’, el reino de la imaginación


Esta serie de animación llega ya a su sexta temporada aclamada por niños y adultos
Temas como la discriminación o la guerra se mezclan con un humor infantil

ÁLVARO P. RUIZ DE ELVIRA

Jake y Finn, protagonistas de 'Hora de aventuras'.

Piensen en un par de niños, de 11 o 12 años, en una jardín, jugando. No tienen mucho, tiran de su imaginación. Desde la atalaya adulta se les ve moviéndose y se les escucha hablar. Están emocionados y absortos. Ahora van a salvar a una princesa, ahora recorren un laberinto, y ahí está, el encuentro final con el dragón. Es la misma imaginación que luego de adolescentes podrían vivir jugando una partida de rol, sentados a una mesa con poco más que unos dados, unos lápices y unas hojas. Estas sensaciones, la idea de imaginar mundos irreales y evadirse, es lo que un grupo de adultos nacidos después de los años 60, criados con el universo del juego de Dragones y Mazmorras y las consolas de Atari, ha plasmado en una de las series de animación más exitosas de la historia reciente de la televisión: Hora de Aventuras (Adventure Time). Los protagonistas son dos amigos, Finn y su perro mágico Jake, cuyo objetivo en la vida es vivir aventuras y ayudar a los demás. La serie va ya por su sexta temporada. En España se puede ver en Boing y en Yomvi.

Kent Osborne con el personaje de Jake en la solapa.


Hora de aventuras tiene el mérito de contar en cada capítulo una historia en 11 minutos sin repetirse respecto a episodios anteriores con unos personajes que están en constante evolución. No necesita un planteamiento clásico y sorprende por su humor absurdo y los temas que tocan de manera más o menos sutil, como la paternidad, la discriminación sexual, el maltrato, la guerra o las armas. De fondo, el planeta tierra en el futuro, tras una guerra nuclear, en la que todo ha mutado a cosas bonitas y la magia existe. Una serie extraña que los niños entre seis y 15 años veneran y que muchos adultos siguen de forma ferviente. “En general los padres nos agradecen que hagamos algo que disfrutan viendo con sus hijos”, dice por teléfono su actual jefe de guionistas, Kent Osborne. ¿Y a los padres que creen que sus hijos están viendo algo poco apropiado? “Les diría que siento que tengan que verlo con sus hijos. Tengo 45 años y me encanta la serie. No podría decirle mucho a un adulto que no le guste, porque creo que es agradable de ver”.

La serie fue creada por el guionista Pendleton Ward en 2010 en Cartoon Network tras el éxito en Internet en 2007 de un corto en el que ya aparecían los personajes principales. La descomunal fama que obtuvo Ward en las primeras temporadas hizo que se retirara a un segundo plano para poder pensar en otros proyectos y colegas como Osborne (que venía de trabajar en Bob Esponja), Adam Muto o Rebecca Sugar tomaron el testigo. Una generación que reconoce tener a Los Simpson y South Park como grandes referentes y cuyo acercamiento a la infancia recuerda al que hicieron en su momento Bill Watterson (Calvin y Hobbes), Roald Dahl (Charlie y la fábrica de chocolate) o Maurice Sendak (Donde viven los monstruos). “Solo escribimos cosas que nos gustan y que pensamos que es gracioso”, dice Osborne. “No es que tratemos de poner cosas para los padres y no para los niños o viceversa”. El escritor reconoce que a veces la cadena les tiene que parar los pies sobre lo que pueden poner, por resultar demasiado aterrador para un niño o por exceso de violencia. “No podemos colocar a Finn cortando a un tipo por la mitad con una espada”, dice riendo, “pero no tenemos muchas conversaciones entre nosotros sobre si debemos o no poner esto o aquello. Escribimos para nosotros”.

El Rey Hielo y la Princesa Chicle, dos de los personajes principales de 'Hora de Aventuras'

Osborne cuenta que en cada capítulo trabajan entre cuatro y seis guionistas (son también dibujantes y se encargan de los storyboards) que tienen entre una y dos semanas para dar con una trama original. Se sientan en una habitación y van soltando ideas. “A veces salen por una decisión aburrida, en plan, hagamos algo en la Casa del Árbol [donde viven los protagonistas] porque nuestro equipo de diseño está trabajando mucho y están desbordados, pensemos algo que ya esté diseñado”. Su día a día, y las experiencias de los hijos de amigos y de sus sobrinos, son la principal fuente de inspiración: “Muchas veces hablamos de algo gracioso que nos ha pasado esa mañana o de cuando éramos pequeños. O cosas vistas en Internet. Nos enseñamos vídeos, tratando de hacer reír al compañero”. En otras ocasiones, hacen juegos de escritores: “Nos damos un minuto para escribir todas las ideas que se nos ocurran, se las trasladamos al siguiente para que las evolucionen y hagamos una historia. A veces lo hacemos lo mismo con dibujos”.


“Puede que la imaginación cambie de cuando éramos pequeños, pero en mi caso no es así. Tengo la misma de cuando era un crío”, confiesa el guionista. “Sé que es un cliché en la narración de historias que los adultos se hacen mayores, crecen y se olvidan de lo que era ser un niño, pero yo no me siento así. ¡Mi apartamento está lleno de juguetes! Me recuerda a Big, me siento como Tom Hanks, por fin puedo comprar lo que deseo, y todo son juguetes”, dice entre carcajadas.

La serie tiene anunciada ya una séptima temporada que se estrenará en algún momento de 2015. Osborne reconoce que no le ve un final y que en caso de que llegue igual su creador, Pendleton Ward, tiene algo pensado: “Eso depende de él. Si quiere hacer algo así, estaría bien. No sé si habrá un gran finale, pero parece que puede seguir eternamente”. El reino de la imaginación no tiene fin.
De la pantalla al cómic



Ryan North y la portada de uno de sus cómics.


De la pantalla al comic

Hora de aventuras lleva ya seis temporadas sorprendiendo a muchos. Uno de sus logros ha sido llegar a un público adulto, que no tiene hijos, pero que devora todo lo que tenga que ver con la serie. Desde su estreno en 2010 las librerías y tiendas se han llenado de libros, pegatinas, camisetas, tazas y muchos cómics. Uno de los autores que se ha atrevido a plasmar, y con éxito, el chocante universo creado por Pendleton Ward de forma gráfica es Ryan North, conocido por su trabajo online Dinosaur Comics.
La oferta para hacer los cómics (que en España edita Norma Editorial y existen ya una treintena de números) le llegó a través de su editora y North no lo dudó ni un instante. "No hubiese aceptado si no me encantara la serie", cuenta el escritor a través de un correo electrónico. "Soy un gran fan de Star Trek y he leído varios libros de la saga donde los autores no sabían lo suficiente sobre el universo del que escribían y cometen errores, y eso me mata. No podría haber aceptado si no fuera un fan".

Para North, la oportunidad del cómic era trabajar con unos personajes "tan vibrantes y únicos, con una profunidad que no se ve en la televisión generalista normalmente". Al igual que los guionistas televisivos de Hora de aventuras, North, que no tiene hijos, no escribe pensando en niños, sino para "todas las edades". "Escribir para niños significaría hacer algo bobo, limpio, seguro. No interesante. Mientras que al contrario, para todas las edades significa que es para todos. Solo me preocupa hacer algo en el que nadie diga tacos y todo el mundo lleve la ropa puesta".

El escritor ha estado en constante contacto con Pendleton Ward y Cartoon Network para saber qué tienen pensado para el futuro y evitar así llegar a contradicciones en la historia. Reconoce que pidió una guía al principio, pero le dijeron que lo único que debía hacer era ver la serie y estar al día. Y, también, influencias propias, como Joey Comeau y Emily Horne, creadores de A softer world, o el escritor Kurt Vonnegut (Matadero cinco).  "Me encanta su forma de escribir, su humor y su buen temperamento. De hecho, una de sus frases conocidas hace un cameo en una de las historias de Hora de aventuras".



 El Pais

jueves, 5 de febrero de 2015

Cruce de escenarios

Andrés G. Leiva muestra su talento para el dibujo en 'Serie B', reunión de personajes, ambientes y situaciones tomados mayormente del celuloide.

