domingo, 2 de noviembre de 2025

Reimaginar la pieza que faltaba

Factum digitaliza el patrimonio, de pinturas rupestres a cuadros renacentistas, y ha trabajado con la Fundación Prada, el CSIC o el Gobierno egipcio.

Texto Ana Fernández Abad

La mayor amenaza hoy en día para el patrimonio cultural es la guerra. El mayor destructor de patrimonio fue la Segunda Guerra Mundial; los bombardeos aéreos indiscriminados acaban con muchas vidas humanas y con mucha cultura", sostiene Adam Lowe. Nació en Oxford en 1959 y allí estudió en la Ruskin School, la facultad de Bellas Artes de esa ser artista, pero acabó fascinado por la tecnología y en 2001 creó -con los españoles Manuel Franquelo y Fernando García-Guereta- Factum Arte, una compañía que trabaja con artistas contemporáneos como Anish Kapoor o Marina Abramovic, y también especializada en la digitalización de patrimonio cultural.

Factum Foundation ha recibido este año el premio ADN Fórum. Adam Lowe (a la izquierda-abajo) es su fundador y director. Algunos de sus trabajos: Las bodas de Caná, de Veronese, en su emplazamiento original en Venecia; el Coloso de Constantino, recreado para los Museos Capitolinos; el facsímil de la Dama de Elche para el MARQ de Alicante; la reconstrucción del San Juanito de Miguel Ángel y la digitalización de la tumba del faraón Seti I.
Fotos: Oak Taylor-Smith / Factum Arte


Con escáneres 3D y fotografía de precisión abordaron su primer gran encargo patrimonial, la creación de un facsímil de la tumba del faraón Seti en el Valle de los Reyes, en el que contaron con el apoyo del Gobierno egipcio. Realizando estas copias, argumenta, contribuyen a reconstruir obras perdidas -como el Coloso del emperador romano Constantino, una escultura monumental de la que solo se conservaban fragmentos y que recrearon respaldados por la Fundación Prada y los Museos Capitalinos- y a evitar la desaparición de otras, desde pinturas prehistóricas a códices medievales o lienzos renacentistas. "Al mismo tiempo que estábamos haciendo la tumba de Seti trabajamos con unos petroglifos en el Amazonas, luego en los sitios nabateos de Arabia Saudí... Todos esos lugares están en peligro", explica Lowe, "la cueva sagrada de Kamukuwaká, en el Amazonas, fue vandalizada y nosotros mostramos cómo se puede restaurar digitalmente y reproducir físicamente un objeto idéntico al que existía antes de ese acto de vandalismo. Fue un punto de inflexión, muchas personas que estaban en contra de las copias pudieron ver que esa postura es un prejuicio". En 2009 crearon Factum Foundation para hacer énfasis en esa preservación, y este año han recibido el premio ADN Fórum, que destacó "su innovador enfoque, que combina la tecnología más avanzada con la artesanía para garantizar que el patrimonio mundial sea accesible y esté protegido para las generaciones futuras".

Su sede está en el barrio madrileño de San Blas, y entre los equipos de Factum Arte y Factum Foundation trabajan unas 70 personas. Con cada encargo plantean nuevas preguntas. Lowe lo explica poniendo el ejemplo de Las bodas de Caná de Paolo Veronese, un óleo sobre lienzo pintado entre 1562 y 1563: "Fue crucial para nuestra trayectoria y no ha dejado de generar interés. Este año se casó allí, en San Giorgio Maggiore, Jeff Bezos. No hay duda: el original, muy restaurado, está en el Louvre. Pero no se puede ver bien, está colgado a una altura incorrecta, con una luz equivocada, dentro de un marco y justo frente a la Mona Lisa. Y esa obra fue pintada para ser contemplada en silencio cada día por los monjes en el refectorio. Con el facsímil que hicimos, se puede ver en el edificio para el que fue pintada, y eso transforma por completo el cuadro, que entra en diálogo con la arquitectura y regresa a la vida. Para mí, lo más importante fue que la gente empezó a decir: "No hay duda de que la pintura del Louvre es la original, pero la experiencia de ver el facsímil en el refectorio es mucho más auténtica. Esto hace reflexionar: "¿qué es lo que ves cuando miras una imagen?".

Colocando las piezas que faltaban han mostrado el aspecto de obras que no sobrevivieron los vaivenes de la historia, como el San Juanito de Miguel Ángel, destruido durante la Guerra Civil. Porque con su trabajo no dejan de plantear cuestiones que tienen que ver con la evolución del mundo y de las sociedades, como las implicaciones del turismo de masas o el cambio climático en la conservación del patrimonio: "Son grandes amenazas y generan dudas. El turismo juega un papel importante, por ejemplo en Egipto. Luxor necesita a los visitantes, el dinero que traen. Pero a la vez esas tumbas no fueron construidas para ser visitadas. Duraron 3.500 años en un estado casi perfecto, pero dese el siglo XX han sufrido mucho".

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