jueves, 4 de diciembre de 2025

MARVEL HÉROES Las historias jamás contadas de Spiderman

Un manifiesto necesario:

Detrás de Las historias jamás contadas de Spiderman

JULIAN M. CLEMENTE

A MEDIADOS DE LOS AÑOS NOVENTA, EN RESPUESTA A LA DESNATURALIZACIÓN QUE LLEVABA PADECIENDO EL GÉNERO SUPERHEROICO DESDE EL COMIENZO DE LA DÉCADA, SURGIERON UN PUÑADO DE OBRAS QUE APUNTABAN HACIA EL RESCATE DE LAS ESENCIAS. SPIDERMAN, COMO TANTOS OTROS ICONOS QUE HABÍAN SIDO GRANDES EN EL PASADO, NO ERA INMUNE A LOS EFECTOS NOCIVOS DE LA ÉPOCA, PERO LOS LECTORES ENCONTRARON, A TRAVÉS DE UN PEQUEÑO CÓMIC QUE NO LLEGABA A COSTAR UN DÓLAR, EL REFUGIO DESDE EL QUE RECORDAR LOS VIEJOS TIEMPOS Y SEÑALAR CÓMO DEBÍAN SER LOS NUEVOS. UNTOLD TALES OF SPIDER-MAN SE CONVIRTIÓ ASÍ EN LA SORPRESA MÁS AGRADABLE DEL MOMENTO.



El estímulo para que, en el verano de 1995, surgiera Untold Tales of Spider-Man hay que buscarlo un año antes, con la inesperada publicación de Marvels. Se trataba de una miniserie de cuatro números en formato de lujo en la que los entonces desconocidos Kurt Busiek y Alex Ross detallaban la historia del Universo Marvel, desde su nacimiento y hasta la muerte de Gwen Stacy, con una perspectiva y un estilo únicos que sorprendió a un fandom ahito de comics con sentimiento y consciencia de sí mismos y del género en que se movían.

El éxito dio alas a la editorial para producir productos similares, con un componente muy nostalgico y viñetas pintadas de estilo fotorrealista, en lugar de dibujadas, que eran los componentes superficiales de Marvels. Ninguno de ellos llegó a alcanzar la calidad del modelo original, pero la efervescencia del momento sirvió para lanzar la carrera de Busiek, un tipo que llevaba toda la vida trabajando en tareas editoriales dentro del Bullpen y escribiendo números de relleno en los que nadie se fijaba.

Entre los encargos que recibió, se encontraba uno de esos proyectos pictóricos retro, que consistía en una miniserie de tres números impresos en papel de calidad bajo el evocador titulo de Amazing Fantasy.

El nombre recordaba la cabecera en cuya última entrega había debutado Spiderman, y cuya numeración retomaba la miniserie, con el objetivo de llenar el hipotético hueco que existía entre el nacimiento del Trepamuros y la llegada de su serie mensual. Busiek abordaba aspectos enciclopédicos, en los que nadie había pensado, como cuál era la raíz de la animadversión de Flash Thompson hacia Peter Parker o de Jonah J. Jameson hacia Spiderman, y presentaba al primer villano al que había hecho frente el Lanzarredes, un tipo llamado Lanzallamas, en la línea de las  amenazas con alguna clase de elemento tecnologico añadido, que eran tan comunes en el personaje.

Pero por encima de todo, Amazing Fantasy era una declaración de amor hacia el Trepamuros, que se metía en la cabeza de Spidey, en sus dudas y en sus sinsabores, para señalar el camino que le llevó a convertirse en un gran héroe. Al contrario que otros autores, como J. M. DeMatteis, que tildaban a Peter Parker como el representante del hombre común, Busiek recordó la verdad que estaba en los cómics de Stan Lee y Steve Ditko, que Peter es un empollón, un huérfano y un tipo superinteligente: características que separan a alguien del resto. "Es un personaje con el que casi cualquier chaval marginado puede empatizar, porque está al margen, no se coloca entre la multitud y sus poderes solo lo hacen más extraño", añadió. "No está inmerso en el mundo de los héroes, como Los Cuatro Fantásticos o Los Vengadores, por lo que tiene una perspectiva humana de las cosas, pero al

mismo tiempo tampoco está en la vida normal de un adolescente. Eso le convierte automáticamente en un extraño donde quiera que vaya".

En paralelo a la publicación de Amazing Fantasy, Marvel buscaba atraer nuevas generaciones de lec-tores, ante la perspectiva de que los especuladores que habían alegrado el comienzo de la década ya no estuvieran ni pensaran volver. Una de las iniciativas al respecto consistió en lanzar una línea barata, a noventa y nueve centavos cada ejemplar, con aventuras autoconclusivas o que como mucho tuvieran dos episodios de longitud, libres de conti-nuidad, siguiendo un mantra que circulaba por los despachos, y accesibles para cualquier aficionado, especialmente el novato. Spiderman debía protagonizar una de las series de esa línea, pero dado que el personaje estaba enfangado hasta la máscara a causa de la interminable saga con el regreso del clon, se decidió que transcurriera específicamente en los años de Universidad.