JAVIER FERNÁNDEZ





Serie B. Andrés G. Leyva. Dibbuks.152 páginas.18 euros.

Serie B es el nuevo alarde de Andrés G. Leiva (Córdoba, 1969), y la primera novela gráfica que el historietista publica fuera del catálogo de Sins Entido desde que, en 2002, lo fichara la escudería madrileña de Jesús Moreno. Son cosas de la crisis, que proyectos editoriales de tan meridiana importancia se vayan al traste, o al menos al limbo, en espera de corrientes más favorables para navegar. Pero en la crisis no dejan de brotar los renuevos, y la también madrileña Dibbuks, que con buen ojo ha incorporado a Leiva a su catálogo, luce ahora más fuerte e interesante que nunca. Después de diez años de intenso trabajo, presume de títulos imprescindibles como El azul es un color cálido o Degenerado, por citar solo un par de lo más obvio.

¿Qué es Serie B, además de un álbum bonito y bien editado? En lo literario puede definirse como una búsqueda, la de un puñado de historias cortas concitadas por el autor para hallarles un objetivo común, un solo argumento que las integre y dé sentido. Es también una reunión de personajes, ambientes y situaciones tomados mayormente del celuloide, tal como anuncia el propio título del libro. Por las páginas de Serie B asoman la giganta de El ataque de la mujer de 50 pies, la casa de Con la muerte en los talones, la fiesta de El guateque y tantos otros motivos cinematográficos. Verán que he escrito "mayormente", y es que Serie B no solo se nutre de lo fílmico; hay en sus páginas un sinfín de referencias prestadas por diversos campos culturales como la pintura, la literatura o el cómic (por salir, salen personajes de otros tebeos del mismo Leiva, como el impagable doctor Corman de Evelyn). Es por ello que la novela gráfica se convierte además en un juego para el lector, que se siente tentado a ir reconociendo las piezas del puzle. De pronto, cae uno en la cuenta de que aquel personaje es la Mary Rose de J. M. Barrie, de que el sufrido director de cine se parece y habla como Billy Wilder, de que tal plano recuerda al célebre lienzo de Andrew Wyeth o de que las habilidades de cierto actor al piano son como las que se atribuyeron en su día a Errol Flynn. En resumen, que el libro provee disfrute más allá de su lectura, y es que, en última instancia, se trata de un divertimento.

Pero si hay un aspecto de Serie B que sobresale por encima de los demás, claro está que es el visual. Leiva tiene un talento manifiesto para el dibujo y la narración gráfica, y su estilo ha ido creciendo con cada obra. Al hablar de él se citan siempre sus tempranas influencias (Moebius, Corben o Das Pastoras) y los modelos que fue hallando por el camino (Breccia es un buen ejemplo), pero creo que es tiempo de mirar al autor bajo otra luz. Por lo pronto, ha abandonado la seguridad de las ceras, una técnica que dominaba con rotundidad, para explorar la (difícil) libertad de las acuarelas. El cordobés ansía emparentarse con la plasticidad de Gipi o la espontaneidad de Sfarr, y Serie B contiene los primeros pasos en esta senda. Les recomiendo que no se lo pierdan.

Malaga Hoy



El príncipe pálido

JAVIER FERNÁNDEZ 





Elric. Tormentosa. Cano, Blondel, Recht, Telo, Poli. Yermo Ediciones. 56 páginas. 16 euros.

Creado en 1961 por el escritor londinense Michael Moorcock, Elric de Melniboné es uno de los personajes más atrayentes de la fantasía moderna. Príncipe, albino, brujo y decadente, Elric es la personificación de una rabia adolescente, en su versión puramente británica, y sus aventuras son el reflejo creativo de una época irrepetible que engendró cambios radicales en la sociedad y la cultura occidentales. En palabras de Alan Moore, extraídas de su extenso prólogo a Tormentosa: "El mundo de la posguerra que modeló nuestro carácter, tanto el de Moorcock como el mío, era un caldo de cultivo para una cultura y unas ideas nuevas que no estaban constreñidas por las cortapisas de los comportamientos y reflejos galvanizados de un Imperio que, diez años después de su propia muerte, seguía negando la evidencia de su putrefacción. Todos nosotros luchábamos contra nuestro propio legado. (…) El pálido príncipe de las ruinas reflejaba la cólera y el espíritu parricida de esos tiempos".

La genial creación de Moorcock protagonizó su propio ciclo de novelas, bellas y nihilistas, y presume también de una larga trayectoria en el mundo del cómic. De Phillipe Druillet a Walter Simonson, pasando por Barry Smith o Craig Russell, son varios los artistas que han adaptado a viñetas las oscuras peripecias de este enfermizo seguidor del caos. Algunos de ellos realizaron trabajos memorables, pero pocos se igualan a la fenomenal propuesta lanzada recientemente desde la bande dessinée, y que anda publicando en España la siempre exquisita Yermo Ediciones. 

Tormentosa es el título del segundo volumen de esta nueva serie de Elric, inaugurada con El trono de rubí. El guion lo firman Julien Blondel y Jean-Luc Cano y el dibujo corre a cargo de Julien Telo, Robin Techt y Didier Poli. Esta especie de esfuerzo colectivo ha recibido ya numerosos halagos, y seguramente el mayor lo señala el propio Moore en su invitación a la lectura: "comprendo por qué Mike [Moorcock] la tilda de su favorita entre todas las adaptaciones de Elric realizadas hasta el momento".



Malaga Hoy

Regreso a la Tierra

JAVIER FERNÁNDEZ




La Cosa del Pantano. Libro 6. Alan Moore, Rick Veitch, John Totleben, Stephen Bissette. ECC. 208 páginas. 17,95 euros.

El sexto y último volumen de La Cosa del Pantano completa la reedición por parte de ECC de la memorable etapa debida al guionista Alan Moore. Y lo hace por todo lo grande, con el regreso a la Tierra de nuestro protagonista tras el largo periplo espacial en el que ha coincidido con diversos personajes galácticos de DC como Adam Strange, un Green Lantern, Metrón o Darkseid. Es un alucinante clímax para una etapa iconoclasta, merecidamente calificada de obra maestra. El libro recopila los números 57 a 64 de Swamp Thing, originalmente publicados con fechas de febrero a septiembre de 1987, todos escritos por el genio Moore, acompañado a los dibujos por Rick Veitch, John Totleben, Stephen Bissette y Tom Yeates, casi siempre con tintas de Alfredo Alcalá. El conjunto es soberbio, pero quiero destacar especialmente el número 60, tan experimental como hermoso.


Malaga Hoy


Catador de venenos

JAVIER FERNÁNDEZ

El hombre sediento, 2. Kazuo Koike, Goseki Kojima. ECC. 256 páginas. 9,95 euros.

El hombre sediento transporta a los lectores al Japón feudal de los siglos XVII y XVIII para narrarles las aventuras de Mondo Kainage, el atractivo catador de venenos del shogun. El estupendo guion corre a cargo de Kazuo Koike y los dibujos, sensuales y magníficos, son de Goseki Kojima. Dicho de otro modo, se trata de un manga histórico firmado por los míticos autores de El lobo solitario y su cachorro,Asa el ejecutor o Hanzô, el camino del asesino (también en proceso de reedición por parte de ECC), por citar algunos de sus trabajos más conocidos. Esta saga fue serializada originalmente entre 1981 y 1982, y la presente edición constará de ocho bellos tomitos en blanco y negro que se devoran de la primera página a la última.


Malaga Hoy

domingo, 1 de febrero de 2015

Angulema consagra de nuevo a Riad Sattouf

'El árabe del futuro', primera entrega de su cómic autobiográfico, mejor álbum del festival


TEREIXA CONSTENLA Angulema (Francia) 1 FEB 2015

Una ilustración de 'El árabe del futuro'.

