Un homenaje fotográfico, a veinte años de su muerte, al hombre que amaba el cine y las mujeres.
Y aunque el 21 de octubre se cumplirán veinte años de la muerte del director de cine François Truffaut, y aunque desde entonces él no se ha movido de su tumba en el cementerio de Montmartre, su valoración como cineasta y la opinión sobre sus películas no deja de variar, de revisarse y volverse a revisar en esta ceremonia perpetua de las jerarquías que tanto le gustan a los aficionados al cine. ¿Buster Keaton o Chaplin?¿Ford o Hawks? A la espera de la traducción de la imprescindible biografía sobre Truffaut que escribieron Serge Toubiana y Antoine de Baecque, donde su vida se lee como una novela, asistimos de tanto en tanto a las opiniones de quien dice que Truffaut fue un burgués o de quien dice que Truffaut fue un burgués o de quién se revela contra un cierto academicismo de su puesta en escena, o incluso quien, por el ambiente actual donde se recuperan los valores setenteros, prefiere como contraste las películas de Godard o Cassavettes.
De Truffaut molesta quizá su reconocido amor a los maestros, a la historia del cine que le precedió y le acompañó y que siempre supo que le pasaría por encima, su actitud frente a las películas. Con las suyas nunca pretendió inventar el cine sino prolongarlo. Tampoco sacudir conciencias sino en muchos casos practicar una ceremonia privada. Su independencia, su individualismo, su trabajo casi en familia le permitieron casi siempre hacer la película que le apetecía, es decir, tampoco se vendió nunca como una película que le apetecía, es decir, tampoco se vendió nunca como una víctima de la industria o el comercio, sino poco más que como el hombre que amaba las películas.
Contradictorio en muchos aspectos de su vida personal, apasionado mujeriego, amigo exigente y exigido, bibliófilo empedernido, escritor de cartas casi compulsivo, en cierto modo, un anciano prematura y romántico, la relación de Truffaut con el cine tuvo muchas variantes. Por un lado, perteneció a la primera generación de cineastas cinéfilos pero, sin embargo, respetó muchísimo siempre el instinto de aquel espectador juvenil, caótico, sin otra influencia que su gusto y su pasión por el entretenimiento. Y aunque ejerció de crítico profesional, fueron sus opiniones sobre cine una vez que se convirtió en director profesional las que cobraron un valor bien interesante. Por defender a uno de sus instructores, al director de la Cinemateca Henri Langlois, se involucró de lleno en el mayo del 68. Curiosamente los que entonces, como siempre, permanecieron escépticos, críticos, aposentados en su tribuna de opinión y no bajaron a la calle son los que después repartían los certificados de buena conducta. Pasa siempre. Pero Truffaut tuvo a menudo el suficiente arrojo para quitarle la careta a los falsos e incluso para reconocer sus propias caretas, ficciones o incluso traiciones.
El cine de Truffaut son varios cines diferentes. Por un lado, una serie de películas de estructura muy literaria, algo así como novelas que nunca escribió, melodramas desaforados que van desde Jules y Jim hasta La mujer de al lado pasando por Las dos inglesas, La habitación verde o Adèle H. Por otro lado, películas que aspiraban a ser programa doble, serie B, policiacos herederos del cine negro americano pasados por la lectura europea, cintas como Tirad sobre el pianista, La novia vestía de negro, La sirena del Mississippi, en cierta medida El último metro y, sobre todo, su última película Vivamente el domingo. Cuando rodó este policiaco en blanco y negro, basado en una novela de Charles Williams, muchos se sorprendieron de que eligiera una película así como testamento visual porque ya sabían que le quedaba poco tiempo de vida; sin embargo, era una decisión bien meditada: mejor o peor, quería volver a hacer una de esas películas que disfrutaba como adolescente en los cines de barrio.
La otra línea del cine de Truffaut la componen esas películas que rodó con una estructura muy libre, llenas de apuntes del natural, rabiosamente personales, películas que al día de hoy siguen sorprendiendo por la independencia de criterio, por su construcción más atrevida de lo que aparentan pero, sobre todo, por ser capaces de conjugar su clasismo con una mirada moderna, sentimental, particular. De Los cuatrocientos golpes, La piel suave, Besos robados, El niño salvaje, La noche americana, La piel dura a El hombre que amaba las mujeres. Todas dejan un amplio margen para que los espectadores su suban o no en su viaje, películas que permiten la disensión y la fuga, por supuesto, pero también la declarada complicidad. Porque en eso Truffaut siempre fue radical, el cine era una experiencia individual donde tu emoción habría de ser el único faro.
David Trueba es guionista, director de cien y escritor. Las fotografías de este Portfolio pertenecen al libro François Truffaut (2004), de Robert Ingram y Paul Duncan (ed.), publicado por Taschen. La Fnac, en colaboración con Taschen presenta, a partir del 7 de octubre y coincidiendo con la inauguración de Fnac Plaza Norte (Madrid), la exposición François Truffaut.
FILMOGRAFÍA DE FRANÇOIS TRUFFAUT
1955: Una visita (Une visite)
1957: Los golfillos (Les mistons)
1958: Une historie d´eau
1959: Los cuatrocientos golpes (Les quatre cents coups)
1960: Tirad sobre el pianista (Tirez sur le pianiste)
1960: Tire-au-flac 62 (codirigida con Claude de Givray)
1961: Jules y Jim (Jules et Jim)
1962: Antoine et Colette
1964: La piel suave (La peau douce)
1966: Fahrenheit 451 (Fahrenheit 451)
1967: La novia vestía de negro (La mariée était en noir)
1968: Besos robados (Baisers volés)
1969: La sirena del Mississippi (La sirène du Mississippi)
1969: El pequeño salvaje (L´enfant sauvage)
1970: Domicio conyugal (Domicile conjugal)
1971: Las dos inglesas y el amor (Les deux anglaises et le continent)
1972: Una chica tan decente como yo (Une bella fille comme moi)
1973: La noche americana (La nuit américaine)
1975: Diario íntimo de Adela H. (L´historie d´Adèle H.)
1976: La piel dura (L´argent de poche)
1977: El amante del amor (L´homme qui aimait les femmes)
1978: La habitación verde (La chambre verte)
1979: L´amour en fuite
1980: El último metro (Le dernier métro)
1981: La mujer de al lado (La femme d´à côté)
1983: Vivamente el domingo (Vivement dimanche!)
ClubClutura #4 Otoño 2004
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