Busiek supo de la existencia del proyecto a traves de otro guionista, que había rechazado la oferta de escribirlo. Llamó al editor Tom Brevoort para preguntarle como era posible que se atrevieran a poner en marcha algo así sin contar con él. Brevoort, que conocía lo bien que se manejaba el guionista entre números atrasados, le encargó una propues-ta. A vuelta de las vacaciones de Navidad, Busiek se presentó en el Bullpen con el recorrido de lo que fueron los seis primeros números. Allí, se salió del planteamiento original. Las historias no estaban ambientadas en la época universitaria, sino en los primerísimos tiempos, porque el guionista sentía que era allí donde había mucho por explorar. ¿Cómo se tomaron Flash, Liz y otros chicos del Instituto Midtown que Peter se pusiera a sacar fotos de Spiderman para el Daily Bugle? ¿Cuál fue la reacción de Tía May cuando su sobrino dejó de llevar gafas?

¿Fue Peter al oculista, a riesgo de que este descubriera sus poderes? ¿El Profesor Warren del Midtown tenía algo que ver con Miles Warren, el hombre que se convirtió en El Chacal? ¿Por qué Stan Lee cambiaba de vez en cuando el apellido a sus personajes? Detrás de cada pregunta había una nueva historia.

En la Oficina Arácnida les encantó el concepto y contrataron a Busiek. La serie ya tenía asignado un dibujante, Pat Olliffe, que llevaba en Marvel desde el comienzo de la década sin destacar por ningún trabajo en especial, pero con un toque clásico que recordaba al de Ron Frenz en sus tiempos de The Amazing Spider-Man, aunque él señaló a Rick Leonardi como su mayor influencia. Había hechouna magnífica ilustración promocional, con Peter y Gwen en primer término, que respondía a la orientación original de la cabecera. El título también estaba ya determinado. Se llamó Untold Tales of Spider-Man, algo que a Busiek le pareció un error.

Consideraba que los lectores iban a recibir el mensaje equivocado de que aquel era un cómic para los que ya leían todas las series arácnidas pero todavía necesitaban una dosis más. Propuso varias alterna-tivas: Spider-Man: The Web-Slinger, Spider-Man:

The Wall-Crawler, Spider-Man: Friendly Neighbor-hood Superhero, Spidey... La que más le gustó fue Friendly Neighborhood Spider-Man, sugerida por su amigo Karl Kesel, pero en Marvel no aceptaron ninguna.

Untold Tales of Spider-Man #1 salió a la calle con fecha de portada de septiembre de 1995. Fue un inmediato éxito de crítica. Brevoort se enorgulleció de que las publicaciones especializadas estuvieran diciendo que era el mejor cómic de Spiderman que se producía en ese momento, o que incluso algún entusiasta afirmara que era el mejor comic Marvel del año. Faltaba por saber si la recepción de los aficionados iba a ser igual de entusiasta. Estos contaban con dos niveles de lectura. En la superficie, Untold Tales podía disfrutarse de manera autónoma, pero quien conociera los cómics de Stan Lee y Ste-ve Ditko se encontraba con fascinantes piezas de un puzle que encajaban en la continuidad clásica


con milimétrica exactitud, al tiempo que la expandían con nuevos personajes secundarios y villanos.

No solo no había contradicción alguna con el canon establecido, sino que este se reforzaba. El editor de la línea arácnida, Glenn Greenberg, presumía de que aquellos eran los episodios perdidos de Ama-zing, que aparecían más de treinta años después para rellenar los huecos, mientras que Busiek optó por la analogía con Peter Parker, The Spectacular Spider-Man. "En esencia, es como si Spectacular hubiera empezado a publicarse en 1964, en lugar de diez años después", explicó. "Igual que sucedía cuando Spectacular era el segundo y último título arácnido, nuestra colección debe ir paralela y hacer referencias a lo que ocurre en Amazing, pero contando aventuras independientes. La gran diferencia es que nosotros nos colocamos en paralelo a cómics publicados hace treinta años".

Busiek no solo buscó el paralelismo con Amazing, sino también con el resto de las series de la Edad de Plata, un cuidado que se traslucía en la presencia de invitados especiales, desde Ojo de Halcón a La Patrulla-X, sin olvidar a La Antorcha Hu-mana, el gran amigo de Spidey de aquella época.

Todos ellos fueron situados cronológicamente en el momento propicio. El conocimiento de las siguientes décadas de aventuras aracnidas permitia también añadir personajes que todavía no habían aparecido

en aquella época, pero que iban a desempeñar un lugar importante en la construcción del mito. Fue el caso del Capitán Stacy o de Mary Jane.