El runrún se confirmó. El árabe del futuro, de Riad Sattouf, ha recibido hoy el premio al mejor álbum en el 42º Festival Internacional de Cómic de Angulema, cinco años después de haber logrado el mismo galardón, con una obra autobiográfica, que arranca con los recuerdos de una infancia transcurrida a caballo entre Francia y Siria. La obra, publicada en Francia por Allary éditions, es la primera entrega de una trilogía de Sattouf, que cuenta ya a sus espaldas con títulos reconocidos como La vida secreta de los jóvenes o Sin sexo en Nueva York.

El palmarés, anunciado esta tarde en una ceremonia donde se rindió homenaje a los dibujantes asesinados de Charlie Hebdo, incluye también el álbum Le vieux fourneaux, de Lupano Cauuet, protagonizado por tres amigos septuagenarios y distinguido con el premio del público. El premio especial del jurado fue para Chris Ware por Building Stories, mientras que Lastman, última entrega de las aventuras de Richard Aldana creadas por Balak, Sanlaville y Vives, se reconoció como la mejor serie y Petites coupures, de Florent Chavouet, como mejor álbum de género negro. Derive urbaine fue elegido el mejor en la categoría de cómic alternativo, mientras que San Mao, de Zhang Leping, se impuso en la de patrimonio. La fauve a la obra revelación fue para Yekini, de Lisa Lugrin y Clément Xavier, y el premio en la categoría juvenil fue para Les royaumes du Nord, de Clément Oubrerie y Stéphane Melchior-Durand.

El festival de Angulema, que se clausura hoy, ha estado marcado por la memoria de los dibujantes asesinados en París a comienzos de enero y por un excepcional despliegue de seguridad en todos los pabellones y recintos con actividades relacionadas con el cómic. Durante los cuatro días del certamen, la ciudad recibe casi 200.000 visitantes, el doble de su población actual.

El Pais

viernes, 30 de enero de 2015

Al mal tiempo, buena cara


El número 0 de 'El churro ilustrado', la nueva y elegante revista de Panini, sirve para despedir 2014 recordando los acontecimientos "más olvidables".

JAVIER FERNÁNDEZ




El churro ilustrado, nº 0. VV.AA. Panini. 66 páginas. 3,50 euros.

Un señor enchaquetado cita a un empleado en la arena y lo torea. No sostiene una muleta en la mano, sino la hoja del contrato laboral, y el otro tiene rotuladores en lugar de cuernos, lleva por banderillas un máster, sus títulos, el certificado de formación continua, los cursos de postgrado… Titular de una noticia de la Agencia F de Fake: "Se aprueban [sic] una nueva ley de transparencia que hace desaparecer a la mitad de los diputados". Reza el cuerpo de texto: "Según fuentes próximas a la cafetería de la cámara, el problema es que muchos han desaparecido sin pagar la cuenta". Y también: "El gobierno ha decidido no tomar cartas en el asunto porque no hay dinero para sellos". Una pareja reflexiona justo al borde del abismo, han llegado hasta allí siguiendo una flecha que anuncia "Fin de la crisis". Ella mira hacia abajo, al vacío; él exclama en voz alta: "… En el anuncio político no mencionaban traer paracaídas".

Los anteriores son solo tres de los cientos de chistes de El churro ilustrado, la nueva y elegante revista de Panini. ¿Chistes? El verdadero chiste es que su contenido recuerda tanto a la realidad que resulta indistinguible de ella. "¿Por qué es necesario El churro ilustrado?", se pregunta el Churrero Mayor; y él mismo se contesta: "Porque ya dice el refrán aquello de 'Al mal tiempo buena cara', y porque en la edición española quedó un gran hueco tras la desaparición de La Codorniz. (…) A la sombra del churro, decidimos unir esfuerzos y sacar una revista de papel en estos tiempos de Internet. (…) Reivindicamos el churrigueresco frente a este barroco siglo XXI. ¡Y la Ilustración! Como movimiento filosófico-cultural y como el acto mismo de ilustrar. (…) Nuestros churreros se encargan de mostrar el churro de la realidad y hacernos ver las diferencias entre churras y merinas". Como sugiere su propio lema, El churro ilustrado llega a los quioscos "cuando el humor es cuestión de supervivencia".

Este número cero que inaugura la revista lleva fecha de enero de 2015, y sirve para despedir al 2014 "recordando los acontecimientos más olvidables de un año para olvidar". Por desgracia, son tantos que abarrotan sus setenta páginas (incluyendo cubiertas). Dirigen el barco José Orcajo, Fritz, Pepe Macías y Luis Conde, y la nómina de artistas (o filósofos, según se mire) es tan larga como jugosa. Entre ellos, y además de los ya citados: Madrigal, El Gran Wyoming, Sir Cámara, A. Álvarez-Solís, Moncho Alpuente, Martirena, Carlos Tena, Álex Fito, J. J. Téllez, Fonollosa, Lola, Monsalvett, A. Romero, El Bute, Bonet, Oskar o Dimitri, que ilustra la primera portada. Viene también un dossier-entrevista al humorista gaditano Vázquez de Sola (San Roque, 1927), "historia viva del humor español", que desarrolló la mayor parte de su carrera en Francia, en publicaciones como el semanario Le Canard Enchaîné o el periódico comunista L'Humanité. Solo por estas cuatro páginas merecería la pena El churro ilustrado, pero es que el resto no le va la zaga. Les invito a comprobarlo por ustedes mismos.


Malaga Hoy


Los dioses regresan


JAVIER FERNÁNDEZ 


Marvel Limited Edition: Los Eternos. Jack Kirby. Panini. 392 páginas. 39,95 euros.

De todos los cómics realizados por Jack Kirby en su regreso a Marvel, allá por 1975, Los Eternos quizá sea el que goza de mejor reputación entre los críticos. Es tan extravagante y alocado como todo lo que realizó en aquella época, y se beneficia además de no estar atado a la continuidad Marvel. Los Eternos fue diseñado como un título ajeno al universo de Los 4 Fantásticos, Spiderman y compañía, aunque no tardó en incorporarse al mismo, concretamente a partir del sexto episodio. A la excitante temática de ciencia ficción, relacionada con las célebres teorías del suizo Erich Von Daniken sobre ufología, se suma una arena mitológica de nuevo cuño, en la estela del fenomenal trabajo del propio Kirby en El Cuarto Mundo. Antes que superhéroes, los protagonistas del drama son los retoños (buenos y malos) de una raza de dioses, los Celestiales, regresada al mundo para juzgar a la humanidad.

A estas alturas de su carrera, el estilo de Kirby se había desatado de ataduras, de modo que el aspecto gráfico de Los Eternos es imponente, sobre todo en los primeros números de la saga. Abundan las panorámicas, las splash pages, y los diseños conjugan el delirio tecnológico propio de Kirby con cierto sabor precolombino, que le va como anillo al dedo. Mientras le duró la ilusión en el proyecto, el artista derrochó imaginación por los cuatro costados, y luego, cuando se quebró definitivamente el difícil matrimonio con Marvel, las páginas se condujeron con eficacia, pero sin brillo, hasta el fin. Un fin, por cierto, que resultó truncado cuando la serie fue cancelada en su número 19.

Panini recupera ahora esta cabecera mítica en la nueva colección Marvel Limited Edition, un tren de lujo para algunos clásicos imprescindibles de la editorial que siguen aguardando un público. Como el propio nombre indica, se trata de un producto de tirada limitada: 1.500 ejemplares numerados. Se incluyen aquí los 19 números de The Eternals (1976-78) y su primer y único Annual (1977), más una introducción de Mike Royer y varios epílogos de Robert Greenberger.


Malaga Hoy



Acción y humor ácido

JAVIER FERNÁNDEZ 




Marvel Knights: Punisher. De ratones y hombres. Garth Ennis, Steve Dillon, Darick Robertson. Panini. 440 pp. 21,95 euros.

Garth Ennis y Steve Dillon, la mera suma de sus nombres produce emoción. Si añadimos la palabra Punisher, el resultado es uno de los tebeos más cafres, violentos y divertidos de la Marvel de cambio de siglo. De ratones y hombres recopila los números 1 a 7 y 13 a 23 del volumen dos de la cabecera Marvel Knights: Punisher, publicados originalmente entre 2001 y 2003, más algunas páginas del 1 de Marvel Knights: Double-Shot (2002), dibujadas estas últimas por Joe Quesada e inéditas en España hasta la fecha. Dillon firma la mayoría del tomo (viene un estupendo arco realizado por Darick Robertson), y en lo gráfico son también muy impactantes las cubiertas de Tim Bradstreet. Ennis se apodera de la mente del lector desde la primera página, con su peculiar mezcla de acción descarnada y humor ácido, y ya no la suelta hasta el final.


