Debo confesar que me acerqué a GIRL con cierto escepticismo. Estaba a punto de retirarle el saludo a Peter Milligan (como lector, por supuesto) cuando ha aparecido esta miniserie de tres números bajo el gracioso sello Vertigo Vérité, una miniserie que confirma que Milligan tiene su cerebro creativo dividido en dos lóbulos: uno alimenticio
(MAGNETO, LAS NUEVAS AVENTURAS DE CÍCLOPE Y FÉNIX) y otro indagador, travieso. El caso es que, aunque seguí completo su SHADE, THE CHANGING MAN, que cuando era bueno era lo mejor y cuando era malo daba asco, creía a Milligan ya un poco echado a perder, al igual que buena parte de la cofradía británica, y no digamos la oferta de Vertigo. Pero GIRL me ha hecho reencontrarme con un autor repleto de energía, ideas y osadía para plantear nuevas posibilidades y tentar fórmulas.
La anécdota no es especialmente importante en la trama de GIRL, que gira alrededor de la peripecia vital de Simone Cundy, una quinceañera desplazada e inadaptada a la sociedad y la familia en lo que antes se llamaba un barrio humilde y ahora, con más precisión, describimos como un agujero de mierda (todo esto combinado con cierto asesinato misterioso que, a la postre, resulta por completo intrascendente). Dicho así, no parece que estemos ante una obra especialmente innovadora, pero basta con mirar las variedades de ficción que ofrecen las viñetas habitualmente, en ésta y en las últimas décadas, para comprender que GIRL, sólo por existir, casi sin pretenderlo, rompe arquetipos y profundiza en escenarios y personajes apenas tratados en los tebeos. Escenarios y personajes que, sin embargo, deberían ser el pan nuestro de cada día si éste no fuera un medio embrutecido por los superhéroes y abandonado a los fanboys. Dicho de otra manera : GIRL nos recuerda que en los tebeos se puede hablar de la vida sin recurrir a las alegorías cósmico-mitológicas. Es decir, hablando de hecho de la vida, como hacen las personas adultas y normales.
Y, sin embargo, GIRL no es un tebeo autobiográfico o costumbrista, al uso de los de Fantagraphics o Drawn & Quarterly, ni tampoco encajaría en un álbum al estilo europeo, y ni siquiera podría pasar pormanga, aunque tal vez fuera bajo esa bandera bajo la que menos desentonaría. GIRL es un producto aparentemente original que llega desde otro planeta, desde otra manera de ver los tebeos, desde una forma de hacer historietas significativas y a la vez divertidas que tiene sentido dentro de la sociedad real, y no dentro de las catacumbas de los fabricantes de comic books.
Por supuesto, buscando referencias es ineludible mencionar TRAINSPOTTING. Por la tramoya, por el tono, por el humor negro (articulado a través de las muertes cada vez más grotescas del perro, el padre y el sobrino recién nacido de Simone, y goloso de chistes escatológicos), por los diálogos con acento escocés ("Wha di fingbout wha ?").
Pero Milligan no hace imitación de otras artes, sino un severo ejercicio de historietis-mo. Básicamente, plantea GIRL como una narración psicológica que avanza mediante el contraste de dos tipos diferentes de secuencias. Unas son las que están gobernadas por el monólogo interior de Simone, y normalmente carecen de diálogos, o estos ocupan una posición subalterna. Las otras son las que sólo utilizan los diálogos, renunciando a monólogos y textos de apoyo. Al ponernos en el punto de vista de la protago-nista, Milligan puede desarrollar un astuto juego de ambigüedad y equívoco absolutamente necesario para la historia que quiere contarnos. Simone está un poco mal de la cabeza e imagina cosas, ¿o no? Al fin y al cabo, sólo conocemos la versión que cuenta la chica. Por otra parte, al alternar las escenas introspectivas con las de diálogos desnudos, aligera el relato y establece el escenario naturalista adecuado para explotar las toneladas de humor negro que ofrece GIRL.
Que estas dos piezas encajen y giren perfectamente la una alrededor de la otra, haciendo exitoso el artificio narrativo, es mérito singular de Duncan Fegredo, a quien no he mencionado hasta ahora, en parte por el respeto que me impone su trabajo, uno de los más brillantes que he visto en años. En muchos años.
Yo sólo conocía al Fegredo de KID ETERNITY (se me habían pasado por alto MILLENIUM FEVER y ENIGMA), así que la sorpresa ha sido mayúscula. Fegredo, alejado de las pinturas, tiene un sólido trazo de tinta vital que impregna a GIRL de la "sucia limpieza" que es precisamente el aspecto que necesita el tebeo. En realidad, GIRL parece concebida para el blanco y negro, pero, gracias a Dios, el extraordinario colo-reado, plano y atmosférico, que lleva a cabo Nathan Eyring no hace sino resaltar las muchas virtudes del dibujo. Intuitivas combinaciones de línea y masas de negros, sabiduría para dotar cada cuadro del detalle realista o deformado que pide el guión son sólo un par de sus más notables rasgos. Fegredo en GIRL pinta un mundo a la vez desmadejado y efervescente. Como su misma heroína, su estilo es rabioso, energético y a la vez bonito. En suma, enorme.
Pero Fegredo es más que un gran dibujante, es además un excelente historietista. Domina gran variedad de planos y sabe componer la escena. Su narrativa es brillante. Para abrir y cerrar las escenas utiliza con profusión viñetas al ancho de página, franjas que hacen a la vez de marco para cada secuencia y de bisagra con la siguiente. La planificación de la plancha es conscientemente asimétrica, y sin embargo por completo equilibrada. Así, el continente refleja el contenido, y el arte imita a la vida.
Es todo demasiado palpable, demasiado genuino y a la vez demasiado provocador para los lectores habituales de DC (sí, incluso para los sensibles lectores de SAND-MAN o los hombretones aficionados a PRE-ACHER), así que me temo que a GIRL y a su humor descontrolado (el colofón de las tres últimas páginas, aún más, del último recuadro de texto de la última viñeta, es profundamente genial), un humor que no va acompañado de narizotas y ojos grandes (jeh! ¡se puede hacer un tebeo de humor sin caricaturas y sin repetir los convencionalismos del "género de humor"!) va a ser ampliamente incomprendido. Lo cual lleva a preguntarse : ¿quién coño está autorizando en una empresa como DC la publicación de estas cosas? Esperemos que tarden en identificarlo y despedirlo.
Trajano Bermudez
U, el hijo de Urich #1. Noviembre de 1996




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