Untold Tales también creó sus propios secundarios, como Tiny McKeever, un grandullón que se burlaba de Peter al estilo de Flash pero que evolucionó a lo largo de la serie, o una tal Sally Avril, la chica que en la segunda viñeta del Amazing Fantasy #15 se negaba a acompañar a Peter a la exhibición en la que a él le picaba la araña radiactiva. El guionista demostró que incluso en un título que se cons-truia retroactivamente habia hueco para la sorpresa, a través del personaje de Sally. También cumplió con una promesa que había hecho Greenberg en el texto editorial del primer número, donde aseguró que los eventos de la serie podían llegar a ligarse con los de las historias modernas. Fue así cómo el debut de un nuevo villano, llamado Atardecer, en el Untold Tales Annual '97, tuvo continuación en el Amazing Annual '97, publicado poco después, pero con una diferencia cronológica de varios años tanto en lo que a Spiderman como a su enemigo se refería.

La continuidad para el guionista era la crema, mientras que la aventura en si misma constituía el bizcocho de la tarta. Busiek trató de narrar historias que se sostuvieran por sí mismas. Tenía tramas pensadas al menos hasta el Untold Tales #50

USA, en que se hubiera dedicado a explicar qué es lo que estaban haciendo Peter y sus amigos durante la primera llegada de Galactus a la Tierra, y en las entrevistas afirmaba disponer de ideas hasta la muerte de Gwen Stacy, pero el destino comercial de la cabecera no fue tan amable con él. La línea barata no resultaba rentable para los libreros, que apenas pedían ejemplares, de manera que Marvel optó por abandonar la iniciativa. El Un-told Tales #25 USA, un maravilloso episodio en el que Peter visitaba el campus de la Universidad Empire State en una jornada de puertas abier-tas, fue el último. Un esquema final permitía situar cada número de la colección entre los episodios clásicos de Amazing, lo que invitaba a la relectura conjunta. En la Oficina Arácnida llenaron el hueco con un nuevo volumen de Marvel Team-Up, que dibujó Olliffe en sus dos primeros números, pero no escribió Busiek. Posteriormente, el artista recaló en Spider-Girl, signo de que estaba más que asociado con la visión en clave nostálgica. Por su parte, el guionista trataba de escapar del encasillamiento en ese tipo de proyectos. La Casa de las Ideas había comenzado un ambicioso retorno a sus esencias, de manera que le escogió como la persona apropiada para relanzar The Avengers y Iron Man, lo que complicaba extraordinariamente su agenda. Ello no impidió que, ya un año más tarde, se embarcara en Untold Tales of Spider-Man:

Strange Encounter (1998), un especial dedicado a narrar el primer cruce entre Spidey y el Doctor Extraño. Fiel a sus principios, Busiek dedicó el cómic a explicar un detalle tan nimio como que Flash Thompson viera la forma astral del mago en el Amazing Annual #1 USA.

Untold Tales of Spider-Man todavía habría de volver una vez más... casi tres lustros después. Fue en The

Amazing Spider-Man Annual #37 USA (2010). El entonces editor de la franquicia, Stephen Wacker, un tipo muy consciente de la historia del personaje, consiguió reunir al equipo de Busiek y Olliffe para una aventura muy especial, que giraba alrededor de la noción de que, dentro del Universo Marvel, los superhéroes tenían sus propios tebeos oficiales, como era el caso de Los 4 Fantásticos. ¿Y qué ocurría con Spidey? Parecía una historia fabricada a medida de los Untold Tales, y Busiek y Olliffe la acometieron como si no hubieran pasado todos esos años.

Pero habían pasado, y el recuerdo de aquella modesta operación nostálgica empezaba a desdibujar-se. Dan Slott no la tuvo en cuenta, cuando llevó acabo The Amazing Spider-Man: Learning To Crawl, una miniserie también ambientada en la primera época del Trepamuros, pero donde introdujo tecnología del siglo XXI e ignoró todas las aportaciones de la serie de Busiek y Olliffe. Curiosamente, cuando Slott anunció su marcha de Amazing, manifestó que tal vez podría hacer un revival de Untold

Tales, señal de que, por más que mirase para otro sitio, era consciente de su valor.

En su momento, Amazing Fantasy fue publicado en España mediante un volumen en tapa blanda, mientras que Untold Tales of Spider-Man llegó en formato grapa, de forma íntegra, con todos sus especiales y derivados. Ya en 2004, llegó a recopilarse, sin el prólogo de Amazing Fantasy, en un coleccionable de seis entregas que coincidió con el estreno de Spider-Man 2. Esta nueva edición recupera el proyecto en su totalidad, con prólogos y secuelas, al tiempo que reivindica su trascendencia. Nacido como un tributo a aquel cómic revolucionario que fue The Amazing Spider-Man en sus primeros tiempos, Untold Tales también nos muestra cómo deben ser los cómics del Hombre Araña para alcanzar la verdadera esencia del personaje.

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