Malaga Hoy


Verde y maleable

 JAVIER FERNÁNDEZ



Doop: El nuevo Doop. Peter Milligan, David Lafuente. Panini. 112 páginas. 11 euros.

Creado por Peter Milligan y Mike Allred en las páginas de X-Factor, Doop es uno de esos personajes inclasificables que pueblan el universo Marvel. Sabemos que es verde y maleable, que flota, tiene forma esferoide (recuerda a una patata grande con brazos), habla un idioma incomprensible y posee una tendencia irrefrenable a grabarlo todo. De su origen, en cambio, no sabíamos nada hasta All-New Doop, la divertida miniserie publicada entre junio y octubre de 2014 y que ahora Panini recoge en un solo tomo. Parafraseando a Bruno Orive, la historia de Doop es estrafalaria, alocada y caótica. No podía de ser de otro modo. El guion es de Milligan, los dibujos del español David Lafuente, y Allred se suma a la fiesta con las cubiertas.




Malaga Hoy

jueves, 29 de enero de 2015

Comienza el 42º Festival Internacional de Cómic de Angulema


La gran cita europea de la historieta arranca impregnada por el recuerdo de los dibujantes asesinados en 'Charlie Hebdo'

TEREIXA CONSTENLA Madrid 29 ENE 2015

Dos asistentes de la exposición 'Una historia de Charlie Hebdo'. / PIERRE DUFFOUR (AFP)

Inevitablemente todo evoca a Charlie Hebdo. El 42º Festival Internacional de Cómic de Angulema, que hoy abre sus puertas en la pequeña ciudad francesa que ha hecho de la historieta su signo de identidad, se celebra en esta edición marcado por el atentado cometido el pasado 7 de enero contra la popular revista satírica, en el que perdieron la vida algunos de sus más célebres dibujantes como Wolinski (Gran Premio de Angulema en 2005), Cabu, Honoré, Tignous y Charb. Nada más conocerse el suceso, la organización puso en marcha una iniciativa en Facebook para que los dibujantes de todo el mundo pudiesen rendir homenaje a sus colegas fallecidos. El muro virtual ha recibido ya el respaldo de más de un millar de creadores, que han trasladado en viñetas sentimientos encontrados, que van desde la tristeza a la rabia.

No será el único homenaje. El viernes se ha organizado una asamblea general a la que acudirán autores, editores, libreros y lectores del noveno arte para reflexionar sobre el impacto de lo ocurrido y las respuestas que pueden ofrecerse desde el medio. A pesar del poco tiempo transcurrido desde el crimen, el certamen ha organizado también una exposición, Una historia de Charlie Hebdo, que se celebra en el Museo del Cómic, y una muestra al aire libre con carteles sobre el semanario.

Otra de las respuestas inmediatas del medio ha sido la elaboración de un cómic colectivo, en el que participan autores como Robert Crumb, Guy Delisle, Manu Larcenet, Blutch o Philippe Geluck, cuyos beneficios se destinarán a los familiares de las víctimas del atentado. En el álbum, La BD est Charlie (El cómic es Charlie), colaborarán 173 autores y tendrá una tirada de 100.000 ejemplares.

Alan Moore, Katsuhiro Otomo y Hermann Huppen aspiran al Gran Premio de Angulema
Por lo demás, el festival, que se celebra hasta el próximo domingo, ha programado una gran exposición monográfica sobre el japonés Jirô Taniguchi (Tottori, 1947), autor de más de 40 álbumes de manga y premiado anteriormente en Angulema y el Salón del Cómic de Barcelona. En Un zoo en invierno, publicado en 2008, detalla su peripecia autobiográfica desde que dejó su localidad natal hasta que comenzó a dar sus primeros pasos en el manga.  Simultáneamente se pueden visitar exposiciones dedicadas a Bill Watterson, creador de Calvin y Hobbes, distinguido en 2014 con el Gran Premio de Angulema, además de otras muestras dedicadas al creador Jack Kirby o al imaginario del blues.

Un total de 62 álbumes compiten en alguna de las categorías del festival, de las cuales 35 lo hacen en la Sección Oficial, entre ellas el álbum He visto ballenas (Astiberri), de Javier de Isusi, el único español seleccionado en esa categoría con su obra sobre el conflicto de ETA. En el apartado de álbumes de serie negra participan también Yo, asesino (Norma editorial), de Keko y Antonio Altarriba, que esta tarde reciben el Gran Premio de la Crítica, que por vez primera en su historia ha ido a parar a una obra de autores españoles.

Por el Gran Premio de Angulema aspiran tres finalistas: Katsuhiro Otomo, autor de manga y creador de la serie Akira; Alan Moore, autor de Watchmen y V de Vendetta, y el diseñador belga Hermann Huppen, que ha cultivado distintos géneros, del western a la novela gráfica histórica.



El Pais

domingo, 25 de enero de 2015

AVANCE DE PROGRAMACIÓN DE LA FERIA BARCELONESA DE LA HISTORIETA

El Salón del Cómic homenajea a Perich
La cita patrocinará el premio en honor al dibujante y le dedicará una muestra








ANNA ABELLA / BARCELONA
VIERNES, 23 DE ENERO DEL 2015




La estatua de Colón, vestida con antifaz y capa roja de superhéroe y esgrimiendo un lápiz y una página llena de viñetas, es la protagonista del cartel, obra de Jordi Lafebre, de la 33ª edición del Salón del Cómic de Barcelona, que se celebrará del 16 al 19 de abril próximos, y cuya programación avanzó este jueves en la Escola Joso de Barcelona, el director del certamen, Carles Santamaria. Una de las novedades más destacadas de este año, que tendrá a la ciencia ficción y la fantasía como eje temático central, será el homenaje al dibujante Jaume Perich, en el vigésimo aniversario de su fallecimiento.

FICOMIC, organizadora de la cita, ha llegado a un acuerdo con la asociación que otorgaba el Premio Internacional de Humor Gat Perich (que no se concedía desde el 2011) y a partir de ahora la entidad pasará a ser la patrocinadora del galardón, que se entregará durante la celebración de la feria, donde una de las exposiciones estará dedicada a la obra del histórico dibujante, que durante años publicó su humor gráfico en EL PERIÓDICO.

El dibujante Fer, en nombre de la Associació Perich Sense Concessions, explicó que el premio dejó de concederse tres años «por los recortes de las ayudas de los Gobiernos del PP y CiU» y que la recuperación del mismo tiene lugar en un momento «muy especial» para el humor porque el primer premiado con el Gat Perich, hace 20 años, fue Plantu, uno de los dibujantes de la revista Charlie Hebdo, y el tercero fue Georges Wolinski, uno de los asesinados en el atentado islamista de París del pasado día 7 contra el semanario satírico. «Perich y Wolinski eran amigos», evocó Fer, que añadió, en referencia al dibujante catalán, que «Jaume era mucho Jaume». El homenaje a los fallecidos ya ha empezado también con el lema Nous sommes tous Charlie, presente ya en el cartel del Salón.

El patrocinio de FICOMIC permitirá traer al ganador y subvencionar la estatua del premio, que se convertirá este 2015, según Santamaria, en «una reivindicación de la libertad de expresión», sobre la que también se prevén conferencias en colaboración con el Institut Français, y permitirá «recuperar la figura de Perich, cuyo humor sin concesiones continúa teniendo plena vigencia».

Exposiciones

El salón, que albergarán los 36.000 metros cuadrados de las dos plantas del palacio 2 de Fira Barcelona Montjuïc y la plaza del Univers, contará con una gran muestra temática centrada en el cómic de ciencia ficción y de fantasía heroica, con unos 300 originales, avanzó Antoni Guiral, coordinador de actividades y exposiciones. Alrededor de la muestra, asesorada por Álvaro Pons y en la que habrá espacio especial para series como Star Wars, Star Trek, Juego de Tronos o Conan, habrá actividades de divulgación científica, coordinadas por Jordi Ojeda, y sobre narrativa ligada a las leyendas.

