lunes, 24 de noviembre de 2025

Catálogo de la exposición de Calvin y Hobbes



WILD HUMOUR / HUMOR SALVAJE

Cuando la historieta ya ha desenvuelto infinidad de recursos y técnicas -gráficas, narrativas, de seducción- resulta extraordinariamente estimulante verte enganchado a una tira cómics como "Calvin y Hobbes". Su autor Bill Watterson, sin hacerse notar de una manera ostentosa, ha enriquecido cada uno de los detalles del dibujo, dotándolos de una precisión que agradecen los sentidos de la lectura y la visión. En cierta forma, con "Calvin y Hobbes", la tira cómica se convierte, con sus limitados medios y con un impacto rápido y contundente, el otra cosa más que un "género", en una instantánea, en un foto-reportaje, en la cual el ingenio, la sugerencia, la mordacidad y el humor se combinan en una fracción de segundo y una fuerza acertada: el dibujo y el guión se fusionan en una secuencia única e inseparable, como un rayo.
Watterson mantiene la tensión de una instantánea a otra, de una tira a otra, lo que permite abordar una visión de conjunto, integrada por episodios puntuales; poco a poco, toma forma, lentamente, a partir de visiones parciales, actitudes y caracteres.
"Calvin y Hobbes" es una tira cómics característica de los años 80. No hay planteamientos ni inquietudes psicológicas ni preocupaciones sociales o políticas.
Los aspectos que abordan Schulz en "Peanuts" o Quino en "Mafalda" quedan lejos, (los referentes de tiras de cómics de "niños" más próximo al lector español). De la misma forma también queda fuera de toda intención de crítica social o de sátira, para concentrarse en el retrato "consumista" y humorístico de una familia de hijo único, donde el tema central es simplemente el mundo infantil, básicamente interior, y toda su riqueza espontánea.
Calvin es un niño que vive inmerso en su propio mundo, construido a partir de las fantasías de su experiencia y de las que les bombardean desde la televisión. El compañero de Hobbes, un tigre de felpa, cobra vida desde la imaginación de Calvin, que es capaz de animar y de transformar todo su entorno. Las situaciones conflictivas (en la escuela cuando se aburre y no está atento, al cenar con sus padres cuando no le gusta la comida -especialmente el plato de pasta- y sus padres le obligan a comer o a comportarse en la mesa, en el momento de irse a dormir con la excusa de que hay monstruos, ect.), la vida en Calvin mediante aventuras que él imagina en su cabeza de una manera efectiva y sustitutoria de la realidad: el es un sanguinario dinosaurio, un audaz piloto de guerra, un héroe del espacio que lucha contra perversos y crueles alienígenas, contra criaturas monstruosas, o es simplemente una mosca que revolotea alrededor de la comida campestre de su familia un domingo cualquiera. De esta forma en la que el niño Calvin se enfrenta a la realidad, haciéndola más divertida y más soportable, todo sacándolo de las "desgracias" viviéndolas como aventuras irrepetibles.
En sus juegos manifiesta la crueldad de la impotencia infantil y se convierte en un gigante destructor o un implacable "dios exterminador": las referencias de Calvin provienen sobretodo de la televisión, películas de marcianos, de terror, de monstruos y dinosaurios. Series y dibujos animados han sustituido en gran medida los comics que sus padres leyeron, pero su imaginación es siempre fértil y le permite seguir siendo un infante terrible, un chico más que travieso, casi un perverso, que necesita jugar constantemente a pesar de las circunstancias. La vida es un juego eterno que incita y espolea la creatividad en clave destructora: es la aproximación del niño al mundo que le envuelve.
En Calvin y Hobbes nos identifican, recordando también nuestras propias reacciones y fechorías infantiles (y no tan infantiles), todo lo que el adulto también se identifica con los atribulados padres que se ven casi siempre desbordados por la inventiva de su hijo.
Calvin posee en Hobbes (ser inanimado para el resto de los mortales, pero para Calvin un ser vivo y pensante) su alter-ego, un hermano que no tiene y desea: el hijo único se propone tener un hermano de juegos que conjure su soledad. (Soledad para toda una generación de hijos únicos, dadas las menguadas tasas de natalidad). El tigre Hobbes es diferente, complementario de Calvin. Como en todas las parejas de personajes clásicos, Hobbes a pesar de ser "el animal" supone equilibrio y ternura, es el complice pero también a la vez una cierta consciencia que a veces incluso habla con dosis de cordura (la que el mismo Calvin tiene sin asumirla directamente).
Bill Watterson ha descrito de una forma profundamente humana y con un humor salvaje y desbocado, el mundo tan estrujado de los niños traviesos, que es el mundo real e irreal de todos los niños.
Precísamente de esta forma de vivir la vida desde la improvisación, desde la imaginación y desde la creatividad es como un toque de atención a la sociedad "yupi" de los 80, a la decadencia a la que asistimos, aunque las fórmulas conservadoras las cuales aún perduran.
Santiago B. Olmo







Catálogo dedicado a la exposición "Calvin y Hobbes", en el 10º Saló Internacional del Comic de Barcelona del 6 al 10 de mayo de 1992 en el Born.



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