El gran enemigo de Batman, El Joker, y el Capitán América, histórico líder de Los Vengadores, que este 2015 cumplen 75 años, protagonizarán dos exposiciones monográficas. No faltarán las dedicadas a los ganadores de los premios de la pasada edición del Salón del Cómic, Miguel Gallardo (Gran Premio), Los surcos del azar, de Paco Roca, a la autora revelación, Clara Soriano y al fancín Arròs Negre. Guiral, sin embargo, avisó de que estas muestras son solo «un aperitivo» de la oferta del salón, ya que aún hay novedades en preparación.

Invitados extanjeros

Entre los autores extranjeros que hasta el momento han confirmado su participación se encuentra el italiano Milo Manara, que volverá al salón para presentar su obra sobre Caravaggio. El elenco de invitados incluye tambié a dos autores ligados al género de los superhéroes, José Luis García López y David Finch, a los creadores de Hora de Aventuras, Branden Lamb, Shelli Paroline y Ryan North; a Frederik Peeters (Lupus, Aama), un referente del cómic europeo contemporáneo, al dibujante y escritor británico Brian Talbot (Historia de una rata mala, Alicia en Sunderland), y su mujer, Mary M. Talbot, autores de La niña de sus ojos (sobre la hija de Joyce), y al nuevo valor de la historieta francesa Jerémie Moreau.

El salón repetirá la experiencia de la carpa de autores y retomará los populares concursos de Cosplay, con disfraces de superhéroes y cómic de ciencia ficción y fantasía. La venta anticipada de entradas, a través de la web de FICOMIC, empezará este mismo viernes.



El Periodico de Catalunya

viernes, 23 de enero de 2015

En los confines del mar


La serie de Makoto Yukimura adapta un tono ágil y muy violento en su viaje a la Europa del siglo XI para narrar las aventuras de los vikingos.


JAVIER FERNÁNDEZ

Vinland Saga, 2. Makoto Yukimura. Planeta. 232 páginas. 12,95 euros.

Lejos del Japón feudal de los jidaimono o tebeos históricos del país del sol naciente, Vinland Saga, la serie de Makoto Yukimura, se desplaza a la Europa del siglo XI para narrar las aventuras de uno de los pueblos guerreros por excelencia, los vikingos. Y lo hace con un aliento épico y una atención al detalle realmente encomiables. Ya desde el principio, Yukimura establece un tono ágil y muy violento, en sintonía con los gustos actuales, que arrastra al lector sin pausa por los mares tormentosos y los aún más tormentosos campos de batalla de una época sin ley. Pocas veces se ha visto tanta carnalidad en las viñetas de época, y eso que, en estos primeros episodios, la acción no alcanza aún la temperatura de lo que está por venir. No por casualidad, la serie comenzó su andadura en una cabecera juvenil, Weekly Shonen Magazine (entre abril y octubre de 2005), y pasó después a otra destinada a un público más adulto, Afternoon (desde diciembre de 2005 hasta la actualidad).

Dice la información sobre Vinland Saga que el tebeo usa distintas fuentes literarias como el Libro de Flatey, la Saga de losGroenlandeses o la Saga de Erik el Rojo, manuscritos islandeses medievales que contienen los hechos históricos de los reyes nórdicos y dan fe del descubrimiento y colonización de América por parte de los vikingos. El protagonista es Thorfinn, hijo de Thors, un mocoso que sirve a las órdenes del propio asesino de su padre, el comandante Askeladd, con quien ansía batirse en duelo para ejecutar la venganza familiar. A este argumento se sumará más adelante la invasión vikinga de Inglaterra y la llegada al poder del joven rey danés Canuto el Grande, amén de diversas complicaciones y subtramas que enriquecen el conjunto. Y es que, en última instancia, Vinland Saga es una historia de personajes, un fascinante culebrón en la mejor tradición del manga.

Las batallas, los duelos y los enfrentamientos verbales se complementan con el lirismo de los paisajes, y el ansia de sangre contrasta con el deseo de alcanzar una tierra legendaria situada al oeste, "mucho más cálida que Islandia (…), una nueva tierra con verdes y ondeantes prados y rebosante de frutos", en donde los hombres puedan establecerse en libertad. Ese lugar es Vinland, que significa sencillamente "tierra de prados" y, claro está, es también el nombre norteño de América. Mención aparte merece el dibujo de Yukimura, tan realista como permite la estética manga. Si el guion resulta sólido, no cabe duda de que la estética es el verdadero punto fuerte de Vinland Saga. A un storytelling vertiginoso, Yukimura (y su equipo de colaboradores, no acreditados) añade una cuidada caracterización, una ambientación minuciosa, fruto de un excelente trabajo de documentación, y un hermoso entintado que dota de vida a las imágenes.

Nominada al premio Manga Taisho en 2008 y ganadora del Gran Premio de 2009 en el Japan Media Arts Festival, Vinland Saga presume de ventas millonarias en Japón, y se prepara ya para convertirse en un fenómeno en el resto del mundo.


Malaga Hoy




La hora del dragón

JAVIER FERNÁNDEZ 






Conan Rey, El Conquistador. Timothy Truman, Tomas Giorello, José Villarrubia. Planeta DeAgostini. 152 páginas. 16,95 euros.



Proyectada allá por la década de 1930 para su edición en libro en Inglaterra, The Hour of the Dragon fue la única novela de Conan escrita por el creador del bárbaro cimerio, Robert E. Howard. Se trata de una aventura de inspiración artúrica (convenientemente disfrazada de epopeya hiboria) trenzada con los elementos principales del ciclo de Conan, que Howard reelaboró en un solo tapiz, muy consciente de que el libro habría de ser su carta de presentación en el mercado europeo. Por desgracia, la citada edición británica no llegó nunca a materializarse, y el largo relato acabó serializado (cómo no) en las páginas de la revista Weird Tales, entre los meses de diciembre de 1935 y abril de 1936. Década y media más tarde, ya muerto el escritor, la novela se publicó al fin en un solo volumen, eso sí, retitulada como Conan the Conqueror.

Desde entonces, la denominación Conan el Conquistador coexiste con el título original, La hora del dragón, y ambas etiquetas fueron usadas indistintamente por Roy Thomas en su fenomenal traslación al cómic en los años 70, junto a dos gigantes de la narrativa gráfica, Gil Kane y John Buscema, primero en las páginas de Giant-Size Conan y, luego, en Savage Sword of Conan. También Dark Horse ha hecho uso de ambos títulos en esta reciente y poderosísima versión del escritor Timothy Truman, el dibujante Tomás Giorello y el colorista José Villarrubia, que se sitúa entre los mejores trabajos adaptativos del personaje. Para la edición española, Planeta ha recopilado las dos miniseries consecutivas de Dark Horse dedicadas a la novela en un par de tomos: Conan Rey: La hora del dragón y Conan Rey: El Conquistador, cada uno de los cuales incluye las portadas de los episodios originales, pero no el material extra de la edición estadounidense. En lo que respecta al plano artístico, y por mor de la brevedad, me hago eco del comentario de IGN.com, y lo suscribo fervientemente: "En serio, este es un cómic deslumbrante, un violento tributo al mundo de Conan y algo que todo aficionado al cómic debería leer".


Malaga Hoy

Un Conan en vivos colores

JAVIER FERNÁNDEZ 




Conan y el pueblo del círculo negro. Fred Van Lente, Ariel Olivetti. Planeta. 104 páginas. 18'95 euros.

No me cabe duda de que esta nueva adaptación al cómic de Conan y el pueblo del Círculo Negro llamará la atención de los aficionados al bárbaro, aunque sospecho que más de uno se llevará las manos a la cabeza. Lejos del clásico blanco y negro de Buscema y Alcalá, el trabajo gráfico de Ariel Olivetti se apoya en la infografía, fiándolo todo una estética de texturas fotográficas y vivos colores, con una paleta que trae a la mente al mismísimo Corben. Confieso que, a pesar de lo temerario de la propuesta, he disfrutado de la lectura, pues me gusta imaginar a Conan en otros registros, por muy alejados que estén del canon. En lo literario, Fred Van Lente es conciso, pero escrupuloso con el original, lo que siempre se agradece.


Malaga Hoy

Un culebrón galáctico

JAVIER FERNÁNDEZ 



 Saga, Capítulo Cuatro. Brian K. Vaughan, Fiona Staples. Planeta. 152 páginas. 16'95 euros.


"Cómic inspirado y basado en la familia. Fantasía espacial con mucho de autoficción íntima. Estructura compleja con analepsis y prolepsis. Pero, sobre todo, personajes redondos a los que cada vez les tenemos más cariño y a los que vemos crecer por momentos, día a día…", estas y otras sentencias sirven a José Torralba para describir Saga en la introducción del cuarto volumen de la serie. El fascinante culebrón galáctico de Brian K. Vaughan y Fiona Staples es uno de los tebeos más premiados de la actualidad, y aquí van recopilados los números 19 a 24, cerca de 150 páginas que se pasan volando. Entre otras cosas, asistimos al nacimiento del hijo del Príncipe Robot IV, aún perdido desde que se le reiniciara el cerebro, la crisis sentimental de Alana y Marko en Gardenia y las habilidades actorales de la madre de Hazel en el Circuito Abierto.


Malaga Hoy

domingo, 18 de enero de 2015

Viñetas para enmarcar

Un libro recupera cómo las grandes obras de arte y sus autores se colaron en las novelas gráficas

Imagen de Hellboy. Imagen de Hellboy. / R.C.
PILAR MANZANARES | MADRID
11 enero 2015

¿Sabían que pintores como Da Vinci, Rembrandt o Dalí son algunos de los más homenajeados por el noveno arte? ¿Que hay escenas de Astérix que beben directamente de obras de maestros como Brueghel 'el Viejo'? ¿Que Goya fue un precursor del lenguaje del cómic? Pues así es y así lo muestra 'La pintura en el cómic', un libro magníficamente documentado por el historiador del arte Asier Mensuro y el experto en teoría del cómic Luis Gasca, el más importante coleccionista de estas publicaciones que hay en España.

En él, los autores hacen balance de lo que una disciplina debe a la otra y de la inspiración que las novelas gráficas buscan en el arte y viceversa; no olvidemos que sobre todo artistas del movimiento Pop Art como Andy Warhol, Roy Lichtenstein o Richard Hamilton tomaron su iconografía para conectar su arte con los nuevos tiempos. Tenemos ejemplos tan claros como el collage '¿Qué es lo que hace los hogares de hoy tan diferentes y llamativos?' (1956), donde Hamilton clonó la portada del cómic 'Young romance', de Jack Kirby y Joe Simon. O tan interesantes como el que llevó a Equipo Crónica, grupo formado por los artistas Manolo Valdés y Rafael Solbes, a introducir al Guerrero del Antifaz en 'El Guernica' en su obra 'El Intruso' (1969). Cierto es que esta monumental obra de Picasso ha venido causando un gran impacto en el mundo del cómic y la hemos podido ver en diversas viñetas de Quino, en historietas como 'Un tiempo del Führer' de Víctor Mora y Florenci Clavé, y hasta en portadas de La Marvel como 'Sangre, arena y garras' de la serie 'Lobezno en la Guerra Civil española', entre otras muchas.

Aunque fue la tira de prensa estadounidense 'The Yellow Kid and his Phonograph' la que en 1895 utilizó por vez primera el uso de bocadillos para contener el diálogo de los personajes, quedando así como el antecedente del cómic moderno, hay quienes han querido ver ya en las pinturas rupestres una suerte de origen del género.

Uno de ellos es el famoso dibujante Will Eisner, padre de 'The Spirit', quien en su obra 'La narración gráfica' apunta a ellas como una forma de contar historias a través del dibujo. Y aunque hay muchos expertos que no están de acuerdo con este parentesco, debido a que aún se desconoce el objetivo de aquellos dibujos, es una idea que por lo mismo no hay que desterrar.

La idea de que la pintura narrativa está estrechamente relacionada con el mundo del cómic tiene un claro exponente en Goya. Como señalan Mensuro y Gasca, «el pintor aragonés es un interesante precursor del lenguaje del cómic al reflexionar en su obra sobre la narrativa secuencial, protagonista de óleos como la serie de seis lienzos que cuenta a modo de secuencia 'La captura del bandido Maragato por fray Pedro de Zaldivia' (1806-1807)». Pero además el genial pintor dejó como legado tres lecciones de dibujo que han marcado huella en la ilustración y la novela gráfica actual: la capacidad de síntesis gráfica, el uso de los sombreados para destacar aquellos elementos de la imagen que son más importantes y la inteligencia para dibujar solo aquello que es necesario. «Esta filiación gráfica le convierte en uno de los autores más citados en el mundo del noveno arte, en justo reconocimiento por parte de historietistas claramente influidos por él, como Robert Crumb, Frank Miller o Mike Mignola, que lo homenajea en la aventura de Hellboy 'En la capilla de Moloch'», explican los expertos. En este caso, además, el lector reconocerá una transferencia clara de 'Los caprichos' y las pinturas negras hacia el universo del buen demonio.

'La odisea de Astérix'

Es interesante ver cómo el cómic también se vale de la pintura como parte de su proceso de documentación y se sirve de ella bien para ambientar sus historietas, bien porque su narración sucede en lugares y épocas del pasado en las que esta es la única fuente gráfica referencial posible. Así, en 'La odisea de Astérix' Uderzo dibuja a los soldados de un ejército babilonio en rigurosa línea y de perfil. «Tanto la disposic ión de las figuras en una franja como su pose y vestimenta remiten al 'panel de la guerra' del 'Estandarte de Ur», señalan los autores.

Por supuesto, no siempre es así, y a veces el uso de un lienzo o parte de él solo pretende apoyar un gag usando el reconocimiento de la obra por parte del lector, como sucede en 'El aniversario de Astérix y Obélix. El libro de oro' cuando Falbalá aparece convertida en 'La mona Lisa' o en la acuarela 'Las meninas de Ibáñez', donde el ilustrador inmortaliza la obra de Velázquez sustituyendo sus figuras por personajes como Mortadelo y Filemón, Rompetechos o Pepe Gotera y Otilio.

Para acabar, hay que llamar la atención sobre la interesante proliferación de álbumes que recrean la vida y obras de pintores e incluso de sus musas, como los más que recomendables 'Kiki De Montparnasse', de Catel y Bocquet, una biografía de la mujer convertida por Man Ray en 'El violín de Ingres'; 'Gauguin, dos viajes a Tahití', donde Li-An teje una aventura en torno a los elementos de la vida del pintor, o el más reciente 'La casa azul', donde el ilustrador Tyto Alba refleja la vida en Coyoacán con Chavela Vargas, Frida Kahlo y Diego Rivera.

Con todo, nada mejor que sumergirse en las más de 600 imágenes con las que se ilustra 'La pintura en el cómic' para armarse con la mejor herramienta con la que dar caza a todas estas relaciones entre dos artes que cada vez están más cerca. Todo un regalo con el que dejarse sorprender.


Diario Sur

Ibáñez, el rey del tebeo


El padre de Mortadelo y Filemón ha dibujado unas 50.000 páginas de esta pareja de cómic que ha marcado a varias generaciones de españoles.

Su obra es también una especie de crónica de un país teñida de ficción y realidad a partes iguales.

Hoy sigue empuñando el rotulador, asegura, porque siente el cariño de la gente. Visitamos en su guarida a un veterano mago del humor.

BORJA HERMOSO

El dibujante Francisco Ibáñez. / CATERINA BARJAU

Francisco Ibáñez lleva 56 de sus 78 años dando vida a Mortadelo y Filemón, de los que calcula que habrá dibujado unas 50.000 páginas. Así que cuando uno pulsa el timbre y espera a que le abran la puerta en este bloque corriente y moliente de un barrio corriente y moliente de Barcelona, no puede pensar en otras cosas que las relacionadas con el estajanovismo, la producción en cadena y las laboriosas hormigas. Lo primero que ve el visitante son unas gafas; detrás de ellas, un señor simpático, socarrón y vehemente, y detrás de él, estanterías reventadas de tebeos. Ah, y la mesa. La mesa de dibujo. La mesa de dibujo inclinada, junto a la ventana, poblada de plumillas, lápices, bolígrafos, trozos de papel y –aunque no se vean– mundos extraños y pobres diablos protagonistas de cosas que somos todos: la emoción, la tristeza, la impotencia, el dolor y el fulgor, gama/disparate.

Por ahí pululan, por este saloncito años setenta donde pasa sus tardes Francisco Ibáñez, los disfraces de Mortadelo y los mamporros de Filemón. Mortadelo, trasunto en viñetas de la vertiente picaresca de la vida, cruce de caminos entre el Quijote, el Lazarillo y el expolicía Torrente. Filemón, retrato matemático, cruel, de cierto españolito de cuando entonces, que sigue siendo el de ahora, animoso, resignado, victimista y con mala uva. Mortadelo y Filemón, agencia de información, paridos por la mano de Ibáñez en 1958 en el número 1.394 de la revista Pulgarcito, historieta hecha leyenda o, como tituló Antoni Guiral de forma certera su fantástico libro sobre la escuela Bruguera (1945-1963), Cuando los cómics se llamaban tebeos.

Francisco Ibáñez sigue ahí, asomado a la mesa, al dulce potro de tortura, dando a la imprenta páginas y más páginas y álbumes y más álbumes, el último de ellos Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo, versión papel de la película del mismo título dirigida por Javier Fesser y recientemente estrenada con el éxito de público que se le auguraba (la tercera, tras La gran historia de Mortadelo y Filemón, del propio Fesser, y Mortadelo y Filemón: misión, salvar la tierra, de Miguel Bardem). ¿Por qué seguir después de 56 años?

–¿Es que, si lo dejara, se aburriría?
–Pues… sí, desde luego a este paso parece que voy a acabar yo antes que los personajes, ¿no? No sé, hay momentos que ya… no sé, uno está cansado, y dices, ¿y para qué?, pero claro, entonces vuelves a ver que la cosa le gusta a la gente y entonces sigues.

Se llama la irresistible inercia del éxito popular, o quién sabe, la irresistible inercia a secas.
Bien lo sabe el padre de Mortadelo, y de Pepe Gotera, y del botones Sacarino, y de 13, Rue del Percebe, y sobre todo de Rompetechos –“mi favorito”, deja caer Ibáñez sin vacilar–, exponente supremo del eterno tebeo español, ese fenómeno de masas que balbucea a mediados de los cincuenta en cabeceras como La Risa o Paseo Infantil, que eclosiona y estalla en los primeros sesenta de la mano de los hermanos Francisco y Pantaleón Bruguera (el uno, republicano; el otro, franquista, ambos empresarios de corte paternalista y absolutamente seguros de lo que perseguían: edificar un imperio y aplastar a la competencia en el sector del tebeo) y que desemboca en el mismísimo hoy: Barcelona, 2014, Ibáñez dibujando, a punto de cumplir 79 años, a Jimmy el Cachondo, el profesor Bacterio, el Súper, Ofelia y nuestros inefables agentes secretos de la T.I.A.

En tiempos no ya de perenne metamorfosis sino de progresiva derrota de lo tangencial y lo analógico a manos de lo virtual y lo digital, bien puede decirse que nada o prácticamente nada ha cambiado para Francisco Ibáñez Talavera (Barcelona, 1936). Sus lapiceros, sus hojas de papel, sus tintas, su imaginación… Nada ha sido fácil en una vida dedicada a construir mundos imaginarios a golpe de viñeta: “Ahí sigo, igual que siempre, bueno, igual no, porque con el paso del tiempo… Mira, en la profesión mía, hacer cinco páginas a la semana es lo normal. Hacer 10 es una heroicidad. Hacer 15 ya es increíble. Y yo durante muchos años hice 20 páginas a la semana. De día, de noche, fines de semana, sin vacaciones, nada, nada, a dibujar todo el rato. La verdad es que en aquellos tiempos la editorial Bruguera nos tenía bastante esclavizados. Era sencillo: querían producir y producir, y producir masivamente, y así reventaban el mercado, reventaban la competencia, que no podía seguir aquel ritmo”.

Ha evitado, hasta donde ha sido posible, figurar en primera línea de fuego en la promoción de la película de Javier Fesser, “se lo ha tenido que comer casi todo el Fesser, el pobre”, comenta no sin que una risilla asome en sus ojos de niño grande. Mortadelo y Filemón, agencia de información (a los que en un principio iba a llamar Mister Cloro y Mister Yesca, agencia detectivesca, o Lentejo y Fideíno, detectives finos) son importantes, pero aún lo es más la familia y la salud. Alerta roja. Y así son hoy las mañanas de Ibáñez: “Por la mañana salgo un rato a pasear, por prescripción facultativa más que nada, porque me dijo el médico que estaba jodidillo y que eso de quedarme quieto todo el día en casa que no podía ser. Así que me puse con el deporte. Me apunté a una piscina de esas de barrio y oye, me hacía 40 piscinas, pero era aburridísimo. El caso es que cuando ya me creía un Mark Spitz, un día, en la calle de al lado, vi cómo una chiquita se hacía cuatro largos en el tiempo en que yo me hacía uno. Me desanimé y lo dejé. Y ahora salgo a caminar, tres cuartos de hora más o menos, y bien”.


Ibáñez sostiene en su mesa de trabajo una prueba de la última aventura protagonizada por sus héroes del tebeo más famoso, Mortadelo y Filemón. / CATERINA BARJAU

Sin tontos registros de nostalgia, pero con mucho respeto y mucho cariño hacia una época y los nombres y apellidos que la habitaron (sus compañeros en Bruguera, Escobar, Peñarroya, Cifré, Vázquez, Raf…), aquel antiguo empleado del Banco Español de Crédito reconvertido en dibujante de chistes para gran cabreo y preocupación de su padre recuerda la vida de entonces. “A las ocho o nueve de la mañana ya me llamaban los de la editorial: ‘¡Ibáñez! ¿Cómo van esas páginas?’. Y cuando las tenía acabadas, pues nada, me metía la carpeta debajo del brazo y me acercaba a entregarlas, un poco como la modista que va a entregar el vestido que ha hecho durante la semana; me pagaban el trabajo de la semana anterior y listos. A veces aprovechaba para comer o tomar algo con algún otro compañero del trabajo que estuviera por allí y luego, hala, vuelta a casa, a volver a sentarte en el taburete y a seguir dibujando”.

–Es increíble el ritmo que llevó durante aquellos años sesenta y setenta, y es increíble que siga trabajando con esa intensidad. ¿No se sintió Francisco Ibáñez explotado, algo así como una vaca lechera a la que le exprimen las ubres sin descanso, o como la gallina de los huevos de oro a la que no se deja descansar?
–En Bruguera así fue, claramente, pero nunca me quejé, nunca dije que me estaban explotando, yo seguía allí sencillamente porque quería. Eso sí, Bruguera siempre se negó a que los autores tuviéramos los derechos de nuestros personajes, se negó en redondo. Los dueños pusieron cláusulas en los contratos que decían que aquellos personajes eran “herramientas de trabajo en poder de la editorial, que pagaba por ello a sus autores”. O sea, que nosotros no teníamos derecho absolutamente a nada. Te decían: “Oiga, Ibáñez, aquí se trata de producir, ¿eh?, y si no lo hace usted, pues lo hará otro, ya sabe”.

Era un tiempo en el que centenares de miles de niños españoles acometían, sin saberlo, su primera iniciación a la lectura desde las páginas de aquellas revistillas que costaban cinco pesetas, que se llamaban Tio Vivo, DDT, Pulgarcito o Din Dan, y que alcanzaban tiradas de 350.000 ejemplares… semanales. Luego vendrían Mortadelo Especial, Mortadelo Gigante, Súper Mortadelo…, había que estrujar a la gallina de los huevos de oro. Otros personajes de autores rivales, como Zipi y Zape, Anacleto, agente secreto, Las hermanas Gilda, Carpanta o Sir Tim O’Theo también triunfaban…, pero la comparación con Mortadelo y Filemón era inviable. Una era, definitivamente, ida. “Todo eso acabó, los tebeos han desaparecido. Hubo un tiempo en el que en los quioscos veías decenas de colecciones. En la historieta realista estaban El Capitán Relámpago, El Capitán Tormenta, El Capitán Trueno… ¡Cada fenómeno atmosférico tenía su propio capitán en forma de tebeo! Y en la cosa cómica, el Pulgarcito, el DDT, el Tio Vivo, el Din Dan, había una cantidad tremenda de títulos y personajes. Hoy no hay nada. Ha desaparecido todo. Sólo han quedado las revistas esas, ¿cómo les llaman? Románticas. De autores de tebeos sólo quedamos Jan, que hace el Superlópez, y yo. Pero de mi época, sólo yo, claro, no queda nadie, coño. Me he quedado solo. Es un poco triste”.

–Bueno, yo no diría que es el último superviviente de los tebeos clásicos; usted es más que eso, es el último superviviente de toda una época y de toda una forma de cultura popular. Usted hizo reír al franquismo, al antifranquismo, al tardofranquismo, al posfranquismo, a la Transición, a la democracia…
–¡Je, je, je! Sí, es un poco así, sí. Y la verdad es que guardo buenos recuerdos de aquellos primeros años, a pesar del franquismo; coño, hoy mucha gente dice: “Qué horror, qué mal está todo”. Pero yo les diría: “Joder, pues menos mal que no tuvisteis que vivir el franquismo, que aquello sí que…”. Pero da igual derecha que izquierda, yo he hecho reír igual a todos. Y también les he metido en las historietas, pero con cuidado, ¿eh?, sin intención de molestar.

–Y además, siempre tocando temas de actualidad. En ese sentido, ha sido usted en cierto modo un poco periodista, ¿no?
–Pues sí, pero estoy pensando que voy a dejar este sistema. Es que en un periódico, pum, pasa algo hoy y mañana ya sale publicado. Pero aquí no, a mí hacer un álbum me cuesta dos meses, entre que lo dibujas, lo entintas, lo mandas a imprimir, etcétera. Así que cuando eso sale a la calle, aquel suceso del que he hablado a lo mejor ya no interesa porque mientras tanto han ocurrido 28.000 cosas más. O directamente el personaje en cuestión se ha ido de este mundo. Una vez hice un álbum que, parodiando lo de El señor de los anillos, se tituló El señor de los ladrillos. El protagonista era un señor muy gordo que vivía en Andalucía y que tenía un equipo de fútbol y un caballo que se llamaba Imperioso…, y cuando estaba en las últimas páginas una mañana veo en el periódico que se ha muerto. ¡Hostia, que se ha muerto! Y ya no lo saqué, claro.

A punto de los 79 años –los cumplirá en marzo–, “a lo que uno aspira es a no molestar demasiado a los demás”, sostiene Francisco Ibáñez, que se esfuerza en quitar hierro a la cosa y en no salirse de madre con respecto a la trascendencia a su obra: “El trabajo mío nunca ha sido de crítica social, económica o política; nada de eso, para eso ya están los que hacen los chistes de los periódicos, que por cierto lo hacen magníficamente, aunque poco a poco también esa tradición va desapareciendo. Yo he hecho y hago historietas. Y les gustan. Los chisteros de la prensa hacen a la gente reflexionar sobre la realidad. Yo les hago evadirse de la realidad”.


Ibáñez, en su mesa de trabajo. “Durante años hice 20 páginas de tebeo a la semana”, recuerda. / CATERINA BARJAU

Mucho más guionista que dibujante según su propia apreciación de sí mismo, hay algo que le llama la atención: la endémica escasez de buenos contadores de historias en un país que, asegura, en teoría está especialmente dotado para ello. “Hoy ya no hay buenos guionistas. Y me choca, coño, vivimos en un país de gente graciosa, tú vas a una reunión y siempre hay el típico tío con una memoria prodigiosa que te cuenta 48 chistes con una gracia que te despatarras de risa, pero yo no sé qué pasa que luego a la gente le das un lápiz y le pones delante de un papel y ¡pssssst! Y es una cosa general, yo creo que en el cine y en la televisión también pasa esto. Y en la literatura. Hay gente con un estilo literario tremendo…, pero un coñazo. Yo creo que Harold Bloom exagera cuando dice que desde Beckett no hay nada nuevo…, pero es verdad que yo ahora mismo no encuentro nada que me interese demasiado”. Y prosigue en su reivindicación a ultranza de los contadores de historias: “Yo nunca he sido un buen dibujante, ¿eh?, a veces me dicen: ‘Mira, Ibáñez, el dibujante’; y no, a lo sumo Ibáñez, el historietista. Hay gente que sí, que hace viñetas que podían colgarse en el Museo del Prado, o en el Louvre, o en la National Gallery, a mí se me cae la baba viendo lo que hacen. No es mi caso. Pero en cambio, a mí se me han dado siempre bien los guiones, contar historias. Y eso es muy dificilillo, ¿eh? Lo más importante en una historieta es el guion, es lo que atrapa al público. Tú puedes dibujar una página bestial, imponente, barroca, magnífica, pero si el guion no engancha, eso no funcionará. Lo que pasa es que después de 60 años… los temas se agotan. Antes cogías un lápiz y un bloc, te inventabas cuatro sketches y cuatro gags, los ligabas y tenías la historia. Ahora te pones delante del papel en blanco y te preguntas: ‘¿Y qué pongo?”.

Cuando toque corneta la evidencia del paso del tiempo y la llegada del descanso, a Ibáñez le quedarán sus criaturas, lo inventado, lo plasmado en papel y lápiz, tantas mañanas, tantas tardes y tantas noches a bordo del tablero de dibujo. Y más cosas, pero sobre todo una: sus lectores, los de antes y los de ahora, los de siempre, incluidos esos padres que compran tebeos a sus nenes para leerlos ellos. Recuerdos, homenajes al público: “Cuando empecé a hacer sesiones de firma de libros casi todos los que venían eran niños; ahora eso ha cambiado mucho, yo me atrevería a decir casi que vienen más adultos que niños, qué curioso, ¿verdad? Vienen médicos, abogados, arquitectos… y me cuentan cómo, algunos días de esos de nubarrones en la cabeza, se meten por la noche en la cama y cogen un albumito de los míos y acaban el día felices. Yo a veces pienso que a Mortadelo y Filemón los deberían vender en las farmacias, en tubitos, como somníferos”.

Se ve caer ya la tarde frente a la ventana de Francisco Ibáñez, por donde muere la Gran Vía y por donde Barcelona enciende sus luces. Debajo de su casa hay un bar de los de siempre y con lo de siempre, Los Porrillos, se llama, que ya es llamarse. Allí se acodará Ibáñez junto a Mortadelo y junto a Filemón Pi, el putilla y el eterno perdedor. A tomar algo y a preguntarse cosas. Cosas como por qué los vejestorios (o jovenzuelos) gerifaltes de la alta cultura nunca pudieron con los tebeos. “Ha habido siempre un desprecio total hacia los tebeos por parte de la alta cultura; yo me acuerdo de una vez que mi editor me hizo ir al Café Gijón a un encuentro de los autores más vendidos. Yo le dije: ‘No me jodas, ¿qué pinto yo en el Gijón, tú sabes qué autores estarán allí?’. Y bueno, bah, al final fui. Y todavía me acuerdo de ver cómo pasó delante de mí aquel autor de teatro, Buero Vallejo, y me miró como diciendo: ‘Pero ¿qué hace este desgraciao aquí?’. ¡Qué caras ponían al verme!”.

Pero oigan: que le quiten lo bailao, que levante el dedo el que haya vendido en este país más libros que Francisco Ibáñez. Que levante el dedo el que haya propiciado más nuevos lectores que él. Que se levante y se reivindique quien crea que ha llegado a más corazones que Mortadelo.

El Pais Semanal 11.01.2015 nº1.998